Tranquila sumerjo los dedos
en el agua azul de los sueños.
La nieve primaveral se derrite al mediodía,
huele a miel cuando se asienta.
Las sombras atraviesan los bosques
sonriéndoles a las laderas lejanas.
Por el cielo se expande la melodía del sol
dentro de la campana de la primavera.
Estoy sentada, los párpados cerrados,
con los dedos recuento los sueños,
y el alma, como pájaro pesado,
eleva sus alas hacia el cielo.