Francisco Cabello y tres de sus alumnos: Clara, Ana Belén y Manuel
Que quisieron hacerle un regalo especial
Por Esperanza Cabello
Ayer fue el último día de clases de este
curso, y también fue el último día de clases de nuestro compañero y
hermano Francisco Cabello, Paco, como lo conocen sus alumnos y
compañeros. Todos sabemos que en las próximas semanas será su cumpleaños
y habrá alcanzado, después de casi cuarenta años de servicio la feliz
edad de la jubilación. ¡Enhorabuena!
Un gran abrazo de agradecimiento de todos y para todos
Francisco Cabello, hijo, nieto y bisnieto
de maestros, hizo sus estudios de magisterio en la Escuela Normal
Josefina Pascual, en Cádiz, entre 1976 y 1979. Su primer destino fue
Bornos, donde comenzó como maestro de Ciencias Sociales.
Destinado a Ubrique, se especializó en
Pedagogía Terapéutica, y desde entonces ha dedicado toda su vida a niños
y niñas que necesitaban una atención especial. Y él ha sido el que
"mejor mano" tiene en el mundo para estos niños. Con una gran paciencia,
infinito cariño y mucha disciplina se ha encargado de ellos y ha
conseguido, en muchísimos casos, avances fundamentales.
Recordamos con emoción cómo consiguió que
una niña con parálisis cerebral consiguiera hacer movimientos básicos, o
cómo hizo que uno de los niños del barrio dijera sus primeras palabras.
Pero de esto hace casi cuarenta años.
Francisco, feliz y emocionado con sus regalos: una camiseta con sus tres niños
y un paquetón de chucherías para celebrarlo entre todos
En la década de los noventa obtuvo su
plaza en Las Cumbres, haciéndose, desde el primer momento, un lugar
fundamental en el claustro y entre los alumnos.
Inquieto y organizativo como su padre, no
ha habido curso que no haya inventado mil y una actividades con los
alumnos y con los compañeros. Grupos de trabajo de Medio Ambiente,
estudio del Agua como elemento educativo, expediciones a todos los
rincones de nuestra geografía, viajes, cruceros, descenso de cañones,
recorridos por Ocurris, subida a lo más alto, intercambios con otros
centros.
En los últimos ocho o diez años ha sido el
verdadero impulsor de las actividades del profesorado, difundiendo
nuestro patrimonio natural y cultural por doquier, organizando
semanalmente excursiones a enclaves arqueológicos, lugares pintorescos y
rincones paradisíacos.
Y por supuesto, siempre ocupado con el
agua y su importancia para todos nosotros. Ha colocado estaciones
meteorológicas en varios lugares de nuestro entorno y ha contagiado a
sus compañeros de su entusiasmo y pasión.
Precisamente los compañeros de este año le
han regalado, además de un precioso libro de fotografías con unas
dedicatorias impresionantes y emotivas, una nueva estación
meteorológica. Un conmovedor regalo de despedida para un curso que ha
dado mucho de sí.
Aunque lo realmente importante para este
gran maestro que comenzará su feliz jubilación en los próximos meses han
sido y son sus niños. A lo largo de estos casi cuarenta años han ido
cambiando, se han ido haciendo mayores y ahora son hombres y mujeres.
Pero con todos ha tenido una relación especial. Francisco tiene un don
que, afortunadamente, ha sabido desarrollar y utilizar en todo este
tiempo: sabe encontrar lo mejor de todos y convertirlo en su punto
fuerte. Eso a base de mucho cariño, mucha mano izquierda y mucha
dedicación.
Nos despedimos de él, como maestro, con
esta imagen de sus últimos tres niños: Manuel, Ana Belén y Clara, que lo
despiden de corazón, aunque seguirán siempre a su lado con esta
camiseta tan preciosa que le han regalado, en la que están ellos tres y
sus nombres junto a su MAESTRO. "PACO, el profe más cariñoso, paciente,
sonriente y motivador."
Mucha suerte y muchas felicidades, hermano, has ingreado en la lista de los grandes ¡Enhorabuena!