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    Fantasmas Del Ático

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    lunes, 2 de diciembre de 2013

    Crisis



    Escriba "crisis". Con mayúsculas y con decisión subrayarlo dos veces por favor. Muy bien, ahora dos puntos...

    CRISIS:
    Mezcla de indiferencia parcial y caos total. Mar de dudas sin límites definidos sin partículas de aire para respirar. Desconocimiento de uno mismo, defectuoso de fábrica y sin posible reparación aceptable a corto plazo. Total y absoluta indecisión hacia el futuro personal.
    Posibles consecuencias: Fracaso estudiantil y muerte emocional. 




    sábado, 24 de agosto de 2013


     
    Se odio por un instante por aquellas decisiones erróneas que había tomado. Pero solo eso. Un instante. Por que al segundo siguiente comprendió que gracias a ellos se había caído con la suficiente fuerza como para conseguir mirar las cosas desde la perspectiva correcta. Bueno... al menos una un poco mejor, más de verdad. Sin tanta niebla alrededor. Había muchas cosas que no entendía y muchas preguntas de las que nunca creía que conseguiría una respuesta. Se sintió frustrada por no poder ir a su refugio de siempre pero comprendió que era el momento de buscar otro mejor, más lejano, más inalcanzable para el resto del mundo.
    A veces tenía la sensación de que era una máquina programada, vieja, oxidada, descuidada y defectuosa que se ahogaba en un mar de nada muy a menudo porque no era capaz de recordar cómo respirar. Sentía como la gente la asfixiaba con su insistencia, con sus recordatorios continuos, con sus consejos inútiles y con palabras vacías de interés. Qué intentaban anclarla en algo que ya había ocurrido como si les divirtiese rememorar los errores ajenos.
    Cogió las llaves del coche y sin dar ninguna explicación salió de casa. No sabía cuánto tardaría, pero aquel día le pareció  perfecto para aprender sin prisa, y con todo el tiempo del mundo, a dejar de intentar hacer funciona el CTRL Z y aprender a usar el SUPR mientras encontraba ese sitio único donde podrían enseñarla a respirar.

    sábado, 23 de febrero de 2013

    Las ventajas de ser invisible

    [MONÓLOGO FINAL DE LA PELÍCULA]



    No sé si tendré tiempo para escribir más cartas porque podría estar demasiado ocupado intentando integrarme. Así que, si esta acaba siendo mi última carta, quiero que sepas que me encontraba mal cuando entré en el instituto… y tú me ayudaste. Aún que no supieras de qué hablaba, ni conocías a nadie que le hubiera pasado lo mismo, hiciste que no me sintiera solo. Sé que algunas personas dicen que estas cosas no pasan y que hay personas que olvidan lo que es tener 16 años en cuanto cumplen los 17… y sé que algún día todo esto se volverán anécdotas y que nuestras fotos se volverán viejos recuerdos y que todos nos convertiremos en padres o madres de alguien… pero ahora mismo, estos momento no son anécdotas. Esto… está pasando. Estoy aquí… y la estoy mirando… porque es preciosa. Puedo verlo. En ese instante te das cuenta de que no eres una historia triste. Estás vivo. Te pones de pie… ves las luces sobre los edificios y todo lo que hace que te asombres… escuchas aquella canción en el coche con las personas que más quieres en el mundo… y en ese instante… sientes que… somos infinitos.

    lunes, 12 de noviembre de 2012

    Cosas que aclarar.

     
    No sé si es pasotismo, si es fachada, si es mentira, si es de verdad, si es negación, si es un complicado maquillaje sin terminar, si son lágrimas que están a medio derramar, si es un día de lluvia sin nubes, si es un coca cola sin gas, si es una obra de teatro sin guión, si es un perfume sin olor, si es una tarjeta de crédito de cartón… o simplemente es lo que hay. Eso con lo que te conformas cuando no hay nada interesante una tarde de sábado en la televisión.
    Voy a buscar en el armario separado por color. Negro o marrón. Soy incapaz de decidir entre los dos. Me decanto por un vestido informal, una coleta bien alta y un maquillaje natural. Todavía no sé si esa nueva imagen es del todo real. Respiro, cojo un libro, mi bolso y salgo de casa decidiendo que da igual. A ver si leer en el tren me recuerda que no todo tiene que cambiar.
    Me encanta la novedad, pero espero que entre las letras pueda encontrar eso que quiero recuperar de aquella oscuridad que ya no soy capaz de recordar.
    Pero…. Eso en parte es bueno ¿no?
     
     

    sábado, 21 de abril de 2012

    Simplemente cierro los ojos y me olvido de todo lo demás.


    Salgo de casa dando un portazo. Me sorprende ver que mi madre no me persigue o algo. Otra pelea más. Odio esa palabra. Odio como queda en su boca, cuando me la grita reprochándome miles de cosas. RESULTADOS. ¿De verdad se piensa que a mí no me gustaría tenerlos? Cojo el coche y me voy. No sé a dónde, pero me da igual. Se que cualquier sitio es mejor que el que dejo atrás. Se me ha olvidado coger el móvil. Pero bueno. Qué más da. Así seguro que nadie me puede localizar. Dicen que muchas veces, las personas viven de ilusiones, pero nunca te suelen contar qué se hace cuando te las quitan. Me siento frustrada. Parece que todo el mundo se ha puesto de acuerdo en hacerme sentir una fracasada. Hay un hostal a lo lejos. Parece que se va a caer de lo antiguo que es y lo destrozado que está. Dejo el coche en cualquier lugar, saco el poco dinero que llevo en el bolsillo y cuando llego a recepción pido una habitación al hombre viejo, de pelo gris y de ojos tristes que esta allí. Ya que no puedo desaparecer del mundo, haré que el mundo piense que he desaparecido. Quiero estar sola. Lo deseo más que nunca. Abro la puerta y me encuentro una habitación cuadrada, con olor a humedad, con algo de polvo y mal iluminada. Al menos allí no hay ruido. Ni teléfono. Ni televisión. Entro en el baño. El espejo minúsculo está lleno de nombres. Firmas que pertenecen a personas desconocidas que antes estuvieron allí. Suspiro con satisfacción. Hay una bañera y parece que está limpia. Abro el grifo, me quito la ropa y dejo que el agua me moje. Como si fuese una señal, empiezo a llorar en silencio. Siento que me rompo, que he llegado a un límite en el que no puedo más. Los minutos pasan, el baño se llena de vapor y cuando pienso que el consumo del agua empieza a no ser proporcional a lo que he pagado por esas cuatro paredes, cierro el grifo. Acabo sentada , con el pelo chorreando, tiritando y echa un ovillo, allí, dentro de esa antigua bañera. Sigo llorando. Al final los ojos me duelen, y el cansancio me atrapa. Me acurruco abrazándome a mí misma y empiezo a quedarme dormida. Tengo que tener una pinta ridícula desde fuera. Lo más civilizado sería salir, secarse, vestirse y dormirse en la cama. Si me quedo aquí a lo mejor mañana tengo una pulmonía o algo. Pero la verdad es que me da igual. No tengo fuerzas ni ganas para levantarme. Así que simplemente cierro los ojos y me olvido de todo lo demás.
     
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