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domingo, 20 de septiembre de 2020

VALOR SAGRADO DEL TRICLINIVM

Empezamos de nuevo tras este verano tan atípico con un tema interesante sobre los comedores romanos.

El triclinium romanum no sólo era la sala de banquetes en las domus patricias, sino que tenía un papel sagrado, mágico y cósmico pues simbolizaba el universo del "dominus" y debía proteger al anfitrión de las envidias de sus invitados.

                                          

A su vez, todos los rituales que envolvían a una cena romana eran respetados por los convidados que, al llegar a casa del anfitrión, se quitaban la toga para sustituirla por un traje de festín llamado synthesis. Retiraban sus zapatos, purificaban sus pies y, tras entrar en el triclinium con el pie derecho, se recostaban descalzos, sin cinturones ni anillos pues el nudo evocaba el círculo cerrado e impedía la comunicación mágica con los espíritus: 
“Desconcertado por el presagio, Trimalción mandó verter vino bajo la mesa y rociar también las lámparas con vino puro. Además se quitó el anillo de la mano izquierda y se lo puso en la derecha” (Petronio, Cena de Trimalción, 44)

“Por lo tanto, cuando estamos en la mesa, por ejemplo, es la práctica universal, vemos, quitar el anillo del dedo” (Plinio, NH, XXVIII, 5)

PLANO CELESTIAL

Representado por el techo de la sala y su artesonado que simbolizaría el CIELO.


Dos autores nos hablan de las curiosidades de algunos artesonados, Suetonio, Nerón, 31:”Hizo construir la Domus Aurea. … El techo de los comedores estaba formado de tablillas de marfil movibles, por algunas aberturas de los cuales brotaban flores y perfumes”
  
 Y Petronio, Cena de Trimalción, 60:  "No se nos dio mucho tiempo para admirar tan elegante pantomima; pues, de pronto, empezó a retumbar el artesonado y tembló todo el comedor. Yo, alarmado, me puse en pie y temí ver a algún equilibrista bajar del techo. No menos extrañados, también los demás invitados levantaron la cabeza en espera de alguna novedad enviada del cielo. He aquí, pues, que se abre de pronto el artesonado y desciende un gran aro, arrancado sin duda de alguna enorme cuba; en toda la extensión de su circunferencia colgaban coronas de oro con frascos de perfume"
 

PLANO TERRENAL

Representado por la mesa que simbolizaba la MADRE TIERRA, EL HOGAR FAMILIAR Y LA RECONCILIACIÓN SOCIAL.

En el centro de los tres lechos se encontraba una mesa llamada cilliba, que tenía la función de sostener los alimentos entregados por la madre tierra. 

Varrón L L, 5, 118: “A la mesa de comer solían llamar cilliba: tenía forma cuadrada …más tarde se hicieron redondas, debido a que entre nosotros es media (ocupa el centro) y entre los griegos μετα, puede denominarse mesa. Pero su nombre también puede explicarse por el hecho de que, a la hora de la comida, la mayor parte de los platos se servían dosificados (mensa)



Horacio, Sátiras, 1, 6, 116-118 nos comenta que podía ser de otro material que no fuera madera: “Una pequeña mesa de mármol blanco me sostiene dos copas y un vaso, hay también un salero sencillo y una vinagrera con su vaso”

Además había otra mesa auxiliar donde se ubicaba el vino y otros alimentos, llamada repositorium o cilibantum según Varrón LL, V, 118: "la mesa redonda para el vino era designada con el nombre de cilibantum como lo es aún ahora en los campamentos. Parece haberse obtenido por transformación del griego Kylikeîon, armario para recipientes para beber y éste a partir del de una copa cylix que estaba en ella”


A su vez, la colocación de los lecti alrededor de esta mesa central a modo de círculo mágico de supersticiones y creencias. Representaba la unidad de los comensales, le daba un valor sagrado al espacio y protegía a todos los asistentes, de ahí la acción de respeto que leemos en Petronio, Cena de Trimalción, 64 cuando los asistentes besan la mesa para ahuyentar las brujas: Los invitados nos miramos los unos a los otros bastante asustados y, dando por ciertos los relatos, besamos la mesa para conjurar a las brujas a permanecer en sus casas y no molestarnos” 

Esta mesa central jamás podía estar vacía pues representaba la fertilidad de la tierra: “Leucio, dijo que recordaba haber oído a su abuela que la mesa era algo sagrado y que nada sagrado debía estar vacío; «y a mí me parecía también, dijo, que la mesa era una imitación de la tierra, pues, aparte de alimentarnos, es redonda, y firme y es bien llamada por algunos 'hogar', pues lo mismo que tenemos por justo que la tierra tenga y nos aporte siempre algo útil, así tampoco creemos que la mesa debe estar vacía o quedar sin peso” (Plutarco, Cuestiones Romanas, VII, 7)


Sobre ella siempre se colocaba un salero que simbolizaba la hospitalidad: "Vive feliz con poca cosa el que en su mesa no recargada ve lucir el salero de sus padres y ni el temor ni la vil avaricia le roban el ligero sueño” (Horacio, Odas, II, 16,13)

PLANO INFERNAL 

Representado por el SUELO, donde residían los ESPÍRITUS DE LOS ANTEPASADOS o MANES, que se alimentaban de los restos de comida que caían al suelo por ello no se recogían los alimentos por pensar que podía ser motivo de mal augurio:

“Si cuando alguien se levanta de la mesa se barre el suelo o mientras que el invitado está bebiendo se quita la mesa o los cubiertos, se considera de pésimo augurio (Plinio, NH XXVIII, 5, 26). 

“En el bullicio, un plato de postre se le fue accidentalmente de la mano a un esclavo, que intentó recogerlo del suelo. Trimalción, que se dio cuenta de ello, mandó abofetear al esclavo y tirar otra vez aquel plato” (Petronio, Cena de Trimalción, 74)

“Cuando la comida caía de la mano de un invitado, era costumbre devolverla colocándola sobre la mesa, y estaba prohibido soplar sobre él, con el propósito de limpiarlo” (Plinio, NH XXVIII, 5, 26)

Los suelos de los triclinia podían estar decorados con mosaicos diversos, por ejemplo:

- El típico pavimento de "suelo sin barrer" o asarôtos oikos. Se trataba de un mosaico en el que estaban representado los restos de alimentos como espinas, huesos, cáscaras de mariscos o huevos, frutas, etc.


- También se representaban esqueletos que recordaban a los comensales que debían disfrutar con la comida y la bebida porque la vida es efímera ("carpe diem").


- Era frecuente encontrar decoraciones pavimentales con motivos de vegetación y fauna para dar fecundidad y prosperidad a los que estaban en el triclinium y para los familiares de esa domus.

- Podemos encontrar la cabeza de Gorgona como motivo central, ante los ojos de los comensales reclinados en sus lecti. Tendría una función apotropaica de proteger al anfitrión de las envidias  y miradas nocivas de sus invitados.


A su vez el espacio estaba iluminado por lámparas de aceite que jamás podían ser apagadas por representar la LLAMA SAGRADA Y HOGAR DOMÉSTICO:

  

“Se creía que por el parentesco con el fuego inextinguible y divino los antiguos se abstenían por razones religiosas de destruir cualquier fuego; pues hay dos tipos de destrucciones, como en el hombre: uno, cuando se apaga violentamente y el otro cuando se extingue, por así decirlo, de acuerdo con la naturaleza. Pues bien, al sagrado lo defienden de ambas, alimentándolo y cuidándolo siempre; al otro, en cambio, toleran que se extinga por sí mismo, sin que ellos mismos lo violenten ni maltraten” (Plutarco, Cuestiones Romanas, VII, 4)

Os deseamos un buen principio de curso 2020/21

Plurimam salutem!!

domingo, 23 de junio de 2013

MEMENTO MORI EN LOS BANQUETES




Con la máxima: "Disfruta la vida mientras puedas, puesto que el mañana es incierto”, Epicuro resume a la perfección la idea del memento mori, “recuerda que morirás” que además de ser una filosofía de vida también solía formar parte de los banquetes romanos.

En los conuiuia se invitaba no sólo a magníficos manjares sino a disfrutar de los sentidos y a aprovechar al máximo el presente (carpe diem), recordando la fugacidad de la vida, como menciona Luciano, Diálogo de los muertos, I, 3: 

Y a los ricos, mi querido y pequeño Pólux, dales este recado de mi parte, ¿Por qué guardáis el oro, necios? ¿Por qué os atormentáis calculando intereses y amontonando talento sobre talento, cuando tendréis que ir en breve allá con un simple óbolo?”

En el mismo sentido leemos en muchos autores una invitación a beber y gozar de la brevedad de la vida, como por ejemplo, en el Apéndice Virgiliano, La tabernera, 35 y ss: 

¿Por qué guardas para la ingrata ceniza las perfumadas guirnaldas? ¿O prefieres que una lápida con corona cubra tus huesos? Trae vino y dados; que se muera quien se preocupa del mañana: La Muerte advierte agarrándote oreja: «¡Disfrutad, pronto vendré por vosotros!”.

Marcial, II, LIX: “Me llamo Mica aurea. Estás viendo lo que soy: un pequeño cenador. Fíjate que desde aquí ves el mausoleo del César. Rompe los lechos, pide vino, corónate de rosas, perfúmate con nardo: un dios en persona te invita a que te acuerdes de la muerte”

Marcial, V, LXIV: “Calisto, échame dos dobles de falerno y tú, Alcimo, derrite sobre ellos las nieves veraniegas. Que mi cabellera llegue a chorrear, empapada en amomo sin medida, y que las guirnaldas de rosas fatiguen mis sienes. Los mausoleos tan cercanos nos invitan a vivir, enseñándonos que hasta los dioses pueden morir”

En los banquetes se promovía el recuerdo de esta idea, de manera que se han encontrado diferentes elementos que tenían en común la presencia de un esqueleto que evocaba la fragilidad del hombre:

  • Bien en forma de mosaicos pavimentales, como el bien conocido de Pompeya que estaba en el suelo de un triclinium y que se encuentra en el museo de Nápoles. Representa al pocillator que servía en vino en los banquetes con dos jarras (askós) en sus manos. 


  • Bien con la exhibición de un esqueleto de plata o de madera que recibía el nombre de larua conuiuialis y de ella nos hablaba Petronio, Satiricón, 34: 
 Mientras bebíamos, pues, y nos extasiábamos ante tales magnificencias, un esclavo trajo un esqueleto de plata, tan bien armado, que sus articulaciones y vértebras móviles podían girar en cualquier dirección. Después de dejar caer este esqueleto varias veces sobre la mesa y hacerle tomar varias actitudes gracias a sus articulaciones movibles, Trimalción añadió: ¡Ay! ¡Pobres de nosotros! ¡Qué poquita cosa es el hombre! ¡He aquí en qué pararemos todos nosotros cuando el Orco se nos lleve! ¡A vivir, pues, mientras tengamos salud"


Esta costumbre fue tomada por los griegos y por los romanos de los egipcios según afirmaba  Heródoto,, II, 78:
Entre los egipcios, por lo menos en los banquetes de los ricos, al terminar la comida, un hombre da la vuelta con una figurita de madera en un ataúd, pintada y esculpida con mucho realismo […] muestra esta figura a cada uno de los comensales, diciéndoles:” tal has de verte tú después de muerto”.

Plutarco, Banquete de los siete sabios, 148 B justifica el por qué de su uso convivial: 

La momia, que los egipcios solían, con buen juicio, colocar y mostrar a los comensales en los banquetes para recordarles que pronto ellos serían como ella, a pesar de que llega como un invitado desagradable e intempestivo, sin embargo aporta alguna ventaja, si impulsa a los comensales no a la bebida y al placer, sino a la amistad y al afecto mutuo y los exhorta a no hacer una vida, que es muy corta por el tiempo, larga por sus malas acciones”



  • Bien en forma de copas talladas con relieves de las que hablaremos con más detenimiento la semana próxima. 
 Estas copas llamadas modioli por recordar en su forma a un tipo de recipiente que servía para medir el trigo (modius), se utilizaban en los brindis, seguramente en la comissatio o bacanal. Estaban hechas de plata o de cerámica.
La mayoría de ellas presentaban tallados en sus relieves diferentes elementos que hacían referencia al banquete:

Guirnaldas de flores principalmente rosas, que solían decorar todo el diámetro de la copa, recordando a los ornamentos festivos de un convite.

Alimentos y ánforas de vino, se trataba primordialmente de carnes y pescados por ser los productos consumidos por la élite. El vino no podía faltar en estos banquetes por lo que es frecuente la imagen de ánforas, copas, …

Instrumentos musicales, que recuerdan el papel tan importante de la música en los banquetes.

Mesa circular con tres patas. Según su función recibía el nombre de cilliba, si en ella se colocaba el servicio de alimentos y ocupaba la posición central en el triclinium, o cilibantum, si se ubicaba el vino, en ese caso se trataba de una mesa auxiliar.

Leyendas, que invitan a beber y olvidar del tipo “cógeme y úsame” o "dame de beber"

La semana próxima nos centraremos en las famosas copas de Boscoreale.



Plurimam salutem!


*Imágenes propias, excepto  esqueleto
 

domingo, 2 de diciembre de 2012

EL ÚLTIMO BANQUETE DE CAECILIUS VALLIANUS




En el museo Gregoriano Profano del Vaticano, con el número de inventario 9538/9539, se encuentra un hermoso sarcófago del s. III d.C dedicado a P. Caecilius Vallianus cuya inscripción nos informa que se trataba de un militar que perdió la vida a los 64 años. 
 
Su sepulcro será motivo de nuestro estudio en esta ocasión por la escena que hay representado en el frontal del sarcófago.

Se trata de un relieve que muestra un banquete funerario, en que Caecilius es el protagonista rodeado de su familia. Este tipo de sarcófagos de mármol cobraron importancia en el siglo II d.C cuando se pasó de la cremación a la inhumación.

Era frecuente que los romanos, con cierto poder adquisitivo, solicitaran estos sepulcros en los que se representaban diferentes iconografías, entre ellas los banquetes en los que como protagonista de la escena eran un hombre o una mujer e incluso a la pareja recostada sobre un lecho.

INSCRIPCIÓN FUNERARIA

En la tapa del sarcófago se lee el nombre del ocupante que, como ya hemos mencionado, era Publius Caecilius Vallianus. 


La inscripción presenta la estructura típica de una inscripción funeraria, con fórmulas y abreviaturas que se repetían en todas ellas.

-           D.M.S (en latín: Dis Manibus Sacrum: consagrado a los dioses Manes que son las divinidades que representan las almas de los muertos)
-           Nombre del fallecido.
-           Cargo u ocupación.
-           Edad del muerto, incluso especificándose meses y días.

Era normal que también se detallara, aunque no en nuestro caso:

-           Nombre del pariente que encargaba la lápida.
-           Alguna frase afectuosa.
-           H.S.E (en latín: Hic situs est: aquí está enterrado) o S.T.T.L (en latín: Sit tibi terra levis: que la tierra te sea leve).


DESCRIPCIÓN DE LA ESCENA


 En el centro de la escena destaca por su mayor tamaño, un hombre tumbado en su lectus, sobre los típicos cojines, cubrecamas y colchones (pulvini). 
Recostado a la sinistra, presenta el brazo izquierdo apoyado sobre un almohadón, en su mano izquierda lleva algo, quizás una guirnalda que acerca hacia el plato que hay sobre la mesa. Por el contrario el brazo derecho (que está bastante deteriorado) se encuentra levantado para poder comer con la dextra como indicaba el protocolo. No obstante nos llama la atención que esté tocando con la mano izquierda la comida, hecho bastante extraordinario pues era considerado un mal augurio.


 Ante él, la típica mesa circular con tres pies (cilliba) sobre la que se colocaban los alimentos ya preparados para ser consumidos, en concreto se ve un plato con un pescado largo que es difícil de identificar.
De la mensa nos habla Varrón, L L, 5, 118: “A la mesa de comer solían llamar cilliba: tenía forma cuadrada …más tarde se hicieron redondas, debido a que entre nosotros es media (ocupa el centro) y entre los griegos μετα, puede denominarse mesa. Pero su nombre también puede explicarse por el hecho de que, a la hora de la comida, la mayor parte de los platos se servían dosificados (mensa)

Era normal que en la mesa central jamás faltara el salinum (salero) y el acetabulum (vinagrera) que simbolizaban la hospitalidad del anfitrión en el banquete.

Son muchos los personajes que acompañan a Caecilius. A sus pies, se observa una mujer sentada en una silla de mimbre. Elegantemente vestida y peinada, podría ser su esposa que tañe un instrumento musical de cuerda,  pandurium.

La costumbre de que las mujeres se sentaran a los pies del marido era muy antigua como podemos leer en Isidoro, XX, 11, 9:Más tarde, los hombres comenzaron a acostarse para comer, mientras que las mujeres continuaban haciéndolo sentadas ya que se consideraba una desvergüenza el que la mujer se tumbase”.
Servio, Ad Aen. 1 nos habla en el mismo sentido:sólo el  pater  familias tenía derecho a estar recostado, la madre se sentaba a los pies del lecho y los niños en sillas o escabeles”. Al igual que Valerio Máximo, II, 1,2: Las mujeres cenaban sentadas, mientras que los hombres lo hacían recostados. Esta costumbre pasó de la mesa de los mortales a la de los dioses”. En consecuencia el hecho de representar a su esposa sentada refuerza la idea de ser una matrona decente y digna de acompañarle en su otra vida.

Numerosos esclavos completan la escena a modo de procesión, unos portan exquisitos manjares, otros proporcionan bebidas en jarras. Estos sirvientes llevan largas melenas que caen sobre sus hombros y van vestidos con túnicas que llegan hasta la rodilla. Era frecuente el empleo jóvenes muy hermosos e incluso de origen sirio, alejandrino, frigio, licios, etc. para servir la mesa como bien nos muestra la imagen. Así lo leemos en Séneca, Epístolas, 95, 24:paso por alto a todos aquellos grupos de adolescentes clasificados por naciones y colores, en forma que los de cada fila tengan el mismo brillo, la misma cantidad de vello, el mismo color de pelo y que no se mezclen los de cabellera rizada con los de la lisa

Se puede ver que tres de ellos sirven platos de gran valor, a la derecha uno sujeta un plato con un pollo y  junto a él otro esclavo lleva quizás un cochinillo. A la izquierda, otro siervo lleva un pastel que es difícil de identificar.


Detrás de la mujer sentada se pueden apreciar esclavos que llevan una jarra con perfume o vino. También se observa la presencia de esclavos que trasladan unos aguamaniles para la limpieza de las manos.

A los pies de los esclavos se pueden ver algunos animales vivos, a la derecha  una liebre, sujeta por un esclavo, a su vez unas aves que están picoteando e incluso una está con su cabeza en una pátera.
 
Debajo del lectus se ven tres niños, dos de ellos, uno sentado en un escabel, juegan con un perrito, mientras que el tercero parece que se está aproximando para unirse a ellos. Al igual que las mujeres,  los niños y los que estaban de luto se sentaban en una mesa aparte, como nos narra Tácito, Anales, 13, 16 en este fragmento: “Era costumbre que los hijos de los príncipes comieran sentados con los demás nobles de la misma  edad, a la vista de sus allegados y en una mesa propia y más frugal”
 

También leemos la misma idea en Suetonio, Claudio, 32 cuando habla de los niños:”Con frecuencia organizó espléndidos festines en parajes inmensos, y de ordinario tenía hasta seiscientos convidados. Cierto día hizo servir, junto al canal de desagüe del lago Fucino, uno de estos festines, viéndose en peligro de perecer bajo las aguas, que habían irrumpido inesperadamente. Sus hijos asistían a todas sus comidas, y con ellos, los nobles jóvenes en ambos sexos, según antigua costumbre, comían sentados al pie de los lechos

Completan la escena unos músicos, a la izquierda se puede descubrir un dialós.

Sobre el protagonista del sepulcro y en el centro de la escena se ven unos amorcillos con guirnaldas y cestas de flores. La representación de cestas llenas de flores y unos árboles a los lados del sarcófago nos indican que se trata de una escena al aire libre.

El lujo que envuelve toda la escena del alto relieve, el gran número de esclavos, la comida servida,… nos hace entender la posición elevada del difunto que no se ha hecho representar en una escena de convivium con otras personas como se puede ver en otros sepulcros, sino que él es el centro de atención y  todo gira a su alrededor.

Desde el punto de vista técnico llama la atención la utilización del horror vacui que nos habla del aprovechamiento al máximo del espacio. A su vez, nos encontramos ante una escena que pretende recrear la profundidad, con figuras superpuestas formando filas. Todas las acciones se muestran al espectador como haciéndole partícipe del banquete.

Es una escena realista pero no idealizada, propia del arte escultórico romano.

Plurimam salutem!

*Imagen del sepulcro extraída de este enlace de internet