Durante estos días estamos recibiendo
muchos envíos electorales y supongo que en la mayoría de los casos,
como ocurre en el mío, esos sobres irán directamente a la basura
sin haber sido abiertos siquiera.
Asusta pensar en la cantidad de árboles
que habrán sido talados sólo para este menester y aunque bien es
cierto que el papel se recicla, sería mejor para todos que se
evitara esa costumbre.
La democracia precisa de personas
adultas, que votan con plena conciencia de lo que hacen y sería
conveniente que los partidos consideraran a los ciudadanos de este
modo. Pero será difícil que ocurra así, porque en esas listas
llenas de nombres de personas que dicen que nos quieren resolver la
vida que nos depositan en el buzón lo que en realidad contienen son
nombres de personas con escasas ideas o, más bien, con una sola
idea: vivir del erario.
El año pasado hubo un partido que no nos
molestó con estos envíos y, presumiblemente, este año tampoco lo
hará. Se trata de un partido que igual que ocurrió con UCD los
oligarcas han decidido terminar con el, o sea, fomentando las
deserciones y las traiciones en su seno. Adolfo Suárez y Rosa Díez
son los dos únicos políticos españoles que se han enfrentado a los
oligarcas y eso en España se paga caro. Hay una frase que se repite
mucho: «La arrogancia de Rosa Díez». Quienes escriben eso no
tienen vergüenza, porque la interesada no hizo nada que lo
justifique. Los oligarcas tratan de arrogantes a quienes no se les
someten. Y aunque el motivo que aducen para colgarle el sambenito es
que no consintió de UPyD fuera absorbido por Ciudadanos, la verdad
es otra. Si este último partido hubiera aceptado las propuestas
éticas de UPyD y hacerse cargo de sus iniciativas y querellas sí
que habría sido posible. Ah, pero es que lo molesta de UPyD,
precisamente, son las querellas y la exigencia de la separación
efectiva de poderes.