En uno de mis
sueños, concretamente el número 25 de “Sé
dónde viven las ardillas”, la mitad justamente del libro, aparece el salón
principal del Casino de Zamora. Se titula “La
persecución” y finaliza en dicha estancia. Una vez sucedido y anotado volví
para contemplar el “plató” donde se desarrolló,
comprobando las vistas desde allí: la plaza Zorrilla y el Palacio de los
Momos. Ayer hice una foto del libro apoyado en “Madre y niño” (1980) de Baltasar Lobo (Premio Nacional de Artes
Plásticas), una escultura realmente bella del artista zamorano, fallecido en
París en 1993, donde estuvo exiliado, y que es, justamente, la vista exterior
que tenia del sueño.
Cuando estoy
en Zamora suelo ir a menudo al Casino ya que en la actualidad acoge el
Restaurante “La Oronja”. En la barra del bar, donde por las tardes coinciden
ancianos jugadores pagando sus consumiciones, clientela del bar y grupos que
han quedado para cenar en su restaurante, se forma una algarabía tremenda que
no te deja hablar por el ruido de voces que se provoca en el local. Dura escasos minutos, entre las
nueve y las diez de la noche, aproximadamente, e imagino que tan sólo ocurrirá
los fines de semana. Cuando acabas entendiéndote con el camarero, suelo pedir una gastrotapa, que varía todas
las semanas, acompañada de un vino verdejo muy fresquito. Todo ello por el
módico precio de dos euros y medio. Ayer se trataba de una gamba con cítricos
caramelizados y una mousse de helado
de trufas. Cuando acabé de tomarlo me acerqué de nuevo al escenario de aquel
sueño y una niña de unos seis o siete años, con probabilidad familiar de los
dueños del restaurante, recogía parsimoniosamente y disfrutando de ello, los
juegos de salón desperdigados por las mesas. Recogía, en ese preciso momento,
las fichas del dominó colocándolas al revés de cómo deben colocarse. Estuve
analizando sus movimientos y me acerqué a ella. Se encontraba prácticamente en
el lugar del sueño donde estaba colocada una cama redonda que hacía juego con
mi corbata. Hola, le saludé al acercarme. ¿Me dejas que te enseñe la manera
correcta de colocar las fichas del dominó en su caja? Sí, me respondió. Saqué
todas las fichas colocadas por ella al revés y apoyé la primera fila de siete
en el lateral de la caja para tumbarlas en su lugar correspondiente, quedando
la cara negra de cada ficha a la vista. Qué guay, contestó la niña, y se quedó
embelesada colocando el resto de las fichas mientras yo desaparecía por la
puerta del salón de mi sueño.
1 comentario:
Me quedo con la imagen de esa niña...
linda.
Estupenda también ver las " ardis" ahí, precisamente ahí..
Felicidades por todo!
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