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miércoles, 4 de agosto de 2021

Pigargos en Asturias, ¿nos hemos vuelto locos?

Evidentemente la pregunta del título es una pregunta retórica, porque la respuesta es obvia, aunque quizás no se trate de locura sino de intereses mucho más prosaicos que nada tienen que ver con la conservación de las especies o de los espacios naturales.

Pero vayamos por partes. Hace unos días, muchos de nosotros nos enterábamos por la prensa del inicio de un proyecto de "reintroducción de Pigargo (Haliaetus albicilla) en España". Se había rumoreado desde hacía tiempo, como se había rumoreado el plan de introducir linces boreales también en Asturias.


En ambos casos, tanto el pigargo como el lince europeo están incluidos en la actualización del Listado de especies extinguidas en estado silvestre en todo el medio natural de España (BOE Núm. 195 de 13 de agosto de 2018), y para esa inclusión se apoyan en la supuesta evidencia de citas confirmadas de reproducción de dichas especies en España. En el caso del lince boreal, parece que las pruebas de su presencia histórica son claras, pero ¿existen esas pruebas en el caso del Pigargo?

¿Se ha reproducido el Pigargo en España en tiempos históricos?

Según según el artículo 3 de la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, para certificar el carácter extinto de una especie en España "la presencia de ejemplares de dichas especies en tiempos pasados, incluyendo tiempos históricos ha de refrendarse en base a la mejor información técnica y científica disponible". Y tal como se indica en el BOE nº195 de 13 de agosto de 2018, esas evidencias deben estar demostradas en base a referencias escritas fidedignas basadas en datos irrefutables.

Cuando se consultan dichas referencias, que aparecen tanto en la ficha de la especie publicada por el Ministerio de Transición ecológica como en el informe preliminar del proyecto redactado por GREFA, se afirma que se ha constatado su reproducción en Baleares y algunas localidades del litoral mediterráneo, se apuntan algunas referencias de restos en yacimientos arqueológicos y varias citas, algunas recientes, de ejemplares solitarios cazados u observados. También se apunta la existencia de ciertos topónimos de rocas marinas, que según se comenta podrían ser atribuidos a pigargos, aunque sin posibilidad de confirmarlos. 

Todas esas referencias sobre la reproducción del Pigargo en España y sobre los restos arqueológicos han sido analizadas exhaustivamente y desmentidas una por una en un artículo de Abilio Reig-Ferrer (que se puede descargar aquí), en el que hace una pormenorizada revisión de todas ellas y confirma, basándose en los artículos publicados, que en el caso de los registros de nidificación en Baleares se trata de confusiones con nidos de Aguila pescadora (Pandión haliaetus), especie que sí se reproduce en dicho archipiélago. Ese error de identificación en las referencias originales ha sido sucesivamente citado como una referencia válida en posteriores artículos. En cuanto al resto de citas, tanto de ejemplares cazados como de observaciones puntuales, todo indica que se trataba de ejemplares divagantes procedentes de las poblaciones nórdicas.

Las conclusiones de este trabajo así como la escasa fiabilidad de los datos presentados en la ficha del Ministerio y en el informe de GREFA deberían ser suficientes para eliminar al Pigargo del Listado de especies extinguidas en estado silvestre y por supuesto para paralizar el proyecto de reintroducción de dicha especie actualmente en marcha.

El proyecto de reintroducción en Asturias

Si algo llama la atención de este proyecto es el enorme secretismo que lo ha rodeado desde el principio, de hecho, salvo los directamente implicados en el mismo, la mayoría nos hemos enterado por la prensa de que nueve pigargos procedentes de Noruega ya estaban en Asturias de camino al jaulón de hacking en la localidad de Pimiango, en el oriente asturiano, en el límite con Cantabria. 

Acto de presentación del proyecto en Pimiango el 2 de agosto  (Foto: David Pascual)

Como toda presentación que se precie, hubo posado ante la prensa con intervenciones de los representantes del Ministerio, de la Consejería de Medio Rural, de las autoridades locales y de GREFA, responsables de la reintroducción. Todo aderezado con una espicha, una banda de gaitas y reparto de camisetas y folletos. Algunas declaraciones que sobre todo hacían hincapié en el impacto socioeconómico que tendría esta introducción para potenciar el turismo, pero poca o ninguna información acerca de los trámites legales necesarios e imprescindibles para ejecutar un proyecto de estas características.

Imagen extraida del tríptico de presentación del proyecto (Foto: David Pascual)

Tal como contempla el Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero,  antes de plantearse cualquier proyecto de reintroducción, el Comité de Flora y Fauna Silvestres debe elaborar un dictamen técnico de valoración del cumplimiento o adecuación de dicho programa, se debe presentar un análisis de viabilidad de dicha reintroducción, así como la exposición de medidas de conservación para evitar afecciones negativas para las especies de la zona de suelta. Asimismo, de acuerdo con la legislación vigente (artículo 52.4 de la Ley 42/2007), "es necesario someter a una adecuada participación y audiencia públicas el programa propuesto". 

O algo nos hemos perdido o hay varios de estos requisitos que fija la legislación vigente que no se han cumplido, o al menos, no han salido a la luz y por lo tanto no han sido sometidos a participación y audiencia públicas. No hay noticias del dictamen del Comité científico, ni del plan de viabilidad, ni de las medidas de conservación. Asimismo, no debemos olvidar que la zona de suelta esta incluida en la Red Natura 2000, concretamente en la ZEC y ZEPA Ría de Ribadesella- Ría de Tinamayor, en la que se reproducen algunas especies incluídas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Fauna Vertebrada de Asturias, por lo que debería aportarse otro informe sobre las posibles afecciones del proyecto, tanto a la zona protegida como a las especies que allí se reproducen.

Posibles afecciones sobre espacios y especies protegidas

El Pigargo es un ave rapaz de gran tamaño, que con sus dos metros y medio de envergadura, la convierten en un imponente depredador. Su dieta se compone básicamente de peces y otras aves, aunque también puede alimentarse de carroña. 

 Imagen extraida del tríptico de presentación del proyecto (Foto: David Pascual)

Esta predilección por la aves acuáticas no es algo que haya pasado desapercibido a los promotores del proyecto de introducción, ya que de hecho, han incorporado esta información en el tríptico que repartieron en el acto de presentación. No está de más recordar que al lado de la zona de suelta se encuentran unas de las pocas colonias de Cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) de la costa oriental, en declive desde hace años, como el resto de la población asturiana, que ha experimentado una reducción del 42% desde 2004.

Pigargo cazando un Cormorán moñudo (Fotografía de Ian Cook)

¿Se ha tenido en cuenta el posible impacto de esta depredación sobre las exiguas poblaciones de cormoranes moñudos de Asturias y del resto de la demarcación noratlántica? Todo indica que no, a pesar de la responsabilidad de la Administración asturiana en la conservación de esta especie, algo que tampoco resulta sorprendente a la vista de las nulas medidas que se han tomado hasta ahora para evitar su declive. ¿Y que ocurrirá durante la migración otoñal de aves marinas, que entre agosto y septiembre pasan a millares por el Cantábrico? Tampoco lo sabemos y tampoco parece que importe.

Posibles afecciones sobre otras especies

Como ya he comentado, el Pigargo es un gran depredador, en cuya dieta, además de aves marinas se incluyen los peces, como los salmones, esos que entran a desovar al río Cares, cuya desembocadura se encuentra a menos de 2 km del lugar donde se soltarán las aves. También conviene recordar que además de alimentarse de peces y de aves marinas, en algunos lugares en los que se ha reintroducido etsa especie, como en Escocia (donde sí se había extinguido recientemente como nidificante), los pigargos han encontrado una suculenta fuente de alimento en los corderos de las explotaciones ovinas de la zona, lo que ha llevado a los ganaderos escoceses a tachar la situación como "insostenible" y a solicitar a las autoridades una solución a este problema.


No deja de ser curioso que la misma administración asturiana que se vanagloria de sus campañas de eliminación de lobos y de hacer frente a los planes de protección de la especie, la misma que lleva mas de 15 años matando cormoranes con la excusa de proteger al salmón, sea ahora defensora a ultranza de la introducción de un depredador de salmones y de ganado. ¿Ha contado la administración asturiana con la más que previsible oposición de ganaderos y pescadores a esta nueva amenaza? Quizás debería plantearselo, ya que a la vista de sus últimas decisiones parece evidente que son ellos los que marcan la pauta en sus políticas ambientales.

¿Es una prioridad introducir pigargos en Asturias?

Como ya se ha comentado anteriormente, las evidencias sobre la presencia del pigargo como nidificante, no solo en Asturias sino en todo el territorio español, no se sostienen, y una revisión crítica de las mismas confirma que las citas que se presentan o son confusiones con águilas pescadoras, o son datos anecdóticos de ejemplares divagantes que de ninguna manera servirían para justificar su estatus de especie extinta como especie reproductora. Pero incluso en el caso de que lo fuera, ¿eso sería suficiente para justificar su reintroducción en este momento?

En Asturias hay actualmente 30 especies incluidas en el Catálogo Regional de la Fauna Vertebrada Amenazada, un catálogo que por cierto, salvo un par de excepciones puntuales, no se revisa desde su publicación en el BOPA el 30 de marzo de 1990, o sea, hace 31 años. Entre esas especies, varias aves como el Urogallo con menos de 300 ejemplares, el Ostrero, con 5 parejas reproductoras, el cormorán moñudo con poco más de 150 parejas, o el Avión zapador, llevan sufriendo un declive generalizado desde hace décadas. ¿Por qué no invertir el dinero y el esfuerzo en tratar de que no desaparezcan estas especies? ¿Por qué no invertir esos esfuerzos en revertir la imparable degradación del hábitat, entre otras cosas por las políticas forestales incentivadas desde el gobierno asturiano?

Jaulón que se usará para el hacking de los pigargos en Pimiango (Foto: Juan Villar)

Quizás una imagen como la anterior sea el resumen perfecto de la situación actual. El jaulón donde permanecerán los pigargos antes de la suelta, en un entorno rodeado de plantaciones de Eucaliptus globulus, como toda la rasa costera asturiana, un paisaje degradado y empobrecido que sí necesitaría ser restaurado. Por cierto, el eucalipto es una especie forestal que ha sido catalogada como especie invasora por un comité científico de expertos independientes, pero cuyo dictamente ha sido ninguneado por el gobierno de turno.

Mientras el gobierno asturiano saca pecho y se hace fotografías para la prensa con este proyecto de "reintroducción", en los últimos meses ha modificado el plan forestal que permitirá incrementar la superficie de eucaliptales y permitirá plantar Eucaliptus nitens, con lo que podrán hacerse plantaciones a cotas más altas. También ha presentado la modificación de la ley de caza que a partir de ahora permitirá que los cazadores puedan disparar desde caminos y vías públicas, ha aprobado más matanzas de lobos y de cormoranes grandes, sigue permitiendo matar salmones y angulas a pesar del declive de las capturas, permitirá la instalación de parques eólicos en la mayoría de las sierras costeras del occidente y en la mar y aprobará que se expriman los ríos con más presas e hidrotornillos para "rentabilizar el agua asturiana". Se trata de la misma administración que levantó los acotamientos al pastoreo en los terrenos quemados, en contra de los informes de la propia Fiscalía que atribuía a la creación de pastos el 83% de los incendios

Cualquiera que relacione este proyecto Pigargo con las últimas decisiones medioambientales del Principado de Asturias puede que llegue a la conclusión de que simple y llanamente se trata de un lavado de cara para tapar una gestión ambiental nefasta, pero quizás sea yo que soy muy mal pensado.  

lunes, 24 de agosto de 2020

El fin del viaje

Todas las historias tiene un final y este es el final de la historia de un alcatraz, una de las aves marinas más grandes que surcan nuestros mares. Terminada la reproducción en sus colonias del norte de Europa, tanto los adultos como los jóvenes recién emancipados se dirigen hacia el sur, pasando estos días frente a la costa cantábrica en un viaje que los llevará hacia las costas de Mauritania o incluso más al sur. No todos llegarán a su destino, algunos enfermarán, otros morirán atrapados en redes y anzuelos y a otros, agotados tras muchos años de viajes y después de haberse reproducido varias veces, les abandonarán las fuerzas y morirán de viejos.


Hoy por la mañana, un alcatraz se dejaba llevar por la corriente muy cerca de la costa. Finalmente consiguió acercarse a unas rocas en la orilla y con esfuerzo se subió a una de ellas, agotado y empapado. Aleteó para sacudirse el agua de su plumaje y se quedó tumbado. No le vi ningún anzuelo, cuerda o sedal, como desgraciadamente se suelen ver en muchos de los alcatraces que se acercan a la costa y aparentemente no tenía ninguna fractura ni lesión. Simplemente parecía estar cansado. 

A pesar de que estaba muy débil, aún reservaba algunas fuerzas para defenderse y si me acercaba demasiado hacía ademán de volver a tirarse al agua. No había gente cerca, ni perros sueltos que lo molestaran. Solo el ruido de la mar y del viento, que parecía arrullarlo en sus últimos momentos, así que me fui y lo dejé tranquilo.

martes, 30 de julio de 2019

Los embriones de las gaviotas alertan del peligro a sus hermanos desde dentro del huevo

Durante el desarrollo embrionario, los individuos que viven en ambientes que experimentan importantes fluctuaciones, deben adaptarse a las condiciones que se encontrarán en el futuro si quieren tener opciones de sobrevivir. Durante los últimos días antes del nacimiento, los embriones de algunas especies son capaces de percibir las señales de alarma del medio que les rodea y actuar, dentro de la medida de sus posibilidades, para defenderse. 

Pareja de Gaviota patiamarilla emitiendo vocalizaciones desde el nido

Muchas especies de anfibios pueden detectar sustancias químicas en el agua que informan sobre la presencia de depredadores, como sanguijuelas o larvas de libélula, y adelantar o retrasar el nacimiento para evitarlos (Ireland et al., 2007, Touchon et al, 2006). Asimismo, los polluelos de las aves pueden reconocer las llamadas de alarma de sus padres, o de otros miembros de su colonia, cuando un depredador se acerca al nido y retrasar el momento de la eclosión, e incluso pueden modificar su comportamiento después del nacimiento, haciéndose más recelosos y respondiendo más rápido ante la presencia de un peligro.

Pollo recién eclosionado de Gaviota patiamarilla en un nido con tres huevos

Lo que se desconocía hasta ahora es que los pollos que aún se encuentran dentro del huevo no solo son capaces de recibir esa información desde el exterior, sino que pueden transferirla a sus hermanos no nacidos para avisarles de la presencia del peligro. 

jueves, 16 de mayo de 2019

Cormoranes moñudos y aparejos hasta en el nido

Este año volvimos a visitar las colonias de cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) en las que llevamos trabajando desde hace más de 20 años. El resultado de los censos vuelve a confirmar que esta especie el número de parejas sigue bajando y algunas de las colonias que hace menos de una década tenían más de 30 parejas reproductoras, ahora no llega a 10.


Una de los cambios que hemos notado en los últimos años es el cambio de ubicación de los nidos. Cuando se estableció por primera vez la colonia en la que más esfuerzo hemos realizado, la mayoría de los nidos se ubicaban en zonas relativamente accesibles, lo que nos permitió marcar un gran número de pollos y adultos, que nos proporcionaron una valiosa información acerca de sus movimientos y su dinámica poblacional. 


Desde hace unos años, las parejas que quedan se trasladaron a zonas de acantilado, más escarpadas y a las que no podíamos llegar. Este cambio de comportamiento pudo deberse al acceso de depredadores terrestres a la colonia, como los visones americanos, que hizo que buscaran sitios más seguros e inaccesibles para ellos, algo que también ocurrió en las colonias de las Illas Cíes (Barros et al., 2016).


Pero si hay una causa que está causando una mortalidad continuada y desgraciadamente cada vez más acusada entre la población de esta especie, es la captura accidental en aparejos de pesca. Como nos ocurre en cada visita, este año volvimos a ver barcos faenando a escasos metros de las colonias, largando trasmallos en los que como ya hemos confirmado (Álvarez, 2015) y denunciado en innumerables ocasiones, causa la muerte de decenas de animales, sobre todo juveniles, todos los años.


Pero una amenaza más de estos aparejos, fabricados con nylon, es que cuando se pierden o se rompen los cabos que los unen a las boyas, no desaparecen, sino que siguen pescando como aparejos fantasmas, capturando peces, crustáceos y aves marinas. 

Pollo de alcatraz enredado en un aparejo en su propio nido. Sam Hobson

Y por si fuera poco, los restos de palangres, redes y cabos son recogidos por las aves como un material de construcción más para sus nidos. Y allí se quedarán mientras los pollos crecen y los adultos llegan cada poco para llevarles comida. En estos casos es solo cuestión de suerte que no se enreden y acaben muriendo al no poder liberarse de esos restos de aparejos. Todos los años, miles de aves marinas mueren por esta causa, siendo especialmente grave en algunas colonias de aves marinas del norte de Europa


Referencias
- Álvarez D (2015) Análisis de la mortalidad de las poblaciones de cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) en artes de pesca en la Demarcación Marina Noratlántica. Aplicación 23.06.456D.640. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA).
- Barros A, Romero R, Munilla I, Pérez C & Velando A (2016) Behavioural plasticity in nest-site selection of a colonial seabird in response to an invasive carnivore. Biological Invasions 18(11) DOI: 10.1007/s10530-016-1205-3

viernes, 8 de junio de 2018

"Albatross", muerte por plástico

En 2008, el fotógrafo Chris Jordan comenzó un proyecto con el que pretendía mostrar al mundo los efectos de la contaminación por plásticos en los océanos. Para ello viajó al archipiélago de Midway, un atolón situado en el Pacífico Norte que pasó a la historia porque en junio de 1942, en las inmediaciones de estas islas tuvo lugar la batalla de Midway, en la que la flota estadounidense derrotó a la japonesa en la segunda guerra mundial.

Casi 80 años después, este archipiélago también pasará a la historia por encontrarse en medio de isla de basura, formada por miles de toneladas de plástico, que crece exponencialmente en medio del Pacífico. Y aquí en estas islas se asienta una gran colonia de albatros de Laysan (Phoebastria immutabilis) que está sufriendo en sus carnes los efectos de esa contaminación.

Fotograma de "Albatross", donde un un albatros adulto ceba a su pollo con restos plásticos

Durante el transcurso de este proyecto, el equipo de Chris Jordan se desplazó al archipiélago para filmar la vida en estas islas, la de los albatros y la de otras especies de aves marinas que a pesar de vivir en el mismo lugar no sufrían directamente los efectos de la ingestión de plásticos al alimentarse de presas que capturaban cerca de la orilla y que no tenían confusión con los restos artificiales.


A lo largo de varias temporadas de cría, muchos pollos de albatros murieron y cuando abrieron sus estómagos, lo que encontraron fue desolador. Desde los pollos más pequeños hasta aquellos que ya estaban a punto de independizarse, sus vísceras estaban llenas de restos plásticos: mecheros, jeringuillas, tapones, etc.

Después de 10 años, la película ya está terminada y Chris Jordan y su colaborador, el fotógrafo Manuel Maqueda, la presentan hoy mismo en la sede de las Naciones Unidas, coincidiendo con el Día Mundial de los Océanos. Y con el fin de que sea vista por el mayor número de personas han decidido colgarla libremente en a red para que pueda ser descargada y compartida por quien quiera. La película (con subtítulos en castellano) y la información sobre cómo se hizo la podéis encontrar en ESTE ENLACE.


martes, 1 de mayo de 2018

Los impactos de las actividades humanas sobre las aves marinas

Hace un par de semanas nos publicaron un artículo en la prestigiosa revista Ecological Applications en el que analizamos los resultados de más de 20 años de trabajo con el Cormorán moñudo en Asturias y Galicia. Y para redondear esta buena noticia, nuestro artículo fue resaltado en la portada del número de abril con una fotografía de una pareja de moñudos en la colonia de As Pantorgas.


Los factores ambientales, incluidos los impactos antropogénicos, afectan a las tasas vitales de organismos. Sin embargo, la influencia de estos factores puede variar según las características físicas del hábitat y de ciertas covariables individuales, como la edad o el sexo de los individuos. 

domingo, 4 de febrero de 2018

La historia de Nigel y su novia de cemento

Hace unos días se publicó una noticia en numerosos medios extranjeros que rápidamente corrió como la pólvora por las redes sociales: Nigel, el alcatraz solitario, se había muerto en la lejana isla de Mana, en Nueva Zelanda. Nigel era un Alcatraz de El Cabo (Morus capensis), un ave marina que habita en el hemisferio sur y que tiene sus colonias de cría más importantes en Sudáfrica y en Namibia. Esta especie es un pariente cercano del alcatraz atlántico que estamos acostumbrados a ver frente a nuestras costas durante las migraciones y que se reproduce en el Atlántico norte. 

El Alcatraz de El Cabo tiene actualmente una población estimada de 250.000 ejemplares, y aunque se ha reducido considerablemente en los últimos años, la muerte de uno de ellos no sería algo noticiable a no ser que se tratara de un animal diferente al resto. Y Nigel lo era.

Colonia de cría de Alcatraz de El Cabo

La población global de alcatraces de El Cabo ha sufrido un importante descenso en los últimos años, que según algunos ha significado una reducción del 50 al 79% en las últimas tres generaciones (BirdLife International, 2017), por lo que ha sido recientemente catalogado como En Peligro. Con el fin de revertir esta situación en muchos lugares de su área de distribución se están desarrollando proyectos de conservación que entre otras actuaciones tratan de favorecer la recolonización en islas donde estas aves han desaparecido. 

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Fuerte migración de aves marinas en el Cantábrico

Como todos los años en estas fechas se produce el pico de la migración de las aves marinas en el Cantábrico y el Atlántico gallego. Miles de aves de muchas especies, abandonan las zonas de cría en el norte de Europa para dirigirse hacia al sur, en un viaje que las llevará en algunos casos hasta las costas de África, mientras que otras se quedarán todo el invierno en nuestras aguas. 


Quizás la especie más reconocible de este paso migratorio, tanto por su tamaño como por el color blanco puro de los ejemplares adultos, sea el Alcatraz (Morus bassanus). Desde finales de agosto hasta principios de noviembre, los alcatraces pasan frente a nuestras costas, viajando escalonadamente según la edad de las aves.


Los primeros en aparecer son los ejemplares nacidos en el presente año, de color pardo, y a medida que van pasando las semanas, la proporción de adultos respecto a las aves jóvenes e inmaduras se va incrementando paulatinamente.  

jueves, 20 de julio de 2017

Curso de ética periodística: blanco y en botella suele ser leche


Cuando nos encontramos con un hecho noticiable, lo primero que deberíamos de hacer sería buscar la explicación más plausible al mismo, que en ocasiones podría ser tan obvia que no necesitaría una búsqueda posterior. En el caso de que esa explicación no fuera la correcta, sería el momento de buscar otras explicaciones, empezando primero por las más probables y una vez descartadas ya nos podríamos plantear otras explicaciones más insólitas o incluso admitir que no tenemos pruebas suficientes para demostrar por qué se ha producido el suceso que investigamos.

Supongamos que caminamos por una calle desierta y nos encontramos con un coche aparcado, aplastado por un árbol que aún permanece sobre la carrocería. No hay testigos que hayan visto lo que ha sucedido, nadie ha escuchado un solo ruido, pero al aproximarnos vemos que el árbol está hueco y podrido en su base y recordamos que unas horas antes se desató un intenso temporal, que según los datos meteorológicos estuvo asociado a fuertes rachas de viento de más 100 km/hora.

No harían falta demasiadas elucubraciones para deducir que el fuerte viento, unido al mal estado del árbol, provocó su caída, lo que causó los destrozos en un coche que habían aparcado en esa calle la noche anterior. Es cierto que podría haber otras explicaciones, como que alguien hubiera aprovechado ese suceso para vengarse del pesado de su cuñado, que se pasó la cena de nochevieja comentando lo fabuloso que era su coche nuevo en comparación con las tartanas que tenía el resto de su familia política. Que mejor venganza que levantar con una grúa el árbol caído para introducir posteriormente bajo su tronco el oscuro objeto de deseo del plasta de tu cuñado. Ciertamente se trataría de una explicación mucho más sofisticada y elaborada que la primera, pero no sería demasiado creíble.


El pasado 7 de julio, el diario La Voz de Galicia publicó una noticia en la que informaba de la aparición de 5 cormoranes muertos en O Grove, concretamente en la playa de Raeiros, destacando que la Xunta de Galicia investigaría si la muerte se había producido por “la gripe aviaria”.

jueves, 13 de julio de 2017

Por fin una buena noticia

Cada vez me gustan más los cormoranes moñudos, ya sabéis que son mi debilidad. Y por eso me encanta recibir noticias buenas sobre ellos, aunque últimamente cada vez sean menos.


Este amigo, el N6, lo anillamos como pollo en As Pantorgas el 19 de mayo de 2014. Pocos días después recibimos la mala noticia de que 4 de los 8 pollos que marcamos ese año en la colonia murieron en un trasmallo nada más independizarse (entre 20 y 30 días después de haberlos marcado). De 3 de los 4 que quedaban no volvimos a saber nada más, así que lo más seguro es que hayan seguido el mismo camino.

El N6 parece que fue el único superviviente y le tocó ser de los viajeros, ya que 138 días después de anillarlo, Victor Marugán lo fotografió en Hondarribia (Guipuzkoa), a nada menos que 434 km de donde había nacido, lo que lo convertía en el segundo más viajero de los casi 700 moñudos que llevamos anillados hasta ahora.

No volvimos a saber nada más de él, así que nos temimos lo peor, pero hoy me acaban de mandar de la Consejería esta imagen capturada por una cámara de fototrampeo colocada en As Pantorgas, donde aparece en uno de los nidos que habíamos controlado, a escasos metros de donde había nacido. 

Ya tiene 3 años y aunque conserva algo de su plumaje juvenil en el pecho ya se ha reproducido por primera vez y ha sacado 2 pollos.

Barco largando un trasmallo a escasos metros de la colonia de As Pantorgas (Foto: Carlos Sanjurjo)

Ojalá tenga suerte y pueda seguir criando, y no caiga en uno de los muchos trasmallos que tapizan las inmediaciones de la colonia.

jueves, 22 de junio de 2017

La sorprendente historia de Nelson y Roz

El alcatraz atlántico (Morus bassanus) es una de las especies más comunes y fáciles de ver durante los pasos migratorios en el Cantábrico. Su gran tamaño, con casi 2 metros de envergadura y su color blanco puro con las puntas de las alas negras, lo hace inconfundible. Esta especie se reproduce en el Atlántico norte, tanto en América como en Europa, localizándose las colonias más meridionales de Europa en la Bretaña Francesa.

Alcatraces en Bass Rock

Los alcatraces, al igual que otras muchas aves marinas, forman colonias muy densas en islas o acantilados que en ocasiones pueden reunir más de 150.000 aves, como en la isla de Bass Rock, en Escocia, que actualmente es la mayor colonia reproductora del mundo de esta especie. 

martes, 27 de septiembre de 2016

Aves marinas y delfines mulares en el Cantábrico

El pasado sábado, 24 de septiembre salimos en barco desde Gijón hasta el borde del cantil, a unas 30 millas de costa. Era mi primera salida pelágica de esta temporada y las condiciones eran perfectas para la observación de aves marinas y cetáceos, con viento del suroeste y una ligera marejadilla que fue calmando a medida que avanzó la jornada. 


A pesar de las buenas condiciones tanto la variedad de especies como la cantidad de ejemplares fue mucho menor de la que esperábamos. Poco después de salir vimos los primeros alcatraces, que pasaban en migración cerca de la costa. A medida que nos alejábamos su número se redujo y solo volvimos a verlos en buen número cuando regresamos a puerto.

miércoles, 13 de julio de 2016

No hacen falta más leyes, solo hay que cumplir las que ya están vigentes

Hace más de 20 años que el cormorán moñudo, una de pocas especies de aves marinas que nidifican en el Cantábrico, ya estaba en una situación crítica. Con el fin de saber qué era lo que ocurría empezamos a estudiar a esta especie desde Galicia hasta Euskadi, y durante todos estos años hemos visto como su población se desplomaba, como las colonias se iban reduciendo y como todos los datos apuntaban a la misma causa: la mortalidad en aparejos de pesca.


En los últimos 3 años, el 80% de los pollos que hemos anillado en Asturias han muerto en aparejos de pesca antes de cumplir los 6 meses de edad. En Galicia la situación es similar y en Euskadi, aunque la población reproductora no está sufriendo tanto como en Galicia y Asturias (podéis descargaros un informe completo en este enlace), cada vez son más numerosos este tipo de muertes.

martes, 1 de marzo de 2016

La colonización de Galicia por la Pardela cenicienta

La colonización se puede definir como el asentamiento de una población en un lugar nuevo para ella y es un fenómeno esencial para la persistencia de todas las especies. En el caso de los vertebrados, la mayoría de los estudios que se han publicado hasta el momento se han realizado en base a inferencias sobre poblaciones que ya se habían establecido, ya que no es sencillo estar en el momento y el lugar en el que una especie se establece en un lugar donde nunca había estado antes.

En el caso de las aves marinas, la mayoría de las especies crían e colonias y los reproductores eligen criar en una colonia determinada según la información que recopilan durante los viajes de prospección que realizan durante la dispersión juvenil. Por ejemplo, si en una colonia hay un elevado número de pollos les puede indicar que las condiciones son buenas y por lo tanto el lugar tiene suficiente calidad para intentar asentarse allí con éxito. Pero cuando se trata de colonizar un nuevo lugar de reproducción, esa información no existe y los fundadores se enfrentan a una gran incertidumbre, por lo que deben afrontar esa ausencia de información y arriesgarse. Debido a esto, la mayoría de las especies de aves marinas suelen reclutar en la misma colonia en la que han nacido o muy cerca de ella (filopatría), por lo que la fundación de nuevas colonias es un fenómeno raro y muy pocas veces estudiado en este grupo de aves.



miércoles, 6 de enero de 2016

Informe sobre mortalidad accidental de cormoranes moñudos en aparejos de pesca

Las poblaciones de aves marinas han sufrido entre 1950 y 2010 un descenso del 70% a nivel global, que ha supuesto la muerte de aproximadamente 230 millones de animales en ese periodo de tiempo. Muchas especies de estas aves han experimentado fenómenos de extinción local por esta causa, como ha ocurrido recientemente con la población nidificante de Arao (Uria aalge) en el Atlántico ibérico y otras especies, como los albatros o la pardela balear (Puffinus mauretanicus), se encuentran en una situación crítica y podrían extinguirse a corto plazo. Actualmente, las capturas accidentales en artes de pesca (Bycatch) representan la mayor amenaza para las aves marinas, por lo que solo tomando medidas urgentes se podrá revertir esta situación.


En el Atlántico ibérico y en el Cantábrico, después de la extinción del Arao común como nidificante, el cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) parece ser la siguiente en la lista, ya que en los últimos años la mortalidad en artes de pesca se ha incrementado alarmantemente, siendo dramática en las islas Cíes, donde la población reproductora ha pasado de 1200 parejas a poco más de 200 en 10 años.


jueves, 1 de octubre de 2015

Misiles, submarinos y piratas: diseños evolutivos

A lo largo de millones de años los animales han tenido que adaptarse a un ambiente cambiante y han competido entre ellos por los recursos. Esta competencia fue la responsable de que muchos animales que habían abandonado los mares y océanos para colonizar la tierra firme regresaran al agua para aprovechar unos nichos tróficos que hasta ese momento nadie ocupaba.

Al igual que un grupo de mamíferos con pezuñas y con una dieta carroñera empezó a internarse el el océano en el Eoceno superior para dar lugar a los actuales cetáceos, un grupo de aves terrestres evolucionaron desde el Mesozoico para dar lugar a las aves marinas.

Gaviota patiamarilla (Larus michaellis) en plumaje invernal

Los recientes análisis genéticos y paleontológicos parecen confirmar que todos los grupos actuales de aves marinas evolucionaron a partir de dos géneros de aspecto muy distinto: Ichtiornix y Hesperornix. Mientras que Ichtiornix guardaba un gran parecido con las actuales gaviotas, Hesperornix ya había perdido la mayoría de los huesos del ala y no tenía capacidad de volar pero era un gran buceador. 

Alcatraz atlantico adulto. Un dinosaurio volador

Casi todas las actuales aves marinas descienden de estos dos ancestros primitivos, y han seguido evolucionando desde entonces hasta nuestros días. Una gran cantidad de estos cambios, tanto morfológicos como fisiológicos han estado relacionados con la búsqueda de alimento y con la manera de conseguirlo. Todas las aves marinas son carnívoras, alimentándose sobre todo de peces, aunque muchas de ellas consumen krill o incluso medusas.

Alcatraz joven (Morus bassanus) en pleno picado

Pero la forma de capturar esos peces es muy variada. Mientras que algunas, como las gaviotas, se tienen que conformar con capturar el alimento en la superficie del agua, otras, como los alcatraces y los piqueros, se lanzan en picado desde las alturas a 100 km/h para sorprender a los peces. En el último momento pliegan las alas y entran en el agua como un misil para alcanzar varios metros de profundidad.


Otras, como los cormoranes, pescan persiguiendo a los peces bajo el agua. Para ello, primero introducen la cabeza en el agua mientras nadan hasta localizar a una posible presa. Una vez que la ven, dan un salto en la superficie y se sumergen para bucear tras ella hasta que la capturan, aunque es cierto que la muchos de esos intentos acaban en fracaso. Durante la inmersión, los cormoranes solo usan sus patas para desplazarse y su cola como timón. Las alas permanecen pegadas al cuerpo ya que no las necesitan para bucear. Esta "inutilidad" de las alas para la pesca ha hecho que una especie de esta familia, el cormorán áptero de las Galápagos (Phalacrocorax harrisi) haya acabado prescindiendo de ellas. 


Cuando un ancestro del cormorán áptero llegó al remoto archipiélago de Galápagos se encontró en un ambiente lleno de alimento en el que no había ningún depredador terrestre del que tener que huir volando. En esas condiciones y teniendo en cuenta que las alas no las necesitaba para pescar, esos apéndices resultaban solo un estorbo. A lo largo de miles de generaciones, los cormoranes que tenían alas más pequeñas resultaban más exitosos en la pesca y por lo tanto tenían un mayor éxito reproductivo. Actualmente, los comoranes de Galápagos tan solo tienen unas pequeñas alas no funcionales que seguramente acabaran perdiéndose completamente dentro de otras tantas generaciones.

Pero si hay una táctica que ha evolucionado en casi todos los grupos animales a la hora de conseguir el alimento esa es la piratería. ¿Por qué buscarte la comida si se la puedes robar al vecino? Y entre las aves marinas no podían faltar los piratas. Si en los mares tropicales son las fragatas las que roban el alimento a otras aves, en nuestros mares, son los págalos los que atemorizan y persiguen a otras aves marinas para que les entreguen sus capturas.


El págalo grande (Stercorarius skua) es el más grande y fuerte de todos los págalos, y acosa tanto a los pequeños charranes como a los grandes alcatraces. La estrategia de los págalos es perseguir a otras aves hasta que estas, agotadas y cansadas acaban soltando sus presas, tanto las que llevan en el pico como las que llevan dentro del buche. Pero además de piratas, los págalos grandes se comportan como auténticas aves de presa, pudiendo dar caza a aves más pequeñas o incluso de su mismo tamaño.

Págalo parásito (arriba) y págalo pomarino acosando a una gaviota patiamarilla (abajo)

Además de los págalos grandes, otras tres especies de págalos pueden verse en nuestros mares: el págalo parásito (Stercorarius parasíticus), el págalo pomarino (Stercorarius pomarinus) y el págalo rabero (Stercorarius longicaudus). Estas tres especies, de menor tamaño que el skua, son también mucho más ágiles y son capaces de hacer quiebros en el aire con mayor destreza que su pariente.


Pero la paciencia tiene un límite y no son pocas las ocasiones en que se cambian las tornas y los ataques de los págalos acaban volviéndose en su contra, siendo sus potenciales presas las que acaban persiguiéndolos a ellos para quitárselos de encima.


Aparte de los especialistas en piratería, otras muchas aves pueden convertirse en piratas esporádicos si el hambre les aprieta. Incluso las pardelas, como pudimos observar hace unos días a varias millas de la costa asturiana pueden acosar y perseguir a las gaviotas para conseguir un poco de pescado.

Misiles, nadadores, buceadores y piratas han sabido adaptarse al medio marino y sobrevivir hasta nuestros días, pero tal como comentaba en la entrada anterior, todos estos millones de años de evolución no han servido de nada para adaptarse a nosotros. En tan solo 60 años, las poblaciones de aves marinas en todo el mundo han caído más de un 70% y nosotros somos los responsables directos de su desaparición.

jueves, 24 de septiembre de 2015

El ocaso global de las aves marinas

Las aves marinas han estado volando sobre la superficie de nuestros mares y océanos desde hace 60 millones de años. A lo largo de todo este tiempo, este grupo de aves compuesto por más de 300 especies se han adaptado a este medio hostil y han sobrevivido a temporales y catástrofes naturales de todo tipo. 


Pero todos estos millones de años de evolución no han servido para nada cuando se han tenido que enfrentar a la mayor amenaza que se podían esperar: nuestra especie. El ser humano en tan solo unas pocas décadas han convertido los océanos en un vertedero. Nuestra especie es una auténtica máquina de producir basura. Y el destino de gran parte de esa basura acaba finalmente en el mar, formando auténticas islas de plástico y todo tipo de residuos que en muchas ocasiones son consumidos por error por aves y mamíferos marinos al confundirlos con sus presas.


En algunas islas del Pacífico, como el atolón de Midway, se asienta una importante colonia de aves marinas formada por varios millones de ejemplares, entre las que destacan varios miles de parejas de Albatros de Lysan (Phoebastria immutabilis). La situación de este atolón hace que toneladas de plásticos acaben empujados por las corrientes hasta sus orillas. Todos los años, y tal como denunció el fotógrafo Chris Jordan en su proyecto Midway, una gran parte de los pollos de albatros nacidos en esta colonia mueren antes de abandonar el nido al haber ingerido estos plásticos con los que sus padres los ceban (os recomiendo que veáis el vídeo anterior para que tengáis una idea más clara del problema).


Además de la ingesta de plásticos, las aves marinas se encuentran gravemente amenazadas por otros muchos problemas, todos relacionados con nuestras actividades: sobrepesca, contaminación por hidrocarburos, muertes accidentales en aparejos de pesca, presencia de especies invasoras en las colonias de cría y un largo etcétera.

Las sospechas sobre los efectos de estas amenazas sobre las aves marinas se han visto confirmadas en el proyecto Sea Around Us Project, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de British Columbia y el Pew Charitable Trusts. En el marco de este proyecto, los investigadores analizaron las tendencias demográficas de 513 poblaciones de aves marinas que habían sido censadas en al menos 5 ocasiones. Aunque no se pudieron analizar todas las poblaciones de aves marinas del mundo, en el estudio se incluyeron todas las familias de aves marinas de las zonas más importantes para este grupo de animales.

Tendencia de la población de aves marinas monitorizadas en este estudio entre 1950 y 2010. La pérdida total de aves fue del 69,7% en estos 60 años. Las líneas discontinuas representan intervalos de confianza del 95%.

Los resultados obtenidos, y que recientemente han sido publicados en la revista Plos One incluso sorprendieron a los propios investigadores. Los datos confirmaron que la población global de aves marinas había descendido un 70% en los últimos 60 años, lo que representaba la muerte de más de 230 millones de animales. Y este descenso no afectaba solo a unas pocas especies sino que afectaba de manera indiscriminada a gran cantidad de familias en todo el mundo.

Charrán patinegro (Thalasseus sandvicensis)

Aunque todas las familias de aves marinas se han visto afectadas, este declive está siendo especialmente alarmante para alguna de ellas, por ejemplo la familia de los charranes ha caído en un 85%, las fragatas un 81%, los petreles y las pardelas un 79%, y los albatros un 69%. Todo parece indicar que las especies que habitan en aguas abiertas están siendo más afectadas que las ligadas a ambientes más costeros, salvo el caso de los cormoranes, que según los datos de este estudio han descendido en un 73%.

Tal como ya he comentado varias veces en este blog, las causas del declive de las aves marinas se conocen desde hace tiempo, y este estudio no ha hecho más que confirmar que este declive esta siendo incluso más rápido de lo predecían algunos modelos. Y los remedios para minimizar este descenso también son conocidos. Sería necesario abordar de una vez el problema de las capturas accidentales en aparejos de pesca y el problema de la contaminación marina.

Es necesario que los gestores y políticos tomen conciencia de este problema y que actúen. En las últimas décadas hemos sido testigos de la extinción como reproductor de el Arao común y de la Gaviota tridáctila en las costas del Cantábrico y el Atlántico ibérico, el próximo en la lista es el Cormorán moñudo y si no se actúa ya quizás no lleguemos a tiempo para evitar que se una a ellos.

Referencias
Paleczny M, Hammill E, Karpouzi V & Pauly D (2015) Population Trend of the World’s Monitored Seabirds, 1950-2010. Plos One DOI: 10.1371/journal.pone.0129342.

viernes, 11 de septiembre de 2015

El último grito del cormorán


Hace ya unos cuantos meses que estoy trabajando en un proyecto para evaluar el impacto de la captura accidental de los aparejos de pesca sobre las poblaciones de cormorán moñudo en el Cantábrico y el Atlántico gallego.

Durante estos meses he recopilado la información disponible sobre muertes accidentales y también nos hemos recorrido la costa para comprobar donde se solapan las zonas de alimentación con las zonas de pesca de los moñudos.

A la espera de los resultados definitivos, los resultados confirman lo que sospechábamos desde hace tiempo. La mayoría de las muertes se producen durante los meses que siguen a la independencia de los pollos, en ocasiones cuando tienen menos de 2 meses de edad. Seguramente su inexperiencia hace que sean más proclives a caer en los aparejos que las aves adultas, que ya sea porque usan otras áreas de alimentación o porque son capaces de reconocer las artes, mueren en menor número.


Las dos fotografías anteriores son los suficientemente explícitas para entender la magnitud del problema. Para entender porqué si no se hace algo, y rápido, vamos a ser testigos de la extinción de los cormoranes moñudos en nuestras costas, como hace pocos años lo fuimos de otra ave marina, el Arao común, por la misma razón.

Probablemente la falta de capturas de especies más comerciales ha llevado a muchos barcos a faenar cada vez más cerca de costa y buscar otras especies como los lábridos que antes tenían menos salida en el mercado. Actualmente, tanto en Asturias como en Galicia o Euskadi, la legislación es muy laxa (o incluso inexistente), acerca de las distancias de costa a las que se pueden largar los aparejos. Asimismo, los planes de manejo aprobados para esta especie, por ejemplo en Asturies, hacen una mención especial a la necesidad de crear unas zonas de protección alrededor de las colonias de cría, pero es evidente que ese plan de manejo no se está cumpliendo.

Dos cormoranes moñudos adultos ahogados en un miño a escasos metros de la colonia de Cabu Bustu, Asturies (abril de 2014)

Pero si los aparejos legales ya son un problema de enorme magnitud, en este estudio hemos confirmado la existencia de un nuevo problema que no esperábamos, la mortalidad en aparejos furtivos. Se trata de palangres de superficie que son marcados con botellas de agua transparentes para ser más difíciles de localizar por la guardería. Ya hemos confirmado más de 5 animales muertos en solo dos de estos palangres y hemos visto unos cuantos aparejos mas que no hemos podido comprobar.

Ojalá que los resultados de este proyecto puedan servir para detener esta sangría.