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martes, 3 de marzo de 2015

[EUROPA 2015] – Parte XI: Roma y el final del viaje

A pocas horas de tomar el vuelo de regreso a Argentina, lo único en lo que puedo pensar es en la idea del eterno regreso de Nietzsche

Todo vuelve a su origen, el tiempo es cíclico. La idea es perturbadora porque implica que nuestras acciones no valen nada, que carecen de peso. Si nuestra vida fue horrenda o bella, nada significa, nada es condenable porque ha sucedido una y otra vez (y seguirá sucediendo de forma infinita).

Pensaba en eso porque mi viaje comenzó en Roma y hoy estoy de vuelto en el punto de inicio. El pensamiento parece nihilista (y quizás hasta lo sea) pero yo siempre lo vi de otra forma. Creo que Nietzsche afirma la idea del eterno retorno para que nuestra vida sea intensa, sin desperdicios, sin arrepentimientos, sin what ifs. Si vamos a vivir esta vida una y otra vez, que sea la mejor que podamos llegar a tener, y seamos las mejores versiones posibles de nosotros mismos.

En cierto modo, y aunque suene contradictorio, Nietzsche nos está invitando a hacer de la vida un Absoluto, porque la vida es fugaz, intensa, efímera. Vuelvo a Argentina con ganas de tener un año intenso y lleno de desafíos, y vuelvo feliz de haber podido conocer lugares increíbles, conocer a gente de todo el mundo, viajar junto a uno de mis mejores amigos y visitar a mi querido hermano en Eslovenia. Fue un viaje conmovedor, emocionante, movilizador, trágico, sorprendente. Casi un mes después estoy nuevamente al principio, y algo me dice que no va a ser la última vez que visité la maravillosa ciudad de Roma.

Día 26.5 01/03 –  Llegada a Roma.

Después de un viaje muy tranquilo por Germanwings llegué a Roma desde Berlín

Me sentía todo un romano: sabía adonde quería ir y cómo. En seguida tomé un colectivo a Termini (la estación central de Roma) que cuesta 5 EUR. En 45 minutos te deja en la estación. Alrededor de las 18 hs ya estaba en el hostel: Four Seasons Hostel.

El hostel es mejor The Yellow Hostel. Las habitaciones y las duchas están buenas, es económico (12 EUR la noche en pieza compartida), se encuentra a 200 metros de Termini Station y el wi-fi anda excelente en todo el edificio. Por supuesto, como en toda Italia te cobran el bendito impuesto municipal de 3 EUR la noche. En mi cuarto había varios flacos (y un asiático. Porque siempre hay un asiático) pero ya estaba cansado de conocer gente (Where are you from? Where have you been? Yata yata yata...).

El hostel tiene una pequeña área social frente a la recepción (donde se puede comer y tomar) y los martes organizan Pub Crawls. También ofrecen vino y snacks gratis los lunes, miércoles y viernes a partir de las 20 hs. Esto me pareció muy simpático.

Me bañé, me cambié y salí a recorrer un poco la noche romana. Era domingo, así que no esperaba que pasara demasiado. Terminé comiendo pizza (para variar) en Pizzería del Secolo (acá les dejo la ubicación). Fue la pizzería que nos alimentó durante nuestra estadía con Ángel: muy buenas pizzas por kilo, económicas y sabrosas. Es un lugar re tranquilo que me encanta. Ahí me puse a charlar con, casualidades de la vida, un par de argentinas de Rosario. ¡Roma está repleta de argentinos! Acá somos moneda corriente. Extraño Croacia donde éramos realmente exóticos.

Día 27 02/03 –  Una larga caminata, un tour y una última salida bizarra.

Me levanté decidido a caminar todo el día y recorrer partes de Roma que me habían faltado en el primer viaje. Tenía dos opciones: terminar de conocer Roma o viajar a Pompeya. Pompeya me tiraba un montón, pero no terminé de organizarme para ir. Después me enteré que por Internet se pueden sacar tickets en tren por 11 EUR a Nápoles, y luego tomar un bus corto a Pompeya. El tren directo a Pompeya es carísimo sacándolo en las máquinas de la terminal (45 EUR el más barato) pero ahora sé que pueden conseguirse mucho más baratos por Internet.

Cuestión que me quedé. Antes de salir reservé un Free Tour que salía a las 17,30 hs desde las escaleras de la Piazza di Spagna. Son los chicos de New Rome Free Tour (acá les dejo su página web). Hay que reservar con unas horas de anticipación, imprimir el voucher que te mandan y tener alguna documentación con foto. Seguramente lo hacen porque Roma es siempre un caos de gente, y así se pueden organizar mejor.

Cargué mis dos botellas de agua, el GPS del celular, los auriculares y salí. ¡Hacía calor! O sea, estaba para una campera, pero hacía un mes que no sentía calor en mi cuerpo al salir a la calle. Llegué primero a Largo di Torre Argentina. Es una plaza en ruinas increíble que tiene cuatro templos destruidos y los restos del Teatro de Pompeyo. 

En la plaza también se encuentra el famoso Teatro Argentina. El lugar se convirtió en un santuario de gatos (está lleno, y son re mansitos) y se dice que es donde fue asesinado Julio César. Les digo que sería un lugar increíble para meter un Paintball. Para entrar al refugio hay algunos tours que son gratuitos y solo piden una donación.

Después caminé por Piazza Venecia y terminé en el Pantheon, que es impresionante. Hasta las 16 hs se puede entrar todos los días de forma gratuita y los domingos se sigue celebrando la Misa. ¡Su cúpula (la más grande en hormigón de la Historia) tiene un agujero al cielo que deja pasar el agua adentro cuando llueve! Si bueno y gratis, dos veces bueno.

Por esa zona me tenté y me clavé un helado. Son carísimos (compré el de dos bochas, 2,50 EUR) pero valen la pena. Dicen que son los más ricos del mundo, y no pienso discutirlo.

Después de pasar por una zona de mercado, seguí hasta la zona de la Fontana di Trevi. ¡Lleno de gente! Y lleno de flacos vendiendo los malditos selfie-sticks. Había mucha más gente que la primera vez que estuve... y no puedo dejar de pensar el caos que debe ser Roma en verano. ¡No se podía caminar por la zona de la Fontana! Sigue en restauración, de todas maneras. Va a estar así hasta mayo de este año. Será cuestión de volver algún día a verla en funcionamiento.

En una fiambrería me compré jamón crudo, queso, salame y pan. Llegué hasta la zona de Piazza di Spagna y había todavía más gente. Me senté tranquilo en una de las tantas escaleras a almorzar. Después me tomé el subte de regreso al hostel para descansar dos horitas. ¡Había caminado derecho durante cuatro horas! (Estoy convencido de qué bajé de peso estando en Europa).

A las 17,30 hs estaba tomando el tour con Daniele (estoy empezando a pensar que si te llamás Daniel, terminás siendo guía turístico). Era un italiano con un inglés apenas pasable. Nuestro grupo era de unas 10 personas de todas partes. Durante dos horas recorrimos varios puntos históricos, iglesias, escaleras, obeliscos, el Pantheon, etc. El tour termina en la Fontana. Yo estaba muy cansado, pero la verdad es que lo disfruté porque te cuenta historias fascinantes de cada lugar, leyendas urbanas y desmiente varios mitos. Cuando volvés a ver cada uno de esos lugares, lo hacés con otros ojos.

Era lunes, lo que significaba que el hostel ofrece vino y papas fritas en la recepción a partir de las 8 hs. No lo dudé ni un segundo. El lugar era triste. Estaba en silencio, había cuatro chicas, un pibe con la compu y un viejo. En la mesa había dos vinos y las papas fritas. Puse música y casi en seguida nos pusimos a charlar con las pibas. (El vino ayuda bastante a soltar la lengua). 

Una de ellas era colombiana con ascendencia belga viviendo en Alemania (y de nombre más bien francés, Simone), otra era una australiana súper loca y acelerada (Sophie), que de hecho vivía en Praga. Las dos restantes eran alemanas de 31 y 34 años que realmente parecían más chicas: Melanie y Jazmin. Melanie se convirtió en la líder del grupo y terminamos saliendo a comer todos juntos (una pizza, para variar). Después caímos a un bar donde ya Sophie estaba muy tomada. Insistía en que quería un kiwi del barman, se enojó porque tardaron años en prepararle su trago y terminó robándose un souvenir (que después logramos que devuelva). También quería escalar un árbol, subir a una terraza y cruzaba la calle corriendo y haciendo piruetas (es bailarina). Fue muy gracioso y una linda forma de cerrar el viaje: la idea de viajar solo es que suceden este tipo de situaciones improvisadas.


Día 28 03/03 –  El eterno regreso.

This is it boys. Este día fue únicamente para cerrar todo, hacer el check out, dar la última vuelta por Roma y subirme al avión. Me resfrié. Fue como si el cuerpo me estuviera diciendo listo, fue suficiente. Hora de volver a casa. Hacía calor. ¡20 grados y sol en Roma! De nuevo, el universo me preparaba progresivamente a los 35° de Argentina.

Volví a Fuimicino (uno de los dos aeropuertos) en los buses Terravisión. Hay un montón, pero este es el más popular. Costo 6 EUR, pero se pueden conseguir boletos a 4 EUR si se reserva de forma anticipada por Internet. Como sea, después el ticket tenés que validarlo en la estación de trenes.


Gracias. Gracias a todos los que me leyeron (y los que lo hagan en el futuro). Este diario fue una excusa para agendar momentos bizarros, agrupar consejos, sumar aventuras y relatar mi experiencia para aquellos que tengan ganas de hacer lo mismo.

Me voy a casa un poco más pobre, más barbudo, con la mente un toque más abierta, con las piernas un toque más reforzadas, habiendo conocido a gente bizarrísima y a personajes memorables. Me vuelvo con mucha energía, recargado, extrañando mi país (que es un caos, pero lo adoro). Me vuelvo sabiendo que me están esperando, y yo esperando que me esperen. Me vuelvo feliz.

Consejos generales

- Four Seasons Hostel me gustó mucho más que The Yellow Hostel. Las habitaciones y las duchas están buenas, es económico (12 EUR la noche en habitación compartida), se encuentra a 200 metros de Termini Station y el wi-fi anda excelente en todo el edificio. Por supuesto, como en toda Italia te cobran el bendito impuesto municipal de 3 EUR la noche. El hostel tiene una pequeña área social frente a la recepción (donde se puede comer y tomar) y los martes organizan Pub Crawls. También ofrecen vino y snacks gratis los lunes, miércoles y viernes a partir de las 20 hs.

- En roma está lleno de pizzerías y lugares para comer. Una que me gustó mucho fue Pizzería del Secolo (acá les dejo la ubicación). Muy buenas pizzas por kilo, económicas y sabrosas.

- Si tienen pensado ir a Pompeya, planifiquen con un poco de anticipación. Se pueden conseguir trenes directos y mucho más económicos por Internet. La opción más barata es un tren a Nápoles por 11 EUR y luego un bus a Pompeya.

- Hay varios free tours para hacer en Roma. Yo hice el de New Rome Free Tour (acá les dejo su página web). Hay que reservar con unas horas de anticipación, imprimir el voucher que te mandan y tener una documentación con foto. Seguramente lo hacen porque Roma es siempre un caos de gente, y así se pueden organizar mejor. Se reúnen todos los días a las 17,30 hs en las escalinatas de la Piazza di Spagna. Tiene una duración de dos horas. ¡Lo recomiendo! Otro Free Walking Tour que pueden probar es este.

- En Roma, aparte de los lugares tradicionales, una interesante parada es Largo di Torre Argentina. Es una plaza en ruinas increíble que tiene cuatro templos destruidos y los restos del Teatro de Pompeyo. En la plaza también se encuentra el famoso Teatro Argentina. El lugar se convirtió en un santuario de gatos (está lleno, y son re mansitos) y se dice que es donde fue asesinado Julio César. Para entrar al refugio hay algunos tours que son gratuitos y solo piden una donación.

 - La forma más económica de llegar desde el centro de Roma al aeropuerto es a través de los buses que paran en Termini. Yo usé Terravisión, que es el más popular. Se pueden sacar los tickets directamente en la estación de trenes o por internet (y de esta forma ahorrarse unos euros). Cuesta 4-6 EUR. El ticket hay que validarlo antes de subir.

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lunes, 2 de marzo de 2015

[EUROPA 2015] – Parte X: Berlín, una ciudad de contrastes

Estoy de vuelta en Roma, en un hostel bastante mala onda. Pero son mis últimos dos días en Europa, así que supongo que está bien. Me da la posibilidad de comentar mi experiencia en Berlín, un destino que no estaba planeado dentro de mi itinerario.

Día 23 26/02 –  La llegada a Berlín.

Salimos de Praga en bus (Student Agency) a las 11 hs. Increíble el colectivo. Pagamos 35 EUR. Es super cómodo, amplio, con pequeñas tv´s para elegir series y películas y bebidas a disposición. Salía a las 11 hs y nos dejaba en Berlín a las 17 hs. Para eso caminamos hasta Florenc (principal estación de bus de Praga).

Para llegar al hostel (Hostel Sun Flower) habíamos pedido indicaciones previamente por mail. Un subte hasta Zoo Station y luego una conexión en tren hasta nuestra parada (de nombre impronunciable). Llegamos con facilidad, pero tuvimos una que otra duda.

A primera vista el hostel nos pareció muy copado (más tarde comprobamos que, efectivamente, es un buen hostel). Tiene un buen ambiente (bar + área social en la entrada) y está muy bien ubicado, un poco alejado del casco histórico, pero con menos de 20 minutos caminando se puede llegar a la East Side Gallery, a un supermercado, a una zona de bares y restaurants, a la estación de trenes o a dos muy conocidos boliches de la ciudad.

Pagamos 43 EUR por las tres noches en una pieza de seis. No recuerdo bien el precio unitario  porque algunos días costaban más y otros menos. En la habitación había cuatro canadienses muy piolas (como todos los canadienses, de hecho). 

Nunca conocí a un canadiense que no fuera absolutamente buena onda. Se conocieron haciendo un intercambio de Erasmus Mundus en Ámsterdam y decidieron viajar juntos.

Ya eran alrededor de las 7 p.m, momento más que oportuno para dar una vuelta. Recorrimos la zona (un poco oscura para mi gusto) y tomamos algo en Kptn (Captain). Buen bar, medio hippon, que nos habían recomendado. Compré un cepillo de dientes y pasta porque me los había dejado en el hostel anterior. También nos hicimos con un six-pack y volvimos al hostel. Había un buen número de personalidades ahí. Estaba Freddie Mercury (un flaco con el mejor bigote que vi en mi vida, irlandés creo), un italiano buscando departamento, dos españolas (Sonia y Lara), una brasilera (Paula) y un irlandés que habla tan rápido que parece la ardillita de La Era del Hielo. Una de las españolas había perdido su celular en un boliche el día anterior, así que las terminamos acompañando a buscarlo. No tuvo suerte. A la vuelta pintó un kebab en un puesto de la calle y el turco nos regaló una cerveza por que sí. Un genio.

Volvimos directamente a dormir.

Personajes bizarros / destacados del momento

- Freddie Mercury: el irlandés con un bigote perfecto.
- Los canadienses, futuros protagonistas de algunas de nuestras aventuras.
- Paula, la brasilera con acento mexicano que sonaba como Fiona de Shrek (o más bien como Burro, porque no paraba de hablar).
- Sonia y Lara. No sé porque me resulta tan cautivante ese acento que tienen los españoles.
- ¡La ardilla de La Era de Hielo! Me río solo al acordarme lo rápido que hablaba ese pibe, como si estuviera adicto a la cafeína.

Día 24 27/02 –  El Alternative Free Tour y Barghein.

Nos levantamos tipo 8:30 hs. Mientras Fran desayunaba en el hostel, yo tomé mate. Como él había pagado el desayuno, me facilitó  unos panes.

La idea era hacer el Walking Free Tour en español que nos habían recomendado en Praga (“Viva Berlín”) pero resulta que los muchachos recién arrancan en marzo. Así que terminamos haciendo un Alternative Free Tour que estuvo bastante bien.

La idea del tour es recorrer lugares que normalmente pasan desapercibidos, y conocer la historia de Berlín desde otro lugar. No desde los grandes lugares históricos, sino más bien a través de pequeños detalles y homenajes más escondidos. Es una suerte de tour izquierda y bien anti-establishment.

Visitás lugares microscópicos y te relatan historias mínimas

Te meten de lleno en el arte urbano y el grafiti de la ciudad, y su importancia. Rich (el guía, un australiano) te tira consejos de lugares menos conocidos, bares, te cuenta historias conmovedoras sobre guettos, sobre los lugares que aún quedan en pie luego de la guerra, un hospital que se convirtió en community center, los muchachos de 1UP (que son, prácticamente, crimen organizado del grafiti). 

Visitamos también el distrito de Kreuzberg (cuna del arte urbana).

Kreuzberg es un barrio súper interesante. Cuando existía el Muro de Berlín, estaba rodeado en tres de sus cuatro lados, y apareció una cultura propia alternativa a la de Berlín Oeste. Pasamos por SO36, el bar más antiguo de todo Berlín, caminamos por una treehouse construida a partir de basura al lado de la muralla donde sigue viviendo su dueño (Osman Kalin), una historia muy cautivante que pueden leer en Internet. Vimos comunidades de arte no convencional, negras, caribeñas, etc. 

Es fascinante, y Rich lo hace realmente muy ameno con su humor y su positivismo.

Cuando terminamos el tour nos fuimos a ver la East Side Gallery, que es un trozo del muro de 1,3 km que fue trasladado a esta zona. Por supuesto, lleno de arte y grafitis.


En el hostel saqué un cheap flight a Roma por Germanwings (empresa del grupo Lufthansa) para volar el domingo por la tarde.  Pagué 130 EUR. Tenía ganas de hacer alguna ciudad más (Munich o Viena, quizás) pero no creo tener tiempo y no quería arriesgarme. Preferí estar uno o dos días antes en Roma. También pasamos por la terminal de trenes para sacar el pasaje de Fran, que lo consiguió a un muy buen precio. Para viajar en tren, es más recomendable hacerlo personalmente que por Internet, porque es más fácil acceder a promociones, descuentos y combinaciones.

Quisimos ir a cenar algo de comida tradicional alemana, pero luego de una hora buscando no encontramos absolutamente nada. Estaba lleno de restaurants turcos, chinos, japoneses, etc. ¡Pero ni una maldita salchicha alemana! Al final desistimos y terminamos metiendo un clásico Kebab.


En el hostel había bastante movimiento. Los canadienses estaban tirados en la habitación. Resulta que los cuatro son fanáticos de Seinfeld (igual que Fran y yo). El tema salió a la luz cuando uno de ellos tiró el clásico quote Not that there´s anything wrong with that. Colgamos como una hora hablando de la mejor serie de la historia. Tomamos unas cervezas con ellos en la pieza y terminamos saliendo a un lugar cercano que me hizo un poco recordar a Metelkova en Ljubljana. No nos dejaron entrar porque, aparentemente, había “demasiados hombres”.

En la calle nos pusimos a charlar con tres chicas canadienses, así que nuestros amigos estaban contentos. Tiraban mucha magia con estas chicas y ¡Adam (uno de ellos) en un momento sacó un burrito del bolsillo! O sea, el pibe hablaba con la chica, metió la mano en el bolsillo, sacó un burrito (sus amigos no tenían idea que él tuviera comida guardada en la campera) y siguió hablando con ella. Un genio total. Adam se convirtió en un gran compañero de aventuras durante nuestra corta estadía.

De vuelta en el hostel, pensamos qué hacer de nuestra noche cuando nos comentaron de un lugar llamado Berghain. Es una fábrica abandonada que se convirtió en boliche, un lugar medio under y, contradictoriamente, muy exclusivo. ¡Hay páginas dedicadas a tirar tips y consejos para no ser rebotado! (En serio. Por ejemplo esta página o esta otra). Por cierto, existe un app llamado “How to get into Berghain” con recomendaciones y direcciones para llegar.

Mucha mística rodeaba al lugar, así que nos interesamos en darle una chance. Algunos dicen que su política de entrada es totalmente aleatoria y casi todos están de acuerdo en que hay que vestirse de negro (the darker, the better). El recepcionista del hostel me dijo que “cuanto más gay parezca mejor”, y Adam me comentó que prefieren mayores de 25. 

También hay que "ingresar de forma silenciosa", sin estar borracho, y muy serio. Entrar con naturalidad. Es casi como un ritual. Me dijeron que es mejor ir solo o en grupos de hasta tres, usar una bufanda (aman las bufandas), esperar a que el guardia te diga de avanzar en la fila, ser cool y hablar en alemán (no les gustan los extranjeros). Es algo así como el soup nazi de Seinfeld. Con tantas reglas en el aire, obviamente pensábamos que íbamos a ser rechazados. Y de hecho: lo fuimos.

Intentamos entrar con Fran y Adam; nos rebotaron a los tres. Estábamos bastante enojados. Yo fui el tercero en ser rebotado y me puse a charlar con unas pibas austriacas (también rebotadas) que estaban con toda la bronca encima. Lo perdí a Fran. Luego de 15 minutos, me cambié un poco el look (clavé vincha, me abrí la campera, me puse más serio) y lo volví a intentar. ¡Esta vez sí entré!

Adentro me confiscaron la cámara, me taparon las cámaras del celular con stickers y me dijeron que si me veían sacando fotos me podían echar. A su vez, me cobraron unos dolorosos 14 EUR y me revisaron toda la billetera. Pero ya estaba adentro.

El lugar es inmenso, justamente porque supo ser una fábrica. Abre todo el fin de semana de corrido, incluso a la mañana y a la tarde. No hay ventanas y es todo tecno (uno de los clubs de música tecno más exclusivos de Europa, según dicen). No es un boliche gay, pero sí gay-friendly (estaba repleto) y es muy loco porque hay recovecos oscuros para comerse a una mina, ¡y hasta camas! Adentro vi bastante acción. En algunos pasillos hay cuadrados alfombrados donde te podés meter y cerrar una cortina, y en algunas terrazas hay sillones-cama apartados para hacer lo que pinte. Los baños son mixtos, hay dos grandes pistas de baile con DJ´s y gente muy bizarra, pero buena onda. Hablé con gente de todas partes. Había muchas parejas, muchísimas. También algunos andaban solos (como yo) y estaban en la suya. Adentro me encontré a Freddie Mercury, el irlandés, y charlamos un rato. Cuando ya no daba para más, volví a casa y me desplomé en la cama.

Día 25 28/02 – El Berlín histórico y el Pub Crawl. 

Hoy hacíamos el Tour de Berlín Histórico con una empresa diferente a la del día anterior, así que tocaba madrugar. Mientras desayunábamos, Fran me comentó que se volvió al hostel y siguió charlando con la gente de ahí y los flacos de la recepción. Se acostó tarde también, así que ambos estábamos medio duros. Pero el tour había que hacerlo.

Nos movimos en tren hasta la estación central (Hauptbahnhof). ¡Es gigante! La mayor estación de trenes de paso de toda la UE. Se terminó de construir en el 2006, meses antes de que arrancara el mundial, para darle un toque más moderno a Berlín.

Ya nos sentimos todos unos berlinenses. Nos manejamos perfectamente con el sistema de transporte público, y la verdad es que funciona de diez. Sacás el ticket en máquinas (el costo cambia depende de la zona que involucre, A, B o C), lo validás y te subís al tren. En realidad, nadie te chequea nada. Pero dicen que las multas pueden ser de 40 EUR si te agarran sin ticket. Podés moverte en tren (o subte) por toda la ciudad y muy fácilmente. La frecuencia de los trenes es muy alta, nunca tuvimos que esperar más de cinco minutos para subir al que queríamos.

De todas formas, este es un punto a tener en cuenta en Berlín. Es una ciudad demasiado grande para hacerla a pie, y el uso del transporte público es prácticamente inevitable. Esto le agrega un costo adicional a la estadía en la ciudad, a menos que uno se ubique alrededor de las estaciones más céntricas (Alexanderplatz o HackescherMarkt, por ejemplo). Un ticket AB individual (de los más comunes) cuesta 2,70 EUR y uno de 24 horas AB cuesta 6,70 EUR. Una buena opción (que me enteré después) es adquirir la Berlin WelcomeCard. Ofrece uso ilimitado del transporte público y descuentos en hoteles, restaurants, bares, etc.

La cuestión es que en Hauptbahnhof era el punto de encuentro para el tour, que elegimos hacerlo en español. Cuesta 12 EUR y nos tocó un tal Daniel, que era procedente de España. (No le llegó ni a los talones a nuestro Daniel de Praga). En nuestro grupo había una pareja de porteños grandes (en sus 50). ¡La mujer (Amelia) nos amaba! No paraba de sacarnos fotos, y después nos las envió por mail. Fue ligeramente perturbador, pero nos reíamos mucho con ella y sus historias. Resulta que su hijo está en uno de esos grupos que pintan grafiti en trenes y en todas partes (al mejor estilo “1UP”). También nos contó que, de chica, era vecina de los dos hijos de Adolf Eichmann, y que su viejo era compañero de laburo de ambos. ¡Tremendo!


El tour en sí está muy bueno, pero se nos hizo demasiado largo. De las 4 horas iniciales, terminamos recorriendo a pie durante 6 horas, con apenas un break de 15 minutos para ir al baño y tomar un café. Es súper completo. Entre otras cosas, ves el Reichstag, el monumento soviético, la puerta de Brandenburgo, el increíble Memorial del Holocausto (¡definitivamente vale la pena!), la ubicación del bunker de Hitler, las ruinas de la Gestapo, los restos del Muro de Berlín, Checkpoint Charlie (¡interesante calle!), la Catedral y la Isla de los Museos. 

Son como 20 lugares históricos en un solo tour. Daniel sabía muchísimo y te hablaba de cada uno de ellos, pero francamente nos resultó muy aburrido. Por más que el tema sea súper interesante, uno necesita tener cierta energía y algo de feeling para que los turistas no se aburran luego de seis horas. Daniel no tiraba nunca un chiste (de hecho, creo que lo vi reír una sola vez y gracias a un disparo de humor que largué). Un poco me hacía acordar a mi profesora de Lengua en la secundaria (Marité), una flaca que sabía muchísimo de lo que estaba hablando, pero que te hacía dormir con solo quince minutos de clase.

De todas maneras, es una buena forma de conocer los lugares más importantes de Berlín. Definitivamente son mejores los Walking Free Tour porque los guías dependen de las propinas y se esfuerzan mucho más en entretener.

Después fuimos hasta la torre de TV y averiguamos cuánto sale subir. No lo vale. Son 13 EUR, te dan turno dentro de una hora y media desde que comprás el ticket y hay que hacer una fila eterna. Es interesante subir porque es la torre más alta de Europa (más alta que la torre Eiffel de Francia) y se ve prácticamente desde cualquier punto de la ciudad. Rich, el guía del Alternative Tour, nos contó que uno puede subir hasta Monkey Bar (que está en un piso 12) y tener una vista muy similar a la que se tiene desde la torre.

Alrededor de las 5 de la tarde, caímos a un restaurant a sacarnos el gusto de probar una buena salchicha alemana. Y lo conseguimos. 

Probamos el plato Currywurst, que es un par de salchichas caseras preparadas con una salsa roja, pimienta y unas papas (8,90 EUR). ¡Riquísimo! El plato era tan grande que casi no lo terminamos.

Antes de volver al hostel, reservamos para entrar a la Cúpula del Parlamento. Es gratis, pero hay que reservar antes para que ellos te den un día y horario. Se puede hacer por internet, pero de forma personalizada tenés más amplitud de horarios. Cierra a las 18 hs y justo fuimos los últimos en conseguir nuestra reserva para el día siguiente a las 10,30 hs.

Volvimos al hostel y nos bañamos porque esa noche (la última con Fran) salía con Pubcrawl. Es una especie de tour nocturno donde los guías te llevan a diferentes bares de la ciudad y terminás en un boliche. El guía tenía un aire a Adam Levine, y el grupo terminó siendo de unas 40 personas.

La verdad es que la pasamos muy bien. Primero conocimos a unas brasileras que vivían en Irlanda, pero pronto ya estábamos hablando con ingleses (había un grupo grande), más irlandeses y cinco franceses que estaban en onda “¿Qué pasó ayer?” (Estaban haciendo despedida de soltero para uno de ellos). En el segundo bar conocimos a unos paraguayos y a un tucumano con el corazón roto que se sumaron a nuestro tour. ¡Es un gastadero de plata! Aunque te invitan varios shots en cada bar, terminamos tomando mucho y de más, pero hay muy buena energía. En el segundo bar Adam Levine echó del tour a tres ingleses porque uno de ellos estaba absolutamente ebrio y haciendo boludeces. Le dijo: “You are too drunk man, you´re off the tour. Get the fuck out!”. ¡Fue durísimo! Casualmente, en el bar anterior Fran le había ganado una curiosa apuesta a este mismo inglés.


El tour terminaba en Matrix, una disco que casualmente está a la vuelta de nuestro hostel (nos vino como anillo al dedo). Ahí lo perdí a Fran, estuve un rato y me volví a dormirla. Buena noche, de esas que se recuerdan. Y así dejamos Berlín, porque al día siguiente ya tenía que tomar mi vuelo a Roma.

Día 26.5 01/03 –  Back to Rome

No hubo manera de levantarnos temprano. Mi despertador sonaba con intensidad desde las 8 am pero solo logré despegarme de la almohada cerca de las 10 am. Por supuesto, perdimos nuestro lugar en el Domo del Parlamento. Una lástima porque realmente tenía ganas de ir; dicen que la vista es preciosa y es una de las visitas más recomendadas en Berlín.

En la cocina del hostel había una pareja (un inglés y una polaca). El inglés tenía ideas bastante erradas del mate (como que si uno lo toma con el agua hirviendo es cancerígeno). Terminamos compartiendo un par y desmintiendo mitos. Un poco más tarde apareció una chica argentina que resultó ser de Neuquén y haber ido a la misma escuela secundaria que Fran y yo. Ella recién comenzaba su viaje e iba a visitar lugares fríos y exóticos: Rusia, Hungría, Polonia, etc.

Hicimos el check out, arreglamos nuestros gastos compartidos y alrededor de las 13 hs ya estaba listo para partir hacia Tegel (TXL), uno de los dos aeropuertos de Berlín. En el hostel me dieron una mano para llegar (dos trenes y un colectivo directo) y luego comprobé por Google Maps que el itinerario era el mismo. Vuelvo a repetir que tener un celular con GPS y Google Maps es una de las claves para este tipo de viajes.

Impresiones generales de Berlín

Berlín es la ciudad más grande que me tocó vivir en este viaje, y es realmente imponente. 

Una ciudad que no deja indiferente a nadie, para bien o para mal. Muy cosmopolita, multicultural, (1 de cada 5 habitantes no son alemanes), llena de cultura y de museos, también con muchas zonas verdes, con rincones encantados y retazos de historia en forma de cicatrices de una de las etapas más atroces de la historia.

Es impresionante ver la Puerta de Brandemburgo, un monumento que  pasó de ser un símbolo de separación y tensión política a uno de paz, libertad y diversidad cultural; o recorrer el laberíntico Memorial al Holocausto, que invita a la reflexión. 

Pero también es interesante recorrer los espacios más mínimos, buscar los rincones escondidos donde se entremezcla una dualidad constante: la búsqueda para mantenerse tradicional y el bombardeo del establishment, las nuevas tendencias de moda y el modernismo. Este contraste queda bien marcado cuando uno hace el Alternative Free Tour y al día siguiente el Berlín Histórico. Ves dos caras de la misma moneda pero desde perspectivas absolutamente opuestas.

Lo bueno de las ciudades grandes es que uno puede encontrar de todo. La música y el teatro están muy presentes, así como las huellas de la desaparecida monarquía prusiana. Hay mucha vida nocturna así como lo hay diruna. También se siente el peso de la Berlín dividida, el antes y después del Muro, los okupas, los graffitis, todo está ahí, enredado pero a la espera de que alguien lo descubra.


No sé si viviría en Berlín. Es como vivir en Buenos Aires, aunque mucho menos caótica. El transporte público es muy bueno, pero costoso. Sin embargo, me da la sensación de que es una ciudad fría, no solo por el clima que nos tocó. Las calles se ven más bien tristes, apagadas, vacías, como si Berlín todavía sintiera mucha culpa. Supongo que eso va a seguir cambiando, y además es entendible. Hablamos de una ciudad que fue destruida en un 80% y que todavía está en proceso de restauración. La historia está presente en cada esquina de esta ciudad. El futuro también se está escribiendo a cada minuto, a toda prisa, en esta ciudad.

Consejos generales

- Los buses de Student Agency (empresa checa) son una excelente manera de moverse por tierra entre países. El tramo Praga-Berlín nos costó solo 35 EUR. Los colectivos son muy cómodos, tienen una pantalla para ver series o películas y bebidas tipo café y chocolate a disposición.
- Siempre es recomendable escribir al hostel pidiendo indicaciones para llegar desde su punto de entrada al país. Especialmente en ciudades grandes como Berlín, las distancias son bastante largas como para hacerlas caminando.
- Sunflower Hostel es 100% recomendable. Tiene un buen ambiente (bar + área social en la entrada) y está muy bien ubicado, un poco alejado del casco histórico, pero con menos de 20 minutos caminando se puede llegar a la East Side Gallery, a un supermercado, a una zona de bares y restaurants, a la estación de trenes o a dos muy conocidos boliches de la ciudad. Pagamos 43 EUR por las tres noches en una pieza de seis.
- El Alternative Walking Free Tour es definitivamente recomendable en Berlín. La idea del tour es recorrer lugares que normalmente pasan desapercibidos, y conocer la historia de Berlín desde otro lugar. No desde los grandes lugares históricos, sino más bien a través de pequeños detalles y homenajes más escondidos. Vale muchísimo la pena.

- Para viajar en tren por Europa, es más recomendable hacerlo personalmente que por Internet, porque es más fácil acceder a promociones, descuentos y combinaciones.
- Berghain es uno de los clubs tecno más exclusivos de Berlín y es conocido por rechazar a muchísima gente en la entrada. Si les interesa ir, investiguen antes los consejos para no ser rebotado. Tiene un costo de 14 EUR la entrada.

- Berlín es demasiado grande para caminarla. Es una buena opción el transporte público de la ciudad. Para el tren (S-Bahn), sacás el ticket en máquinas (el costo cambia depende de la zona que involucre, A, B o C), lo validás y te subís. Podés moverte en tren (o subte) por toda la ciudad y muy fácilmente. La frecuencia de los trenes es muy alta, nunca tuvimos que esperar más de cinco minutos para subir al que queríamos. Eso sí, es bastante costoso. 

Un ticket AB individual (de los más comunes) cuesta 2,70 EUR y uno de 24 horas AB cuesta 6,70 EUR. Una buena opción (que me enteré después) es adquirir la Berlin WelcomeCard. Ofrece uso ilimitado del transporte público y descuentos en hoteles, restaurants, bares, etc.

- Vale la pena tomarse una mañana para hacer un Walking Tour. El que hicimos nosotros fue en español y costó 12 EUR. El guía sabe muchísimo y te lleva a recorrer como por 20 lugares históricos. Es una forma de conocer lo clave del Berlín Histórico.
- Una de las visitas obligadas en Berlín es la Cúpula del Parlamento. ¡Y es gratis! Hay que reservar con algo de anticipación. Se puede hacer por internet o de forma personalizada. Hacerlo personalmente habilita a más opciones de horarios y fechas. Mi consejo es hacer la reserva el primer día como para ir el segundo o tercero.

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jueves, 26 de febrero de 2015

[EUROPA 2015] – Parte IX: Praga, la ciudad de las cien torres

Un viaje improvisado tiene esas cosas. Mi idea original era conocer Austria luego de República Checa, pero estoy arriba de un bondi a Berlín, en Alemania. Dentro de cinco horas estaremos llegando a nuestro destino con Fran, que fue quien me convenció de cambiar el itinerario. El corazón de Europa, Praga, era uno de mis destinos más deseados en este viaje, y afortunadamente no decepcionó en lo absoluto. Comencemos.

Día 18 21/02 – Un día de viaje en trenes y la primera noche en Praga.

Esa noche, todavía en Eslovenia, un flaco no paraba de roncar. Juro que le tire cuantas almohadas, zapatillas y frazadas encontré. ¡Qué bronca, la puta madre! Por suerte, salíamos temprano (7.30 hs ya estábamos arriba). 

Partimos desde mi querida Ljubljana hacia la ciudad de las cien torres en tren. Fran consiguió una buena promoción que nos llevaba por 49 EUR. El primer tramo fue bastante caótico porque tomamos un tren hasta cerca de Kranj y luego tuvimos que pasarnos a un colectivo (una parte de la vía estaba en reparación). Desde ese colectivo nos subimos a otro tren y luego tuvimos un nuevo cambio de trenes.

Cuestión que, entre cambios, terminé dejando “La insoportable levedad del ser” en uno de los trenes, que encima era de una amiga. (¡Por suerte ya conseguí el reemplazo!).

El tramo del tren desde Ljubljana a Viena fue increíble, con asientos amplios y hasta wi-fi. Baños pitucos y puertas que se abren solas. El tramo Viena-Praga fue igual de cómodo para el tren ya no contaba con wi-fi. Llegamos a República Checa a las 21 hs y caminamos hasta Ritchie´s Hostel.

El hostel está muy céntrico, te atienden de diez y las piezas son lindas. Tiene un problema importante que es el wi-fi, que únicamente llega al área alrededor de la recepción. Su “área social” es muy chiquita también. Por fortuna, es económico. Pagamos 50 EUR por 5 noches, y está a solo unas cuadras del casco antiguo de la ciudad. Otra ventaja es que ellos te cambian los euros por coronas (la moneda checa) a una buena tasa.

En seguida nos ubicamos y salimos a recorrer la ciudad. La colorada de la recepción (una checa de nombre Adele) nos indicó un buen lugar para cenar y algunos bares para salir. También nos facilitó un mapa de la ciudad con muchísima información interesante. En el hostel cambiamos unos euros por coronas. Ahí te cambian 1 EUR por 26 CZK. Es una tasa muy pasable. En la casa oficial te cambian 1 EUR = 27,6 CZK, pero es mucho más cómodo hacerlo directamente en el hostel, a cualquier horario y por la plata que uno quiera cambiar.

La cuestión es que la plaza estaba muy avivada porque justo llegamos en la víspera del año nuevo chino (está lleno de chinos en Praga). Pasamos por el reloj astronómico y llegamos a Dlouha, una calle conocida por estar repleta de bares y restaurants. Comimos en Lokals, un restaurant muy conocido que se llena de checos todos los días. Encontramos una única mesa disponible.

Pedimos en plato de salchichas caseras (80 CZK cada uno) que estaban riquísimas y unas cervezas (60 CZK cada uno) muy buenas. República Checa es la principal consumidora de cerveza del mundo y ellos son conocidos por haber sido los primeros en crear la primera cerveza moderna. Al día siguiente, el chico del tour nos iba a decir exactamente eso: hay dos cosas que no podés dejar de hacer en República Checa: tomar cerveza, y ver checas.

Luego nos pasamos a un barcito cercano (Repete, sí... el nombre es perturbador). Yo probé por primera vez la absenta (80 CZK). Es una bebida alcohólica de un color verde debido a las hierbas que contiene (es apodada Diablo verde). Se hizo popular en Francia como la bebida inspiradora de los artistas y es conocida por su efecto alucinógeno. Dicen que en grandes cantidades te hace ver hadas verdes.

La verdad es que yo no vi a ningún duende, pero sí puedo afirmar que pega fuerte. La garganta te queda on fire durante un buen rato. Se comenta que muchos artistas del siglo XIX como Oscar Wilde, Hemingway, Picasso y Baudelaire se daban con este trago para sentirse creativos. Incluso hay un mito que afirma que Van Gogh estaba ebrio de absenta cuando se cortó el lóbulo de la oreja y se lo ofreció a una joven prostituta.

Día 19 22/02 – El Walking Free Tour de Praga y el Beer Tour nocturno.

Desayunamos en el hostel. 90 CZK, todo lo que puedas comer. ¡Vale la pena! Por la mañana hicimos el Walking Free Tour con los muchachos de White Umbrella (acá pueden encontrar su página web). Se juntan a las 10 a.m. en la plaza principal (se los puede reconocer por sus paraguas blancos) y tienen recorridos en español, italiano e inglés. El tour se hace caminando y tiene una duración de 3 horas donde se ven muchísimas cosas de la ciudad. Al final del viaje uno deja una propina a gusto.


La verdad es que este tour fue tremendo, uno de los puntos más altos del viaje. Recomiendo a todos que sea lo primero que hagan al llegar a la ciudad. El guía se llamaba Daniel, y era un español de Andalucía. El flaco era un fenómeno. Mientras caminábamos nos contaba sobre los 41 años de Praga bajo el comunismo, de la Revolución de Terciopelo, de Mozart y su “inspiración” con las checas, de Kafka y sus miedos, de las particularidades del Reloj Astronómico, de la cerveza.

Lo mejor de todo es que Daniel te cautivaba con sus historias, te hacía reír con sus bromas y hacía muy llevadero. Te explica las ironías de la ciudad (un casino y un McDonald’s al lado del “museo del comunismo”, por ejemplo), te muestra una de las 5 calles más costosas de toda Europa (donde se ubican las grandes marcas como Hugo Boss), caminás por el barrio judío y ves el cementerio con lápidas como salidas de una película de Tim Burton (todas dobladas), la Torre de Pólvora (parte del Camino Real).

Daniel era una Wikipedia viva. Te explica todos los porqués y lo hace de forma muy entretenida. Caminás por la ciudad nueva y por la ciudad vieja. Pasás por la universidad y por el teatro donde Mozart expuso sus obras. Ves la estatua de Kafka montando a su peor pesadilla y las polémicas esculturas de David Cerny. Es increíble cuando Daniel te explica (y te muestra) los lugares que fueron bombardeados por los Nazis, la historia de la Iglesia Acorralada. Miles de curiosidades, grandes aspectos de la historia Checa. 

Es absolutamente recomendable, y muy intenso. Su discurso final (cuando habla de cómo los mismos checos recuperaron la ciudad de los Nazis) les juro que te pone la piel de gallina, y los aplausos que recibió al final se extendieron por varios minutos.

Por la tarde nos fuimos hasta la terminal para sacar pasajes a Berlín en bus. Pagamos 35 EUR en Student Agency. No tenía pensado conocer Alemania en este viaje, pero Fran me terminó por convencer. Creo que eso es lo lindo de no tener un viaje demasiado armado. En la terminal también comimos un Burger King que cumple con las “tres B´s” (bueno, bonito y barato).

De vuelta en la ciudad, nos encontramos con un local que promocionaba una realidad virtual de tipo flight simulator. Costaba 9 EUR el recorrido de 10 minutos, pero convencimos a la checa que atendía de subirnos los dos por ese dinero. Nunca me había subido a una realidad virtual, y la verdad es que es impresionante. Pudimos ver Praga desde las alturas y es genial que movés la cabeza y la imagen de la ciudad se mueve con vos. Por momentos hasta sentimos vértigo.

El domingo no podía terminar sin un tour más: el Beer Tour que ofrece la empresa White Umbrella. Cuesta 250 CZK y ellos te llevan a recorrer cuatro bares de cerveza tradicional y no pasteurizada (Checa es el único lugar en el mundo donde se hace este tipo de cerveza con el “verdadero sabor a lúpulo”, ya que no contiene ningún tipo de aditivos). Nos tocó otro español (Anxo). En cada lugar probás una cerveza diferente y el flaco (que sabía muchísimo) te va contando curiosidades sobre esta bebida. La última, para mí, fue la mejor. Fue la primera cerveza moderna del mundo, la Budweiser Lager. (Pocos saben que Budweiser es originalmente checa).

El tour está muy bueno, pero no tuvimos suerte con el grupo. Éramos ocho: dos parejas de españoles (gente grande, en sus 50), dos flacos españoles (creemos que eran pareja) y nosotros dos. Como decimos en argentino, un auténtico garrón. Fue mala suerte, porque un grupo más joven habría hecho de la experiencia algo bastante más placentero.


Antes de volver al hostel pasamos por un bar en el que se escuchaba música en vivo. Dos flacos que sonaban muy bien estaban tocando High n´ Dry. Apenás nos sentamos empezaron a guardar las cosas porque era el final de su show. Fran gritó desde lejos: “One more guys!” y los pibes, riendo, respondieron: “One more? You guys like The Beatles, right?”. Hicieron Come Together y tengo que decir que fue uno de los mejores covers que escuché en mi vida. Mucho talento tenían ambos.

Por la noche eran los Oscar y quería verlos, pero todavía no arrancaban. Por la diferencia horaria, iban a empezar alrededor de las 2 am. Para hacer algo de tiempo, salimos a dar una última vueltita, esta vez por Ciudad Nueva. El lugar, en este caso, nos sorprendió para mal.

Resulta que por la noche Praga se convierte en una suerte de mini-Amsterdam. Ciudad Nueva estaba plagada de chulos, cabarets, casinos y luces rojas. Creo que fue el único momento del viaje donde nos sentimos un poco incómodos. O sea: es súper seguro, pero pasaban negros ofreciendo mujeres o marihuana. Nos impresionó un poco. Quién habría dicho que Praga tenía una zona roja tan a la vista. Liquidamos la noche con una buena pizza al paso y nos fuimos a dormirla.

Personajes bizarros / destacados del momento:

- Daniel, el guía de White Umbrella. Un grande que me hacía acordar muchísimo a Mario Ortiz, mi profesor de Literatura Contemporánea. Divertido, enciclopédico y energético.
- Las mendocinas, dos pibas que viajaban con la vieja e hicieron el tour de la mañana con nosotros. Qué cómodo que se siente uno con otros argentos.
- Anxo, el guía del Beer Tour. ¡Una enciclopedia sobre la cerveza! Aunque lo sorprendí con una curiosidad que él desconocía de la cerveza Brahma.
- Los asiáticos. ¡Están por todos lados! Hay un supermercado chino en cada esquino, era el año nuevo chino y los turistas asiáticos eran como una estampida.
- ¡Los pimps de la noche! Se te acercaban y te susurraban: “Joints? Women? Wanna party?”. Emm... not with you, no.

Día 20 23/02 – El tour por el Castillo de Praga.

El lunes nos despertó con ganas de ser medio ratones. Así que desayunamos barato: mate y pan con manteca. Por la mañana salimos a un centro comercial a averiguar los precios de tecnología y celulares en general. ¡Están baratos! Probablemente menos de la mitad de lo que cuesta en Argentina. El problema es que teníamos muchas dudas de si iban a funcionar en mi país, y no quería arriesgarme. Para agregar complicaciones, el checo común no habla inglés para nada.

Praga es tan económica como todos me habían dicho. Se puede conseguir cerveza en bares por 1 EUR o 1,5 EUR, el hostel nos costó 10 EUR la noche y comer es muy barato. La tecnología no es la excepción. Daniel, el muchacho del tour, nos contó que se puede “vivir” con 500 EUR (unas 13.000 coronas checas). En relación a Croacia o a Eslovenia, me parece que los costos son similares. Pero sí es muchísimo menos costoso que la sobrevalorada Italia.

Esa tarde hicimos el tour al Castillo de Praga con la gente de White Umbrella. Cuesta 250 CZK y nos llevó una simpática chica española (Ana) a las 15 hs. El tour está excelente, y Ana sabe muchísimo, pero no tuvimos suerte con el grupo. Éramos solo cuatro: nosotros dos y una pareja de españoles.

Subimos al castillo en tranvía. Recorrimos la Catedral de San Vito, el salón principal, vimos el cambio de guardia real (lo tengo en video). Ana nos relataba varias anécdotas de reyes y de la República Checa. Al igual que Daniel, te cuenta todo de forma muy amena y dinámica. Sin embargo, a diferencia de Daniel, le faltaba ese humor picarón que lo caracterizaba. Con Fran estamos preocupados de habernos enamorado de nuestro primer guía. (Nadie pudo hacernos sentirnos lo que él).

El pequeño Callejón del Oro, donde está una de las casas donde vivió Kafka, es magnífico. La de él era la casita número 22. El callejón está armado con bares, lugares de artesanías y museos, pero uno todavía puede sentir lo que significó vivir en esas zonas tan pobres. 

Ahí me compré “Un médico rural” (8 EUR), la antología de relatos que Franz Kafka escribió allí. Se dice que en este callejón vivían también los alquimistas, y al final hay una pequeña “torre de tortura” donde se puede ver, entre otras cosas, una silla de pinches.

La guía nos contó historias del actual presidente, querido por muchos y odiado por otros. Al parecer llegó borracho a su primer acto presidencial (puede verse por Youtube). También pasamos por el Muro de Lennon. Cuando te enterás de su historia y lo que significó para los checos, se te eriza la piel. También pasamos por las escalinatas donde sucede una escena de Tom Cruise en “Misión imposible”.

(Nota al pie: sigo sin poder encontrar a un famoso, pero no pierdo las esperanzas).

Debajo del Puente de Carlos, Ana nos habló de la historia de un santo (el confesor de la Reina) que se negó a revelar los secretos de ella al Rey y fue ahogado en ese puente.

Junto al Walking Free Tour, este tour del Castillo es ampliamente recomendado. No es lo mismo ver las cosas por uno mismo que cuando los guías (que saben una banda) te cuentan las historias detrás. Empezás a ver cada cosa con otros ojos.

Volvimos caminando a Ritchie´s Hostel por el Puente de Carlos, que atraviesa el río Moldava. Las esculturas que se encuentran alrededor son espectaculares, y teníamos ganas de volver a pasar de día. Pasamos por un Teatro Negro y me tenté con Aspectos de Alicia, la obra que estaban presentando. Lamentablemente, es carísimo. 35 EUR para el público común, y 22 EUR si sos estudiante.

Es una lástima, porque debe ser interesantísimo y es muy típico de Praga. Es un estilo de representación escénica muda que utiliza un escenario negro, luces y sombras para crear un juego visual e ilusorio. Vi un fragmento de Aspectos de Alicia por Youtube y parece ser una experiencia memorable. Desgraciadamente, mi presupuesto no me acompañó en esto.

Mientras tanto... en el hostel...
Charlé un rato con una chilena que había estado haciendo el clásico Working Holliday en Nueva Zelanda (hoy está muy de moda). Quería conocer Praga antes de viajar a Inglaterra, donde se encontraba con un pibe que había conocido trabajando en las granjas.

Cenamos pan con jamón y queso (que estratégicamente habíamos comprado antes) y probamos la Kofola, la coca-cola comunista que todavía se puede comprar en algunos supermercados. A los checos no les gusta, ¡y con razón! ¡Es una de las cosas más desagradables que probé en mi vida!

Por la noche charlamos con dos agradables chicas de Georgia (un país que recién me entero que existe). Resulta que son parte de un grupo de 16 georgianos que vinieron a Praga como parte de un coro. De hecho, nosotros ya las habíamos visto cantar antes en el desayuno del domingo y pensamos que eran musulmanes rezando.

Nuka y Ana, estas dos chicas, eran muy simpáticas. Cantaban con una hermosa voz, eran fanáticas de Rebelde Way (sí, Rebelde Way) y bastante maduras para su edad. Caminamos un rato con ellas y terminamos dando unas vueltas por el Museo de Arte y Ciencia, que por las noches tiene una iluminación extraordinaria. Fue muy interesante intercambiar historias sobre las costumbres de nuestros respectivos países.

Personajes bizarros / destacados del momento

- Ana, la guía que nos llevó al Castillo de Praga, con su divertida tonada española y su frase de cabecera: “Laz cosas como zon”.
- La chilena que había hecho Working Holliday en Nueva Zelanda. Siempre es bueno encontrarse con un vecino.
- Nuka y Ana, las georgianas del coro. Resulta que Praga es un destino popular para la gente de Georgia.

Día 21 24/02 –  Un día de descanso.

Hoy fue un día relativamente tranquilo. Nos levantamos tarde, desayunamos tarde. Las chicas de Georgia tenían su concierto y nos invitaron. Nuka me dijo el lugar y la hora. Tenía muchas ganas de ir (cantan realmente bien las dos).

Salimos con bastante dejadez hacia Černý Most, un área residencial y de centros comerciales. Para esto tomamos el metro. Dimos algunas vueltas, averiguamos algo de tecnología y compramos un poco de ropa, además de almorzar unos buenos pedazos de pizza. El centro comercial me hizo bastante acordar a los que conocí en Panamá. Volvimos al hostel para tomar unos mates y jugar unas partidas de ajedrez. Ya era tarde para llegar al recital de las chicas de Georgia. Me lamenté por eso, pero era realmente lejos y se complicaba.

Esa tarde yo quería ir a la Opera (daban Otello, de G. Verdi) así que me fui solo para allá. La función era a las 19 hs y yo llegué sin ticket a las 18 hs. Me habían dicho que si compras sobre la hora los podés conseguir mucho más baratos (hasta un 70% más barato). Así que me arriesgué. Me salió mal. Estaba todo vendido.

Volví caminando tranquilo por New Town y me encontré a una parejita tocando la guitarra por monedas. Me acerqué. El flaco era argentino, un tal Pablo. Era cantautor y estaba en Praga con una checa mostrando su arte. Ella no cantaba increíble, pero era realmente linda, así que eso alcanzaba para que la gente dejara sus monedas. Con solo dos canciones recibieron una buena cantidad de plata. Nos quedamos un rato largo charlando con el argento sobre su forma de vida y sobre lo que significa vivir en Praga. Me contó, por ejemplo, que a los artistas callejeros no los dejan tocar en la plaza principal a menos que toquen exclusivamente Jazz.



De vuelta en el hostel, fuimos con Fran a comer goulash (comida típica de Rep. Checa) a un lugar que ofrecía wi-fi y jazz en vivo. No tuvimos ninguna de estas dos cosas. Igual era barato. Por 200 CZK comimos una entrada, plato principal (el goulash, una especie de carne con salsa y guarnición) y un postrecito. Estuvo bien, pero no nos pareció nada del otro mundo.

Volvimos a casa tipo 9. Fran iba a ver su partido de la Champions League y yo tenía que organizar algunas cosas del viaje, reservar el hostel en Berlín y revisar algunas cosas de mi vida en Argentina.

En un momento pensamos en ir al tour de Kutna Hora, donde hay una conocida Catedral hecha de huesos humanos, pero era caro (700 CZK). Era un lujo que no nos podíamos dar. También tuvimos que decirle que no al Pub Crawl (un tour nocturno), pero salía 500 CZK (20 EUR).

Cuestión que a la noche compramos unas Pringles y unas cervezas y colgamos en el hostel, charlando con la gente del lugar. Ahí conocimos a una argentina (Soledad) que recién llegaba. Tipo 11:30 me estaba por ir a dormir cuando Fran me arrastró a salir. Dimos una vuelta, había algo de movimiento, pero no demasiado. MUCHO FRIO.

Personajes bizarros / destacados del momento

- Soledad, una argentina de 32 que (no sabemos cómo) parece de 22.
- El flaco del chichón. Estaba prácticamente en coma alcohólico. Los amigos trataban de levantarlo y se volvía a caer. Se pegó dos o tres palos bárbaros.
- El chileno piola (Rafael) que se reía del flaco del chichón. Obviamente nos reímos con él. Buen momento de hermandad.
- El grupo de franceses. Nos preguntaron adonde salir y les cantamos la posta, como verdaderos checos. No sabemos cómo, pero una francesa adivinó que éramos hermanos.
- Pablo y la checa tocando en la calle: es más fácil hacer dinero cuando sos agradable a la vista.

Día 22 25/02 –  Un típico paseo praguense, Jazz y mi aplastante victoria en el ajedrez.

Los días pasaron volando en Praga. Yo personalmente me quedé con ganas de más. En nuestro último día, todavía seguíamos solos en una habitación de 6 personas que ya habíamos proclamado como nuestra con cosas desparramadas por todas partes.

Tempranito, nos metimos en la cocina a tomar unos mates. La georgiana (Nuka) me robó un par de mantequitas y quesos para nosotros. Una genia. Somos tan tacaños que no quisimos pagar el desayuno. Solo teníamos un pedazo de pan.

Todavía nos faltaba ver algunas cosas, así que salimos a pie por una última vez. Primero visitamos la Dancing House, e intentamos entrar. Es un edificio poco tradicional y deconstructivista que llama muchísimo la atención. También lo llaman Fred and Ginger en honor a la conocida pareja de bailares estadounidense. El par de edificios, en efecto, hace alusión a un sensual baile. Adentro hay algunas galerías de arte, oficinas y el Glass Bar en la cima. Es un bar con el suelo hecho de espejos. Antes de entrar nos cruzamos a otras pibas de Georgia (ni siquiera conocía ese país, y resulta que ahora están en todos lados).

Luego cruzamos uno de los tantos puentes y terminamos caminando por la “Venecia de Praga”. Una pequeña isla falsa que intenta reproducir la conocida arquitectura veneciana. Ahí hay un museo de arte moderna (Kampa Museum) al que entramos gratis (sale 130 CZK, pero no había nadie ahí para cobrarnos) y vimos figuras de lo más extrañas. La que más me llamó la atención fueron los bebes del artista David Cerny. Si bien los cuerpos y las cabezas (todo hecho de bronce) están bien proporcionados, los bebés no tienen rostro, en su lugar hay un rectángulo hundido como si fuera resultado de un golpe.

Ese flaco es absolutamente polémico y transgresor (si no me creen, lean este post).

Cruzamos por segunda vez el Puente de Carlos. Es mucho más vivo de día, lleno de artistas haciendo caricaturas y turistas tomando fotos de los santos que se levantan en los lados del puente. Almorzamos algo rápido en KFC (¡tienen free refill!) y seguimos hacia el barrio judío. Vimos una vez más el particular cementerio judío, las varias sinagogas y la estatua de Kafka montando a su peor pesadilla.

Caminando por Praga uno fortalece los músculos del cuello, además de las piernas, de tanto levantar la cabeza para ver las fachadas de los edificios y las sorpresas que lo esperan a uno en las alturas.

El paseo terminó en el Mercado Central (artesanías de Praga en la calle) donde compramos algunos regalos. 

A la tardecita nos tomamos unos mates con Fran y terminamos nuestra Champion´s League de ajedrez (gané 5-4, pero debo decir que se vivieron momentos muy intensos).

Por la noche salimos a escuchar jazz en vivo junto a Soledad, y tomamos unas muy buenas cervezas, que además eran súper económicas (26 CZK el medio litro de cerveza tirada). Dimos un par de vueltas por la zona de bares y la vida nos terminó llevando a KFC para comer algo rápido. Al final del día charlamos un rato con unas francesas en el hostel que tenían la particularidad de estar siempre (desde el primer día que llegamos) sentadas en el mismo sillón con sus celulares. (Linda manera de disfrutar Praga... sobre gustos...)

Nos fuimos a dormir, no sin antes ordenar el caos que había en nuestra habitación. Al día siguiente salíamos para Berlín, nuestro próximo destino.

Impresiones generales de Praga

Praga es hermosa. No encuentro otro adjetivo que le quede mejor. Ordenada y prolija, llena de vida, energética, económica, hipnótica. Los checos no hablan demasiado inglés, pero son muy amables (y las checas son muy lindas). Los amantes de la cerveza (como quien les escribe) no pueden no conocer el lugar donde se gestó la primera cerveza moderna, y que tiene el record de “mayor país consumidor de cerveza del mundo”.

Todo es muy barato (especialmente en comparación con Italia) pero no se engañen. Se puede hacer un viaje barato, o tan caro como uno quiere. Yo me quedé con ganas de ir a la ópera, al Teatro Negro de Praga, a Kutna Hora y al Pub Crawl. Para hacer todo eso habría necesito más tiempo (quizás dos días más) y alrededor de 150 dólares extra. Además, hay muchísimos otros lugares para conocer alrededor del Corazón de Europa.

Creo que sería un buen lugar para vivir, y todos los locales con los que charlé estaban bastante a gusto. Creo que ir en invierno fue una suerte. El frío fue duro, pero soportable. Tuvimos temperaturas de -4° que se sentían en los huesos, pero me contaron que inviernos anteriores habían llegado a -20°. Por otro lado, todos están de acuerdo en que Praga en verano es un caos de gente.

Hay mucho para hacer en la ciudad: museos exóticos (hay museos de cera, de torturas, medievales, de espejos), muchos bares de comida típica, shows callejeros (está repleto) y una buena cantidad de lugares para visitar. Es una ciudad para perderse entre sus callecitas y, sorprendemente, es muy fácil ubicarse. No recomiendo estar solo uno o dos días. Conocí a mucha gente que estaba así, de pasada. No se llega a conocer nada en profundidad y hacés todo a las apuradas. Lo mejor (lo que recomiendo) es planificar una estadía de, por lo menos, tres o cuatro noches. Solo así uno puede llegar a entender cómo funciona la ciudad y qué secretos esconde.

Un lugar al que volvería sin dudarlo.


Consejos generales

- Viajar en tren es costoso, pero se pueden conseguir buenos descuentos preguntando por anticipado. Nosotros conseguimos el tramo Ljubljana-Praga por 49 EUR, sacando con una semana de anticipación. Otra buena opción es viajar en Bus con Student Agency, que hace tramos internacionales a muy buen costo.
- Ritchie´s Hostel está muy céntrico, te atienden de diez y las piezas son lindas. Tiene un problema importante que es el wi-fi, que únicamente llega al área alrededor de la recepción. Su “área social” es muy chiquita también. Por fortuna, es económico. Pagamos 50 EUR por 5 noches, y está a solo unas cuadras del casco antiguo de la ciudad. Otra ventaja es que ellos te cambian los euros por coronas (la moneda checa) a una buena tasa (1 EUR = 26 CZK).
- Una de las grandes ventajas de los hostales es que son atendidos por locales. Ellos siempre van a poder darte consejos sobre lugares para comer y beber, o distintos recorridos. Además, los hostales siempre tienen mapas y folletos a disposición para el turista.

- Hay solo 2 o 3 casas oficiales de cambio en Praga que no cobran comisión. Preguntar a un local o a la gente del hostel para saber cuáles. Una de ellas está bien céntrica, a pocos metros de la Old Town Square. En Ritchie´s Hostel te cambian a una tasa muy pasable (1 EUR = 26 CZK). En la casa oficial te cambian 1 EUR = 27,6 CZK, pero es mucho más cómodo hacerlo directamente en el hostel, a cualquier horario y por la plata que uno quiera cambiar.
- Nunca cambies dinero en la calle. Hay varios marroquíes que te ofrecen tasas increíbles y te terminan dando dinero bielorruso que no vale absolutamente nada. Como uno nunca vio una corona en su vida, puede caer en la trampa fácilmente. Siempre cambiar en las casas oficiales (hay 2 o 3 en todo Praga que realmente no cobran comisión) o directamente en los hostels.

- Lokal es un muy lindo restaurant en Praga para cenar cocina típica. Se encuentra ubicado en la calle Dlouha (literalmente: Long Street) y tiene platos tradicionales a un muy buen precio. Los chechos van muchísimo a comer ahí, y el lugar está bastante lleno, lo cual es una garantía de su calidad.
- No pueden irse de Praga sin probar absenta aunque sea una vez. La bebida es muy fuerte (y se dice que tiene efectos alucinógenos en grandes cantidades) pero es una de las marcas registradas de la ciudad. Hay varios bares que preparar específicamente este particular trago.
- En Praga hay muchísimos Walking Free Tour para hacer. Personalmente recomiendo el de White Umbrella, que tienen salidas todos los días a las 10 hs. Todos los chicos son unos genios y son una Wikipedia viva. Hacen que la caminata sea muy entretenida y te cuentan detalles fascinantes de la historia de República Checa. Al final del tour uno pueda dejar la propina que considere adecuada.
- El Beer Tour de White Umbrella te lleva a recorrer cuatro bares tradicionales. Cuesta 250 CZK y sale todos los días a las 19 hs. En cada bar probás una cerveza diferente, y mientras tanto te van contando curiosidades varias de esta popular bebida.
- Praga es muy segura, pero por las noches se convierte en una suerte de mini-Amsterdam, especialmente alrededor de Ciudad Nueva. Ahí se pueden ver varios cabarets, chulos y gente ofreciendo drogas. No hay nada de qué preocuparse, aunque tampoco es la zona más linda para andar de noche.


- Praga es tan económica como todos me habían dicho. Se puede conseguir cerveza en bares por 1 EUR o 1,5 EUR, el hostel nos costó 10 EUR la noche y comer es muy barato. La tecnología no es la excepción. Daniel, el muchacho del tour, nos contó que se puede “vivir” con 500 EUR (unas 13.000 coronas checas). En relación a Croacia o a Eslovenia, me parece que los costos son similares. Pero sí es muchísimo menos costoso que la sobrevalorada Italia. Eso sí, no esperen que el checo común hable inglés.
- El tour al Castillo de Praga, con la gente de White Umbrella, es otra de las visitas obligadas. Cuesta 250 CZK y nos llevó una simpática chica española (Ana) a las 15 hs. El tour está excelente, y Ana sabe muchísimo.
- Praga es un excelente lugar para ver Opera, pero es muy difícil conseguir entrada. Me habían dicho que si compras sobre la hora podés conseguir tickets mucho más baratos (hasta un 70%). Así que me arriesgué. Me salió mal. Estaba todo vendido. Si realmente tienen ganas de ir, saquen entradas con anticipación.
- El teatro negro de Praga es costoso, pero es una de las atracciones específicas del lugar que ofrece la ciudad. Si sos estudiante podés conseguir tickets por unos 22 EUR (en lugar de los 35 EUR normales).
- El tour a Kutna Hora es costoso, pero interesante. Entre otras cosas, es posible visitar la Catedral hecha de huesos humanos. El tour cuesta unas 700 CZK, pero uno puede tomarse un tren (300 CZK ida y vuelta) y conocer el lugar por sí mismo.
- El jazz es una constante en Praga, y muchos bares ofrecen shows en vivo para disfrutar de esta música junto a una buena cerveza.
- Praga es una ciudad para pasear a pie. Más del 80% de las zonas turísticas están bien concentradas. Para algunos desplazamientos se puede usar el tranvía o el tren, que están perfectamente señalizados. En los hostel reparten folletos en todos los idiomas para manejarse en transporte público sin problemas.
- No recomiendo estar solo uno o dos días en Praga. Conocí a mucha gente que estaba así, de pasada. No se llega a conocer nada en profundidad y hacés todo a las apuradas. Lo mejor (lo que recomiendo) es planificar una estadía de, por lo menos, tres o cuatro noches. Solo así uno puede llegar a entender cómo funciona la ciudad en todas sus formas.

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