Evidentemente la pregunta del título es una pregunta retórica, porque la respuesta es obvia, aunque quizás no se trate de locura sino de intereses mucho más prosaicos que nada tienen que ver con la conservación de las especies o de los espacios naturales.
Pero vayamos por partes. Hace unos días, muchos de nosotros nos enterábamos por la prensa del inicio de un proyecto de "reintroducción de Pigargo (Haliaetus albicilla) en España". Se había rumoreado desde hacía tiempo, como se había rumoreado el plan de introducir linces boreales también en Asturias.
¿Se ha reproducido el Pigargo en España en tiempos históricos?
Según según el artículo 3 de la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, para certificar el carácter extinto de una especie en España "la presencia de ejemplares de dichas especies en tiempos pasados, incluyendo tiempos históricos ha de refrendarse en base a la mejor información técnica y científica disponible". Y tal como se indica en el BOE nº195 de 13 de agosto de 2018, esas evidencias deben estar demostradas en base a referencias escritas fidedignas basadas en datos irrefutables.
Cuando se consultan dichas referencias, que aparecen tanto en la ficha de la especie publicada por el Ministerio de Transición ecológica como en el informe preliminar del proyecto redactado por GREFA, se afirma que se ha constatado su reproducción en Baleares y algunas localidades del litoral mediterráneo, se apuntan algunas referencias de restos en yacimientos arqueológicos y varias citas, algunas recientes, de ejemplares solitarios cazados u observados. También se apunta la existencia de ciertos topónimos de rocas marinas, que según se comenta podrían ser atribuidos a pigargos, aunque sin posibilidad de confirmarlos.
Todas esas referencias sobre la reproducción del Pigargo en España y sobre los restos arqueológicos han sido analizadas exhaustivamente y desmentidas una por una en un artículo de Abilio Reig-Ferrer (que se puede descargar aquí), en el que hace una pormenorizada revisión de todas ellas y confirma, basándose en los artículos publicados, que en el caso de los registros de nidificación en Baleares se trata de confusiones con nidos de Aguila pescadora (Pandión haliaetus), especie que sí se reproduce en dicho archipiélago. Ese error de identificación en las referencias originales ha sido sucesivamente citado como una referencia válida en posteriores artículos. En cuanto al resto de citas, tanto de ejemplares cazados como de observaciones puntuales, todo indica que se trataba de ejemplares divagantes procedentes de las poblaciones nórdicas.
Las conclusiones de este trabajo así como la escasa fiabilidad de los datos presentados en la ficha del Ministerio y en el informe de GREFA deberían ser suficientes para eliminar al Pigargo del Listado de especies extinguidas en estado silvestre y por supuesto para paralizar el proyecto de reintroducción de dicha especie actualmente en marcha.
El proyecto de reintroducción en Asturias
Si algo llama la atención de este proyecto es el enorme secretismo que lo ha rodeado desde el principio, de hecho, salvo los directamente implicados en el mismo, la mayoría nos hemos enterado por la prensa de que nueve pigargos procedentes de Noruega ya estaban en Asturias de camino al jaulón de hacking en la localidad de Pimiango, en el oriente asturiano, en el límite con Cantabria.
Como toda presentación que se precie, hubo posado ante la prensa con intervenciones de los representantes del Ministerio, de la Consejería de Medio Rural, de las autoridades locales y de GREFA, responsables de la reintroducción. Todo aderezado con una espicha, una banda de gaitas y reparto de camisetas y folletos. Algunas declaraciones que sobre todo hacían hincapié en el impacto socioeconómico que tendría esta introducción para potenciar el turismo, pero poca o ninguna información acerca de los trámites legales necesarios e imprescindibles para ejecutar un proyecto de estas características.
Tal como contempla el Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero, antes de plantearse cualquier proyecto de reintroducción, el Comité de Flora y Fauna Silvestres debe elaborar un dictamen técnico de valoración del cumplimiento o adecuación de dicho programa, se debe presentar un análisis de viabilidad de dicha reintroducción, así como la exposición de medidas de conservación para evitar afecciones negativas para las especies de la zona de suelta. Asimismo, de acuerdo con la legislación vigente (artículo 52.4 de la Ley 42/2007), "es necesario someter a una adecuada participación y audiencia públicas el programa propuesto".
O algo nos hemos perdido o hay varios de estos requisitos que fija la legislación vigente que no se han cumplido, o al menos, no han salido a la luz y por lo tanto no han sido sometidos a participación y audiencia públicas. No hay noticias del dictamen del Comité científico, ni del plan de viabilidad, ni de las medidas de conservación. Asimismo, no debemos olvidar que la zona de suelta esta incluida en la Red Natura 2000, concretamente en la ZEC y ZEPA Ría de Ribadesella- Ría de Tinamayor, en la que se reproducen algunas especies incluídas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Fauna Vertebrada de Asturias, por lo que debería aportarse otro informe sobre las posibles afecciones del proyecto, tanto a la zona protegida como a las especies que allí se reproducen.
Posibles afecciones sobre espacios y especies protegidas
El Pigargo es un ave rapaz de gran tamaño, que con sus dos metros y medio de envergadura, la convierten en un imponente depredador. Su dieta se compone básicamente de peces y otras aves, aunque también puede alimentarse de carroña.
Esta predilección por la aves acuáticas no es algo que haya pasado desapercibido a los promotores del proyecto de introducción, ya que de hecho, han incorporado esta información en el tríptico que repartieron en el acto de presentación. No está de más recordar que al lado de la zona de suelta se encuentran unas de las pocas colonias de Cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) de la costa oriental, en declive desde hace años, como el resto de la población asturiana, que ha experimentado una reducción del 42% desde 2004.
¿Se ha tenido en cuenta el posible impacto de esta depredación sobre las exiguas poblaciones de cormoranes moñudos de Asturias y del resto de la demarcación noratlántica? Todo indica que no, a pesar de la responsabilidad de la Administración asturiana en la conservación de esta especie, algo que tampoco resulta sorprendente a la vista de las nulas medidas que se han tomado hasta ahora para evitar su declive. ¿Y que ocurrirá durante la migración otoñal de aves marinas, que entre agosto y septiembre pasan a millares por el Cantábrico? Tampoco lo sabemos y tampoco parece que importe.