Últimamente tengo abandonado el blog. Sé que os habéis dado cuenta por las telarañas, porque han caducado las últimas cervezas que dejé y porque hace eco, ecoooooo…
Y lo tengo abandonado porque no tengo tiempo ni para escribir en él ni para leer vuestros blogs. La última vez que blogueé creo que estrenaban Los hermanos Marx en el Oeste, el Atleti era campeón de liga y el PSOE era un partido de izquierdas con cierta representación política.
Estoy intentando terminar mi última novela. Y digo intentando porque es obvio que de momento no lo he conseguido, aunque la palabra FIN está ahora más cerca del buzón que de la basura.
Pero sobre todo estoy al 120% volcado en Talentura (que, por si todavía hay alguien que no lo sabe, es el nuevo sello editorial de los extintos Editores Policarbonados). Desde que no nos vemos, leemos, han pasado muchas cosas: aparte de que no paran de salir magníficas críticas sobre Vidas elevadas, de Miguel Baquero, hemos cometido nuestra última locura: ¡publicar teatro! Sí, amiguitos y amiguitas, hemos perdido la última tuerca que sujetaba la tapa de nuestros cráneos… Eso sí, lo hemos hecho apostando fuerte, ya que el autor es Carlos Salem. El torturador arrepentido es una magnífica obra de teatro que habla sobre las dictaduras y sus torturadores. Se centra en la dictadura argentina, pero podría trasladarse a cualquier dictadura extinguida o actual, que haberlas haylas… Salem firmará libros en la Feria de Madrid los días 29 de mayo (de 12 a 14 horas en la caseta 87) y el 3 de junio (de 19 a 21 horas en la caseta 121).
Pero sin duda lo más reseñable ha sido el viaje a Giessen para presentar el libro Elefantiasis, de Raúl Ariza. Pues sí, la vida te da estas sorpresas. Un día se te ocurre crear una pequeña editorial independiente y al cabo de un par de añitos te encuentras en la Universidad de Giessen, al ladito de Frankfurt, hablando sobre esa pequeña editorial, sobre el relato breve en España y, ya de paso, sobre el mar y los peces…
Tuve la magnífica suerte de compartir viaje con el autor del libro, Raúl Ariza, y con el prologuista del mismo, Francisco Machuca, al que no definiré porque me faltan o me sobran las palabras. Y todo gracias a la ya bautizada hada madrina del libro, profesora de aquella universidad, y a la que mantendré en el anonimato para que su vida profesional y bloguera sigan tan separadas como tienen que estar.
Es difícil explicar una experiencia de este tipo, por cómo nos trataron, por cómo nos escucharon, por todo lo que aprendimos (y no me refiero al alemán porque todos hablaban español, hombrepordios, que son de un departamento romanistik-hispanistik) y por toda la cerveza ingerida. Ojalá podamos seguir colaborando con ellos y con otros países que tienen muy en cuenta la literatura española y latinoamericana.
No os aburriré con los detalles, pero diré que merecieron mucho la pena tanto la cena con los profesores del departamento, como la mesa redonda con profesores y alumnos y el concierto de clausura en el que se interpretó jazz y se leyeron relatos de Elefantiasis en español y en alemán.
Pero como siempre, me quedo con la compañía. Así que muchas gracias al hada madrina, a Raúl Ariza y a Francisco Machuca por hacer que este viaje haya sido tan especial.
¡Hasta la próxima! (que espero que sea con un 15M consolidado que ayude a engrasar el motor de esta democracia que chirría porque el mecanismo se ha quedado enganchado entre trajes, maletines, gobiernos de izquierdas haciendo políticas de derechas y políticos de derechas preconizando gobiernos de ultraderecha).