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sábado, agosto 24, 2013

SEXTING Y EL CORRECTOR DEL WHATSAPP

Da igual como la conocí o como conseguí que me diera su teléfono. Pongamos que fue en un supermercado. Cogiendo del estante de la leche el mismo tetra brik. Eso lo he visto yo en muchas películas y es creíble. Y pasa siempre. Así que pongamos que fue así.

Como todas las nuevas relaciones, la cosa se fue estableciendo por el whatsapp. Ya sabéis. Mensajito por aquí. Mensajito por allá. Y la cosa va marchando. Si te sabes hacer el gracioso y el interesante, el whatsapp es el arma definitiva, con sus emoticonos y sus ironías y sus chorradillas.

La cosa funcionaba y ella me mandó un mensaje muy alentador. “Cierra los ojos estoy desnuda” así que le pedí que me lo demostrara. Me mandó una foto. Sí, estaba desnuda, aunque no me enseñaba nada interesante, sólo la espalda y el comienzo del culo. Era mi oportunidad. El sexting me encanta.

Empecé a pensar en cosas guarras que mandarla. En frases demoledoras que la pusieran cachonda como para grabarse un vídeo a lo Hormigos. Me pone mucho esa mujer. Escribí “se te adivina el culo” pero el corrector del whatsapp corrigió “se te adivina el culto”. Después puse “¿no tienes tetas?” y el corrector “¿no tienes tretas?”

La conversación se fue poniendo rara, así que le mandé una foto de mi torso desnudo. No es lo más sexy que tengo, pero algo es algo. Ella me pidió más. Y yo le dije “¿Quieres una foto de mi pene?” y claro, el corrector: “¿quieres una foto de mi pena?” y yo que desnudo ya doy bastante pena me fui bajando en mis pretensiones y en mis otras cosas.

Ella se iba enfriando. “¿Qué haces mañana?” y yo quise contestarle con una guarra “Fungir contigo” pero el corrector otra vez, “Fingir contigo” todo se acababa de estropear. Así que tomé una determinación suicida, me fui a su casa, llamé al timbre y me acosté con ella. No es tan placentero como el sexting, pero no hay un corrector puritano que me interrumpa a cada segundo.

No la volveré a ver. No me hace falta un whatsapp para saber eso. Ella se quedó bastante fría. Si el corrector me hubiera dejado fungirla por whatsapp me querría para siempre. Maldito.




jueves, agosto 15, 2013

CORTAR POR LO SANO

Sentado en el bar, con una cerveza y escuchando conversaciones ajenas, es la mejor forma de escribir nuevo material cómico. Mi número es bueno, pero hay que escribir más material por si acaso. Nunca se sabe cuándo va a hacer falta. Y hay que renovarse y hay que mejorar. Quedarse atrás es perder dinero. Y el dinero es cerveza.

Un hombre en silla de ruedas entra en el bar. Pide una cerveza. Es un hombre de lo más feliz. No tiene piernas. Es un hombre sonriente y tranquilo que bebe cerveza, que habla con la gente que se mueve con más o menos desenvoltura con la silla.

Antes no era así, según me cuenta en el camarero antes tenía las dos piernas. Pero las perdió. Y antes era un borde. Pero cambió. Siempre que salía de casa, acaba por pisar una mierda. Los perros estaban por todas partes y era difícil esquivarlas. Sobre todo para él. No había día que pisara una. No había lugar.

Se iba de vacaciones y en el pueblo de la playa pisaba una mierda. Estaba en el trabajo, salía a fumar y pisaba una mierda. Estaba en el supermercado, en el bar, en el fútbol. No sabía cómo se las apañaba pero siempre le pasaba lo mismo. Y ya no era molesto. Pero no podía tener una chica así. Siempre oliendo a caca de perro o de otro animal.

Un día tomó una decisión drástica y se cortó la pierna. Eligió la derecha. Pero le quedaba una pierna. Y con esa siempre acababa por pisar una caca. Era como una maldición gitana. Como una maldición griega. Como una pedazo de maldición de mierda. Cuando no pisaba con su zapatilla pisaba con su muleta.

Así que cortó por lo sano, nunca mejor dicho, y se cortó la otra pierna. Ahora ya no pisa mierdas más que con la silla de ruedas, y como la suya lleva motor, no hay problema. Siempre va limpio. Siempre va tranquilo. Se ha echado una novia. Tiene dos piernas de metal para correr cuando le apetece y además le ha salido un trabajo guay como probador de rampas.

Normal que ahora sea tan feliz. En la vida el que no encuentra respuestas es porque no las busca lo suficiente.








domingo, julio 21, 2013

INSTINTOS BAJOS EN EL CENTRO COMERCIAL

He escapado a un centro comercial en busca de aire acondicionado. No es que haga mucho calor, pero ya tengo poca ropa limpia y si sudo la que me queda, no tendré ninguna para ir por la noche a un bar sin apestar a sudor. Y ya me cuesta que no me huyan las mujeres oliendo bien. A lo mejor, pienso, si huelo a sudor las pongo cachondas, pero no quiero arriesgarme, porque mi olor a sudor a mi me pone de los nervios.

El centro comercial es un lugar que excita mis más bajos sentidos. En todas las versiones posibles de la expresión bajos sentidos. Me pone cachondo con sus mujeres que pasan por las tiendas y con las dependientas super monas que llevan con estoicismo la ropa que los diseñadores de la tienda quieren vender. A ellas les queda bien, pero a las chicas normales no.

También excita mi instinto asesino. Comprendo a Herodes mejor que nunca cuando paso un rato en un centro comercial. Montones de niños ruidosos y molestos corren y gritan y chocan y te pisan y babean y tiran todo y no te dejan pensar, concentrarte o simplemente dormir. Los niños en el centro comercial son bestias en libertad que pueden hacer lo que quieren, menos robar en las tiendas.

Pero mi instinto asesino va más allá. La gente maleducada que tira la ropa por todas partes, que se cuela en tu probador y no pide disculpas, que te ronda en las estanterías que tú miras por saber qué miras tú y no por buscar nada.

Y sobre todo, mi instinto asesino se excita ante la simple visión de la gente que pasea por el centro comercial. Es una amalgama de mal gusto. Como un paseo marítimo de una ciudad de vacaciones. Pero peor. Escotes excesivos. Pantalones demasiado cortos para esas piernas tan celulíticas. Piercings absurdos. Tatuajes más absurdos todavía en pieles ahora firmes pero luego quemadas y después flácidas.

El dios del buen gusto murió del disgusto en un centro comercial. Peinados demasiado altos. Gomina por todas partes. Músculos de gimnasio y esteroides. Ropa demasiado corta. Cuerpos de si no te gusta no mires, que en realidad dan pena, porque si hubiera un mínimo que mirar, sería ocultado. Los resultados de tantas hamburguesas y chocolates y comida de bolsa, reluce en un centro comercial.

Yo vuelvo a casa pensando que estoy muy bien, que soy muy guapo, muy alto, muy listo. No tengo hijos que griten. No tengo tatuajes ni piercings. He pasado un día fresquito y no he gastado dinero. Me han subido la autoestima y además he ideado un nuevo monólogo para el espectáculo de verano. No puedo pedir más. Gracias mundo.  



sábado, julio 13, 2013

LAS CHICAS CON CLASE NO BESAN EN LOS BARES

La encontré en un bar. Levanté la cabeza por encima de la jarra de cerveza y la vi, divina y estupenda con su vestido de color anaranjado. Me tomé tres cervezas más para coger fuerzas y me acerqué a ella. Y estuvimos hablando mucho rato.

Le dije mi nombre, me dijo el suyo, sabéis como son estas cosas. Le conté que soy humorista, que hago monólogos, que antes era músico, que hacía canciones sobre chicas como ella. Me desafió a hacerla reír. La hice reír. Hice que una chica que pasaba por allí me diera una bofetada. Se río de mí.

Pensé que la tenía en el bote. Fui repasando mentalmente el estado de mi casa, si estaría o no recogida, si estaría limpio el cuarto de baño, si habría cerveza en la nevera, si tenía martini que es lo que ella estaba bebiendo. Miré en el móvil si tenía el número del taxi y sí lo tenía. Todo iba bien, nada iba a estropear aquello.

La invité a una copa. La hice reír más. Ensayé con ella mi monólogo sobre los hipsters que se van de vacaciones con las gafas de pasta y llevan libros de Murakami en la bolsa de la playa y que se hacen fotos de sus propios pies cubiertos por los libros Murakami y las gafas de pasta y la arena, para demostrar que aunque ya no lleven converse todavía son gafapastas o hipsters o cómo demonios se llame. Se reía cada vez más.

Me acerqué mucho a ella. Junté los labios y ataqué. Pero me hizo la cobra. Las chicas con clase no besan en los bares. Esa fue su respuesta. Las chicas con clase no besan en los bares. Y se fue de mi lado, caminando con tanta clase y tanta prestancia que parecía sacada de un catálogo de chicas bien.

Yo me quedé allí, solo y triste, remojado en cerveza y sonriendo. Las chicas con clase no besan en los bares, ¿y el resto de las chicas?


jueves, julio 04, 2013

CERVEZA SIN ALCOHOL

Empieza a hacer calor para todo lo que no sea ir a la nevera y coger una cerveza helada. Así que fui a la nevera a coger una cerveza helada. Pero no tenía cerveza. No sé en qué momento me las he bebido. En serio, no lo recuerdo. Aunque creo que eso se explique con la ola de calor que nos acompaña. Tal vez he visitado mucho la nevera últimamente.

Bajé al super de la esquina a por unas cuantas cervezas. Me gusta porque las tienen de muchos tipos y aunque al final siempre compro las mismas, las más baratas, puedo pensar que compro cualquier otra y sentir lo que sería tomarme esa cerveza con resonancia a frutos del bosque.

El super de la esquina antes era algo normalito, pero ahora es una cosa con mucho glamour. Venden de todo. Desde calcetines hasta helado de nueces de macadamia. No sé qué es macadamia, ni dónde está, pero tienen unas nueces rarísimas. Con lo ricas que están las normales.

Una chica en el pasillo de las cervezas daba muestras de una cerveza de trigo. No me gusta mucho variar, pero la chica estaba buena, la cerveza fresquita y piqué. Me llevé dos cajas. Malo tenía que ser aquello para que no me las bebiera en un rato esa misma noche. Ya volvería al día siguiente a por las mías de toda la vida.

Bebí, bebí, bebí y bebí durante toda la noche. La cerveza estaba fresquita pero tenía un algo raro. No sabía del todo a cerveza. Eso del trigo es un rollo, pensé. A las cinco de la mañana seguía bebiendo de aquello como si no costara. Me acosté lucido y me tuve que dormir por mis propias fuerzas, eso sí, levantándome cada media hora para mear.

Esa cerveza estaba rota, no funcionaba. Así que me llevé al super y se la dí a la chica tan atractiva que me la dio a beber. Era cerveza sin alcohol, sin nada de alcohol, me dijo la chica. Se me quedó cara de tonto.De muy tonto. No sé diferenciar entre la cerveza con y la cerveza sin. Así que me he apuntado a un curso de cata y preparación de cerveza. Yo que he trabajado en una fábrica de cerveza sin saber cómo sabe. Al menos quedé por la tarde con la chica. Me dió calabazas, pero me invitó a tres cervezas. Con alcohol por supuesto.




jueves, junio 13, 2013

LOS OSITOS DE PELUCHE NO SE EMPALMAN

Me contaba Felipe en el bar que le habían despedido. Tenía un trabajo estupendo, que nunca supe cómo encontró y cómo tuvo tanta suerte. Consistía en dormir con una señorita. Nada más. Él tenía que estar en la habitación de la chica cuando ella se fuera a la cama. Meterse con ella y abrazarla o dejarse abrazar.

Era un osito de peluche humano. La chica no podía dormir sin él. Esto le había permitido conocer mucho mundo, porque la chica era una guapa heredera con un avión privado a su disposición que había recorrido medio mundo. En ese medio mundo buscó dormir sin su acompañante, pero no pudo. Así que Felipe cobraba un buen montón de dinero y se acostaba cada noche con una chica muy rica y muy guapa.

Eso le privaba de acostarse durante la noche con otras mujeres. Pero él lo prefería. Les hacía el amor y no dormía con ellas. Llevaba dos años viviendo en la gloria. El trabajo tenía problemas, claro. Tenía que olor siempre bien. A osito de peluche. Y tenía que tener buen aliento. Y sobre todo tenía que ser respetuoso. Tenía que abrazar, pero no lúbricamente. Cualquier pulsión sexual conllevaba el despido.

Para ello Felipe se masturbaba compulsivamente antes de acostarse con la chica. Llegó el día en que podía acostarse con ella sin sufrir problemas nocturnos. Todo es cuestión de acostumbrase. Pero un día la cosas cambió. Hacía mucho calor. Felipe había estado muy ocupado y no había podido aliviarse más que dos veces. La chica dormía medio desnuda. Su piel era suave. Su pelo negro olía a embriagantes flores recién florecidas. Y al estar tumbada se le escapó un pecho.

Felipe no pudo resistir y sufrió una violenta erección. Consiguió disimularla dándose la vuelta. Pensó en escapar cuando la chica estuviera dormida. Iría al baño y se aliviaría. Pero ella no podía dormir y se abrazó a su osito, notando una dureza inexplicable a la altura de la cintura. La chica metió mano allí y alucinó.

Total, que Felipe y la chica praticaron sexo. Él estaba muy contento porque esto le daba a su trabajo lo que le faltaba. Pero al día siguiente la chica le despidió. Felipe le pidió explicaciones y ella contestó: “los ositos de peluche no se empalman”. Así que ahora está sin trabajo. Si alguien necesita un osito de peluche humano que le llame o deje mensaje aquí. Es económico y tiene experiencia. Y promete no volver a hacerlo.







miércoles, mayo 29, 2013

NIEVE E INSULTOS

He pasado cierto tiempo sobrio y eso me ha hecho darme cuenta de las cosas que pasan a mi alrededor. La más importante son las palabras. He descubierto que las palabras ocultan muchas cosas.

Los esquimales tienen un sinfín de palabras para definir la nieve y sin embargo no tienen palabras para otras cosas. Eso significa no sólo que sepan mucho de nieve, sino que la nieve está presente en todas su conversaciones. Cada vez que dos esquimales se ven, se frotan la nariz y luego dicen cosas sobre la nieve: hoy es más blanca que ayer pero menos que mañana o la nieve es semipolvo occidental, cosa que suena a descripción de un alijo de coca hecha por un perito policial. Así que vivir en el polo con los esquimales tiene que ser aburrido de narices. Todo el rato mirando la nieve y diciendo cómo es. Y sin poder decir cosas más bonitas como tus dientes son perlas o quiero arrancarte la ropa.

En España, sin embargo, no tenemos casi palabras para la nieve. Sin embargo, tenemos un repertorio infinito de insultos. Lo que quiere decir evidentemente que nos pasamos los días y las horas y los minutos insultándonos. Los insultos en español no sólo son efectivos, sino que también son sonoros y creativos. Para destacar entre tanta variedad hay que hacerlo muy bien y muy distinto y aquí sabemos hacerlo.

También tenemos en España múltiples palabras para referirnos a los órganos sexuales y a las prácticas sexuales. Eso debería significar que estamos todo el día viendo órganos sexuales y realizando prácticas sexuales. Pero no es así. Lo único que significa es que hablamos mucho de sexo y de sus cosas, pero no que lo practiquemos. El 90% de lo que dice un español es insulto o es sexual. El otro 10% es sobre la crisis o sobre Mourinho, con lo que acabará por ser insulto más temprano que tarde.

Estos dos grupos de palabras, los insultos y las sexuales, se unen en este punto: como practicamos poco sexo, insultamos mucho. Un poquito más de sexo equivaldría a eliminar del diccionario miles de insultos. Sería un gusto para la población, pero una tragedia para los señores de la RAE que tanto tiempo pasan en los bares recabando información y palabras. Además sería una tragedia para los filólogos, porque sus bíceps menguarían aún más. El único esfuerzo que hacen es el de levantar el diccionario, y si le quitamos la mitad de las palabras, ya no harán ningún esfuerzo.

El ecosistema verbal español se resentiría y no sabríamos como insultar cuando llegara el caso. Eso sería dramático, un español que no sabe insultar es un bicho raro, en el caso de que exista, porque yo hasta ahora no he conocido a ninguno.

No quiero que se acaben los insultos en este país, porque es lo único en lo que tenemos superávit, pero sí me gustaría que hubiera más sexo. Con lo cual me hallo en una paradoja de la que no sé salir. Voy a insultarme a mí mismo un rato a ver si con eso me calmo y encuentro una solución viable.



lunes, mayo 20, 2013

ODA AL ESFINGOMANÓMETRO

En un bar me encontré con un recital de poesía. Los recitales de poesía son cosas muy molestas si lo que quieres es leer el Marca tranquilo en un bar. Pero me quedé a ver qué se cocía por ahí. Comprobé que lo primero que se cocía eran los poetas. Bebían alcohol como si este manara directamente de los pechos de las musas.

Uno de los poetas se sentó a mi lado en la barra y pidió una cerveza. Después de probarla no le hizo un soneto como sí habían hecho otros siete poetas anteriores, por lo que deseé que se quedara sentado a mi lado. Todo lo que viniera después me parecería molesto.

El poeta en cuestión resultó ser solamente un poeta aficionado. Su verdadera profesión era la de médico. Él siempre quiso ser poeta, pero su madre le obligó a ser médico. Y a una madre no le puede decir que no. Es médico de familia en un consultorio y hace poesía médica. En sus poemas habla de radiografías, electrocardiogramas y hemogramas.

Dice que en la poesía todo cabe y que realmente su uso del lenguaje médico es un juego metafórico. Estaba harto de los poemas que hablan de amor y de la injusticia social. Así que él habla de corazones operados, alergias alimentarias, pitiriasis rosadas y anemias galopantes. En realidad, cuando lo hace habla de amor y de mujeres hermosas que lo abandonan, pero nadie se da cuenta.

No tiene éxito con su poesía médica ni con las mujeres, porque todas las que se desnudan ante él son pacientes y le abandonan sin darle su número de teléfono. Sólo le dan el número de la seguridad social y con eso no se puede hacer nada digno de mención.

Pese a todo, él va a sus recitales poéticos con un fonendo en el cuello y con su libro de recetas lleno de poemas. Parece que su “oda al esfingomanómetro” no tiene éxito, aunque a mí me pareció el mejor de todos aquellos poetas. Por lo menos tiene un lenguaje distinto. La séptima vez que oí una alabanza al desahuciado no tuve más remedio que comprar un libro de Machado y quemarlo en señal de duelo y desagravio. Pura poesía.





jueves, abril 25, 2013

MATAR A UN MOSQUITO NO ES NADA FÁCIL

Matar a un hombre no es nada fácil. Yo no lo he intentado nunca, pero las mil veces que he pensado en hacerlo lo he descartado porque no era capaz de elegir las armas oportunas para acabar con ese miserable. El lanzallamas es mi arma predilecta, pero me pillarían en seguida. No puedes ocultar muchas pruebas cuando matas con un lanzallamas. Además, ¿Dónde se compra un lanzallamas? Es una pregunta seria, estoy deseando tener uno.

Total, que entre mi moral asquerosa y los inconvenientes materiales, matar a un hombre es muy difícil. Pero esta noche he comprobado que matar a un mosquito es mucho más difícil. La motivación no importa para nada, aunque en este caso es que no me dejaba dormir. Abrí la ventana un momento para ver el eclipse de luna y el maldito se coló en la habitación.

Lo peor no era que me picara, era su zumbido en el oído. Parecía que un portaaviones yanqui quisiera bombardearme. Yo levantaba la cabeza y el maldito se escondía. Apagaba la luz. Me picaba. La encendía, me rascaba y le buscaba. Desaparecía. Decidí dejar la luz encendida para que viniera a la bombilla y ahí tenderle una emboscada, pero me picó otra vez.

Mi táctica siguiente fue ofrecer mi cuerpo desnudo al mosquito para que se hinchara bien de sangre y así pillarle más gordo. Me picó muchas veces. Pero no dejaba ser supersónico. Me pasaba por la oreja. Me picaba en el hombro. Apagaba la luz y volvía. La encendía y se escondía. Me dolió reconocerlo, pero el mosquito era más listo que yo.

Desesperado urdí un plan maestro. Un plan genial. El plan de todos los planes. Fui a la cocina, saqué la botella de whisky y me emborraché como un prusiano del norte. Y ya borracho le grité al mosquito “Ven, ven ahora, maldito” vino y me picó, varias veces. Ese era mi plan, ya estaba donde le quería, tan borracho como yo. Ahora volaba despacio y haciendo eses por la habitación, hasta se estampó contra los cristales.

Pero no pude matarle. Cuando bebo me pongo muy sociable y acabé gritándole que le quería y que era mi mejor amigo. Al final me dormí o de desmayé, no lo recuerdo bien, pero cuando me desperté el mosquito no estaba y a mí me dolía la cabeza y el resto del cuerpo porque lo tenía lleno de picaduras. Para esta noche he comprado vodka, que deja menos resaca.




martes, abril 16, 2013

MIS RODILLAS SON EXCELSAS

Es muy difícil sacarse una foto de las rodillas. Es la parte más sexy de mi cuerpo, pero no hay manera de sacarle partido. Ahora que empieza el buen tiempo empezaré a usar pantalones cortos y las cosas mejorarán, pero mientras, es una de mis zonas desaprovechadas.

Tengo una tirita puesta en la nariz. No es que quiera respirar mejor. No me vendría mal respirar mejor, pero no creo que una tirita pueda hacer eso. Intentaba ayer hacerme una foto de las rodillas para mandarla por whatsapp y me caí de cabeza. Es muy difícil sacarse una foto de las rodillas.

El whatsapp es una gran invento. Sirve para encontrar montañeros que se han perdido. Pero también sirve para mandar fotos sensuales de uno mismo. Por supuesto también para recibir fotos sensuales de otra persona. Encontré una chica en Badoo (antes renegaba del Badoo, pero me está gustando mucho, la verdad) y le dije que mi parte más sensual eran las rodillas. Ella no se lo creyó. Intenté hacer la foto y me lesioné.

Me sentí muy recuperado cuando ella me mandó una foto de sus pechos. No sé qué tendrán los pechos que me gustan tanto, y que me hacen olvidar cualquier dolor. De hecho se me pasó el dolor durante tres minutos. Luego tuve que buscar un clinex y una tirita. Para cosas distintas.

Me di una ducha rápida y cuidé mis rodillas como si fueran las de un futbolista. Cuando llegué a la casa de la chica (la encontré muy rápido gracias a la ubicación esa del whatsapp) me quité los pantalones para que viera mis sexys rodillas. Pero sólo quiso ver mi pene. Me indigné y me fui de allí sin siquiera tocarle los pechos. Mi pene está bien, pero mis rodillas son excelsas.




jueves, abril 11, 2013

AQUÍ

He vuelto al Badoo. Te encontré por la calle y me has dicho que se te ha roto el teléfono. Creo que es una excusa; que me has bloqueado. He vuelto al Badoo porque necesito unas cuantas experiencias para escribir nuevo material. Y porque me han dicho un par de trucos que me harán fácil ligar allí. En la casilla ingresos hay que poner altos.

Conocí en el Badoo a una chica. La llamaremos la del Badoo. No es un nombre muy original, pero sólo se me ocurre llamarla Pepi o Mari, que son peores aún que la del Badoo. La del Badoo quedó conmigo en una cafetería. No voy a hacer descripciones. A los diez minutos estábamos dentro de mi casa. Dentro de mi cama. Mi pene dentro de ella.

Tres días después repetimos la operación. La del Badoo y yo dentro de su coche. Mi pene dentro de su boca. Son cosas de la vida. Tres días después volvimos a repetir. Mi autoestima estaba por las nubes. Nunca una mujer ha querido repetir tanto de mí. Fui a comprar condones. La chica de la parafarmacia sonrió pensando que había tardado muchísimo tiempo en gastar una caja de seis. Me lancé y compré una caja de doce. Fue una compra optimista.

Tres días después (me extrañó lo de los tres días, aunque lo expliqué diciendo que soy tan bueno, que tienen que pasar tres días hasta recuperarse y querer más de mí) quiso volver a mi casa. Cambié las sábanas. Limpié la habitación. Al llegar se sentó en el salón y me dijo “Quiero tu esperma” yo le dije “Vale ¿Dónde te lo echo?” estas cosas siempre me han emocionado, así que estaba dispuesto a echárselo ya en cualquier parte. Pero sacó un bote de plástico “aquí”.

La eché de mi casa. Me gustan las perversiones sexuales que incluyan descargas seminales, pero lo del bote me ha parecido excesivo. Llevo sin masturbarme dos semanas y vigilo mis pasos cuidadosamente. Temo que sea capaz de cualquier cosa por conseguirlo.




martes, abril 02, 2013

LA SINCERIDAD DUELE

Decirle “me la meneo pensando en ti” no fue muy cortés, pero fue muy sincero. Su gesto posterior también fue muy sincero, cuando me gano una hostia la encajo con deportividad. Y no diré que no me dolió, porque me dolió. Aunque esas bofetadas duelen sólo cuando te las pegan. Luego son una buena historia para contar.

Quise decirle lo que le dije, aunque quería que fuera un halago. Creo que ella no se lo tomó así. Desde que tengo banda ancha, no pienso mucho cuando me dedico a la masturbación. Simplemente miro. Siempre hay algo que mirar si tienes una buena conexión a internet. Sin embargo, desde hacía unos días no podía dejar de pensar en ella cuando me masturbaba. Había recobrado mis 16 años, cuando tenía vívidas fantasías durante el amor propio.

Así que, el día que por fin pude hablar con ella un rato lo bastante largo, se lo dije. Pero no se lo tomó como el gesto de cortesía y halago que yo hice. Lo mejor para haberla llevado a mi cama hubiera sido cantarle la canción más hermosa del mundo. Mi versión es mejor que la de Sabina. Cuando digo lo del carnet del Atleti se me notan los años pasados en ese campo. Lo de Annie Hall, Gioconda y Wendy lo bordo. Creedme.

Pero ella hablaba y hablaba de la sinceridad. Su novio la había mentido. Eso la dolía mucho más que las otras cosas que había hecho contra ella. Más que haberse puesto de parte de su madre. Más que haberla engañado con su mejor amiga. Más que haberla robado dos mil euros de la cuenta del banco. Repitió la palabra sinceridad sesenta veces en ese rato. Y cuando me preguntó si yo era sincero, le dije “me la meneo pensando en ti”. Es evidente que no suena igual que “De sobra sabes que eres la primera”, pero es muchísimo más cierto.

Cuando se fue me gustó tanto que pensé en irme a casa. Aunque fuera diez minutos. Pero había muchas chicas en el bar y tenía ganas de mentir un poco. La sinceridad me dolía todavía.




Yo soy más feo y no llevo traje, ella no era rubia

sábado, marzo 30, 2013

FACEBOOK Y CONDONES CADUCADOS

Miro el Facebook como si de un collage surrealista se tratara. Tú sigues sin contestar a mis mensajes y he dejado el Badoo. Tu muro de Facebook no dice nada interesante, en eso se parece mucho a ti. Busco un código para entender un poco lo que pasa, pero no termino de coger la onda a todo esto. Creo que me estoy volviendo tonto por momentos.

En el pequeño espacio de la pantalla de mi ordenador (mi teléfono detesta el facebook, siempre le llena de datos que no puede digerir) se juntan tantas cosas sin relación que las palabras de Antonio Ozores parecen claras. Él por lo menos siempre tenía un mensaje final muy claro “No, hija no”.

Mi amigo Pepe, que es un moderno, ha colgado un vídeo de un grupo moderno. Suena muy mal. Y muy aburrido. Pero siete mujeres, con cara tan triste como el señor que lo protagoniza, le han pedido a Pepe ir con él al concierto, que es mañana. Pepe es un crack. Y se ha comprado dos camisas muy de moderno. Seguro que triunfa.

Me han invitado a tres grupos de debate. Pero no quiero leer nada de lo que dicen. Tengo miedo a que tengan razón y el mundo se acabe. Y si se acaba el mundo ¿qué voy a hacer con las cajas de condones que compré cuando te conocí? Fueron compras optimistas, lo sé. Demasiado optimistas.

Si el mundo se acaba, es probable que sea por mi culpa. No le hago caso a las advertencias que todo el mundo hace en su muro. No he pasado la cadena de la buena suerte. He pagado por el Whatsapp. He dejado de tocar justo ahora que podría colgar mis vídeos en Facebook. Sigo usando bombillas antiguas. No me interesa la política.

Sigue lloviendo y en mi teléfono hay cero mensajes tuyos. Que se acabe ya el mundo. No puedo con las promesas incumplidas. Los condones están a punto de caducar.




miércoles, marzo 20, 2013

TARDES ABURRIDAS

Como no contestas a mis mensajes, me pasé la tarde de ayer encerrado en casa, viendo aburrido como llovía insistentemente y escuchando country. Desde que no toco la guitarra me cuesta divertirme. Y no tenía cerveza en casa. Fue una tarde de lo más larga y desesperada. Y tú no contestas a mis mensajes.

En ese momento de aburrimiento, decidí abrime una cuenta en Badoo. Siempre me dicen que Badoo es ideal para cuando estás solo, para encontrar a alguien, para que ese alguien se acueste contigo. María lo dijo claramente: Badoo es para follar.

Me pidieron unos cuantos datos: mi edad, mi sexo, mis preferencias sexuales. Indiqué lo que quería, ellos me pidieron tres fotos de perfil. Busqué tres buenas fotos mías, pero no conseguí encontrar ninguna. Soy bastante feo y bastante poco fotogénico. Y eso se nota. Pero lo de poco fotogénico es una barbaridad. Al final puse las tres fotos que me parecían menos malas. En unas salía con gente, otras me recordaban a otra mujer (porque las había hecho ella), así que elegí tres fotos feas y sin recuerdos. Tenía aspecto de feo, pringado y violador.

Luego empezó mi búsqueda. Busqué mujeres cerca. Había muchas. Limité la edad. Había muchas. Intenté hablar con cinco. No me dejaron intentarlo con más. Ninguna contestó. Pero una me habló a mí. Me sentí atractivo. Me sentí guapo. Me sentí bueno. Se ve que esa no tenía miedo a que fuera un violador, como sí lo tenían las demás, y yo mismo empezaba a temer. La mujer tenía 43 años, tres divorcios, dos niños pequeños, una deuda importante con su casera. Me prometió sexo a cambio de dinero. Me mandó una foto desnuda. Le mandé el dinero al instante con una trasferencia. Le pedí que no volviera a hablarme y sobre todo para que no volviera a mandarme fotos. Bloqueé su número de teléfono. Borré mi cuenta en Badoo. Me preguntó la página: ¿Por qué quiere irse de Badoo? Como no se me ocurrió ningua respuesta, continué apuntado. Al rato me metí en xvideos, debería haberlo hecho mucho antes, me hubiera ahorrado mucho tiempo y sufrimiento.

P.D: Podría decir que esto es culpa tuya, pero no. Es culpa mía. Dieron la 1:03 de la madrugada y justamente en ese momento ya no tenía ganas de verte, pero sí ganas de escribir.





jueves, marzo 14, 2013

PECADOS INTERPAPALES

En este período interpapas he aprovechado para cometer un montón de pecados. La Iglesia estaba sin poder y nadie miraba lo que yo estaba haciendo, porque no soy papable, aunque a algunos les extrañe ese hecho.

Aprovechando ese vacío de poder y esa incertidumbre interna que tenían todos los hombres piadosos que conocía, he pasado unas vacaciones de la moral que me han sentado la mar de bien. He hecho todo lo que llevaba tiempo queriendo hacer y no podía por el temor a ser juzgado por la Iglesia y sus jerifaltes, que no son gente muy piadosa, pese a lo que se cree.

Lo primero de todo fue dejar de ir a misa. El jefe no está, no van a saber lo que hago. Lo segundo fue dejar de rezar todas las noches el cuatro esquinitas tiene mi cama. No tenía ningún sentido si no iba a misa. Tengo que reconocer que esto ha sido lo más difícil porque no puedo dormirme si no lo rezo antes. De hecho cuando no duermo solo me voy al baño un minutillo y lo digo rápido con la luz apagada con la excusa de que voy a asearme un poco.

Además cometí muchos otros pecados: bebí cerveza después de las 12. Este pecado no viene en la Biblia, pero mi tía nunca me dejó. Ha sido una venganza contra ella. Dejé de ducharme. Pero esto volví a hacerlo al tercer día. Las mujeres me huían. Escuché heavy metal. Aunque no mucho, la verdad. Es la música del diablo está claro: la usa para martirizar a los condenados.

Lo que más he hecho ha sido masturbarme, claro que eso lo hago siempre, así que no ha supuesto ningún cambio. He intentado practicar sexo, pero como siempre me lo han impedido mi falta de dinero y mi poca habilidad con las mujeres. Se me ocurrió practicar sexo homosexual, porque la Iglesia lo critica mucho, pero he sido incapaz de excitarme viendo un hombre desnudo.

Total, que lo he pasado muy bien este tiempo. Ahora que hay un nuevo papa, tendré que volver al redil y tendré que portarme bien, no vaya a ser que el año que viene me quede sin regalos de Navidad.




jueves, julio 05, 2012

HUIDA

He salido corriendo de la ciudad. He dejado allí mi casa y mi chica loca que no podía salir de ella. He dejado allí algunos amigos y un par de amantes. He dejado allí mi guitarra, por lo que tendré que comprarme otra, pero a ver con qué pasta.
No me ha pillado el marido de ninguna de mis amantes. Ha sido la segunda de ella, miércoles, la que ha causado mi huida. Me ha dicho que me quería. Y yo pensé por un momento que la quería a ella. Estaba a punto de decírselo cuando por mi mente pasó toda mi vida.
No pienso dejar que el amor modifique mi vida. Así que me he largado con lo puesto. Ya veré dónde acabo.   






jueves, junio 21, 2012

VIDA DE RASTRERO III

Mi mujer de los lunes está un poco loca. El otro día me llevó a un club de intercambio. Es un pena que fuera lunes. Por lo visto los fines de semana eso se pone de bote en bote. Tal vez sea de vote en vote. No lo sé. Pero eso está lleno de gente. Los lunes, sin embargo, hay gente, pero menos.
Por esa razón fuimos muy bien recibidos. Éramos carne fresca. Estábamos en la barra tomando algo cuando se nos acercó una pareja. Era un poco mayor. Pero estaban muy interesados en nosotros. Más en mi amiga que en mí. Pero sí, estaban interesados. Yo, la verdad, me hubiera acostado con esa mujer, pero a mi pareja no le gustó el hombre.
Vinieron más parejas, pero fuimos pasando de todas porque mi amiga quiso. Luego nos fuimos a una zona más íntima, donde nos desnudamos y donde empezamos a practicar. La gente empezó a rodearnos, pero a mi amiga sólo le interesaba ser vista.
Me fastidió un poco esta historia de voyeurismo. Sobre todo porque yo esperaba que fuera una historia de orgías. Pero bueno, soy un rastrero, qué le voy a hacer.




jueves, junio 14, 2012

VIDA DE RASTRERO II

Mi vida de rastrero sigue su curso tal y como debería. Estoy escribiendo estupendas canciones en las que soy un canalla. Eso sí, soy un canalla cuando ella no puede verme. La Ocupa está muy en sus cosas (creo que ahora ha ascendido y no sólo es recepcionista, también es telefonista).
Mis tres amantes se compaginan bien, los días son alternos y a las tres las llamo preciosa. La única realmente preciosa es la Ocupa, pero así no me confundo nunca. Y ellas están contentas.
Lunes está casada con un hombre que viaja mucho. Creo que es comercial o algo así. Los comerciales son esos hombres que parecen muy importantes porque van en traje y viajan todo el rato, pero en realidad lo único que hacen es esperar a que alguien los reciba. Luego ellos hablan el que los recibe dice no y se acabo el negocio. Alguna vez dice sí, pero pocas, como cuando yo iba a una discoteca.
Así que tengo mucho tiempo para estar con ella los lunes. Me recibe en su casa. En su cama. Y hago todo lo que él no hace. Como comer con su mujer la deliciosa comida que prepara.




jueves, junio 07, 2012

VIDA DE RASTRERO

Como soy un rastrero, estoy acostándome con tres mujeres a la vez, sin contar con la Ocupa a la que podría considerar mi pareja. Ella vive aquí, sube cada mañana a trabajar con la Vidente, luego baja, me hace la comida, si nos apetece nos acostamos juntos y luego yo salgo a dar una vuelta y ella vuelve a trabajar. Como no puede salir de casa, puedo hacer lo que quiera.
He suspendido todas mis reglas morales, excepto una. Con borrachas no. Sé que eso eleva mucho mi nivel de “rastrerismo”, pero al menos aún me queda una norma.
Sin embargo, he roto mi norma sobre mujeres casadas o comprometidas. De hecho ahí está mi filón. Las mujeres casadas buscan aventura y la encuentran en mí, que soy un tirado de la vida que canta en los bares y se lava poco.
Las tres mujeres que ocupan mi vida, lunes, miércoles y jueves, están casadas o comprometidas. Rondan los cuarenta o los superan claramente, alguna tiene hijos, no trabajan, se aburren.
Yo les hago un poco de caso, una canción, unos mimitos y ellas se acuestan conmigo. Esto es vida. De verdad, no hay nada mejor que ser un rastrero.





domingo, junio 03, 2012

ILUSIÓN

Juan es un hombre normal. No tiene nada especial. Es de altura normal. No es demasiado fuerte. No tiene uno de esos brazos musculosos que ahora se llevan. No lleva camisetas que dejen ver sus pectorales. No es demasiado inteligente. No gana demasiado dinero. No se distingue por nada especial.
Juan conoció a Elena por un amigo común. Él es el marido de una amiga y se vieron en la calle un día. Días más tarde ella entró en el banco y él estaba allí. Trabajaba allí. Pasaron unos meses. Él le ha pedido esta tarde que salgan juntos una noche, a tomar algo, al cine, a cenar. No sabe bien qué podría gustarle a ella.
Juan se mira en el espejo y se ve un hombre normal. Pero tiene confianza en sí mismo. Sabe que podrá salir con Elena. Que si Elena no le quiere, podrá hacer que lo haga. Sabe hacerlo. Ya lo he hecho, se dice a sí mismo. Así que piensa que Elena saldrá con él y que conseguirá conquistarla. Que podrá acostarse con ella. Y si todo va bien, tal vez salir con ella de una manera formal. No se niega a ello. No se cierra a ello.
Elena ve que Juan es un hombre normal. Pero le ha hecho ilusión que le pida salir. Ha sido un poco formal. Aunque le ha pedido que ella elija el sitio y la actividad. Elena se ha puesto a pensar como una tonta en lo que podría hacer con Juan. Y todo lo parece bien. Y se imagina haciendo cosas con él. Elena ha sentido después de mucho tiempo ilusión.