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sábado, enero 27, 2007

Continuidad de los parques

(...) Enseguida apareció la señora psicótica del viernes pasado y se sentó al lado mío. Juan Incardona me propuso ir a sentarnos lejos, al fondo pero yo quería filmar cerca del escenario.
Igual, llegó un hombre con un termo y un mate y se sentó al lado de ella y hablaban. Pensé que él era su acompañante terapéutico y que ella no se había olvidado de tomar los antipsicóticos esa tarde, asi que estaba bastante compensada. De hecho, cuando todo terminó se fue sin hacer ninguna manifestación psiquiátrica.
La lectura de Gonzalo Castro estuvo muy buena. Me pareció muy atractivo el tema del libro (Hidrografía Doméstica) que leía: una chica de 10 años que vive sola y que tiene una relación especial con el agua. Y después, el reportaje se centró en la editorial (Entropía) de Castro y eso también estuvo muy interesante. Pero había mucho viento, enseguida se hizo oscuro y yo tenía frío. A veces parecía que se iban a volar todas las cosas. Los eucaliptus largaban miles de hojitas agudas todo el tiempo y los pájaros esta vez volaban muy muy alto. Me puso muy triste. Cuando todo terminó era casi de noche. Eso me puso más triste. (...)

[vía "Viejos son los trapos"]

lunes, abril 10, 2006

Llave en mano

Querido Juan:
Dicen que volviste. Esperamos que hayas triunfado en todas las gestiones editoriales emprendidas. Nosotros, aquí, no tuvimos sosiego. Organizamos, diseñamos, abastecimos, tercerizamos, posteamos, distribuimos, estibamos, contratapeamos, promocionamos, seleccionamos, y esperamos. Ahora es tiempo de que nos digas que has hecho tú por nosotros.
Ah, y el blog. Te devuelvo la administración de las Apostillas. Tras quince días de gestión, puedo decir que éste es, ahora, un blog mejor: más libre, más rico, más prestigioso (nos leen en Wichita, Juan, nos leen en Wisconsin, ¡nos leen en Wyoming!). SMD fue, como suponíamos, de escasa utilidad; VC, de milagro, libró algún comment. Nuestros socios no creen en el poder del byte, Juan. Qué nos importa.
Estando yo ocupado con el posteo, los comments se desmadraron un poco. Loli fue el pan de cada día, samaritana vocación, incluso descuidando su propio, otrora exitosísimo blog. Molina aportando profesionalismo blogger; Romana intratable, demandando tu presencia, Olco yendo muy fuerte, a veces a destiempo; Islalopeña en breves raciones, pero inspirada. Llach linkeándonos, ayudando a batir plusmarcas, y así.
Algunos cambios menores: formatos de fechas, intensidad del gris de fondo, nuevos amigos en los links; y, por supuesto, cantidad de fantásticas nuevas secciones. Pienso que podemos ser un blog todavía mejor, Juan, pero no mucho mejor.
Tratá de no romperlo.

gz.

viernes, marzo 24, 2006

Nueva conducción

Querido G.,

Me voy a Harvard. Me dicen que tiene peor nivel académico que la UADE, pero mejores fiestas en el campus, mejores fraternidades y mucho más prestigio internacional. Es lo de menos. El hecho es que me gané una beca para un MBA en “Marketing Directo Aplicado a la Literatura Latinoamericana Post-Boom”, y no la puedo desperdiciar. (Lo hago por el futuro de esta casa editorial. Velo de ese modo.) Te encomiendo, durante mi ausencia, la administración del blog. (Por un momento pensé en seguir los pasos de Llach, y liberar el password al dominio público para que cualquiera posteara lo que le viniera en gana, pero después me di cuenta de que el poeta mentía y que, claro, nadie en su sano juicio se atreve a dejar sin llave un blog, para que aparezca cualquier loquito y borre todo desaprensivamente, incluidos tus magníficos comments.) Así que lo pongo en tus manos [aquí no se entiende la letra], en las que confío como si fueran las mías. Juicio y buena suerte. Tantos saludos,

JM

viernes, marzo 10, 2006

Flash social

Querido Gonzalo,

Ahora me dicen que te fuiste al Malba, a encontrarte con tu pen-pal Oliverio, el prolífico novelista. Yo, como te imaginarás, casi no abandono mi escritorio. ¿Qué clase de vida es ésta? Mi secretaria privada me dejó con el balance a medio hacer, aduciendo no sé qué invitación al remoto Brasil (¡un tour arquitectónico para conocer el sueño de urbanización federalista de Juscelino El Rojo!); y Sebastián Ernesto sigue en las termas de Daimán, viendo si la fangoterapia funciona también para curar el sarcasmo... En fin, contame –si querés– un poco acerca de esa presentación. Contame sobre tus relaciones públicas, sobre el mundo exterior. Saludos,

JM

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[2 am, ni llueve]
Uf, es que no me lo vas a creer. Fuimos ayer, con Valeria, al Malba. Era la presentación de la novela "Promesas naturales" de Oliverio Coelho (cuarta novela, o decimocuarta, no oí bien) [Editorial Norma]. Qué decir, es como que sentíamos tener un millón de amigos; entre Axel Krygier, Cristián Constantini, Martín Kohan, Carlos Gamerro, el mismo Oliverio, todo era amor.
En fin, cronología:
Llegamos a tiempo, mientras las puertas permanecían cerradas, para comer un tostado con un café con leche tardío, haciendo cuenta regresiva porque teníamos que asistir, también, a la presentación de Acuanauta, de Melero, en un muy otro lugar, casi al mismo tiempo. Pero la literatura es más fuerte, y permaneceríamos.
En el majestuoso auditorio, nos sentamos contra un pasillo, a media altura, y presenciamos un espectáculo multidimensional. Subieron Analia Couceyro y el extraordinario pianista Krygier. A un costado de la mesa reservada para los conferenciantes, había una silla que ocupó la lectora-actriz, y silla y teclado para el músico. Enseguida advertimos, que, además del keyboard, axel se concentraba sobre un pad-sampler (no sé nada de instrumentos electrónicos) que frotaba y percutía, manipulando todos los sonidos, incluyendo la voz de Analía. Ella leía, incólume, y cada tanto lo miraba, y axel, por ejemplo, pulsaba y repetía “Chatrán”, el nombre del protagonista de la novela (creo), que ella acababa de pronunciar. La novela, sumamente lúdica, se prestaba al juego, y Axel secundaba con melodías y pequeños valcesitos balcánicos la perfecta dicción y los caprichosos énfasis de la lectora. Veinte minutos de esto pasaron en un suspiro (podrían haber seguido con toda la novela), y dio lugar a la presentación formal.
Oliverio, flanqueado por Gustavo Ferreyra y Juan Becerra, en clásico tridente, resolvieron todo en otros veinte minutos. ¿Pretendes, Juan, que te resuma las ponencias de los adláteres del autor? Hubiéramos enviado un periodista, y un taquígrafo, y un criptógrafo. Bellas fintas, digamos, en torno a la obra; inteligentes, indiscernibles. De haber leído el libro, estaríamos en desacuerdo o concordaríamos; por ahora aplaudimos. Oliverio agradeció ceremoniosamente, remató con simpatía y ya. Una perfecta presentación, con claros rasgos avant-garde; todos contentos. Cambiamos figuritas con el artista, y corrimos a lo de Melero.

{Aparte: cuando nos despedíamos, no entendí lo que me dijo Oliverio con respecto a éste, nuestro hermoso blog. Cinco segundos después, alejándonos, me di cuenta que él pensaba que vos y yo somos la misma persona. Que yo posteo y yo, con otro nickname, comento. Eso explicaría la acusación de esquizofrénico de el otro día por parte de un anonimous. Pero eso no es así, ¿nocierto? Vos sos un ser humano, Juan N., un editor inconmensurable, y un blogger-master perfecto. “Yo es Otro”, “Yo es Otro”.
Supongo que de nada servirá que tú me digas que no he perdido la razón.}

Ahora, a descansar,
gzal

lunes, marzo 06, 2006

¿Quién está en primera base?

Querido Gonzalo,

Me dicen que te hizo una entrevista nuestra amiga Fernanda Nicolini, para la estupenda publicación periódica "Llegás a Buenos Aires"... ¿Fue en tu condición de novelista ya-no-tan-joven, o como secreto cantautor de culto?
Bueno, contanos. Gracias,

JM

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Así, es, Juan. Fui citado en la Giralda, llovía, el mozo era un hombre encantador, yo leía la revista inrockuptibles de febrero, y llegó Nicoleta (tal su alias en el mundo del hampa).
A mí me pareció una periodista sensacional. Tenía un blocsito donde anotaba a toda prisa esas dos o tres tonterías que puedo llegar a decir (es mi segunda entrevista y ya me repito, o me contradigo). Me comprometí internamente a no hablar mal de Aira y, efectivamente, no lo hice, ni lo nombré.
Conté toda la verdad sobre esta editorial. Todo. Desde que vos fuiste criado por los lobos en la tundra, que Sebastián y Valeria se convirtieron a la Cientología, y que yo tengo que hacerme cargo de todo, hasta el complejo asunto del tráfico de correspondencia canónica. Hablé de lo fácil que me resulta plagiar a los austríacos, del nácar de mi prosa, de lo deslumbrante de mi inventiva. Se bebió café (corregime, Juan, si es que se dice ”sorbió”), hablamos mal de algunas personas (pero para vos, Juan, sólo tuvimos los mejores conceptos), y a punto estuve de pedir otro café. Ella dijo cosas sobre Hidrografía en las que yo no había reparado, y que me resultaron alentadoras, y que me confortaron un poco de todo el daño que en su momento me hizo Di Nucci, tan áspero, en radar libros.
Habrá que ver cómo resulta la reseña-entrevista, yo me volví contento.

Bueno, te doy gracias, Juan, por esta oportunidad única que me das de expresar todos mis sentimientos.

Gzal

viernes, marzo 03, 2006

...todo el Nilo en la palabra Nilo

Habrá que ver, pero parece que nos perdimos la mejor presentación de libros de todo el 2006 (algo que, dada la fecha, plantea un panorama bastante desolador para lo que queda del año). Ante el repetitivo Malbec, el rutinario paño negro y la monolítica cuadrícula de antianatómicas sillas de algarrobo, estas empeñosas editoras de poesía ofrecieron poltronas de duvet, finísima arena atlántica, el arrullo decontracté de las caracolas marinas y daiquiris de generosa fruta tropical (por no mencionar, quién se anima a negarlo, otro tipo de sustancias intoxicantes que sin duda sirvieron de acicate para la proliferación de metáforas, sinécdoques y aliteraciones). (El lado oscuro de la crónica menciona también prácticas aberrantes, como el nudismo, la capoeira y el tae-kwon-do full contact.)
“Hotel Quequén” se presentó (¿qué otra posibilidad cabía?) en Quequén, esa pintoresca localidad separatista de la costa argentina. Desde ya, entendemos que es necesario que esa estricta coincidencia entre el título de la obra y el sitio de su presentación se transforme en un hábito entre los editores locales. Entropía ya está preparando, por caso, una reedición de “Austria-Hungría”, de Perlongher. (Y para una etapa más ambiciosa estamos tratando de negociar los derechos de “Los anillos de Saturno”, del bueno de Sebald.)