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14 de febrero de 2013

Concurso de personajes zurdos

Queridos amigos y amigas:
Embarcado me hallo en una nueva novela. Tras días de dura pugna la selección natural ha vuelta a hacer de las suyas y, de todos los proyectos que tenía empezados, ha ganado el más loco de todos ellos.
Es una idea antigua, de hecho a algunos os sonará lo que os voy a proponer. De hecho algunos ya participasteis en una propuesta anterior, pero mi idea estaba aún sin desarrollar y prefiero partir de cero.
Necesito doce personajes. Podría inventármelos yo, pero me apetece involucraros. Con los tiempos que corren creo que jugar es la actividad más productiva en la que nos podemos enrolar.
De la novela no os diré nada porque no quiero contaminaros. Sólo os diré que tendrán un peso importante en ella.
Requisitos de los personajes:
-busco personas normales que tengan alguna característica peculiar. No busco ni caricaturas ni personajazos de novela.
-deben ser mayores de edad y a partir de ahí pueden tener de 18 a 120 años.
-deben de estar solos, bien solteros, bien viudos, bien separados.
-todos serán zurdos, aunque esto no creo que os afecte a la hora de pensarlos. O sí.
-no quiero que os esmeréis en la redacción porque no utilizaré vuestros textos. Quiero que os esmeréis en caracterizarles física, psicológica, profesional y socialmente. Y quiero que sea de manera breve sin perjudicar a la caracterización para facilitaros la escritura y mi lectura. Se agradecerá que vengan fechados, nombrados y apellidados. Muchos sois magníficos creadores de personajes así que no os tengo que dar lecciones de cómo crearlos.
Me podéis mandar vuestro personaje (un personaje por persona) a mvazurdo@gmail.com y en el asunto ponéis “Concurso de personajes zurdos”.
Os daré poco tiempo porque quiero que sea algo más bien espontáneo, así que el plazo de entrega de personajes finalizará el 28 de febrero. Publicaré los personajes elegidos en este mismo blog el 7 de marzo.
¿Qué ganan los seleccionados? Aparte del innegable honor de haber colaborado con un escritor de fama mundial como yo, seréis nombrados en la novela reconociendo la autoría de los personajes, faltaría más. Y si la novela llegara a publicarse, quién sabe, os mandaría un ejemplar, por supuesto. Y como soy pobre me comprometo a invitaros a unas cañas tarde o temprano (la tardanza estará en la capacidad de que tengamos de juntarnos en la misma ciudad, que digo yo que no todos los seleccionados serán madrileños).
Espero que os animéis a concursar, a jugar, vamos…
De antemano gracias por vuestra colaboración y espero que tanto los agraciados como los agraviados disfrutéis de la propuesta.
Abrazos y besos zurdos.

4 de enero de 2013

Safaris inolvidables



Empezaré diciendo que esto no es una reseña sino una recomendación. Yo no hago reseñas. Por muchos motivos, principalmente porque no se me da bien. 

En este caso, además, soy muy poco objetivo porque para mí Fernando Clemot es uno de los narradores actuales más interesantes. No leí su primer libro de cuentos, Estancos del Chiado, con el que obtuvo el premio Setenil, pero disfruté una barbaridad de sus dos novelas, El golfo de los poetas y El libro de las maravillas (que aprovecho también para recomendar).

Así que con Safaris inolvidables me he enfrentado por primera vez a los relatos de Fernando. Y me he encontrado un libro atípico, bastante alejado de la estructura, la temática y el estilo que prevalece en los libros de relatos (de los que yo he leído, claro, que desconozco la mayoría). Hay un Guadiana que aparece y desaparece tejiendo una pequeña novela dentro del libro. Y entre medias otros relatos que no se alejan ni un ápice del ambiente que crea Clemot de principio a fin.

Con la excusa de una sucesión de viajes reales y virtuales, Fernando parece sumergirnos en sus viajes interiores. Para los viajes reales estoy convencido de que inventarán vehículos que mejoren el tren y el avión. Para los virtuales aún queda mucho margen de mejora en los simuladores. Pero dudo mucho que para los viajes interiores encontremos mejor transmisor que la literatura, sobre todo si ejercen de cicerone escritores como Fernando Clemot.
Pues eso, que esto no es una reseña, sino una recomendación.

Para más información del libro:

16 de noviembre de 2011

Los pequeños placeres

Que un libro se llame Los pequeños placeres y sea bueno es una gran redundancia. Al menos en mi caso, porque leer para mí es justo esto, un pequeño placer.
Y Miguel Sanfeliu
(http://ciertadistancia.blogspot.com/) ha escrito un magnífico libro de relatos (su segundo libro después de Anónimos). Un libro sencillo, entendiéndose sencillo como algo muy positivo: directo, sin artificios, mirando simplemente a su alrededor con mirada de relatista.
Discrepo con el texto de la contracubierta que dice “Miguel Sanfeliu es un narrador que sorprende a su lector con giros inesperados”. Es una opinión personal, claro, pero a Miguel no le hace falta sorprender a nadie con requiebros. Ni siquiera sé si lo pretende. Los relatos no son peores o mejores por hacer uso de los giros inesperados (va más en el gusto del escritor y del lector) pero yo no he detectado en demasía este recurso en este libro. Atrapa con sus argumentos, jugando con esos aspectos de la realidad que se nos escapan, con el estilo cuidado pero sin alardes malabaristas.
Es un libro fácil de leer, ágil, pero de calado, con reflexiones y temas de peso.
Y, desde luego, lo recomiendo.
Un abrazo zurdo

8 de noviembre de 2011

Yo tenía que haber escrito "Recuerdos a Benedetti"


Pocas veces me pasa. Leo mucho, por devoción y por trabajo, muchísimos textos de gran calidad, pero pocas veces me pasa eso de leer algo y pensar “Mecachis en la mar salada, esto se me tenía que haber ocurrido a mi antes”. Me pasa poco no porque yo piense que escribo mejor que el resto, ni mucho menos. Me pasa poco porque no es fácil identificarse con la forma de escribir, de contar. No sé si me estoy explicando…
Pocas veces me pasa. La última, leyendo “Recuerdos a Benedetti”, uno de los relatos del nuevo libro de Elena Casero, Discordancias.
Elena elevó mucho su listón literario con Tango sin memoria, su primera novela. Se lo puso difícil a sí misma, porque refrendar un primer libro con los siguientes no es tarea fácil. De hecho, muchos escritores mueren en su segundo o tercer libro. Discordancias es su cuarto libro y pienso que ha vuelto a subir otra escalón.
Si en Tango sin memoria desarrolló su estilo más profundo y en Tribulaciones de un sicario se decantó por su estilo más ágil, en Discordancias mezcla ambos, dando como resultado un libro de relatos con mucha enjundia, bastante humor negro y no menos dosis de reflexión sobre la condición humana. Elena Casero nos ofrece su visión tragicómica de la vida de una manera brillante, desde mi humilde punto de vista.
Ya no lo digo como editor de la cosa, que también, sino como lector. Como escritor, maldigo (con cariño) a Elena por haberme robado “Recuerdos a Benedetti”.
Discordancias se presenta en Madrid el 11 de noviembre a las 20,30 (en los Diablos Azules con Manu Espada de presentador) y en Valencia el 25 de noviembre a las 19,30 (en el Bibliocafé con Isabel Barceló de presentadora).
Ni qué decir tiene que os recomiendo que asistáis a las presentaciones (habrá más) y que os compréis el libro (esta vez lo digo como editor, jajajajaja).
Aquí tenéis toda la información del libro:

Un abrazo zurdo para todos y todas

16 de octubre de 2011

Concesiones al demonio


De todos es sabido (de todos los que me leen, así que lo mismo de nadie es sabido) que no suelo hacer crítica literaria. A lo sumo recomiendo algún libro o desaconsejo otro. Y las escasas veces que lo hago, la crítica jamás la baso en parámetros técnicos sino en parámetros disfrutones.
                Acabo de terminar Concesiones al demonio, de Óscar Sipán, recientemente editada por la aragonesa Ediciones Nalvay. He de decir que mi visión del libro no es objetiva, y ni falta que hace. Aparte de lo que me toca leer profesionalmente, en “mi vida civil” leo lo que me apetece en los escasos ratos que tengo, y esta novela la he leído porque conocí personalmente a los editores en la SELÍN y me cayeron requetequebien y con Óscar he coincidido más veces, compartimos profesión (aunque él me lleva ventaja en todos los sentidos) y es un tipo la mar de agradable.
                Concesiones al demonio no es su primer libro editado pero sí su primera novela, y se nota. Esto no es una crítica negativa, sino algo lógico. En ella Óscar nos desgrana la vida secreta de los vecinos de una comunidad. Sí, la vida secreta porque Óscar defiende que todos tenemos tres vidas: la pública, la privada y la secreta.
                Óscar maneja la prosa con una soltura envidiable, la mima, tiene un estilo pulcro, elegante, sin más artificios que los estrictamente necesarios. Regala imágenes contundentes, eficaces, muy descriptivas. Se le cuelan algunas un tanto manidas, pero en general demuestra que tiene una cosecha propia que irá desgranando en futuras novelas.
                Me gustan las novelas de personajes, aquellas en las que el peso se pone en quitar capas de la cebolla psicológica de los mismos. Tanto me gustan que es lo que suelo escribir. Seis son las personas que Óscar desnuda, entremezcla, con una dosis de humor sutil que hace que te leas Concesiones de un demonio con una ligereza que no esconde una realidad dura, a veces áspera.
                No diré más, sino que Nalvay y Óscar Sipán han formado un magnífico tándem. Y se confirma una vez más que por Aragón se edita y se escribe muy buena literatura.

Web de la editoria Nalvay: http://www.edicionesnalvay.es/

Un abrazo zurdo para todos y todas.

11 de enero de 2011

Cura de adelgazamiento

Pues sí, en ello me hallo inmerso, en una cura de adelgazamiento. Y no se debe al proceso gripal que me ha dejado en el chasis, que también, sino a un adelgazamiento diferente. En los últimos años me he sentido como el simpático Mortadelo cambiando de disfraz según los requerimientos del momento:
-psicólogo: cada vez menos pero con brotes (no psicóticos, sino brotes profesionales).
-librero: clandestino y a tiempo completo.
-editor: policarbonado y cada vez más absorbido.
-escritor: este disfraz lo mantengo solo a golpe de párrafos, pero es cierto que acumulándolos he conseguido terminar un libro de proesías y estoy a punto de terminar una novela corta. Por el camino, y producto de esta personalidad múltiple que ha encajado a capón como ha podido en días de 24 horas, he ido perdiendo disfraces (por ejemplo, el de cantante, que ya casi no me pongo) y he intentado no descuidar a los míos (cosa que mucho me temo no he conseguido del todo). Pues bien, como os anticipé en la penúltima entrada del 2010, el 2011 vendrá cargado de cambios para mí, y el primero que os puedo anunciar es este: mi adelgazamiento. Y el adelgazamiento será de disfraz, porque en breve ya no me tendré que poner el de librero:
http://librerialaclandestina.blogspot.com/2011/01/ahora-comienza-la-verdadera-aventura.html
Sí, queridos amiguitos y amiguitas, la Clandestina cierra sus puertas y comenzamos otra etapa de la aventura. ¡Y nada de lágrimas! (o al menos derramemos las justas) porque para nosotros, para mí, es una magnífica noticia. Podré dedicarme casi al 100% a la editorial (le dejaré un porcentaje a la psicología para que me ayude a pagar el alquiler) y el 100% a la escritura. Ya, soy de letras pero sé perfectamente que esto suma un 200%. Pues eso, que me dedicaré al 200% a lo que más me gusta. Y el 100% restante se lo dedicaré a los míos, intentando no escatimarles tanto como hasta ahora. No niego que me da penita. En la Clandestina he invertido muchísimas horas e ilusiones, os he conocido a muchos de vosotros y he cumplido un deseo que tenía desde hacía muchos años: tener una librería. Pero no tener una librería cualquiera, sino una librería pequeñita, de barrio, en la que estuvieran solo los libros que nosotros mismos seleccionáramos, alejándonos del circuito más comercial. El sueño era la clandestina y se cumplió. Y cumplió su función, porque ha sido una magnífica plataforma para la editorial. Ahora toca destetarse, editar si el apoyo de la tienda. Y da vértigo. Pero del bueno. Bueno, os dejo. Voy a hacerle un agujero nuevo al cinturón, que con tanto adelgazamiento se me están cayendo los pantalones… Un abrazo zurdo para todos y todas.

21 de octubre de 2010

Editar/escribir

No son pocas las veces que he comentado en este blog y, sobre todo, fuera de él, lo difícil que resulta a veces manejar la personalidad múltiple en la que navego últimamente. Más, si cabe, cuando esa personalidad se multiplica en espejos. Joder, cada día estoy más críptico… Quiero decir que es más complicado aún cuando uno está a ambos lados del espejo. ¿A que ya ha quedado mucho más claro? ¿Que no? Grrrr. A ver, que digo que es muy jodido a veces tener la cabeza dividida, con un hemisferio dedicado a editar y con el otro dedicado a escribir. Por épocas, casi imposible.
Estas últimas semanas parece que lo voy consiguiendo. Aunque el hemisferio editor sigue siendo diez veces más grande que el hemisferio escritor, estos días estoy logrando escribir algunas líneas. Y esto es gracias a varias circunstancias/personas: alguna editora/coordinadora que me espolea, algunas amigas que me animan constantemente, una musa persistente que quiere ser la premio nobel consorte de literatura…
También he comentado mucho, y recientemente, que hay lecturas que me provocan la escritura. Esta vez mi labor de editor se ha aliado con mi vocación de escritor, ya que los dos últimos libros que hemos editado me han dado muchísimas ganas de escribir. Creo que si alguna vez los leéis, lo entenderéis.
Aunque suene a publicidad (y lo es), os recomiendo los libros de estos dos cuentistas de tomo y lomo, Alberto de Frutos y Manuel Espada. Son dos magníficos escritores a los que les une una calidad literaria indiscutible (y ya tengo los guantes de boxeo calados para “dialogar” con cualquiera al respecto) y una manera de enfrentarse a la literatura similar. Ya quisiera para mí la humildad de ambos. No perdáis de vista estos nombres, porque estoy convencido de que tarde o temprano publicarán en editoriales importantes. Y entonces pondré voz de abuelo cebolleta y, orgulloso, diré que los descubrimos nosotros. Os dejo los links a sus libros para que cotilleéis tranquilamente:


Y después de recomendaros buenas lecturas os abandono, que voy a aprovechar que la librería está desértica para rematar un relato que me tiene loco y para seguir con mi novela.
Un abrazo zurdo para todos y todas.

11 de junio de 2010

Que sí...

«A ver, no tengas dudas, confía en nosotros, si te ofrecemos publicar es porque consideramos que tu obra tiene la calidad suficiente». Esta es una frase que he repetido unas cuantas veces a lo largo de los dos últimos años. Los autores noveles, en general los escritores que luchan por dar los primeros pasos (y estos primeros pasos pueden llegar a ser varios libros), dudan bastante de sus obras y de su “mano como escritor o escritora”. No he hecho un estudio científico, pero la intuición me dice que dudan más cuanto mejor escriben y cuantas más malas experiencias editoriales han vivido.

Así que ahí estoy yo para convencerles de que su obra merece ser publicada, al menos bajo nuestros criterios, y refuerzo mi papel de editor con coleta y perilla con mis dotes aún no olvidadas del todo de psicólogo (con la coleta a medio cortar pero sin terminar de hacerlo del todo).

Pero, ¡ay, amigos y amigas! Siempre fui mejor psicólogo que paciente (y me gustaría llegar a ser mejor escritor que editor) y es más fácil contar un cuento que aplicárselo uno mismo… Y un buen día me llega un editor y me dice que quiere publicarme mis proesías y, claro, se veía venir, me entra el canguelo, y le digo que no, que no, que ni hablar, y luego pienso que sí, pero que no sé, y le digo que me dé unos días para pensármelo, y recurro a amigos que tienen igual dosis de sinceridad que de criterio literario para que me digan lo bien que escribo y me den un empujón, o para que me digan lo mal que lo hago y me lo den igual (pero al abismo), y resulta que esos amigos ejercen de psicólogos conmigo y me dicen que mis proesías son docentes y que no horadarán en exceso la calidad literaria de la editorial loca que quiere publicarme, y entonces voy y le digo al editor que sí, que sí, que adelante, glups…

Resumiendo, que un editor ha tenido a bien editar mis proesías. Todavía no hay fecha, ya os iré informando, pero yo ya estoy sudando ríos de tinta…

24 de mayo de 2010

Caminando (despacito) llega don Gerundio

Ya me lo estaba yo oliendo desde hacía una buena temporada… No podía ser que Mariano fuera un tipo divertido, singular y guasón sin ton ni son (ups, pareado al canto).
Y no, no me refiero a Mariano Rajoy (aunque guasa no le faltó, por ejemplo, con lo de los hilillos de plastelina), ni estoy hablando para mis adentros, o sea, que no me estoy refiriendo a mi propia persona zurda, no. Con lo de divertido, singular y guasón sin ton ni… (perdón, perdón) me vengo refiriendo a Mariano Velasco, más conocido en la blogosfera como Estilografic, y en su casa como “papi”, “cariño” y todo tipo de palabras melifluas propias de la relación paterno-filial y esposo-esposal…

Pues sí, escamado como estaba, no he cejado en mi empeño de descubrir qué se oculta bajo la piel estilográfica para que Mariano (Velasco, Velasco, no me seáis pesaditos con el tema de los tocayos) sea tan divertido, singular y guasón, que lo es. ¡Agarraos que bien curvas! Pues resulta que Estilografic no es tal, no es una persona corriente y moliente que trabaja, paga sus letras y se come las averías del metro de Madrid… ¡Estilografic es en realidad don Gerundio, un personaje dibujado a lápiz, sin carne ni hueso, que se dedica el tío a jugar con las palabras…! ¡Ahora lo entiendo todo!

Pues resulta que Mariano, perdón, don Gerundio ha decidido hacer las delicias de infantes e infantas, de adultos y adultas, de todo ser, en definitiva, que teniendo una edad lectora quiera aprender cosas del castellano o español (que nunca me aclaro qué es más correcto, pero seguro que él lo sabe, porque es un tío muy sabio).
Y para ello ha creado un blog: http://dongerundio.wordpress.com/, del que ya podéis disfrutar
Y ha escrito un libro: Don Gerundio en el Bosque de la Prosa, el primero de la colección “Deslenguados” (de Editores Policarbonados, y me ha salido otro pareado), en el que don Gerundio nos acompañará y guiará por esa hermosa aventura que es leer y escribir en castellano (o en español, que es nunca me aclaro…).
El libro ya lo podéis reservar por internet. Se pondrá a la venta a principios de junio.
Y el que quiera conocer personalmente a don Gerundio o a Mariano Velasco (Rajoy de momento no ha confirmado su asistencia) podrá hacerlo el día 5 de junio a las 12 de la mañana en el Ateneo de Madrid.
¡Os seguiré informando, que es gerundio!


8 de abril de 2010

Elefantiasis y más

Sí, estoy desaparecido. Básicamente porque tengo más trabajo que uno que tenía mucho y porque estoy remodelando mi presencia virtual, que dentro de poco tendrá varias novedades…
Últimamente, a una frenética actividad editorial, se une que por casualidad he leído dos libros que hablan de editores y escritores, Egos revueltos, de Juan Cruz, y Dublinesca, de Enrique Vila-Matas. De ambas lecturas, recomendables (sobre todo el prólogo de Juan Cruz si uno está mínimamente ligado con este mundo), he sacado tres conclusiones:
-los escritores en general disfrutan de un buen ego y los editores no les andan a la zaga.
-el editor está en la permanente búsqueda del escritor genial, de descubrirle él antes que otros.
-escritores y editores son muy dados a coquetear con la cirrosis…
Sendas conclusiones sin más connotaciones negativas que las que se le quieran poner, porque en ambos libros se potencia la vertiente humana del que se dedica a escribir y a editar, y se habla del ego más como algo consustancial a la persona que como un estigma (y es que el ego suele tener muy mala prensa).
Mi ego de escritor siempre tuvo forma de sierra, con más valles que cimas (ahora creo que disfruta de una cómoda meseta, más que nada por mi baja actividad literaria). El de editor está en estos momentos en un punto álgido, pero más por los autores y las obras que tengo la suerte de poder estar editando. Seguiré buscando a mi escritor genial, sin duda, pero sin perder de vista la genialidad de los que ya he editado, que no es poca. En cuanto a mi faceta alcohólica, de todos es sabida mi fidelidad a la Mahou…

Y acabada esta introducción tan mía (es decir, tan larga e innecesaria), pasaré a hablar del último libro que he tenido la suerte de editar: Elefantiasis, de Raúl Ariza.
Y no abandonaré mi línea de hablar de los libros más desde un punto de vista visceral que técnico (con más razón siendo parte implicada en el proyecto). Además, en este caso, toda la información del libro la tenéis aquí: http://www.libroelefantiasis.com/ (vídeo promocional, aparición en medios, dónde comprarlo, todo…). Además os aconsejo que leáis su blog (http://elalmadifusa.blogspot.com/) pero con la advertencia de que si lo hacéis irremediablemente querréis comprar el libro.
En mi editorial, Editores Policarbonados, buscamos dos cosas a la hora de publicar, y no me preguntéis cuál de las dos tienen más peso específico: obras con una buena calidad literaria (desde nuestros parámetros) y autores comprometidos con su vocación literaria (más allá de una obra concreta y de una relación más o menos duradera con nosotros). Evidentemente sin una buena obra no hay nada que hacer, pero buscamos sentirnos cómodos con nuestros escritores, sentir que navegamos en la misma dirección. Y sí, buscamos pasión por escribir más que por el mero hecho de publicar.
Todas estas condiciones se dan en el tándem Raúl Ariza/Elefantiasis. Lo intuía tras largas conversaciones telefónicas y facebookeras. Y se constató comiendo en la terraza del Voramar, a pie de playa, pero ese es otro tema que queda para la intrahistoria del libro.
En Elefantiasis se reúnen cincuenta relatos (algunos los considerarán microrrelatos estirados y otros novelas encogidas) en los que la soledad planea como caldo de cultivo para hacer o dejar de hacer muchas cosas. Raúl no nos propone un catálogo de males sociales, sino que nos muestra personas particulares que reaccionan ante el eco que sus propias experiencias han ido vaciando.
Podría destacar muchas cosas, pero lo haré sólo con dos. El libro no deja indiferente y no es un libro para vagos.
Elefantiasis traspasa la epidermis, ataca al centro de las vísceras, pero sin estridencias. No hay desmesura ni fuegos artificiales en sus relatos. Brilla por su ausencia el lenguaje rimbombante, los trucos de prestidigitador. Toca la fibra por lo que cuenta, no por cómo está escrito; que está escrito divinamente. La sencillez siempre desnuda y pone a los textos en la cuerda floja.
Elefantiasis no es un libro para vagos. Ojo, no es un libro difícil de leer, más bien al contrario. Lo que pasa es que el vago se quedará a medias, porque Raúl hace suya magistralmente la famosa frase de “valgo más por lo que callo que por lo que digo”. Meticuloso como es, no sobra ni una sola palabra y, las que faltan, las tendrá que poner el lector. Raúl Ariza es un maestro en el manejo de la elipsis. Realiza su trabajo de escritor concienzudamente y reta al lector para que haga lo mismo, para que no se conforme con la literalidad del texto y haga todas las lecturas posibles. Sí, Raúl invita al lector a escribir mentalmente mientras que lee.
Y no quería desaprovechar la ocasión para hablar de las ilustraciones de Carmen Puchol (http://carmenpuchol.blogspot.com/), porque con ellas, ha elevado el número de relatos a sesenta. Se supone que un ilustrador debe potenciar el texto con su arte. Carmen lo consigue sin duda. Cada ilustración rezuma el espíritu del relato que acompaña. Pero a la vez, cada ilustración cobra vida, encerrando nuevas visiones de cada relato. Carmen no ha sido una lectora vaga, y ha sacado su propia lectura y la ha reflejado en dichas ilustraciones. Por lo que podríamos decir que Elefantiasis coquetea entre los cincuenta y los sesenta relatos.

Pues hasta aquí hemos llegado, el que quiera saber más, ya sabe, que se lo compre… ¡Vagos, que sois unos vagos! O no.