" cinódromo: Sam Mendes
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viernes, 10 de diciembre de 2010

Revolutionary road/ Sam Mendes/ Estados Unidos 2008




               Lo mejor de este drama de San Mendes es la complejidad de la relación que mantienen los dos protagonistas Kate Winslet y Leonardo DiCaprio; un duelo interpretativo que merece la pena, muy intenso, de un final triste y abrumador. Analizaría sus comportamientos desde el punto de vista moral. Yo lo veo así:

           Ella es una mujer que se casó ilusionada y muy enamorada de un hombre que prometía y merecía la pena; tenía puestas en él muchas esperanzas y sus ilusiones fueron asumidas y apoyadas por un marido que parecía querer cambiar también; pero que finalmente sucumbió al conformismo producido por la seguridad de una vida más o menos acomodada, pero insípida, y con la que la relación se deterioraba irremediablemente. En la mujer hay necesidad de cambio, y aunque sus motivaciones sean legítimas y nobles, porque siente y cree que lo que hace es lo mejor, peca, a mi modo de ver, de una  imaginación desbordada y desbordante, y vive en una especie de fantasía; todo ello la lleva a intentar convencer a su marido para que cambie su vida porque piensa que él vale para mucho más, y que la cambie totalmente: la que vive no le gusta y, como ya dije, cree que pueden aspirar a algo mucho mejor, a algo que les haga alcanzar la felicidad (en este caso hay mucho de ilusión quimérica); el riesgo a intentarlo podría traer consecuencias dramáticas, pero a ella parece no importarle porque su fantasía es muy real. La mujer es una inconformista cuyo idealismo la hace ser una insatisfecha existencial.




           Por otro lado tenemos al hombre, Leonardo DiCaprio, cínico y vanidoso, pero que parece tener los pies más asentados en tierra firme, aunque por un momento parezca que va a acompañar a su esposa en su sueño. Tiene claroscuros morales muy interesantes  y es  de  análisis complejo; en ocasiones su personalidad un tanto gris no capta simpatías, pero el sentimiento hacia su esposa es auténtico: él la quiere, lo único es que llega un momento en el que el conflicto entre la realidad y las ilusiones hace que fije su postura, aunque ella se sienta defraudada; pero esto no lo hace sólo por él, lo hace también por su esposa porque cree firmemente que es el mejor camino (aunque ella crea también firmemente que el mejor camino sería irse a París y cambiar de vida).

       ¿Y cuándo empieza la crisis? Cuando Kate Winslet descubre que su marido es todo lo contrario a lo que ella creía, cuando la relación comienza a deteriorarse irremediablemente. No podía ser de otra manera y así sucede en la mayoría de los casos, pero, aunque siempre hay que contar con esto, no deja de ser dura y desgarradora una situación que produce tanta amargura en la pareja, en cualquier pareja.  
 
         El contrapunto del enfermo mental que es el que mejor sabe qué están viviendo los protagonistas  es irónico y sorprendente. Él es el que les dice las verdades más claras y el que hace reflexionar a la pareja; es como si el enfermo mental fuese un gurú espiritual que trata de ayudarlos. Personaje muy secundario, pero de gran calado.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Camino a la perdición/ Sam Mendes/ Estados Unidos 2002


Es una película con estructura de cómic, pero que cuenta una historia de mafia. El resultado no me convenció. Hubiera sido mucho mejor hacerla más fantástica, con el hijo de Tom Hannks en la peli admirando absolutamente a su padre que se comportaría como un auténtico héroe; pero ese realismo clásico para lo que cuenta no le va; es como si tratara de hacer una especie de Sin City (aquí se ve claramente la estética cómic y, a pesar de ser algo fantasma de más, está más o menos conseguida porque los protagonistas podrían ser Spiderman o Superman, pero sin poderes sobrenaturales)
Pues aquí, en Camino a la perdición, pasa lo contrario: las relaciones del protagonista, Tom Hanks, con los demás son descafeinadas; se ven las imperfecciones típicas de un hombre normal a pesar de su  gran determinación para hacer lo que debe y que su hijo no dude de su valor; pero este estilo de contarlo no va con la historia que, como he repetido antes, se nota que está sacada de un cómic y con ese espíritu se debería contar, cosa que San Mendes no ha hecho.

Para algunos puede parecerle un pecado que diga que me pareció más auténtica Sin City que Camino a la pedición. Pues así es; pero eso no significa que sea mucho mejor una que la otra, no, eso significa que es más auténtica (para el que escribe esto, naturalmente) Sin City que la de San Mendes a pesar de lo tonta o exagerada que pueda parecer en ocasiones Sin City( pero esto sólo es una comparación que creo encajaba para explicar lo que me parecía Camino a la perdición, que aunque fallida, sí tiene escenas dignas de valorarse y cosas interesantes, pero que en conjunto ni van ni me convencen)
Creo que si la película se centrara sobre todo en la relación del padre y su  hijo, que es lo que más me atraería, no sería la misma película y perdería el espíritu primigenio del cómic; pero aquí Mendes no hizo ni una cosa ni la otra. La violencia en ocasiones tiene que abrumar, doler (como ocurre en una película como la alemana Contra la pared) o ser incluso explícita cuando es necesario. ¿Qué le pasaría a la gente, más o menos normal, cuando la contempláramos con todas estas particularidades? Pues que nos produciría una emoción de disgusto, de asco o desagradable, y esto en ocasiones es necesario si la historia admite esto, o más bien si es preciso contarlo de esa manera; pero sin llegar al mal gusto o a lo exagerado sin limite.
Para mi todos los personajes tienen su importancia en el guión de Camino a la perdición; lo que ocurre es que Mendes quiso centrarse mucho más en la relación paterno filial, en la que hay cosas preciosas; ya no me acuerdo demasiado pero …como en la escena en la que su padre va a sacar un rifle o una metralleta, una escena de tiros creo que era, y su hijo está leyendo un cómic en el que recrea lo que su padre va a hacer( me parece que era más o menos así).

La violencia que escenifica está dulcificada precisamente porque está vista desde los ojos de un niño (el hijo de Tom Hanks), y esto está más o menos bien porque, como quedó repetido varias veces, la relación está sublimada en el padre y el hijo; pero queda todo lo demás, el marco en el que está encuadrada esa relación, que aunque el director trata de difuminarla, no encaja bien, y en el comic (que no he leído) seguramente esté más trabajada y contada de otro modo.