TÍTULO ORIGINAL Le Dernier Gang
DIRECTOR Ariel Zeitoun
REPARTO Vincent Elbaz, Gilles Lellouche, Sami Bouajila, Clémence Poésy, Pascal Elbé, Patrick Dell'Isola, Grégory Gadebois, Guillaume Viry, Matthieu Boujenah, Gabriella Wright, Fabrizio Rongione, Michel Boujenah, Denis Sebbah, Jérémy Azencott, Laurent Labasse, Patrick Descamps
GUIÓN Ariel Zeitoun, Laurence Siari, Daniel Saint-Hamont, Caroline Tribot (Novela: André Bellaïche)
MÚSICA Nathaniel Mechaly
FOTOGRAFÍA Sébastien PentecouteauFrancia – EE UU 2007, 125 min.
Basada en hechos reales, contados en primera persona en el libro que da pie al guión. Entretenida, con buenas escenas de acción.
Una pequeña ciudad, enclavada en una región donde la reconversión ha hecho estragos y se sobrevive gracias a las subvenciones. Una fabrica de piezas de televisor controlada por los coreanos, en plena oleada de deslocalización e inmersa en una fusión entre dos grandes grupos globalizadores. Un accidente laboral provoca la ocupación de la fábrica y pone al descubierto una trama de espionaje financiero y corrupción política. (Artículo completo en Qué leer).
Ejemplar, eso trae algunos recuerdos. Testigos cortados a medida y cosidos a mano, pruebas prefabricadas y despachadas en kit. Ejemplar. Una palabra que da miedo.
El jefe lanza el brazo para soltar un bofetón que tiraría a un buey, Montoya lo esquiva con una leve rotación lateral del cuerpo, alrededor del puño que lo tiene cogido por el cuello de la camisa, acompaña con los brazos el movimiento del mercenario, que pierde el equilibrio hacia delante, y, con el cuerpo en horizontal para acompañar su caída, le mete un rodillazo en el sexo. Alarido. Explosión. Oscuridad total. El mundo tiembla. Montoya es levantado por los aires. Su adversario parece haberse desintegrado, cae de espaldas bajo una lluvia de cascotes. Pecho aplastado, respiración entrecortada, aire sólido que se fragmenta en polvo ardiente dentro de los pulmones. Rostro ensangrentado, sangre pegajosa en la comisura de los labios que se palpa con la mano. Oscuridad total, densa. ¿Ciego? Un motor de avión le ruge en la cabeza. ¿Sordo? Un reflejo: huir. A rastras. Una pared. Se yergue. Se tiene en pie. Ganas de reír, y una única idea: lárgate. Siguiendo la pared. Tropezón. Obstáculos. Rodearlos, apartarlos. Masas blandas en movimiento ¿cuerpos? Pasa por encima. Las piernas cada vez más sólidas. Sabor a sangre en la boca. La escalera, siempre a oscuras. Son varios los que huyen. Empujones. Por fin la calle, el aire, respirar, respirar, hipo, escupir, ahogo. No, no está ciego, tras un velo distingue la calle iluminada…
¿Qué puede una huelga contra las grandes maniobras de las finanzas internacionales? Nada. En todo caso, hasta resulta irrisorio.
Decididamente, los viejos maderos y los jesuitas tienen muchos puntos en común.
Entrevista a Dominique Manotti en la Revista digital .38. Vía: Boquitas pintadas.