Con estas cuatro palabras podemos resumir perfectamente lo ocurrido anoche en la tercera entrega de Top Chef. Carlota, la que hiciera tan buen papel como jefa de equipo la semana pasada, cavó su propia tumba guiada por una soberbia que no habíamos aún intuido en los programas anteriores.
La ibicenca empezó a estropear su imagen en la primera prueba, en la que coincidió en el mismo equipo con Oriol, el freestyler de pacotilla que está pidiendo a gritos que alguien le aclare un par de cosas. Muchas risas, mucho "lo vamos a petar", muchas palmadas, pero al final presentaron una especie de plato combinado sin nada de cocina que no hubiera firmado ni el mismísimo Honorato.
Después, con su presencia en la prueba de eliminación asegurada, se metió en un jardín absurdo e innecesario al señalar a Carlos en su propia cara como su candidato preferido para la eliminación, simplemente porque no le cae bien (reconozco que yo tampoco lo trago), aunque aclaró, a pregunta de Chicote, que lo veía un rival débil.
Pero la estrategia le salió mal y cayeron a la prueba de eliminación dos rivales muy fuertes, Sergio y Alejandro. Si a esto sumamos que Carlota se encontró en dicha prueba con un producto que no dominaba en absoluto, al final fue ella la que tuvo que abandonar el programa, demostrando que los "a priori" no valen para nada.
Y como la venganza es un plato que se sirve frio, mientras Carlota se despedía de sus rivales entre lágrimas, discretamente, en una esquinita del almacén, alguien sonreía, y alzaba en puño en señal de victoria...
La ibicenca empezó a estropear su imagen en la primera prueba, en la que coincidió en el mismo equipo con Oriol, el freestyler de pacotilla que está pidiendo a gritos que alguien le aclare un par de cosas. Muchas risas, mucho "lo vamos a petar", muchas palmadas, pero al final presentaron una especie de plato combinado sin nada de cocina que no hubiera firmado ni el mismísimo Honorato.
Soberbia: Vieron ganada la prueba antes de empezar
Después, con su presencia en la prueba de eliminación asegurada, se metió en un jardín absurdo e innecesario al señalar a Carlos en su propia cara como su candidato preferido para la eliminación, simplemente porque no le cae bien (reconozco que yo tampoco lo trago), aunque aclaró, a pregunta de Chicote, que lo veía un rival débil.
Provocación: Te quiero en la prueba de eliminación porque soy mejor que tu
Pero la estrategia le salió mal y cayeron a la prueba de eliminación dos rivales muy fuertes, Sergio y Alejandro. Si a esto sumamos que Carlota se encontró en dicha prueba con un producto que no dominaba en absoluto, al final fue ella la que tuvo que abandonar el programa, demostrando que los "a priori" no valen para nada.
Fracaso: Carlota fue víctima de sus propios errores
Y como la venganza es un plato que se sirve frio, mientras Carlota se despedía de sus rivales entre lágrimas, discretamente, en una esquinita del almacén, alguien sonreía, y alzaba en puño en señal de victoria...
Venganza: el malagueño consumó su venganza sin necesidad de cocinar