Gus Van Sant fue músico durante
años y antes de ponerse en serio a hacer largometrajes dirigió videos musicales
de cantantes y bandas como David Bowie,
Elton John, Red Hot Chili Peppers o Hanson.
Esta película está protagonizada por estudiantes de distintos institutos de
Oregon. En el casting se presentaron unos 3500 estudiantes y a los elegidos se
les animó a separar su papel de su vida personal y a integrar en la película
sus experiencias personales. No había a penas un guión que seguir: era un guión
improvisado hecho por el mismo Van Sant
inspirado en un documental de la
BBC dirigido por el cineasta británico Alan Clarke y con el mismo título que la película en el que nos
cuentan como es la violencia en Irlanda del Norte. Clarke le puso este título a su documental al considerar que la
violencia es un problema tan complicado de ignorar como el hecho de tener un
elefante en el salón de tu casa. En el film se improvisaban los diálogos; de
vez en cuando Van Sant les sugería
que incluyeran historias que habían oído para darle más credibilidad a la
historia. El director quería ante todo improvisación. A mí el planteamiento de
la película y la idea de cómo hacerla me convence, no así su resultado final.
Me sorprende que hubiese ganado la palma de oro en el festival de Cannes y el
premio al mejor director.
Resumiendo: poca alma para una película con un planteamiento interesante desde el punto de vista formal, casi como si de un experimento se tratara, pero que conduce a algo bastante plano. De cualquier forma, este ejercicio cinematográfico es preciso y muy coherente y su propuesta es moderna, aunque quede el aburrimiento estropeándolo casi todo. Una pena porque si se hubiera trabajado más el guión en cuanto a las relaciones de los personajes podría haber ganado muchísimo, y, puede que también, emocionado algo más, con lo que hubiese ganado bastantes enteros.