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14.2.08

Las victorias de Cayo Mario

El Tercer fundador de Roma


Cayo Mario es un personaje que a mí me resulta un pelín antipático, quizás por que no aguanta la comparación con su enemigo más feroz, Lucio Cornelio Sila, a todas luces un personaje mucho más atractivo y poliédrico. Sin embargo, a Mario hay que reconocerle una serie de virtudes innegables, de entre las cuales destaca su talento para con todo lo militar. Por este motivo ganó en vida el apelativo de tercer Fundador de Roma, tras el propio Rómulo y Marco Furio Camilo, que expulsó de Italia a los galos.

Además de ser considerado el gran reformador del ejército romano, su historial militar incorpora campañas tan célebres como la Guerra contra Yugurta, las Invasiones germánicas de Cimbrios y Teutones, la Guerra Social, las Guerras Mitridáticas...

Las invasiones germánicas

En el año 102 adC, tras unos años de correrías por Hispania, los Cimbrios se adentraron en la Galia y, junto con los Teutones, decidieron invadir Italia. Los Teutones se dirigieron hacia el sur, y avanzaron hacia Italia por la costa mediterránea. Por otro lado, los Cimbrios tratarían de cruzar los Alpes, entrando por el noroeste. Por último, los Tigurinos (la tribu celta que había derrotado a Longino pocos años antes) tratarían de cruzar los Alpes por el noreste. Esta decisión resultó fatal, dado que las tribus germánicas dividieron sus fuerzas y permitieron al ejército romano enfrentarse a ellas por separado.

Primera victoria, Aqua Sextiae

Mario debía enfrentarse primero a los Teutones, que estaban en la Galia Norbonense dirigiéndose a los Alpes. Rechazó librar batalla en su terreno, y se retiró a Aquae Sextiae (una población fundada por Cayo Sexto Calvo en el año 124 adC), que bloqueaba el paso. El contingente que lideraba la formación germana, los Ambrones, atacaron la posición romana sin esperar a los refuerzos, acabando con 30.000 bajas. Posteriormente, Mario escondió 3.000 hombres para una emboscada, esperando al contingente principal. En la batalla final, los Teutones fueron aniquilados, con un número algo superior a 100.000 bajas.

Victoria final en Vercellae

Por su parte, el colega de Mario, Quinto Lutacio Catulo, no tuvo tanta suerte. Intentó retener a los Cimbrios en el paso de Brenner, pero tuvo que ceder y permitir su avance hasta el norte de Italia a finales de año. Mario estaba en Roma, y tras ser nombrado cónsul nuevamente en el año 101 adC, y a la vez que rechazaba un triunfo por su victoria contra los Teutones, se dirigió al norte para unirse a Catulo, a quien se le prorrogó el mando un año más. Finalmente, en el verano de ese año se libró la batalla en Vercelae, en la Galia Cisalpina. Una vez más, la disciplina de las tropas romanas pudieron contra una fuerza bastante mayor. Al menos unos 65.000 germanos murieron (es posible que llegasen a otros 100.000) y los supervivientes fueron esclavizados. Los Tigurini dieron media vuelta y volvieron a su lugar de origen. Catulo y Mario, por su parte, celebraron un triunfo conjunto, pero el pueblo dio todo el crédito de la victoria a Mario (motivo por el cual Catulo se convertiría en el futuro en uno de sus enemigos políticos). Como recompensa, Mario fue nombrado cónsul un año más, en el año 100 adC, a pesar de que el peligro había acabado.

Vercellae, según la pluma de Theodor Mommsen

Aunque hayan pasado los años, la narración de Theodor Mommsen continúa retransmitiéndonos con fuerza lo pasado en aquellos lejanos días:

Los dos ejércitos se encontraron en Vercelae, no muy lejos de la union del río Sesia con el Po, justo donde Aníbal luchó por primera vez en suelo italiano. Los cimbrios deseaban la batalla, y de acuerdo con sus costumbres, enviaron un mensajero para establecer la fecha y lugar del combate. Mario les satisfizo y escogió como fecha el día siguiente, 30 de Julio del 653 (101 adC), y la llanura de Raudine, como escenario. Esta planicie permitíría a los romanos aprovechar todo el potencial de su caballería. Allí cayeron sobre el enemigo, que a pesar de que los esperaba, fueron cogidos por sorpresa; ya que la densa niebla mañanera impidió a la caballería cimbria ver cómo la caballería romana, más fuerte, se aproximaba a ellos para luchar cuerpo a cuerpo, siendo empujado todo el ejército cimbrio hacia las posiciones de los legionarios romanos, que ya estaban en formación de combate. Los romanos consiguieron una victoria completa con leves pérdidas, siendo totalmente aniquilados los cimbrios.
Aquellos que perdieron la vida durante el combate , la mayoría, incluído el valiente rey Boiorix, podrían considerarse afortunados; más afortunados al menos que aquellos que tuvieron que hacerlo con sus propias manos, o que los que fueron esclavizados y vendidos en el mercado romano, aguantando las represalias por haberse atrevido a tal osadía. Los Tigorini, que habían quedado esperando el resultado de la batalla tras el paso de los Alpes, volvieron a su tierra natal. La avalancha humana, que durante trece años había alarmado a todas las naciones desde el Danubio al Ebro, y del Sena al Po, yacían bajo tierra o trabajaban bajo el yugo de la esclavitud; las vanas esperanzas de las migraciones alemanas habían terminado en derrota; los cimbrios y sus camaradas desaparecieron.

Theodor Mommsen,"Historia de Roma"

Para saber más:


La nueva forma de entender la historia

www.historiaclasica.com

19.11.07

¿Quién es Colleen Mc Cullough?

Colleen McCullough (Wellington, Australia, 1 de junio de 1937) es una famosa escritora australiana de novelas históricas centradas en los últimos tiempos de la república romana, sin lugar a dudas, uno de los momentos más fascinantes de la historia universal.

McCullough estudió neurología y trabajó en Australia y el Reino Unido en su profesión antes de obtener una cátedra en la escuela de medicina de la Universidad de Yale. Creó el departamento de neurofisiología del Royal North Shore Hospital, en Sydney. Durante los diez años siguientes trabajó como investigadora y profesora en Yale.

Obtuvo también gran fama por su novela "The thorn birds" de 1977, llevada a la televisión con el título de "El pájaro espino".

Comenzó a publicar siendo ya una profesional destacada. Su carrera como escritora se inició con "Tim", a la que siguió "El pájaro canta hasta morir", una obra que le reportó fama mundial. Además de algunas novelas románticas, escribió un ciclo de novelas ambientadas en la Roma antigua, formado por "El primer hombre de Roma" (1990), "La corona de hierba" (1991), "Favoritos de la fortuna" (1993), "Las mujeres de César" (1996), "César" (1998), y "El caballo de Octubre" (2003). Por dichas obras se le concedió un doctorado honorario en historia en 1993. La octava parte de la saga, "Antonio y Cleopatra" se publicó en septiembre de 2007 para el mercado anglosajón.

Sobre ella se ha escrito lo siguiente:
"Conozco tres clases de aficionados a la novela histórica: los que casi veneran a Colleen McCullough, los que la detestan y los que aún no la conocen. Para los primeros, la lectura de “El Primer Hombre de Roma” constituyó posiblemente un auténtico hallazgo, un feliz encuentro que los impulsó a leer inexorablemente (como si algún escondido resorte hubiese saltado al iniciar su lectura), las nada menos que 5.000 páginas que integran una de las más famosas y comentadas series de “novelas de romanos”. Los segundos naufragaron probablemente entre docenas de personajes, vertiginosos cambios de escenario, constantes digresiones explicativas y un rosario de acontecimientos históricos que parece no tener fin. Y los terceros… han vivido, con toda seguridad, en algún planeta lejano durante los últimos años."

Fuente: Hislibris

Novelas históricas de Colleen Mc Cullough:


TITULO

SINOPSIS (vulgarmente copiada de la Casadellibro)

El primer hombre de Roma

Colleen McCullough nos traslada a los primeros siglos de la civilización occidental, trazando un espléndido cuadro de la Roma republicana. La historia se inicia en el año 110 a.C. con dos grandes ambiciosos cuyo único y decidido objetivo es llegar a ser el primer hombre de Roma: Mario y Sila. Uno es un plebeyo de mediana edad, enardecido por la confianza en sus dotes y el enriquecimiento que ha logrado; el otro, un joven y apuesto aristócrata corrompido por la pobreza. Aquel, un militar disciplinado y soberbio, y este, un desvergonzado epicúreo. Mario se casa por interés para favorecer su carrera política, y Sila por amor. Ambos pugnan en este primer episodio por el poder y la gloria.

La corona de hierba

Segundo libro de la serie, ésta es la historia del enfrentamiento de Mario y Sila por el poder en Roma, así como de la aparición de una nueva generación de jóvenes que con el tiempo también lucharán entre sí para ocupar los puestos más altos y de mayor autoridad.

Favoritos de la Fortuna

Desde el año 83 al 69 antes de Cristo, los principales acontecimientos de la historia de la antigua Roma en un fascinante mosaico novelesco que respeta escrupulosamente la verdad de los hechos, aunque narrándolos con la amenidad de la mejor de las novelas.

Las mujeres de César

Las mujeres de César es el retrato de la ascensión de Cayo Julio César hasta los lugares más prominentes de su mundo, y comienza con su regreso a Roma en el año 68 a. J.C. Durante los diez años que se verá confinado en Roma, César, además de dominar el foro, conquista a las mujeres más nobles de Roma. Pero utiliza el amor como otra arma más de las que dispone en su arsenal político para alcanzar su última y única meta: ser el más grande de todos los primeros hombres de Roma. ¿Héroe o canalla? Éste es un dilema que incluso hoy sigue siendo tema de debate, prueba de que la figura de César ha fascinado a generación tras generación. En Las mujeres de César Colleen McCullough descubre al hombre que se esconde tras la leyenda, y nos ofrece con gran maestría todos los datos y pormenores para que el lector decida por sí mismo.

César

Corre el año 54 A.J.C. y Cayo Julio César avanza por la Galia aplastando a los feroces reyes guerreros que se cruzan en su camino. Sus victorias en nombre de Roma son épicas, pero los líderes de la república no están satisfechos... están aterrados. ¿Hasta dónde llegará la ambición sin límites del militar más brillante de Roma?

El caballo de César

En su nueva novela, McCullough retoma la temática romana, centrándose esta vez en las figuras del César y Octavio. César aparece en el esplendor de su carrera debatiéndose entre su deber como líder romano y su irresistible atracción por Cleopatra. McCullough aborda también la caída de éste, víctima de unas implacables luchas de poder. Octavio es retratado como un joven prometedor y de firmes valores que acabará convirtiéndose en un hombre sanguinario y con sed de venganza tras el asesinato de César. Marco Antonio y Cleopatra son otros de los muchos personajes que pueblan esta intensa novela en la que McCullough retrata con viveza y detalle un tumultuoso siglo I a C.

Antonio y Cleopatra

>> Ver la Sinopsis



La nueva forma de entender la historia

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20.6.07

Vidas paralelas: Cayo Mario

La larga ruta que emprendimos juntos a través de la magna obra de Plutarco, nos lleva hoy a una de las biografías más espléndidas y más interesantes, la de Cayo Mario. Es este un personaje que nuna he sabido si me caía simpático o si por contra me resultaba fastidioso. Sí que es cierto que su gran rival, Sila, es infinitamente más cautivador, sin embargo Mario tiene en su haber una serie de méritos, como la reforma del ejército, que hacen que sea un personaje imprescindible. Como siempre, disfrutad con la lectura.

I. No podemos decir cuál fue el tercer nombre de Gayo Mario, al modo que no se sabe tampoco el de Quinto Sertorio, que mandó en España, ni el de Lucio Mumio, que tomó a Corinto, porque el de Acaico fue sobrenombre que le vino de sus hechos, como el de Africano a Escipión y el de Macedonio a Metelo. Por esta razón principalmente parece que reprende Posidonio a los que creen que el tercer nombre era el propio de cada, uno de los Romanos, como Camilo, Marcelo y Catón, porque quedarían sin nombre- decía- los que sólo llevasen dos. Mas no advierte que con este modo de discurrir deja sin nombre a las mujeres, pues a ninguna se le pone el primero de los nombres, que es el que Posidonio tiene por nombre propio para los Romanos. De los otros, uno era común por el linaje, como los Pompeyos, los Manlios, los Cornelios, al modo que si uno de nosotros dijera los Heraclidas y los Pelópidas, y otro era sobrenombre de un adjetivo que indicaba la índole, los hechos, la figura del cuerpo o sus defectos, como Macrino, Torcuato y Sila, a la manera que entre nosotros Mnemón, Gripo y Calinico. En esta materia, pues, la anomalía de la costumbre da ocasión a muchas disputas.

>> Continuar con la lectura del texto original en la wikisource

16.5.07

Lecciones de estrategia: ¿Cómo puede un caracol ser tu mejor aliado?

Hoy me inclino por un titular un poco tontorrón para explicaros una de las mejores anécdotas que Sexto Julio Frontino nos ha legado en su Strategemata: La del soldado que, buscando caracoles, encuentra un camino para rodear al enemigo. Hoy en día esta anécdota daría pie a varios best sellers sobre la buena suerte... a Cayo Mario le reportó la victoria en un asedio muy difícil. Tras meses de intentar un asalto frontal a una fortaleza situada en lo alto de un monte escarpado, la solución de la brinda un puñado de caracoles...

En la guerra contra Yugurta, Cayo Mario efectuó en una ocasión un asedio contra una fortaleza situada cerca del río Mulucha. Esta estaba en un promontorio rocoso, accesible por un lado por un único paso estrecho, mientras que por el otro lado sólo habían precipicios. Sucedió que un cierto Ligur, un soldado raso de entre los Auxilia, había salido a por agua y, mientras cogía caracoles de entre las rocas de la montaña, accedió a su cumbre. Este hombre le hizo saber a Mario que era posible escalar hasta la fortaleza. En consecuencia, Mario envió algunos de sus centuriones en compañía de algunos de sus hombres más ágiles, incluyendo también a los trompeteros más habilidosos. Estos hombres fueron sin casco ni sandalias, para que vieran mejor y les resultara más fácil escalar por las rocas; sus escudos y espadas iban ligados a sus espaldas. Guiados por el Ligur, y ayudados por cordajes y estacas, con los que mejor se sostenían, consiguieron escalar hasta la parte trasera de la fortaleza, la cual, debido a su posición, no contaba con defensores. Entonces los trompeteros comenzaron a tocar sus instrumentos armando un gran barullo, tal y como previamente se les había indicado. Esta fue la señal para que Mario urgiera impetuosamente a sus hombres al avance con furia renovada contra los defensores de la fortaleza. El populacho, con temor de que la fortaleza hubiera sido tomada por la retaguardia, había forzado a los defensores a desguarnecer las defensas frontales, con lo que a Mario le resultó más fácil asaltar y capturar la fortaleza.


Prefiero no pensar como pasaron esa noche los habitantes de la fortaleza, pero recordando otros ejemplos de carnicerías de la soldadesca romana, en el mejor de los casos acabaron vendidos como esclavos en algún mercado africano. En cambio el Ligur, gracias a sus caracoles, de buen seguro acabó con una buena recompensa en sus bolsillos.

Esta es mi traducción libre de la versión inglesa que Bill Thayer pone a nuestra disposición en su excelente web. En ella teneis la lectura completa en inglés del Libro III del Strategemata.



Artículos relacionados:

5.3.07

Mitrídates del Ponto

Mitrídates VI (Griego: Μιθριδάτης), (132 adC-63 adC), llamado Eupator Dionysius, también conocido como Mitrídates el Grande, rey del Ponto desde el 120 adC hasta su muerte, en el 63 adC, en Asia Menor. Fue uno de los enemigos más formidables y exitosos de Roma, luchando consecutivamente contra tres de los más grandes generales de finales de la República: Sila, Luculo y Pompeyo.

Si tuviéramos que reeditar las Vidas Paralelas de Plutarco, en clave actual, la suya podría ser comparada con la biografía de Saddam Hussein, ya que al igual que el iraquí, fue uno de los enemigos icónicos del Imperio, encarnación propagandística del Mal.

Una biografía de leyenda

Mitrídates VI era hijo de Mitrídates V del Ponto (150 adC–120 adC), llamado Evergetes. El inicio de su reinado está envuelto en relatos de tintes semilegendarios, pues se afirma que a la muerte de su padre, siendo todavía un niño, hubo de huir por su vida, llevando por siete años una vida salvaje, y no regresó sino para asesinar a su madre Gespaepyris y a su hermano Mitrídates Chrestos (el Ungido), pero no a su hermana, Laodice, con la que se casó, siguiendo la muy endogámica costumbre marital de los reinos post alejandrinos.

Sea como fuere, su reinado personal no comienza hasta 112 adC, cuando tenía unos veinte años de edad. Rodeado de consejeros griegos y contando un poderoso ejército, retomó de inmediato la política expansionista de su padre.

Fue ambicioso, y trató de conquistar muchos reinos, incluyendo Bitinia, lo cual le llevó a un conflicto con la república romana, en plena expansión.

El enfrentamiento con la República

Tras conquistar el oeste de la península de Anatolia en el año 88 adC, Mitrídates VI ordenó la matanza de los ciudadanos romanos que ahí vivían. Provocó la matanza de 100.000 ciudadanos, hombres, mujeres y niños, y atrajo las iras de Roma. Tras la Primera Guerra Mitridática, entre el año 88 y el 84 adC, Lucio Cornelio Sila venció a Mitrídates y lo expulsó de Grecia, pero después tuvo que volver a Italia para enfrentarse a la revuelta de Cayo Mario. Esto permitió a Mitrídates firmar una paz temporal durante la cual pudo prepararse para continuar la contienda.

Mitrídates reagrupó a sus fuerzas, y cuando Roma quiso anexionarse Bitinia, atacó con un ejército aún mayor, llevando a la Segunda Guerra Mitridática en los años 83 a 81 adC. Se enfrentó primero a Lucio Licinio Lúculo, y después a Cneo Pompeyo Magno, quien finalmente lo derrotó en la Tercera Guerra Mitidrática que duró entre los años 75 y 65 adC.

Tras su derrota, Mitrídates huyó y trató de levantar un nuevo ejército, pero no lo logró. En el año 63 adC, huyó a Panticapaeum, donde fue forzado por su hijo Farnaces II a suicidarse.

Tintes legendarios

Hasta este punto, esta podría ser una más de la biografías de los múltiples líderes militares que Roma venció y engulló. Sin embargo, de Mitrídates nos han llegado detallitos que le dán un "glamour" especial (permitidme esta licencia).

De él se decía que era capaz de hablar las 22 lenguas de los 22 pueblos que gobernaba, y que ello era debido a la excepcional capacidad de memorización que tenía.

Tambien se le conoció por su inmunidad al veneno: Por lo que nos ha llegado, desarrolló dicha inmunidad a base de tomar pequeñas cantidades de los más diversos tipos conocidos... gracias a ello fue capaz de sobrevivir a diversos complots y conspiraciones para acabar con si vida, pero también dificultó su suicidio, que al no poderse realizar por envenenamiento, hubo de llevarse a cabo por la espada.

>> Leer más sobre Mitrídates Eupator VI en la wikipedia (en inglés)

Historia Clásica