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martes, 27 de julio de 2021

“Filosofía en 11 frases”, un libro de Darío Sztajnszrajber

 

Como lo indica oportunamente en su título, Darío Sztajnszrajber se propone utilizar una serie de frases filosóficas como disparadoras para estimular el pensamiento. En esta nota, reseña de Filosofía en 11 frases, una obra que es parte ensayo filosófico y parte novela combativa.

 


sábado, 2 de septiembre de 2017

¿Quién envió las cintas en “Caché”, de Michael Haneke?


No me aferro demasiado a la idea de completitud que la palabra “explicación” denota. Ninguna obra puede asignarse definitivamente a una perspectiva única, manifiesta, precisa e irrefutable.

Hace unas semanas escribí una nota sobre la filosofía de Nietzche (Filosofía a la mano I: el filósofo del martillo). 

El autor alemán hablaba un poquito sobre esto. Su frase: “No existen hechos solo interpretaciones” no es exactamente textual (en realidad, el escribió algo similar que puede resumirse de esa forma) pero se aplica a la perfección.

Para Friedrich Nietzsche la verdad es una creación, un consenso, un aquí y ahora. Postulaba que no existen suficientes interpretaciones para poder agotar un hecho o un acto. Siempre alguien más puede ver algo diferente. No hay una verdad absoluta, sino interpretaciones múltiples de la realidad.

Nunca un concepto pudo aplicarse tanto al cine como con Caché, de Michael Haneke. Una película absolutamente ambigua que permite más de una interpretación. 

En esta nota quiero resumir las teorías más verosímiles en relación a esta extraña historia.

***

Los planos fijos como invitación

Este tranquilo thriller psicológico francés del 2005 es la obra que suele salir a flote cuando alguien recomienda una película de Michael Haneke.

En efecto, muchas de las marcas registradas del director aparecen, al punto que se la considera una de sus obras más representativas. Por ejemplo, Haneke trabaja a partir de planos largos y fijos. A veces registra lo ordinario del día a día, o muestra un cuadro en el que la acción central pasa fuera del encuadre (quizás los asesinatos en Funny Games sean el mejor caso).

Sus planos se extienden más allá de la paciencia del espectador. Es su forma de minimizar la manipulación de un medio como el cine, que por definición es manipulador. A través de los movimientos de la cámara, un director suele indicarnos (sin hacerlo directamente) adonde tenemos que colocar la atención.



En cambio, Haneke dice: acá todo importa, o más bien, nada importa. O, mejor aún, “estate atento y activo, porque no te voy a decir qué es lo que importa o no de una escena. Te invito a que lo descubras vos mismo”.

En este sentido, Caché (en inglés: Hidden, escondido) es un caso ideal.

Culpa y remordimiento en “Caché”

Georges es el más típico de los burgueses: presenta un programa literario en televisión y lleva una vida cómoda con su mujer y su hijo adolescente. Todo cambia cuando empieza a recibir unos paquetes anónimos que contienen cintas de vídeo, grabadas desde la calle y enfocando su propia casa, y unos dibujos tan inquietantes como misteriosos.

No sabe quién se los envía. Lo que es aún peor, las secuencias que aparecen en las cintas son cada vez más personales, lo que parece indicar que el remitente conoce a Georges desde hace tiempo. Él siente que una amenaza terrible se cierne sobre él y su familia.

***

#SpoilerAlert – a partir de este momento se revelan detalles fundamentales de la trama. Si no querés arruinarte lo que sucede en la película, metete a otra nota de las mías y después volvés con todas las ganas.

***

Al final del día, Caché nos habla de la insensibilidad hacia el otro, la culpa, la falta de compasión y las dificultades para ponerse en el lugar del extraño. Georges fue cruel con su hermanastro de chico y le tendió una trampa para que lo enviaran a un hogar de niños, lo cual terminó por arruinarle la vida.

El tema es que todo eso sucedió cuando el protagonista era muy chico y no podía recordarlo (o no quería hacerlo). Sin embargo, aunque se revela lo que sucedió en el pasado, la película nunca contesta a la pregunta más intrigante: ¿quién envió las cintas de video?

Si bien podemos armar varias conjeturas, lo cierto es que el misterio acaba sin resolverse.

¿Quién envió las cintas?

Otro de los rasgos del director austríaco es que le gusta jugar con la audiencia a su antojo. Juega, claro, con todo el que esté dispuesto a jugar.

Siguiendo el ejemplo de Funny Games, esa violentísima película de tipo home-invasion sobre unos jóvenes cometiendo asesinatos es una deconstrucción del género donde el protagonista (Michael Pitt en la remake americana) hasta se da el lujo de literalmente retroceder una escena con un control remoto para cambiar las reglas del juego, y explica a los espectadores –rompiendo constantemente la cuarta pared– que no mata a la familia inmediatamente porque eso sería demasiado aburrido y todos se irían de la sala decepcionados.

Caché está sembrada de trampas que nos hacen dudar del autor de las cintas. La solución que encontró Michael Haneke, fiel a su estilo, es dejar la pregunta sin resolverse.

La narración se apoya en la llegada de una serie de extraños videocasetes, como ocurría en aquella espectacular película de David Lynch,  Carretera perdida (mi favorita del director). Por cierto, las referencias a Carretera Perdida son varias. Hasta ambas familias se apellidan “Laurent”. Está claro que Haneke se inspiró mucho en esta surrealista obra de Lynch.

Los VHS funcionan como registro de la realidad mundana. Uno de los elementos más desconcertantes de Caché es el de la colocación de la cámara. Por su situación, resulta imposible que no haya sido vista por los personajes que aparecen en escena. La cámara filma con frialdad. El plano general produce la separación del espectador, que pasa a ser más un voyerista, un espía entrometido, que otra cosa.

Está claro que no revelar la identidad del autor fue una movida consciente del director.

Sin embargo, porque le encanta jugar con nosotros, dejó pistas desparramadas por todos lados. Cuando parece que las cintas de vídeo van a dejar paso a la trama (incluso cuando uno casi se olvidó de ellas), Haneke cierra y muestra los créditos finales con una escena que, como escondidos entre paisajes, conecta a dos personajes. Por supuesto, para quien estaba prestando atención, saltan todas las alarmas.

Veamos:

1. La teoría de Majid o el hijo de Majid

La respuesta más simple sería suponer que el autor de las cintas es Majid, la persona a quien Georges hirió durante su infancia.

Majid es un hombre de Algeria que vivió con la familia de Georges. Sus padres pensaban adoptarlo pero el pequeño Georges no quería saber nada, por lo que le tendió una trampa inocente que lo llevó a que lo echaran. Majid admite no tener nada que ver con las cintas e incluso descubrimos que hay una filmación en su departamento, donde él quiebra durante varios minutos.

Más posiblemente, pudo haber sido el hijo de Majid, joven, enojado, con mucha bronca encima por lo que Georges le hizo a su padre.



2. La teoría de Pierrot Laurent

Hay una teoría generalmente aceptada que expresa que Anne Laurent estaba teniendo un amorío que Pierrot le descubrió (por eso escapa de la casa en un momento). El comportamiento de este niño de 12 años es, por lo menos, bastante extraño durante toda la película.

La última escena permite generar más sospechas sobre él, quien se reúne con el hijo de Majid y ambos hablan (aunque estamos demasiado lejos para poder saber exactamente de qué). Es posible que ambos se hayan unido para filmar y enviar las cintas.



3. La interpretación xenófoba (o: por qué las cintas las envió el mismo director)

Caché es también un comentario sobre la violencia. Específicamente la violencia de los europeos contra los inmigrantes. Hay una escena del protagonista teniendo una discusión con un negro que parece indicar que Georges no es muy tolerante con los extranjeros.

La escena del ascensor es muy simbólica en esta interpretación. El hijo de Majid, siguiendo a Georges por su oficina hasta que se digne a hablarle (a reconocerlo) nos indica que la nueva generación de inmigrantes no está dispuesta a soportar lo mismo que sus padres (no están dispuestos a someterse del mismo modo que lo hizo Majid).

En mi opinión, bajo esta mirada es donde la película se pone verdaderamente interesante.


Es importante notar que las cintas de video se ven muy parecidas al resto de la película. Sí hay cierto ruido naturalista y falta de montaje, pero eso sucede durante todo el desarrollo de la historia.

Podemos asumir que las cintas fueron filmadas por algún tipo de profesional que tuvo acceso a los recursos de un cineasta. Además, se trata de una persona que conocía la verdad oculta entre Georges y Majid, que quería hacer que Georges se hiciera responsable.

Por último, quien quiera que sea quien filmó y envió las cintas tiene algún tipo de omnipotencia y la necesidad de llevar la historia hacia un lugar en particular.

Esa persona no es otra que el mismo director, Michael Haneke. Uno que, ya sabemos, tiene la obsesión por jugar con su propia audiencia y que tenía un mensaje para transmitir con su obra.

Palabras finales: la mirada del director

Haneke fue entrevistado muchas veces para responder a esta misma pregunta sobre el verdadero autor de las cintas. En una de las charlas dijo:

«No voy a dar ninguna respuesta concreta. Si creés que fue Majid, Pierrot, Georges, el malvado director, Dios o la misma consciencia humana, todas las respuestas son correctas. Pero si lo único que querés saber es quién envió las cintas, no entendiste nada de la película. Hacer esa pregunta es evitar la verdadera cuestión del film: ¿cómo tratamos a nuestra consciencia y cómo trabajamos la culpa y el remordimiento para vivir con nuestras acciones?»

Agrega:

«La gente sólo pregunta “¿quién lo hizo?” porque yo elegí utilizar el género y la estructura de un thriller para hablar sobre la culpa y la conciencia. Estos métodos narrativos usualmente demandan una respuesta. Pero mi película no es un thriller. Y, además, ¿quién soy yo para decirle al resto cómo vivir con su consciencia culposa?»

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lunes, 14 de agosto de 2017

Filosofía a la mano (I) – Nietzsche: el filósofo del martillo


Este año estuve empapándome bastante de Nietzsche. Entre las charlas de Dario Sztajnszrajber para la Facultad Libre Virtual y algunos textos que leí por mi cuenta, descubrí que el pensador alemán comparte muchos de mis pensamientos ideológicos. (Aunque no tantos como Sartre, el filósofo que más me representa).

Por eso hoy estreno Filosofía a la mano, esta nueva saga del blog, con Nietzsche. El objetivo es lograr resumir, en la medida de lo posible, sus ideas y pensamientos más importantes.

El origen de la tragedia (1871): la pérdida del equilibrio

Leer a Nietzsche es bastante complicado, y más lo es interpretarlo. Tiene una visión tan abierta a múltiples lecturas que ha sido tomada (y adoptada) por grupos super extremos. Hay una lectura de Nietzsche nazista y anti-nazista del mismo modo que hay una lectura de un Nietzsche cristiano y anti-cristiano.

Si bien él ya había escrito algunas cosas antes, su primer texto publicado es El origen de la tragedia (en realidad, el título es bastante más largo).

Nietzsche consideraba que la vida es cruel y dolorosa, pero el arte nos puede dar la fuerza necesaria para afrontar el dolor y decirle “Fuck you, life!”.

En El origen de la tragedia principalmente busca demostrar que en la civilización griega de antes de Sócrates existía cierto equilibrio entre dos elementos que él representaba con dos dioses: Apolo, el dios de la razón, el orden, la moderación y el equilibrio, y Dionisio, justamente todo lo contrario.

De Apolo surge el concepto, o la cualidad, de ser “apolíneo”. Es la persona prudencial, contenida, que siempre se levanta a la hora puntual y cumple con todas las normas y etiquetas sociales. Todos conocemos a esa gente intachable que bebe con moderación, nunca habla mal del resto y es siempre correcta. Ellos se acercan más a los valores que representa el dios Apolo.


En el otro lado del ring está Dionisio, representando a los que de moderados no tienen nada. Ya saben: los amantes de las libertades, la fiesta, el descontrol, el desenfreno, caos, locura, etc, etc. Estos son los “dionisíacos”, aquellos que traspasan un alambrado aunque diga “prohibido pasar” o toman alcohol sin medirse porque “de eso se trata la vida”.

Nietzsche creía que los elementos apolíneos y dionisíacos estaban fusionados en el hombre de la Grecia antigua (lo cual, para él, era genial, lo ideal). El pensador veía a la tragedia griega como un coro dionisíaco que, una y otra vez, se descarga en un mundo apolíneo de imágenes.

El problema fue que esta fusión entre Apolo y Dionisio se rompió. Y los culpables, al parecer, fueron los dos más grandes filósofos de la antigüedad: Sócrates y Platón, pensadores que, con su intelectualismo, con su raciocinio, intentaron acabar con los elementos dionisíacos, dejando sólo los apolíneos.

Dice Nietzsche:

«Sócrates fue una equivocación. Toda la moral del perfeccionamiento, incluida la cristiana, ha sido una equivocación

El filósofo del martillo

Ya en su primer libro, el filósofo da muestras de una de sus características principales. Va contra todo lo impuesto, viene a romper lo establecido con un martillo. Toda su filosofía se basa en descreer de lo que nos impusieron como verdades.

Él estaba convencido de que la realidad es caótica, contradictoria, imprevisible, cambiante. Pero llegan dos fulanitos agrandados (Sócrates y Platón) y se inventan que hay un mundo racional y ordenado.

Así, opina el alemán, comienza la decadencia del mundo occidental. Luego llega el cristianismo, que intenta convencernos de que el mundo en el que vivimos ni siquiera es el verdadero y que es necesario sufrir y resignarnos. ¿Para qué? Para eventualmente ir a otro mundo extraño, que nadie conoce.

Y es que Nietzsche fue un filósofo muy filoso (pun intended). Muy crítico. Sus compañeros lo llamaron El Filósofo del Martillo por esa misma razón. Llega decidido a romper con todo, a golpear las teorías infundadas en las que se basa la cultura occidental.


El alemán nos invita a recuperar el instinto dionisíaco, a amar la vida terrenal, disfrutarla. No se cree Jesús ni un salvador, aunque trae un mensaje que rompe los esquemas de muchas personas: Dios ha muerto. Pero tranquilos, que ya llegaremos a eso.

Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (1873)

Me encanta cómo inicia su segundo texto publicado:

«En algún apartado rincón del universo centelleante, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue el minuto más altanero y falaz de la “Historia Universal”: pero, a fin de cuentas, sólo un minuto

Este librito tiene dos cosas interesantes. La primera es que es muy corto (20 páginas). Lo segundo es que es muy ameno y se deja leer con facilidad. Nietzsche tenía, indudablemente, un costado literario, y muchos de sus textos están adornados con fábulas, metáforas y ejemplos concretos que facilitan la lectura. 

Esto no implica que sean más “fáciles”, pero sí bastante más llevaderos.

En “Sobre verdad y mentira” Nietzsche reafirma algunos conceptos de su primer libro. 

Por ejemplo, ataca al cientificismo, una ciencia que pretende hacer pasar meras interpretaciones como conceptos verdaderos, con el único fin de darle seguridad al hombre.

Vuelve la idea del caos en Nietzsche: la naturaleza, el mundo, no es algo definido ni regular. Aunque esté definido por leyes físicas y matemáticas, estas leyes no rigen la vida del hombre, que es impredecible y lleno de incertidumbres.

Así, para el autor el hombre tiene miedo a lo desconocido y al cambio. Pero la vida es pasión, es movimiento, es un continuo golpe de olas, una tras otra, que nos van arrimando a diferentes orillas. Está llena de contradicciones.

Estas teorías iniciales son las que Nietzsche luego utilizará para conformar el concepto de Übermensch (el superhombre).

Zaratustra: para todos y para nadie

Así habló Zaratustra (1883) es considerado el magnum opus del filósofo. La obra literaria, tan alegórica como filosófica, integra las principales ideas de Nietzsche.

En esencia se trata de una parodía de la Biblia cristiana, hechos y reflexiones de un profeta que resultó ser el primer creador de una religión monoteísta, un mesias que viene a dar un nuevo mensaje:

«Muertos están todos los dioses, ahora queremos que viva el superhombre»

Según Zaratustra (según Nietzsche) el cristianismo ha envenado a la humanidad ofreciéndonos una moral de esclavos, de resentidos. Nos piden que suframos, pero él dice que no hay razón para seguir sufriendo. La muerte de Dios nos libera, ya podemos cortar las cadenas de lo sobrenatural, de las falsas ideas impuestas.

¿Qué hizo el cristianismo sino defender todo lo que es nocivo para el ser humano?


Ojo con esto: Nietzsche no odiaba al personaje histórico de Jesús, como algunos creen. Lo veía como un hombre noble que le indicó al mundo cómo vivir. Pero cuando Jesús murió, el evangelio murió con él.

Una vez que logramos librarnos de las cadenas del cristianismo, nos encontramos frente al abismo de la nada. Todo aquello que creíamos verdad ha resultado ser falso. Entonces, dice Nietzsche, aparece en nosotros un estado psicológico denominado nihilismo.

“Nil” quiere decir nada. Estamos solos, perdidos, sin valores prestablecidos, sin valores absolutos, no hay ninguna estructura racional y universal en la que podamos apoyarnos. Dios ha muerto, y fuimos nosotros los que le dimos la muerte. ¿Cómo consolarnos? Para ello aparece el superhombre.

Übermensch es un concepto cuya traducción más digna es “bien superior” o “más allá”. 

Y vale aclarar que esta palabra no tiene marcas de género en su idioma alemán. Se suele traducir como “superhombre” o incluso “ultrahumano”. (De acá es donde se agarraron los nazis para decir que la filosofía nietzscheana es nazista).

Las tres fases del superhombre

Para llegar al superhombre –aquel ser liberado de las cadenas de lo impuesto– se tienen que atravesar tres fases que Nietzsche simboliza (a partir de las enseñanzas de Zaratustra) con un camello, un león y un niño.

El camello es alguien que obedece ciegamente, que se encuentra arrodillado ante la ley moral aunque aspira a algo más. Por eso eventualmente puede convertirse en león, aquel que se niega a los valores impuestos, si bien es incapaz de crear valores nuevos.

Por último aparece la figura del niño, libre de las ataduras de las creencias infundadas, con amor por la vida y voluntad fuerte. 

Lo propio de cualquier niño es estar embriagado de la naturaleza dionisíaca, mientras que los camellos ignorantes inclinan su cabeza ante las crueles ilusiones  de lo sobrenatural.

Así, el superhombre puede interpretar la realidad a su manera. Es voluntad de poder que grita “sí” al eterno retorno. ¿Qué es el eterno retorno de Nietzsche?

El eterno retorno: la culminación de la filosofía nietzscheana

La insorportable levedad del ser (novela de Milan Kundera que ya analicé en el blog) es un texto literario de indudable sabor nietzscheano.

El concepto del “eterno retorno” se menciona en el libro ya desde el primer capítulo:

«La idea del eterno retorno es misteriosa y con ella Nietzsche dejó perplejos a los demás filósofos: ¡pensar que alguna vez haya de repetirse todo tal como lo hemos vivido ya, y que incluso esa repetición haya de repetirse hasta el infinito! ¿Qué quiere decir ese mito demencial?»

El fascinante primer capítulo explica, de forma muy didáctica y concreta, el concepto del eterno retorno. Es la culminación y el final del camino de la filosofía de Nietzsche.

Generalmente concebimos el tiempo de forma lineal; hubo un pasado, hay un presente y habrá un futuro. Hasta la gramática se ajusta a esta estructura, y nos condiciona a pensar así.

Pero, ¿y si no aceptáramos este sistema lineal? Los astros realizan movimientos circulares en el espacio, ¿cuál diríamos que es la línea de salida, cuál la meta, cuál la entrada en esos casos? A lo  mejor, en el tiempo circular no hay ni salidas ni metas, simplemente se da vueltas y vueltas sobre lo mismo. Un movimiento que se repite una y otra vez eternamente. Un eterno retorno.

Imaginemos que nuestra vida se fuera a repetir durante toda la eternidad. Como una película que vuelve a comenzar cuando arrancan los créditos finales. Un bucle infinito. ¿Valdría la pena las cosas que hacemos? Nietzche dice que sí, si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad, y entonces cada momento cuenta porque cada momento va a volver a repetirse.

Es la carga más pesada, insoportable incluso. ¿Cómo te gustaría vivir, considerando que cada minuto se volverá a vivir por toda la eternidad? Este experimento mental puede ser una poderosa manera de invitarnos a vivir de tal modo que no nos intimiden los infinitos retornos. Que volver a vivir cada momento sea memorable. En este contexto, la estupidez es irreparable. Los momentos no sólo no se recuperan, sino que además se reviven exactamente de la misma forma.


La idea del eterno retorno fue muy polémica y sigue hoy siendo muy discutida por el circulo académico. Se cree (falsamente) que Nietzsche lo consideraba como una concepción del tiempo real. Sin embargo, no es más que un deseo del superhombre, y tiene una carga simbolica.



Por cierto, para introducirse un poco más a las ideas de Nietzche, La insorportable levedad del ser es una buena manera. La obra es super filosófica y toca, en algún punto, todos los elementos ideológicos del autor.
«Las preguntas verdaderamente serias son aquéllas que pueden ser formuladas hasta por un niño. Sólo las preguntas más ingenuas son verdaderamente serias. Son preguntas que no tienen respuesta. Una pregunta que no tiene respuesta es una barrera que no puede atravesarse. Dicho de otro modo: precisamente las preguntas que no tienen respuesta son las que determinan las posibilidades del ser humano, son las que trazan las fronteras de la existencia del hombre

(La insorporable levedad del ser. Milan Kundera)

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martes, 3 de marzo de 2015

[EUROPA 2015] – Parte XI: Roma y el final del viaje

A pocas horas de tomar el vuelo de regreso a Argentina, lo único en lo que puedo pensar es en la idea del eterno regreso de Nietzsche

Todo vuelve a su origen, el tiempo es cíclico. La idea es perturbadora porque implica que nuestras acciones no valen nada, que carecen de peso. Si nuestra vida fue horrenda o bella, nada significa, nada es condenable porque ha sucedido una y otra vez (y seguirá sucediendo de forma infinita).

Pensaba en eso porque mi viaje comenzó en Roma y hoy estoy de vuelto en el punto de inicio. El pensamiento parece nihilista (y quizás hasta lo sea) pero yo siempre lo vi de otra forma. Creo que Nietzsche afirma la idea del eterno retorno para que nuestra vida sea intensa, sin desperdicios, sin arrepentimientos, sin what ifs. Si vamos a vivir esta vida una y otra vez, que sea la mejor que podamos llegar a tener, y seamos las mejores versiones posibles de nosotros mismos.

En cierto modo, y aunque suene contradictorio, Nietzsche nos está invitando a hacer de la vida un Absoluto, porque la vida es fugaz, intensa, efímera. Vuelvo a Argentina con ganas de tener un año intenso y lleno de desafíos, y vuelvo feliz de haber podido conocer lugares increíbles, conocer a gente de todo el mundo, viajar junto a uno de mis mejores amigos y visitar a mi querido hermano en Eslovenia. Fue un viaje conmovedor, emocionante, movilizador, trágico, sorprendente. Casi un mes después estoy nuevamente al principio, y algo me dice que no va a ser la última vez que visité la maravillosa ciudad de Roma.

Día 26.5 01/03 –  Llegada a Roma.

Después de un viaje muy tranquilo por Germanwings llegué a Roma desde Berlín

Me sentía todo un romano: sabía adonde quería ir y cómo. En seguida tomé un colectivo a Termini (la estación central de Roma) que cuesta 5 EUR. En 45 minutos te deja en la estación. Alrededor de las 18 hs ya estaba en el hostel: Four Seasons Hostel.

El hostel es mejor The Yellow Hostel. Las habitaciones y las duchas están buenas, es económico (12 EUR la noche en pieza compartida), se encuentra a 200 metros de Termini Station y el wi-fi anda excelente en todo el edificio. Por supuesto, como en toda Italia te cobran el bendito impuesto municipal de 3 EUR la noche. En mi cuarto había varios flacos (y un asiático. Porque siempre hay un asiático) pero ya estaba cansado de conocer gente (Where are you from? Where have you been? Yata yata yata...).

El hostel tiene una pequeña área social frente a la recepción (donde se puede comer y tomar) y los martes organizan Pub Crawls. También ofrecen vino y snacks gratis los lunes, miércoles y viernes a partir de las 20 hs. Esto me pareció muy simpático.

Me bañé, me cambié y salí a recorrer un poco la noche romana. Era domingo, así que no esperaba que pasara demasiado. Terminé comiendo pizza (para variar) en Pizzería del Secolo (acá les dejo la ubicación). Fue la pizzería que nos alimentó durante nuestra estadía con Ángel: muy buenas pizzas por kilo, económicas y sabrosas. Es un lugar re tranquilo que me encanta. Ahí me puse a charlar con, casualidades de la vida, un par de argentinas de Rosario. ¡Roma está repleta de argentinos! Acá somos moneda corriente. Extraño Croacia donde éramos realmente exóticos.

Día 27 02/03 –  Una larga caminata, un tour y una última salida bizarra.

Me levanté decidido a caminar todo el día y recorrer partes de Roma que me habían faltado en el primer viaje. Tenía dos opciones: terminar de conocer Roma o viajar a Pompeya. Pompeya me tiraba un montón, pero no terminé de organizarme para ir. Después me enteré que por Internet se pueden sacar tickets en tren por 11 EUR a Nápoles, y luego tomar un bus corto a Pompeya. El tren directo a Pompeya es carísimo sacándolo en las máquinas de la terminal (45 EUR el más barato) pero ahora sé que pueden conseguirse mucho más baratos por Internet.

Cuestión que me quedé. Antes de salir reservé un Free Tour que salía a las 17,30 hs desde las escaleras de la Piazza di Spagna. Son los chicos de New Rome Free Tour (acá les dejo su página web). Hay que reservar con unas horas de anticipación, imprimir el voucher que te mandan y tener alguna documentación con foto. Seguramente lo hacen porque Roma es siempre un caos de gente, y así se pueden organizar mejor.

Cargué mis dos botellas de agua, el GPS del celular, los auriculares y salí. ¡Hacía calor! O sea, estaba para una campera, pero hacía un mes que no sentía calor en mi cuerpo al salir a la calle. Llegué primero a Largo di Torre Argentina. Es una plaza en ruinas increíble que tiene cuatro templos destruidos y los restos del Teatro de Pompeyo. 

En la plaza también se encuentra el famoso Teatro Argentina. El lugar se convirtió en un santuario de gatos (está lleno, y son re mansitos) y se dice que es donde fue asesinado Julio César. Les digo que sería un lugar increíble para meter un Paintball. Para entrar al refugio hay algunos tours que son gratuitos y solo piden una donación.

Después caminé por Piazza Venecia y terminé en el Pantheon, que es impresionante. Hasta las 16 hs se puede entrar todos los días de forma gratuita y los domingos se sigue celebrando la Misa. ¡Su cúpula (la más grande en hormigón de la Historia) tiene un agujero al cielo que deja pasar el agua adentro cuando llueve! Si bueno y gratis, dos veces bueno.

Por esa zona me tenté y me clavé un helado. Son carísimos (compré el de dos bochas, 2,50 EUR) pero valen la pena. Dicen que son los más ricos del mundo, y no pienso discutirlo.

Después de pasar por una zona de mercado, seguí hasta la zona de la Fontana di Trevi. ¡Lleno de gente! Y lleno de flacos vendiendo los malditos selfie-sticks. Había mucha más gente que la primera vez que estuve... y no puedo dejar de pensar el caos que debe ser Roma en verano. ¡No se podía caminar por la zona de la Fontana! Sigue en restauración, de todas maneras. Va a estar así hasta mayo de este año. Será cuestión de volver algún día a verla en funcionamiento.

En una fiambrería me compré jamón crudo, queso, salame y pan. Llegué hasta la zona de Piazza di Spagna y había todavía más gente. Me senté tranquilo en una de las tantas escaleras a almorzar. Después me tomé el subte de regreso al hostel para descansar dos horitas. ¡Había caminado derecho durante cuatro horas! (Estoy convencido de qué bajé de peso estando en Europa).

A las 17,30 hs estaba tomando el tour con Daniele (estoy empezando a pensar que si te llamás Daniel, terminás siendo guía turístico). Era un italiano con un inglés apenas pasable. Nuestro grupo era de unas 10 personas de todas partes. Durante dos horas recorrimos varios puntos históricos, iglesias, escaleras, obeliscos, el Pantheon, etc. El tour termina en la Fontana. Yo estaba muy cansado, pero la verdad es que lo disfruté porque te cuenta historias fascinantes de cada lugar, leyendas urbanas y desmiente varios mitos. Cuando volvés a ver cada uno de esos lugares, lo hacés con otros ojos.

Era lunes, lo que significaba que el hostel ofrece vino y papas fritas en la recepción a partir de las 8 hs. No lo dudé ni un segundo. El lugar era triste. Estaba en silencio, había cuatro chicas, un pibe con la compu y un viejo. En la mesa había dos vinos y las papas fritas. Puse música y casi en seguida nos pusimos a charlar con las pibas. (El vino ayuda bastante a soltar la lengua). 

Una de ellas era colombiana con ascendencia belga viviendo en Alemania (y de nombre más bien francés, Simone), otra era una australiana súper loca y acelerada (Sophie), que de hecho vivía en Praga. Las dos restantes eran alemanas de 31 y 34 años que realmente parecían más chicas: Melanie y Jazmin. Melanie se convirtió en la líder del grupo y terminamos saliendo a comer todos juntos (una pizza, para variar). Después caímos a un bar donde ya Sophie estaba muy tomada. Insistía en que quería un kiwi del barman, se enojó porque tardaron años en prepararle su trago y terminó robándose un souvenir (que después logramos que devuelva). También quería escalar un árbol, subir a una terraza y cruzaba la calle corriendo y haciendo piruetas (es bailarina). Fue muy gracioso y una linda forma de cerrar el viaje: la idea de viajar solo es que suceden este tipo de situaciones improvisadas.


Día 28 03/03 –  El eterno regreso.

This is it boys. Este día fue únicamente para cerrar todo, hacer el check out, dar la última vuelta por Roma y subirme al avión. Me resfrié. Fue como si el cuerpo me estuviera diciendo listo, fue suficiente. Hora de volver a casa. Hacía calor. ¡20 grados y sol en Roma! De nuevo, el universo me preparaba progresivamente a los 35° de Argentina.

Volví a Fuimicino (uno de los dos aeropuertos) en los buses Terravisión. Hay un montón, pero este es el más popular. Costo 6 EUR, pero se pueden conseguir boletos a 4 EUR si se reserva de forma anticipada por Internet. Como sea, después el ticket tenés que validarlo en la estación de trenes.


Gracias. Gracias a todos los que me leyeron (y los que lo hagan en el futuro). Este diario fue una excusa para agendar momentos bizarros, agrupar consejos, sumar aventuras y relatar mi experiencia para aquellos que tengan ganas de hacer lo mismo.

Me voy a casa un poco más pobre, más barbudo, con la mente un toque más abierta, con las piernas un toque más reforzadas, habiendo conocido a gente bizarrísima y a personajes memorables. Me vuelvo con mucha energía, recargado, extrañando mi país (que es un caos, pero lo adoro). Me vuelvo sabiendo que me están esperando, y yo esperando que me esperen. Me vuelvo feliz.

Consejos generales

- Four Seasons Hostel me gustó mucho más que The Yellow Hostel. Las habitaciones y las duchas están buenas, es económico (12 EUR la noche en habitación compartida), se encuentra a 200 metros de Termini Station y el wi-fi anda excelente en todo el edificio. Por supuesto, como en toda Italia te cobran el bendito impuesto municipal de 3 EUR la noche. El hostel tiene una pequeña área social frente a la recepción (donde se puede comer y tomar) y los martes organizan Pub Crawls. También ofrecen vino y snacks gratis los lunes, miércoles y viernes a partir de las 20 hs.

- En roma está lleno de pizzerías y lugares para comer. Una que me gustó mucho fue Pizzería del Secolo (acá les dejo la ubicación). Muy buenas pizzas por kilo, económicas y sabrosas.

- Si tienen pensado ir a Pompeya, planifiquen con un poco de anticipación. Se pueden conseguir trenes directos y mucho más económicos por Internet. La opción más barata es un tren a Nápoles por 11 EUR y luego un bus a Pompeya.

- Hay varios free tours para hacer en Roma. Yo hice el de New Rome Free Tour (acá les dejo su página web). Hay que reservar con unas horas de anticipación, imprimir el voucher que te mandan y tener una documentación con foto. Seguramente lo hacen porque Roma es siempre un caos de gente, y así se pueden organizar mejor. Se reúnen todos los días a las 17,30 hs en las escalinatas de la Piazza di Spagna. Tiene una duración de dos horas. ¡Lo recomiendo! Otro Free Walking Tour que pueden probar es este.

- En Roma, aparte de los lugares tradicionales, una interesante parada es Largo di Torre Argentina. Es una plaza en ruinas increíble que tiene cuatro templos destruidos y los restos del Teatro de Pompeyo. En la plaza también se encuentra el famoso Teatro Argentina. El lugar se convirtió en un santuario de gatos (está lleno, y son re mansitos) y se dice que es donde fue asesinado Julio César. Para entrar al refugio hay algunos tours que son gratuitos y solo piden una donación.

 - La forma más económica de llegar desde el centro de Roma al aeropuerto es a través de los buses que paran en Termini. Yo usé Terravisión, que es el más popular. Se pueden sacar los tickets directamente en la estación de trenes o por internet (y de esta forma ahorrarse unos euros). Cuesta 4-6 EUR. El ticket hay que validarlo antes de subir.

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