Sigo en Lyon, pero en realidad podría estar en cualquier sitio, porque aún no he tenido demasiado tiempo para disfrutar de la ciudad. Ya os conté que he venido por motivos de trabajo, así que aún no he podido darme un paseo o hacer fotos. Pero en breve espero una visita con quien seguro que pasearé bastante y haré montones de fotos. A ver si recupero la inspiración y empiezo a hablaros de esta ciudad, que me encanta.
Mientras tanto, voy a aprovechar para hablar de un tema que teníamos pendiente desde hace tiempo. Últimamente varios colegas que están planteándose montar un huerto familiar nos han
preguntado por el nuestro. Qué cuanto tiempo dedicamos, si nos sale rentable.... esas cosas. Es gracioso
que me encuentre yo dando consejos sobre agricultura cuando he vivido más de media vida a
orillas de la M-30. Mucha gente parece tener la impresión de que tener un huerto es muy complicado y requiere un sacrificio enorme. Así que hemos pensado que sería una buena idea hacer una entrada con lo que todo el mundo debería saber antes de empezar con uno. He aquí las
preguntas más comunes organizadas por bloques:
- ¿Cuanto pagas por tu huerto al mes?
¿Produces suficiente para autoabastecerte? Con la cantidad de economía que nos chupamos en
el día a día, no es raro que la gente se interese por aspectos económicos. No creo que sea el enfoque
correcto: nunca me he planteado si los 40 pavos al mes que pago, se “amortizan”
en producción, porque la huerta me proporciona un montón de cosas extras que no
pueden valorarse. Se tiene que disfrutar con la huerta, y si no, no merece la pena. Dicho lo cual creo que ahora, al menos
viviendo en Canarias (que no hay parón invernal) cubrimos aproximadamente el 60%
de nuestra comida con lo que producimos. O sea que sí, ahora que tenemos experiencia y un huerto a pleno rendimiento (cosa que nos ha llevado unos años) nos sale rentable. No tenemos frutales ni cereal, aunque
nos encantaría, pero toda la verdura y todas las legumbres que comemos son de nuestro huerto, y conservamos mucha producción (por ejemplo, salsa de tomate para todo el año). Así que sólo compramos fruta, leche y huevos semanalmente.
- ¿Cuántos metros hacen falta
para una familia? ¿Cómo empiezo? ¿De dónde saco la información? Salvados los aspectos económicos llegan los
aspectos prácticos en los que la experiencia sí que te otorga capacidad de
contestar. Tenemos 50 m2, y son suficientes para darnos de comer y para tener bastante excedente, que o bien conservamos o bien regalamos (todas las semanas varios colegas reciben alguna lechuga, zanahorias, acelgas, guisantes... nos encanta compartir). Yo creo que con 50 m2 puede autoabastecerse de verdura una familia de 4 miembros. Nosotros
tenemos 4 camas (bancales) de metro y medio de ancho por 7 metros de largo, con
pasillos de medio metro entre ellos. Se aprende
a base de experimentar, de leer en libros o en blogs y foros, de preguntar a
colegas que tengan huerta… es algo que engancha. Pero por lo general os diría
que la huerta es fácil y muy intuitiva, y cada día que pasa aprendes más y desarrollas tu intuición.
- ¿Cómo y cuanto
se riega? A no ser que tengáis el terreno al lado de casa, lo mejor es instalar riego por goteo con un
temporizador. Supone una inversión inicial pero para los que trabajéis de lunes a viernes como nosotros, y sólo podais ir a la huerta el finde, es absolutamente necesario. El tiempo de riego depende de lo que
llueve, de la temperatura exterior, de lo que tengas plantado… es una cosa que
te da la experiencia, pero por lo general se pone el riego al final del día
entre 5 min (invierno) a 35 min (verano).
- ¿De verdad que no le echas nada de nada? Hay gente que te pregunta con escepticismo, creyendo que los de tu “secta”
no son más que un atajo de farsantes… No, no le echamos nada de nada de química de síntesis. Los únicos tratamientos que hacemos son a base de infusión de ajo u ortigas. La
agricultura ecológica es lo más sencillo que te puedas imaginar, simplemente haces
que exista un equilibrio con el campo que te rodea, y lo mejor de todo es que funciona. Cuantas
veces me he encontrado en Canarias a incrédulos que cuestionan que mis tomates
no se los coman los lagartos. Los lagartos que vienen de visita prefieren
comerse gusanos, hormigas, babosas que les aportan más proteína, y jamás he visto
tomates comidos.
- ¿No te matas a currar? ¿Cuántas horas
dedicas a la huerta? Dedicamos 3-4 horas por semana a la huerta,
generalmente los sábados o domingos por la mañana. Curramos de lunes a viernes todo el día, y es cuando únicamente tenemos tiempo libre. Que nadie se crea que nos
sobra el tiempo. Hay findes que no estamos, y al siguiente tienes que dedicarle horas extra. Con ese tiempo es suficiente para tener los 50 m2 en
plan jardín zen, como nos dicen nuestros colegas que visitan el huerto. Pero
hay que puntualizar: ese es el tiempo de huerta, que no el del procesado de los
productos. El “procesado” consiste en dejar los alimentos listos para
comer/cocinar que comprende desde un simple limpiado de tierra y gusanos de las
lechugas (media hora es suficiente), hasta pelar toneladas de guisantes,
escaldarlos y congelarlos cuando tienes un pico de producción (a veces hasta 4
horas procesando comida en casa). Y eso es bueno ser consciente de ello, al menos si os planteais el tema desde el punto de vista de la autosuficiencia, como nosotros. Ojo
que no estoy tratando de disuadir a nadie, porque pelar guisantes con buena
compañía y buena música es una tarea perfecta para los domingos por la
tarde. Ahora que estoy en Lyon, y recorro con amor
los pasillos del mercadillo de los productores de la Croix-Rousse me doy cuenta
que los compradores necesitarán procesar la comida casi como lo hago yo con los
de mi huerta. Y esto me ha llevado a ser consciente de que en tan poquito
tiempo se haya perdido tanto contacto con el producto: con la tierra que lo ha
criado, con el gusano que alojaba, o las temporadas cuando crece. Una lástima.
Resumiendo: para decidir la cantidad de metros que vais a plantar, y la cantidad de tiempo que estáis dispuestos a dedicarle, lo importante es que tengais una idea clara de vuestros objetivos. Si queréis tener un huerto para aprender y relajaros en contacto con la tierra, o si no tenéis mucho tiempo, con 20 m2 son suficientes, de ese modo os evitaréis agobiaros y terminar abandonando abrumados por el trabajo. Si ya desde el principio tenéis claro que lo vuestro es el autoabastecimiento, y que no os importa echarle más horas, pues id a por los 50 m2, y paciencia porque lo de autoabastecerse requiere tener el huerto a pleno rendimiento y eso lleva su tiempo.
Después de esta tremenda chapa, os cuento una
de esas recetas que hace que te enganches con la huerta. Hace dos fines de
semana terminamos de retirar las matas de guisantes. Regalamos unas cuantas bolsas, pero sacamos varios sacos de vainas que exigían un procesado inmediato. Los
guisantes tan pronto son recogidos comienzan a convertir los azúcares en
almidón, y por eso es muy importante que los que no vayas a consumir de una
manera inmediata los blanquees y congeles sobre la marcha, para que no pierdan nada de sabor.
Después de la cosecha de las habas, ahora
con los guisantes tenemos el congelador que no cabe ni un alfiler. También en
ese momento las zanahorias estaban llegando a su fin, y encontré esta receta, “Carrots & peas”, en el primer libro de Ottolengui, que nos venía como anillo al dedo. Esto es lo que me
parece sensacional: no leo una receta, hago una lista y me voy a buscar
ingredientes, sino que es la huerta la que me pide dar salida a dos productos
frescos, y de pronto sale una receta al paso que cumple con tus objetivos y con
los de tu huerta :-)
La receta emplea en la presentación hojas
jóvenes y brotecillos (zarcillos) en crudo de las plantas de guisantes. Son
varios libros que he leído que hacen uso de esta parte de la planta: parece ser
que los japoneses lo llaman “oro verde” por ofrecer un potente sabor a guisante
mezclado con berro de agua. Tanto es así que parece que hay gente que brotaguisantes en casa para utilizarlo en ensaladas.
Allá vamos con la receta. Consiste en
elaborar una salsa dulce y asar unas zanahorias, para finalmente añadir los
guisantes al final.
Ingredientes, para 4 personas
e
l zumo de una naranja
60 ml de vino tinto
50 gr de miel, que no sea fuerte
1 palo de canela
4 anises estrellados
1 ½ cucharadita de semillas de cilantro
1 kg de zanahorias, peladas y cortadas en ángulo en franjas de 1 cm de
grueso
90 ml de aceite de oliva
3 dientes de ajo, aplastados
450 gr de guisantes pelados
un manojo de brotes de guisante (hojas nuevas y zarcillos)
s
al y pimienta
Comenzamos haciendo la salsa dulce para asar
las zanahorias. Mezclamos el zumo de naranja, el vino y la miel en una sartén,
añadimos el anís estrellado y la canela, y cocemos a fuego suave sin que entre
en ebullición. Lo coceremos sin tapa durante 20-40 minutos (dependiendo del
tamaño de tu sartén y el calor del fuego) hasta que se reduzca aproximadamente a un tercio del volumen inicial. Reservamos.
Precalentar el horno a 230º C. Calienta a fuego
fuerte una pequeña sartén, y tuesta durante 3 minutos las semillas de cilantro moviéndolas
sin parar. Pon las semillas en un bol junto a las zanahorias, el aceite
de oliva, el ajo, la sal y la pimienta mezclándolo todo bien. Espárcelo en una fuente amplia y
mételo en el horno. Después de 15 minutos (las zanahorias deberían de tener ya
un color tostado) retira la fuente y añade la salsa dulce que reservamos anteriormente (incluyendo la
canela y el anís estrellado), mezclándolo bien y metiéndolo de nuevo al horno
durante 7 minutos, hasta que las zanahorias estén cocinadas pero no
pasadas. Lo retiras y dejas que se enfríe un poco.
Vierte los guisantes en una cazuela con mucha
agua salada en ebullición durante un par de minutos. Sácalos
y ponlos en un colador de una sola vez, haciendo correr agua fría encima suya
para parar la cocción. Déjalos escurriendo bien.
El plato se sirve templado. Mezcla bien las
zanahorias junto a los guisantes. Corrige el punto de sal y pimienta. Sírvelos
con los brotes de guisante encima, y arroz blanco al lado.
Es este tipo de recetas sencillas en donde más se luce el producto. La diferencia entre que sea espectacular o mediocre radica en la calidad del producto que uses. Y no hay mejor producto que el que acabas de sacar de tu huerto, eso os lo aseguro.