domingo, 16 de junio de 2013

DE RE COQUINARIA, MATERIAL DIDÁCTICO EN LATÍN

De nuevo De Re Coquinaria quiere compartir con vosotros una nueva colaboración con Ángel Luís Gallego.

En la anterior ocasión con el material didáctico, AD TABERNAS ADIMUS! nos centramos en un mercado romano, sus alimentos, precios, monedas,...con el objetivo primordial de estimular el uso de la lengua latina en el aula.

En esta ocasión el trabajo titulado DE RE COQUINARIA, versa sobre el mundo culinario, recetas clásicas y adaptadas para poder realizar en el aula un taller de cocina romana antigua, fácil y divertido.


 Entre el material podréis encontrar los siguientes bloques:
  •  Un colloquium, IN CULINA, en el que los miembros de la familia de LLPSI se ponen delante de los pucheros para preparar diferentes platos. Con este diálogo se trabajan principalmente los imperativos de presente. 
         Desde aquí agradecer a la hija de Jerry por el dibujo que hizo para este apartado.

Gratias Plurimas!

  • Auxilia, algunas frases de ayuda para potenciar el diálogo entre los alumnos.
  • Relación de ejercicios sobre el coloquio In Culina, siguiendo la metodología de los Pensa de LLPSI. En el pensum A se completan las desinencias de algunas palabras, en el B se ha de descubrir la palabra que falta para completar el significado de la frase y en el C son cuestiones para responder en latín.
  • Fichas con imágenes de alimentos clasificadas por tipología (holera, fructus, carnes, pisces, alia, condimenta, potationes, utensilia, actiones et adjectivi) con su enunciado latino. 
La mayoría de las fotos de las fichas pertenecen al taller de cocina cocina antigua de Sagunto.
                                                
        
  • Officina Culinaria, recopilación de recetas clásicas y su adaptación para poder realizar un taller de cocina romana con los alumnos sin utilizar fuego. 
Las recetas  están distribuidas según eran servidas en un banquete romano (gustatio, prima mensa y secunda mensa). 

Las recetas clásicas y originales van acompañadas de una imagen romana con el alimento protagonista y la adaptación de las mismas con la foto del plato hecho en el taller de cocina de Sagunto.

Todas las adaptaciones proceden del taller De Re Coquinaria de Saguntum y todas han sido probadas con alumnos en el aula. 


  • Scriptum Complementarium, IN THERMOPOLIO. Con este diálogo cuyo protagonista es Iulius de LLPSI, se trabajan varios aspectos: de nuevo los imperativos, las características de un thermopolium y los alimentos servidos en él.
  • El trabajo  finaliza con un Index Verborum donde está recopilado todo el vocabulario culinario necesario para la comprensión de los diálogos y palabras de uso frecuente en el mundo de la alimentación. Se trata de un vocabulario bilingüe, latín- castellano y castellano-latín.

¡Jerry, muchas gracias por contar 
con De Re Coquinaria para este proyecto!
Confiamos en que sea de vuestro agrado y que os sea útil 
en el día a día en el aula.

Plurimam salutem!
 


domingo, 9 de junio de 2013

CENA TRIUMPHALIS II



 
La semana pasada vimos cuáles eran las características del triunfo y de los banquetes que se celebraban en su conmemoración. 

En esta ocasión nos centraremos en cada uno de los dos tipos de banquetes en particular:

BANQUETE PARA LOS SOLDADOS Y EL PUEBLO

Como ya comentamos, era normal invitar a los soldados de ello nos habla Josefo, Guerra de los judíos, 7, 25:

”Vespasiano habló con todos comúnmente; envió los soldados al banquete que el emperador acostumbraba darles y partióse él hacia la puerta, la cual, por entrar siempre por ella toda la pompa de los triunfos, tiene por ello nombre”

Para conocer cuál fue la primera celebración del triunfo atestiguada en las fuentes  hemos de acudir a Dionisio de Halicarnaso, II, 34 que nos narra la realizada por Rómulo para festejar su triunfo:
“Tras tomar la ciudad de este ordenó a los capturados entregar sus armas, y, después de tomar como rehenes a los niños que le pareció, marchó contra los antemnates. Y como sus fuerzas estaban todavía dispersas recogiendo forraje, con un ataque inesperado, como en la anterior, se hizo dueño de ellas; estableció las mismas condiciones para los prisioneros y retiró su ejército a casa, llevándose despojos de los caídos en combate y el botín más escogido para los dioses, y realizó numerosos sacrificios con todo ello. Rómulo marchaba al final de la comitiva llevando un vestido de púrpura, una corona de laurel sobre sus cabellos y, para mantener la dignidad real, iba montado en un carro conducido por cuatro caballos. El resto del ejército, infantes y jinetes, lo acompañaba en formación, alabando a los dioses con cantos tradicionales y glorificando a su general con versos improvisados. Los que estaban en la ciudad les salieron al encuentro por ambos lados del camino junto con mujeres y niños, felicitándolos por la victoria y dándoles de todas las formas posibles la bienvenida. Cuando el ejército entró en la ciudad se encontró con crateras de vino mezclado y con mesas rebosantes de todo tipo de alimento, situadas delante de las casas más distinguidas, para que cogiesen quienes quisieran. Tal era la procesión de victoria con trofeos y sacrificio, que los romanos llaman triunfo, establecida por vez primera por Rómulo”

Como hemos leído era normal que los soldados encontraran a su disposición en las puertas de las casas importantes diferentes alimentos acompañados de vino.

En el mismo sentido habla Tito Livio, III, 29, 4-5: En Roma el senado, reunido por el prefectode la ciudad Quinto Fabio, dispuso que Quincio entrase triunfalmente en la ciudad con las tropas en columna tal como venían. Desfilaron delante de su carro los jefes enemigos, precedidos por sus enseñas militares; detrás el ejército cargado con el botín. Dicen que había un festín preparado delante de cada casa y que los comensales, entonando el canto de triunfo con las chanzas rituales, a modo de alegre cortejo marchaban detrás del carro”

Esa misma costumbre nos la relata Dionisio de Halicarnaso, V, 17, 1-2  en los funerales de Bruto tras su entrada triunfal en Roma:  

“Los más bravos jinetes levantaron el cuerpo de Bruto y, adornado con coronas como premio a su valor, lo llevaron a Roma en medio de muchas lágrimas y alabanzas. Salió a su encuentro el Senado, que había decretado honrar al general con una entrada triunfal, y todo el pueblo, que acogió al ejército con vino y comida”

Para conocer qué alimentos se servían podemos acudir a Ateneo que en su libro IV, 153 c nos habla de los banquetes públicos para celebrar el triunfo:  

“En efecto, se escancia vino mezclado con miel y la comida consiste en grandes panes, carne ahumada hervida y abundante carne asada de las víctimas recién muertas”

Varios son los banquetes triunfales que nos han transmitido las fuentes clásicas, pero algunos de ellos excepcionales como el que leemos en Plutarco, Vida de César, LV donde nos cuenta dos hechos interesantes:  el número de comensales participantes pues, además de acudir los soldados a la celebración, también estaba invitado todo el pueblo y la posterior lucha de gladiadores con la que deleitó a los comensales:

-  El festín que ofreció César al pueblo para celebrar su triunfo colocando veintidós mil triclinia, un hecho realmente espectacular teniendo en cuenta que en cada triclinio cabían tres personas y que la palabra triclinium supone un grupo de tres lechos alrededor de una mesa. 

Así pues, se podrían contabilizar unos 198.000 invitados: Enseguida de los triunfos hizo grandes donativos a los soldados, y captó la benevolencia del pueblo con banquetes y espectáculos, dando de comer a todos en veintidós mil mesas

- El banquete acabó con espectáculos en el anfiteatro : "y por lo que hace a espectáculos, los dio de gladiadores y de combates navales en honor de su hija Julia, que había muerto mucho antes”

Buen ejemplo de la conocida frase de Juvenal, X, 81 "panem et circenses".

Parece ser que no sólo era frecuente la celebración de espectáculos sino también el reparto de regalos, como bien nos cuenta Suetonio, Vida de César, XXXVIII que describe las actuaciones del general tras la celebración del triunfo: 

“Además de los dos sestercios dobles que, al comienzo de la guerra civil, había otorgado a cada infante de las legiones de veteranos a título de botín, dióles veinte mil ordinarios, asignándoles también terrenos, aunque no inmediatos para no despojar a los propietarios. Repartió al pueblo diez modios de trigo por cabeza y otras tantas libras de aceite, con trescientos sestercios que había ofrecido antes, añadiendo otros cien en compensación de la tardanza. Perdonó los alquileres de un año en Roma hasta la cantidad de dos mil sestercios, y hasta la de quinientos en el resto de Italia. Agregó a todo esto distribución de carnes, y después del triunfo sobre España, dos festines públicos, y no considerando el primero bastante digno de su magnificencia, ofreció cinco días después otro más abundante”

Sobre este reparto de comida podemos leer en Plutarco, Craso, 12, 2 : “Sin otra cosa notable que haber hecho Craso un gran sacrificio a Hércules, dando con ocasión de él un banquete al pueblo en diez mil mesas, y repartiendo trigo para tres meses a los ciudadanos”
Para terminar hacer mención a otro banquete del que tenemos conocimiento. Se trata del celebrado por Lúculo ofrecido no sólo a los habitantes de Roma sino también a todos los de las aldeas: Últimamente hubo banquete público y abundante para la ciudad y para los pueblos del contorno”. (Plutarco, Lúculo, 37, 2)

BANQUETE PARA SENADORES Y CABALLEROS

Además de la celebración a los soldados y el pueblo era normal invitar a un banquete para la élite. Para saber de sus características acudimos a Suetonio, Calígula, 17, 2 que nos comenta que era invitada toda la familia e incluso nos relata los presentes que entregó: 

“Concedió dos veces al pueblo congiarios de trescientos sestercios por ciudadano, y a los senadores como a los caballeros una comida suntuosa, a la que fueron también invitados sus esposas e hijos. En el último de estos festines, hizo distribuir a los hombres trajes para el Foro y cintas de púrpura a los niños y a las mujeres”

Con la lectura de Valerio Máximo, 2, 8, 6 deducimos que este banquete podía producirse la víspera del triunfo para no eclipsar el protagonismo del triunfador: 

”Era costumbre que, en la víspera de la celebración del triunfo, el general victorioso invitara a los cónsules a cenar; mas luego les rogaba que se abstuvieran de acudir para evitar que, en el día de su triunfo, participaran en un mismo festín personas con más categoría y poder que él”

La misma idea leemos en Plutarco, Moralia, 283 A:”De este modo, el día en que triunfa, nadie de mayor imperium que él ha de hallarse presente en el mismo banquete

“En otra ocasión él invitó a los hombres más destacados entre los senadores y los caballeros de la siguiente manera. Preparó una habitación que estaba completamente decorada en negro por todos lados, el techo, las paredes y el suelo. Había hecho preparar unos divanes desnudos del mismo color descansando sobre el suelo sin cubrir, y luego invitó a sus huéspedes por la noche sin sus asistentes.
Primero sentó a cada uno de ellos sobre una losa con forma de lápida, que llevaba el nombre del huésped y también una pequeña lámpara, como la que cuelga en las tumbas.
  A continuación, entraron unos hermosos niños desnudos, asimismo pintados de negro, como fantasmas, y después de rodear a los huéspedes en una danza impresionante, ocuparon sus puestos a sus pies. Después de esto, todas las cosas que normalmente son ofrecidas en los sacrificios a los espíritus de los difuntos eran igualmente presentadas ante los invitados, todas ellas negras y servidas en platos de un color similar. En consecuencia, cada uno de los invitados temía y temblaba pensando que su garganta sería cortada en cualquier momento. Domiciano hizo un silencio mortal como si ya estuvieran en los reinos de los muertos, pues hasta el momento, el propio emperador conversaba solamente sobre temas relacionados con la muerte y la masacre.
 Por último, los despidió, pero había retirado previamente a sus esclavos, que habían estado en el vestíbulo, y ahora dejó a sus huéspedes a cargo de otros esclavos, que ellos no conocían para que los transportaran en carros o literas, y por este procedimiento él les infundió un mayor miedo. Y apenas había llegado cada invitado a su casa y empezaba a recobrar el aliento de nuevo, si se puede decir, cuando un mensajero de Augusto llega a traerles un mensaje.
Mientras estaban esperando perecer esta vez en cualquier momento, una persona trajo la losa, que era de plata, y luego otros esclavos a su vez trajeron varios artículos, incluyendo los platos que se habían colocado delante de ellos en la cena, que fueron construidos con materiales muy costosos. Y lo último de todo fue la llegada del niño en concreto que había actuado como su asistente en el banquete, ahora lavado y bien vestido. Por lo tanto, después de haber pasado toda la noche en el terror, recibieron los regalos.
Así fue la celebración de triunfo, o como la mayor parte del público pensó, tal era el banquete fúnebre que Domiciano celebró por los que habían muerto en Dacia y en Roma”

Resulta impresionante la lectura de la cena triunfal de Domiciano, donde la muerte está presente en todo momento, eso sí, con un velo de esperanza y simpatía al final con la entrega de presentes. 

Esta puesta en escena sería la representación de la vida misma, el triunfo igual que viene se va, nada es eterno, hay que disfrutar del momento sin olvidarnos de la pequeñez del género humano, ya sea uno emperador, general,…A su vez, resume y justifica a la perfección una de las acciones que se producían durante la procesión de la Pompa truinfal, cuando el esclavo que sostenía la corona de laurel repetía la famosa frase:

Respice post te, hominem te esse memento 

“Mira hacia atrás y recuerda que sólo eres un hombre”

Plurimam salutem!


domingo, 2 de junio de 2013

CENA TRIUMPHALIS I


                                             

En el mundo militar una de las mayores recompensas para un general vencedor era la celebración del TRIUMPHUS.

Se trataba de la entrada en Roma de un general como recompensa por su victoria ante el enemigo, siguiendo un ritual establecido. La procesión triunfal recorría las calles hasta el templo de Júpiter Óptimo Máximo.

Los requisitos para poder celebrar un triunfo eran los siguientes:

a)                 Ser magistrado en funciones,
b)                 Ser general en jefe cuanto tuvo lugar la victoria,
c)                  De las magistraturas excepcionales sólo al dictador,
d)                 Había que celebrarlo en persona,
e)                 Que la guerra fuera considerada ‘justa’, es decir, ni entre romanos ni contra esclavos,
f)                   Matar unos 5000 enemigos en el combate.

ESQUEMA CELEBRACIÓN TRIUNFO. TALLER MILITARIA SAGUNTO

Sabemos que tras la celebración del triumphus se llevaban a cabo dos banquetes, uno para magistrados y senadores por un lado, y para el pueblo y los soldados por otro.

No obstante, Dión Casio 55, 2, 4, además de comentar los diferentes banquetes que se realizaban, habla de la celebración de una cena para las mujeres:Tiberio, Druso, mientras aún vivía, … había celebrado el triunfo ecuestre, y se había festejado el pueblo, algunos en el Capitolio y el resto en otros muchos lugares. Al mismo tiempo Livia, también, con Julia, había dado una cena a las mujeres

Dión Casio, 55, 8, 2 hace referencia de nuevo a la cena para las mujeres:”Tiberio… celebró su triunfo,… dio un banquete al Senado en el Capitolio, y dio uno a cuenta de las mujeres en algún lugar u otro”

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS BANQUETES

Antes de ver las características generales intentemos comprender  el por qué y la justificación de estos grandes convites.

Polibio, XXX, 14 nos da una pista: mostrar perfectamente el talante del general coronado y así nos lo transmite: Es propio de un mismo ánimo organizar magníficamente los juegos, dar banquetes, ofrecer bebidas con  esplendidez y ordenar hábilmente las tropas contra el enemigo”

Estos banquetes se festejaban tras la Pompa triunfal, según indica Dionisio de Halicarnaso, Hª Antigua de Roma 5, 17, 2: acabada la procesión, dio un festín a los más distinguidos ciudadanos”

A su vez, destacaban por su grandiosidad, Marcial, 8, 49, 7: Tan grandioso como se recuerda el banquete del triunfo de los Gigantes y tan grandiosa como fue para todos los dioses aquella noche, en la que el buen Padre se puso a la mesa con el común de los dioses y a los Faunos se les permitió pedir vino a Júpiter, así de grandes son, César, los convites que celebran tus laureles: nuestra alegría regocija a los propios dioses. Comen contigo todos los caballeros, el pueblo y los padres y toma Roma manjares de ambrosía junto con su caudillo. Habiendo prometido cosas grandes, ¡cuánto mayores nos las has dado! Se nos prometió una espórtula; se nos ha dado un banquete en toda regla”

Por lo copiosos que eran estos banquetes, sabemos que para los agricultores este tipo de celebraciones eran muy beneficiosas para sus bolsillos, como bien nos lo dice Varrón RR, 3, 2, 16: “Sesenta”, respondo. “Pero para que llegues a esta ganancia te es necesario o un banquete público o el triunfo de alguien, como entonces fue el de Metelo Escipión, o las cenas de asociaciones que, siendo ahora innumerables, encarecen los artículos del mercado. En todos los demás años, si bien no puedes esperar esta suma, espero que el aviario no te arruine; y, para que no te defraudes, con las costumbres actuales esto no sucederá más que rara vez, pues ¿cuál es el año en que no ves un banquete público o un triunfo, o a las asociaciones no organizar festines?”. “Pero a causa del lujo”, dijo Merula, “en cierta manera hay un banquete diario dentro de las puertas de Roma”

Y lo mismo en RR, 3, 5, 8 “Si reunieras cinco mil en el aviario”, le dice Apio a Axio, “y hubiera un banquete o un triunfo, podrás poner al momento a buen interés los sesenta mil sestercios que quieres”.

                                        


Podían duraba toda la noche e incluso días según nos narra Plutarco, Sila, 35, 1: “Consagró Sila a Hércules el diezmo de toda su hacienda, y daba al pueblo banquetes sumamente costosos, siendo tan excesivas las prevenciones, que todos los días se arrojaba al río gran cantidad de manjares, y se bebía vino de cuarenta años, y más añejo todavía. En medio de uno de estos convites, que prolongó por varios días, murió de enfermedad Metela,…”

Su financiación podía correr a cargo del erario público o según leemos en Ateneo IV, 153 c lo sufragaba el general triunfador: “En la ciudad de Roma, cuando se celebra un banquete en el templo de Heracles, es el general que a la sazón festeja su triunfo quien lo ofrece y los preparativos del festín son dignos de Heracles”

Parece ser que estos festejos se realizaban en un templo, Apiano, Sobre África, 66 nos lo confirma: “Cuando llegó Escipión al Capitolio, finalizó la procesión, e invito a un banquete a sus amigos en el templo como era la costumbre

Según nos ha transmitido Ateneo, V, 221 f podía ser en el de Hércules: “En el templo de Heracles, donde los generales que obtienen el triunfo agasajan a los ciudadanos como nos han relatado muchos poetas e historiadores nacionales”

Según Tito Livio, 45, 3, 13 en el del Capitolio. A su vez se pregunta el por qué de esta costumbre:” ¿Y qué decir del banquete del senado que no se celebra ni en una propiedad particular ni en un terreno público sin consagrar, sino en el Capitolio? ¿Se realizan estos actos para complacer a los mortales o para honrar a los dioses?”

No obstante, seguramente también se celebrarían en el Foro pues era frecuente su empleo para banquetes públicos al aire libre.

En esta ocasión nos hemos centrado en las peculiaridades de la ceremonia del triunfo y en los dos tipos de banquetes que se realizaban.

La semana próxima hablaremos de cada uno de los banquetes.

Plurimam salutem!

*Imagen del relieve extraída de esta página