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jueves, 21 de noviembre de 2019

El PSOE, nacido para robar

Por supuesto que me doy cuenta de que hay dirigentes y, sobre todo, votantes socialistas muy honrados y muy dignos, pero ahora se sabe que el aparato del PSOE está hecho para robar.
Se dirá que eso era, o es el caso de la Junta de Andalucía, no del PSOE, pero es que es en esta región en donde pensaba perpetuarse indefinidamente en el poder y en donde el voto cautivo le da una gran ventaja en las elecciones generales.
El PSOE ha venido ganando fraudulentamente las elecciones en Andalucía, y mejorando sustancialmente sus resultados en las elecciones generales a lo largo del tiempo. Ni que decir tiene que la región más perjudicada por esta actividad es Andalucía. Costará mucho revertir esto, si es que se consigue, porque el daño estructural está hecho y muchos andaluces están habituados a votar en contra de sus propios intereses.
La reacción de los actuales dirigentes del PSOE, haciendo gala de un desparpajo y de una desvergüenza que no por conocidos resulten menos asombrosos, demuestra que no son inocentes.
Sánchez, nuestro Doctor Ful, en lugar de reconocer la gravedad de los hechos, y de avergonzarse, le quita importancia al asunto, se desmarca, porque dice que no va con él, intenta aprovecharlo para hundir a Susana Díaz, cuando es evidente que sin esos votos votos cautivos andaluces el suyo no sería el partido más votado en España. Si fuera un tipo de honor comprendería que el daño causado a los trabajadores es inconmensurable, pero no, a él eso no le importa nada. El prójimo le importa tan poco como a Iglesias, el pájaro de cuenta al pretende hacer vicepresidente. Por otro lado, la televisión que embrutece Mateo, con la misma desfachatez, le viene quitando hierro al asunto.
Alegan que no se han quedado nada para sí mismos. Han robado, han ganado elecciones gracias a esos robos y se hacen los inocentes. 

miércoles, 10 de abril de 2019

Terroríficas encuestas

Pero no solo dan miedo las encuestas de Tezanos que no se cree ni él, sino todas las que van saliendo en los medios.
Parece ser que los españoles no escarmientan ni en cabeza propia. Ya no recuerdan esos a los que les caía tan bien Zapatero que estaban dispuestos a votarlo una y otra vez y de pronto se quedaron sin ese negocio que les había funcionado tan bien hasta entonces, quienes lo tenían (fueron innumerables los que estando en esa situación tuvieron que cerrar), o en el paro muchos trabajadores por cuenta ajena, o sin casa, porque la habían dado en aval por el negocio o porque dejaron de poder pagar las cuotas. Lo de Zapatero fue una catástrofe descomunal que debió haber abierto los ojos para siempre a muchos. La cuestión no era no volver a votar al PSOE, sino no volver a votar a ningún irresponsable, por muy simpático que parezca. Pues aquí hay otro irresponsable y no solo es que está dispuesto a propiciar otra catástrofe, incluso más grande que aquella, sino que viene pregonando su maldad a los cuatro vientos y no se le tiene en cuenta.
O sea, su maldad, su descaro, su desparpajo, su desvergüenza, es decir, no tiene ni un solo ángulo bueno y ahí están los votantes socialistas, o sea, buena parte de ellos, dispuestos a votarlo, sin comprender que a Pedro Sánchez no le importa acabar con el partido, y con lo que sea, para siempre, si le conviene para satisfacer su ambición, que es su único punto de interés.
Queda una esperanza, aunque muy tenue, porque el peligro es muy grande. Y se basa en que los españoles suelen mentir ante las encuestas y en el elevado número de indecisos, pero a estas alturas la gente debería tener muy claro con quién se juega los cuartos. Otra cosa sería si el cabeza del cartel del PSOE fuera Susana Díaz o, mejor, Alfredo Pérez Rubalcaba.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Lo de Ciudadanos en Andalucía

Como había pronosticado Tezanos -léase en clave de guasa-, en Andalucía ganaron la abstención, Ciudadanos y Vox.
La abstención vino a demostrar que la gente está cansada y que la clase política ha dejado de ilusionarla. Esto es muy peligroso, porque como siga creciendo el país va a ser ingobernable.
Ciudadanos ha venido a ser el cómplice del PSOE en el que es conocido como el caso de corrupción más grande de España y a pesar de eso ha recibido el premio del electorado, que no ha tenido en cuenta sus continuos vaivenes, ni sus fechorías. Cabe entender, por tanto, que puesto que Ciudadanos es un partido catalán surgido para frenar al nacionalismo, los andaluces han querido castigar a Pedro Sánchez, por su complicidad con los golpistas, dando sus votos a este partido. Por su parte, el presidente, con la cara dura que nadie le puede negar a estas alturas, pretende traspasar su responsabilidad a Susana Díaz.
Los votos de Vox tienen, sin duda, la misma explicación que los de Ciudadanos, solo que los andaluces que han votado a este partido están más cabreados. Se deduce de esto que los andaluces desean, imperativamente, que Riverita pacte con Vox.
Por su parte, los de la extrema izquierda, los comunistas de Podemos, han puesto de manifiesto una vez más su incompatibilidad con la democracia. Alientan manifestaciones violentas, ordenan acosos y hacen patente su falta de respeto a la ley. Son los auténticos fascistas.
En lo que respecta a Torra, es evidente que acusó enseguida el golpe. Debe de haber pensado que de haber elecciones ahora en Cataluña seguramente Vox habría alcanzado mejor resultado aún. Quizá esté tanteando la conveniencia de quitarse esa porquería que lleva en la solapa, con la cual ofende a la justicia, a la que, no obstante va a recurrir, porque no le gusta que le llamen racista y golpista.

martes, 4 de diciembre de 2018

El egoísmo de Riverita

Conozco personas de un gran nivel cultural y con un cerebro que no ha perdido el Oremus, como se da en muchos otros casos, que tienen una fe imperturbable en Riverita, pero se da el caso de que no la tienen en Dios, que sería mucho más razonable.
El líder de Ciudadanos es un señor que fue elegido a dedo para ese cargo -en realidad, se optó por elegirlo según el orden alfabético, porque Alberto va antes que Antonio-, que a pesar de eso le exigía primarias a Rajoy, cuando en su partido no las ha habido nunca, que no lo hace de forma tan descarada como Pedro Sánchez, sino que deja transcurrir un tiempo desde que dice una cosa hasta que defiende la contraria, y que acaba de ser premiado por los electores andaluces por haber ayudado a Susana Díaz a mantener su chiringuito. A ella la castigan por tenerlo y a él le premian por ayudarla a tenerlo. Así es la vida.
Esos cambios de rumbo de Riverita no han sido nunca en interés de los españoles, sino que siempre han estado motivados por el interés electoral, que es el mismo con el que actualmente está calculando el mejor modo de administrar el excesivo premio que ha obtenido en las elecciones. Ocurrió lo mismo en Cataluña, donde los beneficiados por la aplicación de 155, al que Riverita se opuso en un principio, para luego decir con toda la cara dura que él lo habría aplicado antes, optaron por votar a Ciudadanos y castigar al PP.
Lo que procede en Andalucía es abrir los cajones, los armarios y las ventanas para que corra el aire y se purifique el ambiente y la región empiece a verse libre de ese nacionalismo que subrepticiamente ha ido introduciendo ese PSOE que Felipe González pujolizó en su día.

lunes, 3 de diciembre de 2018

La irrupción de Vox

Algunos confiesan que este partido, Vox, les da miedo. Suelen ser los mismos que ven con tranquilidad, e incluso con complacencia, el hecho de que Bildu, Podemos, ERC o nacionalistas estén en el Parlamento, ninguno de los cuales ha hecho jamás un bien a los españoles.
La sensación dominante es que la mayoría de los españoles ha acogido con alborozo el éxito de Vox, fundamentalmente a causa de la chulería y los desplantes de los golpistas y la poca confianza que inspira el presidente del gobierno.
Tengo la impresión de que si ahora se celebraran elecciones en Cataluña, muchos votantes ideológicamente distantes de este partido votarían a Vox. Todos los que son pisoteados, humillados y escarnecidos por los catalanistas, posiblemente, lo harían. Abascal sabe como tratar a esos, como lo demostró con el tal Evole.
Pedro Sánchez puede ir poniendo sus barbas a remojar. Entró en La Moncloa por la puerta de atrás y saldrá por el aire, dado su gusto por los aviones. Habrá sido el presidente más breve de la democracia y lo habrá sido sin ganar unas elecciones. Los que están en ‘huelga de hambre’ ya son el hazmerreír.
También da risa el presidente cuando se refiere a Vox como extrema derecha, puesto que está apoyado por la extrema derecha de verdad, que es la de Torra, xenófoba, racista, imperialista, retrógrada, y la extrema izquierda de Bildu, Podemos y ERC.
Tezanos puede decir, seguramente, que ha hecho lo que le han pedido.
Con respecto a la composición del nuevo gobierno de Andalucía cabe decir que el margen de maniobra es escaso. El electorado no entendería que se echase, de nuevo, en brazos de Susana Díaz. Tampoco entendería que hubiese que repetir las elecciones. Estamos en crisis y el coste de unos comicios es muy elevado. PP, Ciudadanos y Vox no tendrán más remedio que ponerse de acuerdo.

domingo, 2 de diciembre de 2018

Pedro Sánchez teme a Vox

Tiempo atrás, Pedro Sánchez esperaba exultante las elecciones de Andalucía, en la vaticinaba un batacazo electoral para el PP. Eso era lo que más le preocupaba.
Parece ser que sí. El PSOE perderá, probablemente, muchos escaños, pero el PP también, con lo cual seguirá siendo la primera fuerza política. Pero el éxito de Vox en los mítines lo ha puesto nervioso, por lo que ha puesto en marcha la maquinaria del gobierno y de los medios cómplices para catalogarlo como extrema derecha, obviando que el gobierno de Sánchez puede serlo gracias al apoyo de auténtica extrema derecha y de auténtica extrema izquierda. Lo que les molesta de Vox, pues, es que no esté a su servicio.
Otro tunante, que fue votante durante mucho tiempo del PSC, sin que todavía haya explicado cómo pudo hacerlo, también sitúa a Vox en el populismo de extrema derecha con el peregrino argumento de que muchos votantes de Podemos van a pasarse a este partido. Debería saber que es peor votar al PSC que a Vox. Los votantes del PSC, antiguos y actuales, tienen mucha culpa en el deterioro político de España. Él quiere ver que hay tres partidos normales, pero eso pertenece al mundo de los deseos, cuando no al onírico. Es precisamente la irrupción de Vox, sobre todo si consigue un buen número de diputados, lo que puede ayudar a esclarecer el mapa político español, al obligar a los demás a definirse y olvidar las ambigüedades.
Por supuesto que el asunto de la inmigración es muy serio y como tal debería ser abordado en el seno del Parlamento Europeo y los partidos deberían dejar de hacer demagogia con eso en sus respectivas naciones.
Susana Díaz parecía una alternativa a Pedro Sánchez y ya se ha rendido totalmente, lo que viene a explicar por qué perdió. Los andaluces deberían saber que con ella solo pueden aspirar a más de lo mismo.

martes, 6 de marzo de 2018

Pedro Sánchez envidia a Rajoy

Por si no tenía bastantes problemas el PSOE a causa de haberse dejado colonizar culturalmente por los nacionalistas, en los últimos tiempos se suceden en la Secretaría General de ese partido inutilidad tras inutilidad, con el breve paréntesis de Rubalcaba, que era otra cosa.
Baste recordar que fue durante ese paréntesis cuando se produjo la abdicación del anterior Rey, porque no se podía confiar en quien fuera a sucederle, y se ha demostrado posteriormente que esa presunción era muy acertada.
Está por ver que este señor se interese por los problemas de España, su única obsesión es ocupar el puesto de Rajoy al precio que sea. Si ocupara su lugar, el de Rajoy, el mismísimo Winston Churchill diría lo mismo de él y le atacaría con la misma saña.
Si realmente le preocuparan el bienestar de los españoles y la justicia, trataría de evitar el chantaje de los nacionalistas vascos apoyando los presupuestos. Pero no, aquéllos quieren aprovecharse de la necesidad del gobierno para lograr ventajas con respecto a los demás españoles y Pedro Sánchez, en lugar de salir al paso de semejante injusticia, pretende sacar partido también. Luego, impone un presumido eslogan a su partido: «Somos la izquierda». Pues si ser de izquierdas significa odiar a las derechas estamos apañados. O sea, que pretende gobernar a favor de media España y en contra de la otra media. Hay que tener el estómago de estraza para tragarse eso. Otros socialistas dijeron que gobernaban para todos los españoles, les votaran o no, aunque a veces no fuera verdad, pero no reconocían de forma tan palmaria su sectarismo.
Hoy en día, la única esperanza de que el PSOE no desaparezca la constituye Susana Díaz. Es como un oasis en medio de este PSOE que en muchos puntos es PNOE, con la ene de nacionalista, y en otros de los puntos la ese es de sectario. Pero mientras tenga a ese figurón al frente el pronóstico para el partido es malo.


martes, 10 de octubre de 2017

Borrell, protagonista

Hubo un tiempo no lejano en que yo tenía a Borrell por el mejor de los políticos españoles de los últimos tiempos. Seguramente lo dejaría escrito, señalando que era un sinsentido que no ocupara la Secretaría General del PSOE, a la vista de la calamitosa gente que viene ostentando ese cargo. Esa manera de pensar se debía a haber leído algún libro suyo y varios artículos.
Pero llegó el momento en que lo vi apoyando a Pedro Sánchez frente a Susana Díaz, y arropando a Manuel Iceta, ese mocoso bailarín, y entonces me di cuenta de todo había sido un espejismo. Borrell es un bluff, tuve que pensar entonces.
Y ahora lo vemos brillando de nuevo, como cuando desmontaba las bolas de los separatistas en el campo de la economía. Pero son las suyas apariciones aisladas, sin que se le vea una continuidad en el esfuerzo.
El PSOE tiene un problema grave que procede de los tiempos de la Transición, cuando pudo y debió ahogarlo y es el nacionalismo que infecta su ideología. Ese nacionalismo que hay dentro del PSOE no ha parado de crecer, hasta corromperlo por completo. El PSOE no será socialista mientras no frene esa gangrena, cosa que debería hacer aun a costa de lo que sea.
Pues bien, en el foco más grande de esa gangrena, origen de todos los problemas de Cataluña, está él y está alimentando la enfermedad, no curándola.
Borrell podría haber hecho mucho por ese pedazo de España que es Cataluña, evitando el descalabro que no cabe duda que va a sufrir, porque ha comenzado ya de forma imparable, si hubiera tomado las riendas del PSC, o con su piquito de oro hubiera convencido a Iceta para que fuera por el camino correcto, y nada de lo que está pasando ahora habría llegado a ocurrir. Ahora ya es tarde para pedir cordura en Cataluña, ya sólo queda sufrir las consecuencias.
Dentro de pocos días, cuando el secesionismo haya sido derrotado, toda España se pondrá a trabajar para levantar de nuevo a Cataluña.