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lunes, 23 de enero de 2017

Enero en Santoña

Hay tradiciones que me gusta mantener, y una de ellas es una visita anual a Santoña con los amigos. La mayoría de los años quedamos en diciembre, pero esta vez la tuvimos que retrasar hasta ayer, ya bien entrado el mes enero.

Salimos de Oviedo temprano, con una helada considerable y una temperatura que apenas subió de los 3ºC hasta que llegamos a Santoña, que nos recibió con sol y cielo azul, aunque con frío. Poco después de llegar ya observamos desde el puerto a parte de las aves habituales de la zona. 

Zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis)

Los zampullines cuellinegros, muy abundantes y confiados, se repartían por todo el estuario y era difícil mirar a algún lado sin encontrarnos alguno. La mayoría de ellos aún se encontraban en plumaje invernal, pero pudimos ver uno de ellos con la muda estival bastante avanzada. 

lunes, 18 de enero de 2016

Somormujo cuellirrojo y muchas más aves por Santoña

Ayer, como todos los inviernos, volví a pasarme por las marismas de Santoña en compañía de mis amigos Jesús Menéndez, Germán Ibarra y Toño Lastra. Esta vez nos falló Jon Hidalgo, que estaba de salida marina desde Bermeo, donde no les fue nada mal. Otros años solíamos quedar a finales de año, pero debido a las inusuales condiciones meteorológicas, con un viento sur casi continuo y con temperaturas superiores a 20ºC durante casi todo diciembre, el estuario estaba prácticamente desierto y preferimos retrasar la salida unas semanas. Y no fue mala decisión, ya que con la llegada de los primeros frentes fríos del año, la marisma se llenó de aves, algunas muy poco comunes en los últimos inviernos.


Cuando llegué, Jesús y Germán ya habían localizado al Somormujo cuellirrojo (Podiceps grisigena) que ya lleva unos diez días por allí y que es una especie bastante rara, sobre todo últimamente. Eran las 9:30 de la mañana y aún hacía bastante frío y viento, lo que no parecía agradarnos mucho a ninguno. Unas horas más tarde, cuando calentó un poco y paró el viento, el somormujo entró en el puerto y se mostró mucho más confiado, moviéndose tranquilamente entre los pantalanes y dejándose fotografiar a placer por todos los que nos encontrábamos allí.


jueves, 8 de enero de 2015

Despidiendo el año entre eideres y barnaclas cariblancas.

Ya hace 9 años que mi amigo Gilberto y yo despedimos el año viendo páxaros por el occidente de Asturies, y como ya os comentaba en la crónica de la salida de Santoña, esta es otra de las tradiciones que me gusta mantener. Curiosamente, el tiempo siempre nos acompañó en la mañana del 31 de diciembre y esta vez no fue distinta, ya que el día amaneció frío pero soleado.


Para comenzar la jornada quedamos en la Ría de Navia con la intención de comprobar si el macho de Eider común que ya se había visto hacía más de dos meses seguía por la ría. Hacía unas cuantas semanas que no se veía y nos temíamos que se hubiera marchado, pero nada más llegar lo vimos nadando en medio del canal frente a la poza. No estaba mal para empezar. No era raro que no se hubiera visto en todo ese tiempo, ya que al poco de llegar, observamos como se dirigía hacia la desembocadura de la ría y lo acabamos perdiendo de vista. Seguramente haga lo mismo todos los días, por lo que encontrarlo no deja de ser cuestión de suerte.

En la poza, varios azulones nadaban junto a un grupo de zampullines chicos, mientras unas cuantas garzas reales, garcetas y cormoranes grandes descansaban en la orilla.


Teníamos que darnos prisa si queríamos aprovechar la mañana, así que nos dirigimos a la rasa de la zona de Tapia para ver que se movía por allí. Varios bandos de chorlitos dorados comían entre los rastrojos del maiz, levantándose frecuentemente si sentían la presencia del halcón peregrino que sobrevolaba el campo de vez en cuando en busca de una presa. Lo que nos encontramos posado en uno de los rastrojos no fue al halcón, sino a un pariente suyo, un esmerejón que pasa el invierno en la zona y que usa los tallos secos del maíz como atalaya.


En un prado cercano, comiendo entre las patas de las vacas, un grupo de varias garcillas bueyeras no quisieron faltar a la cita. El número de estas aves parece ir en aumento año tras año, aunque al llegar la primavera desaparecen y no se las vuelve a ver hasta finales de verano. Las que no aparecieron fueron las cogujadas, que tienen aquí una de sus pocas áreas de cría de Asturies.


Pero a falta de cogujadas, los bisbitas comunes y alpinos se alimentaban en el suelo pisado por las vacas mientras unas pocas alondras preferían buscar la comida entre unos brezos al borde del acantilado.


Estorninos negros y pintos también usaban los prados donde estaban las vacas para alimentarse, pero mientras que los pintos aún conservaban su plumaje invernal, algunos estornintos negros ya lucían su lustroso plumaje de cría y los machos empezaban a cantar, seguramente inspirados por el ambiente primaveral.


Después de buscar sin éxito al escribano nival que se había visto hacía unos días en unos acantilados de la costa, cruzamos el Puente de los Santos y nos dirigimos a Rinlo. Frente a la costa hay un posadero de cormoranes que suele estar muy concurrido y donde se suele ver alguno de nuestros moñudos anillados. Esta vez no hubo suerte y no pudimos leer ninguna anilla, pero junto a los moñudos, varios cormoranes grandes compartían el posadero con ellos y en las rocas próximas también descansaban varios gaviones, gaviotas patiamarillas y sombrías, unos cuantos correlimos comunes y algunos correlimos oscuros.

Ya se acercaba la hora de comer y yo tenía que seguir viaje hasta Galicia como todos los años, así que Gilberto y yo nos despedimos y yo me acerqué a comer a Castropol, y así aprovechar para ver si había llegado algún colimbo. La ría estaba desierta y salvo algún charrán patinegro, unos pocos cormoranes grandes y unos pocos ánades silbones que se veían a lo lejos, estaba vacía.

Lo que no me esperaba en ese momento era que lo mejor aún estaba por llegar. Cuando ya me iba a marchar llegó un mensaje de Pablo Miki que decía que dos barnaclas cariblancas estaban posadas en uno de los rastrojos por donde habíamos pasado hacía unas horas. Estaba a tan solo cinco minutos así que con el bocadillo en una mano y el teléfono en la otra llamé a Gilberto para volver a vernos.

Cuando llegué las localice junto a un grupo de gaviotas patiamarillas. Estaban bastante lejos y preferimos no acercarnos para no espantarlas. Pero no fuimos nosotros, sino un halcón peregrino, el que levantó a todo el grupo, que se alejó volando hasta unos prados cercanos.


Poco después de posarse, se volvieron a levantar de nuevo. No parecían encontrarse muy convencidas del nuevo lugar que habían elegido. Dieron varias vueltas y temimos que se fueran definitivamente, pero después de seguirlas durante un rato comprobamos que se habían posado detrás de una pequeña loma y todo parecía indicar que se encontraban en la playa.


Y efectivamente allí estaban junto a un grupo de gaviotas. Después de hacerles unas fotos lejanas me despedí de Gilberto y me fuí, que ya se me hacía tarde. 

No hay duda de que el día había merecido la pena. Que mejor manera de despedir el año que esta.

Lista de especies observadas (más o menos en orden de aparición)

1) Eider común
2) Ánade real
3) Ánade rabudo
4) Garza real
5) Garceta común
6) Cormorán grande
7) Chorlito dorado
8) Ratonero común
9) Cernícalo común
10) Zampullín común
11) Estornino pinto
12) Estonino negro
13) Alondra común
14) Bisbita común
15) Bisbita alpino
16) Gorrión común
17) Jilguero
18) Pardillo común
19) Garcilla bueyera
20) Chochín
21) Tarabilla común
22) Esmerejón
23) Halcón peregrino
24) Cerceta común
25) Pato cuchara
26) Gaviota patiamarilla
27) Gaviota sombría
28) Gallineta
29) Colirrojo tizón
30) Corneja negra
31) Cuervo
32) Urraca
33) Porron moñudo
34) Cormorán moñudo
35) Gavión
36) Chorlito gris
37) Correlimos común
38) Vuelvepiedras
39) Correlimos oscuro
40) Vuelvepiedras
41) Charrán patinegro
42) Ánade silbón
43) Gaviota reidora
44) Barnacla cariblanca

domingo, 28 de diciembre de 2014

Viendo pájaros con los amigos: visita a las marismas de Santoña

Puede que ayer no fuera el mejor día para visitar Santoña, porque las previsiones meteorológicas no eran demasiado halagüeñas, con la entrada de un frente frío que traía viento y bastante agua a partir del mediodía. Pero hay algunas tradiciones que me gusta seguir, y ésta es una de ellas, la visita navideña a estas marismas en compañía de mis amigos del ala este: Jesús Menéndez, Jon Hidalgo y Germán Ibarra. Ya lo habíamos organizado hacía unos cuantos días y un poco de viento y lluvia no nos iba a desanimar, aunque la salida en barco por la ría que habíamos reservado parecía que iba a estar un poco movidita.

Somormujo lavanco (Podiceps cristatus)

A primera vista, desde el puerto la ría parecía desierta, solo cuatro cormoranes moñudos que descansaban en el espigón del puerto, un somormujo lavanco, algún zampullín cuellinegro y un bando de barnaclas carinegras que se alimentaba a lo lejos en la pradera de zoostera que se iba descubriendo al bajar la marea. 

A las 12:30 h embarcamos en la lancha con la que Aves Cantábricas organiza salidas por este espacio protegido desde noviembre a marzo y nos dirigimos hacia la desembocadura. Los colimbos que suelen frecuentar esta zona no estaban, seguramente desanimados por el intenso viento que no solo parecía molestarnos a nosotros, así que dimos la vuelta y volvimos hacia el interior de la marisma, donde a refugio del viento sería más fácil encontrarlos.

Dentro de la zona de protección de la reserva, que delimitan unas boyas de gran tamaño muy visibles, una decena de personas practicaban windsurf y kitesurf, con las consiguientes molestias para las aves invernantes, que se tenían que desplazar continuamente desde las zonas de alimentación a zonas menos favorables. Sorprende la falta de vigilancia en este espacio protegido, que permite estas prácticas que están expresamente prohibidas.


Pronto apareció el primer colimbo grande, volando alto, que con sus patas situadas muy retrasadas en el cuerpo asomaban por detrás dándole un aspecto inconfundible. Descendió rápidamente para posarse en el agua, donde un poco más lejos, otro colimbo grande se sumergía continuamente en busca de alimento.

Colimbo grande (Gavia immer)

En la orilla, un grupo de agujas colinegras iba ganando terreno a medida que se retiraba el agua y hundían sus largos picos en el fango en busca de gusanos marinos y otros invertebrados. Desde sus lugares de reproducción en Islandia llegan aquí a pasar el invierno hasta que con la llegada de la primavera, una vez que hayan mudado su plumaje, retornen a las tierras del norte para reproducirse.

Agujas colinegras (Limosa limosa)

Además de las agujas, en la orilla opuesta unos cuantos ánades silbones acompañados de unos pocos ánades rabudos también aprovechaban la bajamar para alimentarse. Un poco más lejos, una espátula adulta movía la cabeza a un lado y a otro atrapando pececillos con su pico.

Espátula común (Platalea leucorodia)

Las marismas de Santoña son un lugar de gran importancia para la migración de las espátulas, pudiendo concentrarse durante los pasos otoñales hasta 500 individuos en algunas ocasiones. Desde hace unos años, unas cuantas decenas de ellas no siguen su viaje migratorio hacia el sur y se quedan aquí a pasar el invierno.

Barnacla carinegra (Branta bernicla)

La marea ya había bajado bastante, y en la arena, un grupo de más de 50 barnaclas carinegras pacía la zoostera mientras otras descansaban tumbadas después de haberse saciado. Preferimos no acercarnos para no molestarlas y que siguieran a lo suyo.

Serreta mediana (Mergus serrator)

Delante de ellas, dos serretas medianas nadaban entre las olas que levantaba el viento. Se trataba de hembra adulta y un juvenil que ya llevan unos cuantos días en la zona. Después de verlas durante unos minutos se acercaba la hora de volver a tierra, así que tomamos rumbo hacia el puerto. Aún nos dio tiempo a ver otro colimbo grande, que más oscuro que los que habíamos visto antes, también aguantaba el fuerte viento aunque no parecía molestarle demasiado.


La lluvia nos había respetado, y aunque habríamos preferido unas condiciones mejores, pudimos observar casi todas las especies que se encuentran estos días por la reserva. Es cierto que este año, al igual que está ocurriendo en Asturies, la invernada no está siendo muy numerosa, pero también es cierto que aun queda mucho invierno y con la bajada de las temperaturas y la entrada de los próximos frentes, no sería extraño que aumentara el número de aves en las próximas semanas.


En el puerto, algunos zampullines cuellinegros de los muchos que pasan el invierno en estas marismas, buceaban continuamente entre las barcas amarradas. La lluvia, que estuvo amenazando durante toda la mañana ya empezaba a caer y no pararía en unas cuantas horas.

Y para acabar la jornada qué mejor que irse a comer juntos y hablar de pájaros, de árboles y de naturaleza. Puede que el tiempo no acompañara demasiado, pero eso era lo de menos.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Temporada de matanzas en Asturies: un año mas

Hace ya varios años que al llegar el otoño y sin hacer demasiado ruido, los responsables de la conservación de la naturaleza de Asturies se encargan de firmar las sentencias de muerte de cientos de animales. Este hecho, que parece un contrasentido viniendo de quienes tendrían que dedicarse a proteger la Naturaleza en vez de a masacrarla, ya se ha convertido en un acto reflejo. 

Cormorán grande "eliminado" por la Administración. No computa porque no ha sido recogido

Los criterios que rigen estas matanzas de "animales dañinos" no son criterios científicos, ni mucho menos, ya que todos los estudios y trabajos realizados no sólo confirman la inutilidad de las mismas, sino que en muchos casos han demostrado que son contraproducentes para el fin que persiguen. El criterio que se sigue es muy sencillo: acallar la presión social de ciertos colectivos. Lo que en un lenguaje más sutil se podría traducir como: "o me haces caso y te cargas a estos bichos o monto un pollo que te cagas por la pata abajo".

En Asturies hay dos bestias negras, que deben ser exterminadas sin contemplaciones porque así lo exigen los "colectivos afectados": el lobo y el cormorán grande. En el caso del lobo, la situación llega a ser tan alucinante que los propios responsables de la Admistración no hacen caso a sus propios datos ni se leen sus propios informes, que echan por tierra todos sus argumentos para justificar los mal llamados controles poblacionales. Y en un comportamiento surrealista, que bien podría formar parte del guión de una película de los hermanos Marx, han llegado a formar una comisión que estudie los argumentos presentados en una tesis doctoral sobre el tema y aún más, han solicitado al juzgado por vía de urgencia los datos que han permitido llegar a las conclusiones de dicha tesis doctoral. Perfecto, pero curiosamente esos datos son públicos y no sólo eso, son propiedad de la propia administración que los solicita. Os recomiendo leer el artículo de Mario Quevedo que describe con una claridad pasmosa esta situación.


La segunda bestia negra es el cormorán grande (Phalacrocorax carbo), un ave acuática que tiene la fea costumbre de comer peces. Una especie a la que se le acusa de ser la responsable del declive de la población de salmones asturianos. Un declive en el que nada tiene que ver el 240% de incremento del número de licencias de pesca deportiva en las últimas décadas, la contaminación de los ríos, el dragado de los ríos durante la época de freza, la destrucción de los bosques de ribera, la fragmentación del hábitat por la construcción de presas y embalses o los planes para eliminar cualquier posible restricción a la pesca de salmones, como algún grupo político plasmó en ley durante su breve mandato.

Parece claro que para cualquier representante político que se precie resulta mucho más incómodo enfrentarse y tratar de atajar a los verdaderos problemas que causan el deterioro ambiental que buscar un cabeza de turco que no proteste. De esta forma, se gastará el dinero que se debía destinar a conservación en balas y en horas de trabajo de la guardería, que en vez de vigilar los ríos, se pasarán unos cuantos meses matando aves. De esta forma no se solucionará el problema, pero se contentará durante un tiempo al colectivo de los pescadores, que así gritarán menos y no darán tanto la murga.

Y dicho y hecho, un año mas, se ha enviado una resolución a la guardería en la que se detalla con precisión el número de cormoranes que hay que liquidar en los próximos meses. Un total de 240 aves, que al final se convertirán en más del doble ya que los que caen al agua después de tirotearlos y no recogerlos, no computan. Aquí os dejo la resolución del "Jefe de la sección de vigilancia de los recursos naturales para que os deleitéis con ella".


Cualquiera que haya leído este blog en anteriores ocasiones se dará cuenta de un pequeño detalle. Este papelito es un corta y pega de la resolución de 2013 y de la de 2012 en la que sólo se ha cambiado la fecha. El número cabalístico de 240 cabezas de cormorán se mantiene sin ningún criterio, salvo uno: "para que me voy a molestar en escribir otro papelote si puedo copiar el del año pasado".

Curiosamente, hace un año publicaba un artículo en este blog en el que se añadían nuevas pruebas que demostraban por enésima vez la ineficacia de estos controles, y más aún, los datos de los censos de cormoranes realizados en Asturies confirmaban que no servían para nada. 

No es de extrañar este comportamiento, que confirma la dejadez de funciones de la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos (nombre absurdo donde los haya, heredado del anterior ejecutivo autónomico presidido por un gran amante de la caza y la pesca) y el traspaso de esas funciones al colectivo de pescadores deportivos. El firmante de la resolución es el mismo que hace unos años tuvo la osadía de enfrentarse a los pescadores y suspender las matanzas de cormoranes basándose en estudios científicos. Poco le duró el atrevimiento, ya que unos pocos meses después y sin dar explicaciones, se desdijo de sus palabras y volvió a autorizar las matanzas sin aportar ningún dato.

Cormoranes matados en el Esva y aparecidos en la playa de Navia (no recogidos = no computados)

Este año, uno más, se volverán a matar cormoranes grandes en Asturies, sin motivo, sin explicaciones y ni siquiera saldrá en la prensa porque ya no es noticia. Pero ya que no lo sacan los periódicos, yo me siento en la obligación de ponerlo, aun a riesgo de ser repetitivo, porque conviene recordar quienes son los responsables de estas resoluciones, que son los mismos que al mismo tiempo que las firman siguen vendiendo el cada vez más vergonzoso eslogan del Paraíso Natural.

NOTA: haced click en las fotos y en la resolución para verlas a mayor tamaño

martes, 3 de diciembre de 2013

El factor suerte y la garza real que posó para mi

La fotografía de naturaleza, y más concretamente la de animales, tiene un importante componente de preparación y un no menos importante componente de suerte. Además, entre los animales hay algunos que son muy confiados y otros que se muestran muy esquivos y que como comenté hace unos días huyen de nosotros como de la peste, cosa que no es de extrañar viendo como los tratamos la mayoría de las veces.

Entre estos animales esquivos están las garzas reales (Ardea cinerea), que normalmente se espantan y salen volando nada más que nos ven o que notan que nos estamos fijando en ellas. Para poder fotografiarlas en condiciones, normalmente hay que recurrir a grandes ópticas o al uso de escondites, sino lo más normal es que sólo consigamos hacerles unas fotos lejanas antes de que se vayan. Además de estar lo suficientemente cerca del animal que queremos fotografiar, evitando causarle molestias, para conseguir una buena foto es muy importante que tengamos una buena luz, que no sea demasiado fuerte ni demasiado pobre o que no tengamos el sol a su espalda. Para conseguir que todo esto encaje, es necesario preparar con antelación el encuadre donde pensamos que se va a posar la garza y por supuesto tener la dosis necesaria de suerte para que todo ocurra a la vez.


Pero hay veces, en que por pura casualidad nos encontramos con la situación perfecta y con un ejemplar que se muestra sorprendentemente confiado. ¿Y que suele pasar en estos casos? Pues que no llevamos la cámara encima, o que si la llevamos, sólo tenemos un angular. A mi esto último me ha pasado cientos de veces.

Hoy por la mañana me fui a dar una vuelta hasta el embalse de la Barquera y nada más bajarme del coche vi una garza posada en unas ramas que sobresalían del agua. Me alejé y di un rodeo para intentar hacerle una foto desde lejos porque estaba al lado de la carretera. Pero cual sería mi sorpresa al comprobar que la garza, en vez de alertarse al verme, me empezó a mirar y se puso a acicalarse. La luz era perfecta, ya que contra el fondo oscuro, un rayo de sol iluminaba solo el lugar exacto donde estaba posada.


Afortunadamente, en esta ocasión llevaba la cámara encima y me pude permitir el lujo de montar el trípode y buscar el encuadre que quería y la modelo no se pudo portar mejor, así que aproveché todo lo que pude y le saqué un montón de fotos, porque sabía que una ocasión así no la iba a encontrar en mucho tiempo.


Después de un cuarto de hora, la garza, probablemente cansada de mi, no parecía que tuviera muchas ganas de seguir viéndome el careto, así que sin moverse del sitio, escondió la cabeza debajo del ala y se puso a dormir.

NOTA: haced click en las fotos para verlas a mayor tamaño

jueves, 22 de agosto de 2013

Tortugas de Florida y Zampullines chicos

Las Tortugas de Florida (Trachemys scripta) han sido durante años las mascotas preferidas por muchos niños. Por unos 10 euros las tiendas de animales te vendían una cría de tortuga con su pequeña piscinita, su isla, su palmera de plástico y un bote de comida. La mayoría de ellas morían a las pocas semanas debido a las malas condiciones en las que se mantenían, pero algunas de ellas llegaban a aclimatarse a la cautividad, crecían y a medida de aumentaba su tamaño, la pequeña tortuguita se convertía en un animal molesto, que lo único que hacía era comer, cagar y dormir.

Trachemys scripta usando la plataforma de un nido de zampullín para tomar el sol

La tortuga dejaba de ser interesante y sus dueños empezaban a cansarse de ella, a los niños ya no les hacía gracia y un día por la mañana la tortuguita se había marchado. Al niño se le contaba que se había escapado porque se había hecho mayor, cuando en realidad había tomado un atajo por la taza del water. En otras ocasiones se organizaba una excursión para, con la mejor de las intenciones, liberarla en un estanque, en un río o en un embalse pensando que así se realizaba una buena acción.

Pero lo cierto es que ese aparente gesto de humanidad tiene unas terribles consecuencias para la fauna autóctona. Las Tortugas de Florida son muy depredadoras y una vez soltadas en nuestras aguas, se encuentran en unas condiciones óptimas para su desarrollo, sin apenas depredadores y con una gran cantidad de alimento a su disposición. Su dieta pasa de las gambas secas que se le daban durante su forzosa cautividad a estar formada por larvas de anfibios, peces y crustáceos, aderezada con plantas acuáticas, tanto sésiles como flotantes. Aparte de estas interacciones directas, estas tortugas compiten por el espacio y el alimento con otras especies de galápagos autóctonos y también pueden resultar un vector de enfermedades.

Zampullín chico llegando al nido

Los impactos sobre la avifauna autóctona no han sido muy estudiados y aunque podrían depredar las puestas o los pollos pequeños de algunas aves acuáticas, el único impacto confirmado hasta el momento ha sido el abandono de algunos nidos de Zampullín chico (Tachybaptus ruficollis) al usar reiteradamente sus plataformas como lugar para asolearse.

Zampullín expulsando a una tortuga de Florida de la plataforma del nido

Hace unos días, mientras observaba un nido de Zampullines chicos en el embalse de la Barquera (Soto de Ribera, Asturies) pude ser testigo de una de estas interacciones entre las dos especies. Los zampullines aún no habían completado la puesta y cada poco acudían al nido para tapar los huevos y añadir más material a la construcción. En un momento en el que el nido estaba vacío, una tortuga de Florida se subió a la plataforma para tomar el sol. Cuando apareció uno de los padres expulsó a la tortuga, pero al cabo de unos minutos, la tortuga regresó y fue de nuevo expulsada.

Durante el tiempo que permanecí observado el nido, la tortuga se subió a él en varias ocasiones y siempre fue expulsada, pero no se si este comportamiento hará que finalmente los zampullines acaben abandonando el nido. En el siguiente vídeo podéis ver la insistencia con la que la tortuga regresa a la plataforma y la reacción de los zampullines para expulsarla.



Las especies exóticas invasoras son, después de la destrucción del hábitat, la segunda amenaza más importante para la biodiversidad. En el caso de las tortugas exóticas, el primer paso debería ser la prohibición de las importaciones de estas especies desde sus lugares de origen para la venta en tiendas de animales. Aunque ya se ha prohibido la exportación de algunas, la picaresca de algunos comerciantes ha hecho que se busquen nuevas subespecies para así burlar las leyes.

Pero aparte de la adopción de estas necesarias medidas legales, siempre hay que tener en cuenta que la liberación de estos animales en el medio natural nunca es una solución, debido a los graves problemas que se pueden ocasionar. Si alguien desea desprenderse de su mascota, en casi todas las comunidades autónomas hay asociaciones a las que se puede acudir para que las recojan, solo hay que hacer una búsqueda en internet para encontrarlas.

NOTA: haced click en las fotos para verlas a mayor tamaño. Para ver el vídeo a pantalla completa sólo hay que hacer click en el icono de las cuatro flechitas de la barra inferior.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Havelda


Hace unos días, una hembra de havelda (Clangula hyemalis) fue encontrada por Elías García y otros ornitólogos en el embalse de San Andrés (Xixón) y pude localizarla de nuevo hoy por la mañana. Esta anátida se reproduce en la tundra ártica y se presenta esporádicamente en la Península Ibérica. Al igual que ocurre en otras anátidas, las observaciones más frecuentes corresponden a jóvenes y hembras, que se suelen dispersar más lejos que los machos adultos, ya que estos permanecer más próximos a las zonas de reproducción.



A principios de mes apareció un individuo de similares características en las Ría de Tinamenor (Cantabria), que se vio por última vez hace poco mas de una semana.

jueves, 31 de mayo de 2012

Cigüeñuelas reproductoras


Un año más, las cigüeñuelas (Himantopus himantopus) han elegido la ría de la Villa para reproducirse. Hace un par de semanas una pareja ya incubaba la puesta y al menos un par de parejas más andaban por la zona realizando las paradas nupciales. Lo que hace tres años parecía un caso de cría anecdótico se ha convertido en una reproducción estable y esta especie parece que se ha establecido como nidificante en este espacio protegido.

Mientras algunas especies de aves se están extinguiendo en Asturias, no sólo el urogallo sino varias especies de paseriformes, que han visto reducida su presencia en nuestra región, la mayoría de las veces por efecto de la alteración de su hábitat o por el cambio de usos del campo, otras especies están empezando a establecerse. Esto es una muestra de que la Naturaleza no es estática sino que es muy dinámica y que en ocasiones, lo que perjudica a unas especies puede favorecer a otras.


Las cigüeñuelas han hecho sus nidos en una zona que no parece estar tan afectada por el regimen mareal como la que habían elegido en los años anteriores, por lo que es probable que no ocurran los problemas de inundación de nidos que tuvieron lugar otras temporadas.

Asimismo están en una zona muy transitada y se pueden observar perfectamente desde la carretera sin que haga falta apróximarse a ellas, lo que les acarrearía molestias innecesarias que podrían dar lugar al abandono de las puestas.

martes, 6 de diciembre de 2011

Los colimbos de Xixón


Como ya comenté varias veces en este blog, los colimbos son unas de las aves que desde que empecé a ver pájaros hace ya muchos años siempre tuvieron algo especial. Lo cierto es que en los últimos años cada vez se ven menos, aunque alguno se deja caer y cuando me entero intento ir a verlo.


Hoy por la mañana me acerqué un par de horas hasta Xixón porque hacía unos días que se estaba viendo un colimbo grande (Gavia immer) en la playa del Arbeyal. Quedé con Pablo Fernández, que los tiene controlados como nadie y al poco de llegar vimos a uno muy cerca de la orilla, pero al fijarnos bien nos dimos cuenta de que había otro un poco mas lejos. Se encontraba tan cerca de la orilla y era tan confiado que lo llegamos a tener a poco mas de 5 metros de distancia mientras pescaba cangrejos. La luz no era ninguna maravilla, pero disfruté como un enano viéndolo en acción.




Los colimbos son unos gourmets y antes de comerse un cangrejo le quitan las patas que no tienen suficiente chicha y se quedan sólo con el cuerpo. Para hacerlo los golpean repetidamente contra la superficie del agua hasta que se rompen todas las patas y en ese momento se lo tragan y siguen buscando a su siguiente presa.

Mientras este colimbo pescaba a nuestro lado, el otro hacía lo propio un poco mas lejos. Por la tarde, Pablo pudo verlos juntos e incluso pudo observar como se peleaban entre ellos por la comida. Os recomiendo que visitéis la entrada de su blog porque merece la pena.

NOTA: Haced click en las fotos para verlas mejor

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Barnaclas cariblancas: ¿son de verdad o de mentira?


Hace un par de días apareció una pareja de Barnaclas cariblancas (Branta leucopsis) en el embalse de la Barquera, a escasos kilómetros de Uvieo. Este ganso, de un tamaño poco mayor que un azulón, es de aparición esporádica y aunque hay lugares de la Península Ibérica donde es un invernante escaso pero regular, por ejemplo en las lagunas de Tierra de Campos, en Asturies el número de observaciones es muy escaso.


Las Barnaclas cariblancas crían en el Ártico y la población groenlandesa inverna casi en su totalidad en las Islas Británicas. mientras que la siberiana pasa el invierno en Holanda. Supuestamente las aves que se ven en la Península Ibérica proceden de la población groenlandesa.


Digo supestamente porque tratándose de gansos y de anátidas en general, nunca podremos estar seguros. Estas aves acuáticas son muy frecuentes en parques y colecciones privadas, donde se pueden encontrar tanto especies europeas como de otros lugares del mundo. Por regla general estas aves son alicortadas y anilladas, y de esta forma privadas de la capacidad de volar, pero cuando se reproducen, muchas veces no se hace lo mismo con sus descendientes.


En el Parque de Isabel la Católica en Xixón hay varias parejas de barnaclas cariblancas que se reproducen anualmente en sus estanques. Aunque los responsables del parque suelen capturar a los pollos antes de que vuelen, lo cierto es que muchas veces no llegan a tiempo y los jóvenes crecen y acaban volando, siendo entonces imposibles de capturar.

Los escapes de anátidas son el origen de varias poblaciones naturalizadas de numerosas especies exóticas en nuestro país, como el pato mandarín. Pero incluso cuando los escapes corresponden a aves de distribución ibérica, las consecuencias pueden ser muy negativas, al cruzarse con individuos de las poblaciones nativas o incluso hibridando con especies similares, produciendo de esta forma contaminación genética con genes procedentes de otras poblaciones, perdiéndose de esta forma las adaptaciones locales conseguidas a lo largo de miles o millones de años.

Uno de los casos mas graves es el de la Malvasía canela (Oxyura jamaicensis), una especie exótica establecida en Gran Bretaña y de la que se presentan divagantes ocasionalmente a la Península Ibérica. Estos ejemplares se cruzan fácilmente con  la Malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala), una especie amenazada, produciéndo híbridos fértiles.

domingo, 30 de octubre de 2011

El año de la garceta grande


Este otoño está siendo el otoño de las garcetas grandes (Egretta alba). Hace poco mas de una década, esta especie era una rareza que se presentaba muy de vez en cuando en la Península Ibérica, pero en los últimos años las citas de ésta garza blanca, ligeramente más grande que una garza real, han aumentado considerablemente, confirmándose la reproducción en varios humedales.


Desde finales de verano se ha observado un paso espectacular de esta especie, en algunos casos formando grupos de mas de 20 ejemplares juntos. Muchas de estas aves continuaron su migración pero algunas se quedaron entre nosotros.

Ayer por la mañana, una garceta grande descansaba después de una sesión de pesca en el río Nalón, a la altura de Trubia. La gran abundancia de peces en ese tramo, sobre todo bogas y leuciscos introducidos en los embalses de aguas abajo, le proporcionará suficiente alimento durante su estancia.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Sigue la migración

Correlimos tridáctilo (Calidris alba)

La migración de los limícolas no se detiene y aunque los números de aves que pasan por la costa es menor que hace unos días, todavía sigue habiendo algunos picos de entrada en las playas y rías, sobre todo cuando las condiciones climatológicas no son las mejores para volar y resulta mas conveniente detenerse a descansar.


La especie más abundante sigue siendo el Correlimos común (Calidris alpina), la mayoría jóvenes y adultos que ya han mudado completamente a su plumaje de invierno.


Los chorlitejos grandes (Charadrius hiaticula) son también muy frecuentes durante los pasos migratorios. Al contrario que los correlimos, tienen un pico muy corto, lo que condiciona en gran medida su alimentación ya que solo pueden alimentarse de las presas que se encuetran en la superficie de la arena.


Aparte de esas especies comunes, hay otras que aunque no se presentan en grandes números aparecen regularmente. Entre estas especies se encuentra el Correlimos zarapitín (Calidris ferruginea). Su aspecto es similar al del correlimos común, aunque es ligeramente más grande y tiene el pico mas largo y curvado que este último.


El correlimos menudo (Calidris minuta), al igual que el zarapitín, también aparece regularmente aunque no es una especie abundante y suele asociarse a los correlimos comunes durante la invernada y el paso, entre los que destaca rápidamente por su menor tamaño.