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http://www.eltribuno.info/renovo-compromiso-n535907 |
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Notas de Reynaldo Castro publicadas en diarios y revistas. La mayoría de estos textos abordan cuestiones relacionadas con la literatura, las memorias de la represión de la última dictadura y la ciudad de San Salvador de Jujuy (ubicada en el norte de Argentina, América del sur).
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Oheler, el diputado de la lapicera caliente |
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Tecchi: "Las ideas de Belgrano están en el gobernador Fellner" |
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Miguel Rep |
Digo esto porque hace unos días, después de participar en el Festival de Poesía del Norte Grande que organizó la Secretaría de Cultura de Salta, manifesté mi disconformidad por la antología que hizo la editorial Hanne y por el prólogo de Gregorio Caro Figueroa. Al primero le reproché la falta de reciprocidad hacia los poetas que le enviaron sus poemas; al segundo, que calificara de generosa la participación de la citada editorial cuando ni siquiera había retribuido a cada autor con un libro.
Después, recibí respuestas de ambos. Caro Figueroa me expresó que recién tomaba conocimiento del asunto y él creía que la editorial iba a entregar por lo menos seis ejemplares a cada autor. Unos días después, Verónica Ardanaz, colaboradora de Caro Figueroa, mandó un mail informando que la cantidad de libros se reducía a un ejemplar.
Víctor Hanne también contestó mi reclamo. Él se excusó con el siguiente argumento:
La señorita, la niña, a quien pedí por favor que atendiera esa mesa, no tenía los conocimientos ni el manejo de las relaciones como para brindar una respuesta satisfactoria y espero Ud. sepa entenderlo y disculparla.Es decir, tiró la pelota para otro lado. Es una lástima que él no haya pensado en la relación con los autores de la antología que editó.
Es interesante, por lo tanto, volver a pensar cuál es la función de editor. La tarea básica de este tipo de profesión es tratar con escritores que a veces tienen el ego demasiado desarrollado ("hay varios autores que se creen que son Borges", dijo el Carlos Gazzera, el editor de la Universidad Nacional de Villa María, en aquella reunión de Salta); imprenteros que buscan sacar la mayor ganancia a sus máquinas; libreros que miran con desconfianza a todo libro que no signifique una ganancia rápida; funcionarios públicos que buscan promover políticas culturales que dejen una marca en las historias de las instituciones; distribuidores que, por lo general, son los que llevan la mayor parte de lo que recauda y otros profesionales (diseñadores, correctores, etc.) que nos hacen pensar que es casi injusto que al autor de un libro le corresponda el diez por ciento del precio de tapa del libro. A lo mejor, por eso Víctor Hanne considera innecesario establecer buenas relaciones con los autores.
La antología que trata esta nota se realizó con extrema rapidez. Hubo una cantidad de ejemplares que fueron entregados a la Secretaría de Cultura de Salta, pero faltó una actitud similar hacia los escritores. Por otro lado, el editor no consideró importante la relación que debe establecer con los escritores. Por eso, el confío esa relación a una señorita ("una niña") que no estaba capacitada para hacer esa tarea.
Concluyo esta nota con lo que le contesté a Víctor Hanne: la culpa no es de la señorita.
Fotografía: Escritores en el Festival de Poesía del Norte Grande (¿quién pagó el libro que está en el centro de la imagen?). Gentileza del blog La nebulosa de fercita.
Un amigo poeta se casó a la misma edad con esta justificación: “¡Y qué se puede hacer en Jujuy después de los treinta años!”. Confieso que yo no estaba seguro de mi decisión matrimonial; en rigor, casi nunca estoy seguro de nada. Ni siquiera sé cómo responderé el día que mi hija me diga que está por empezar una convivencia. De lo único que estoy seguro es que su pareja no será del mundo literario. Afortunadamente, los padres lectores apabullamos a nuestros críos con demasiados libros y ellos terminan odiando todo lo que tengo tufillo a literatura y se dedican a vivir la vida. Y lo bien que hacen.
Sospecho, además, que los padres de una señorita en edad de merecer añoran para su hija un candidato que tenga solvencia económica. Por mi parte, me conformo con que no sea contador, remisero o policía municipal. Tengo sobrados motivos para no desearlos como parientes políticos y no pienso detallarlos en esta nota.
Sí quiero decir que es muy difícil que cualquier padre no levante una mirada de sospecha si su futuro yerno es alguien que trabaja con cosas intangibles como metáforas. Podemos ser borgeanos pero sabemos que las metáforas no dan de comer, ¿o no?
Imagen de poeta
Para colmo los poetas y los folkloristas han construido una imagen de bohemia que incluye a la noche, el alcohol y los amores fugaces. Una mezcla explosiva para cualquier familia políticamente correcta. Aclaremos que muchos borrachos se las dan de artistas porque así justifican su adicción, pero no tienen escrito ni una zamba que valga la pena tararear.
No obstante lo anterior, sospecho que esa imagen empezó a modificarse. Los mejores escritores actuales no se van de la universidad dando un portazo. Muchos son docentes, otros abogados, algunos periodistas y muy pocos son veterinarios, militares y odontólogos; todos tienen una formación enciclopedista muy sólida realizada con lecturas afiebradas.
Algunos ejemplos pueden ayudar a entender esto que digo: Jorge Accame, docente; Susana Aguiar, docente; Ernesto Aguirre, periodista part time; Alberto Elías Alabí, docente; Jorge Albarracín, docente y empleado bancario; Pablo Baca, abogado y legislador; Elena Bossi, docente; Mario Busignani, abogado; Patricia Calvelo, docente; Jorge Calvetti, periodista; Nélida Cañas, docente; Álvaro Sebastián Cormenzana, músico; Marcelo Vicente Constant, docente; Libertad Demitrópulos, docente; Raúl Dorra, docente; Fernanda Escudero, docente; Miguel Espejo, periodista; Andrés Fidalgo, abogado y docente; Raúl Galán, docente y funcionario; Godofredo Garay, abogado; Víctor Ocalo García, docente y arquitecto; Néstor Groppa, docente y periodista cultural; Mita Homs, contadora; Federico Leguizamón, comunicador social; Tito Maggi, odontólogo y docente; Estela Mamaní, docente; Marcelo Mariani, docente; José Luis Melano, docente; Ildiko Nassr, docente; Ángel Negro, veterinario; Raúl Noro, periodista y docente; Antonio Paleari, militar; Susana Quiroga, docente; Fortunato Ramos, docente; Carmela Ricotti, docente; Blanca Spadoni, docente; Ramiro Tizón, abogado; Héctor Tizón, juez; Sixto Vázquez Zuleta, docente; Luis Wayar, periodista; Domingo Zerpa, docente.
A muchos de estos escritores les sobran horas de potrero literario como a muchos universitarios les sobran horas de cursos de posgrado. Tanto unos como otros se miran con cierta envidia, justo es decirlo.
Hablar al flato
Leopoldo Marechal, un peso pesado de la literatura que estuvo postergado durante mucho tiempo por ser peronista, termina su célebre novela Adán Buenosayres con la frase: “Solemne como pedo de inglés”. Él sabía muy bien que ese final sería muy distinto si hubiese escrito “flato” en vez de “pedo”. Conclusión: no siempre hay que hacer lo literariamente correcto.
En nuestra provincia, la mayoría de las veces, los avisos que corresponden tanto a la publicidad como a la propaganda son hechos al reverendo flato. Así, cada vez que hay un aniversario o se conmemora una fecha, aparecen en los diarios numerosos avisos que dicen lo mismo: todos saludan, felicitan y desean buenos augurios de la misma manera. Si la musa inspiradora de estos improvisados “creadores” publicitarios se encarnara en una mujer, todos se acostarían con ella. O lo que es lo mismo: todos se engañarían entre sí. De hecho: casi todos se engañan a sí mismos cuando se definen como creativos publicitarios.
Pero la culpa no es del que crea el aviso, sino del que lo paga. Hoy, los mayores culpables de que existan malos avisos en los medios son los funcionarios públicos. Seguro que todos recordamos aquellos avisos que nos hartaron en el verano: “Maneje a la defensiva”. Fue en esa época que ocurrieron la mayor cantidad de accidentes de tránsito en nuestras rutas. A los creadores de esa frase habría que hacerles un juicio por el crimen de lesa publicidad.
Otra frase que carece de todo gancho y creatividad es el lema: “Trabajamos para todos los jujeños”. ¿No es acaso la premisa normal que debería tener cualquier gobierno democrático? ¿A quién se le ocurrió semejante genialidad? Pero la que es la peor de todas es aquella frase que, al lado de la palabra “Gestión”, coloca el apellido del funcionario de turno.
El poder de las palabras
Nuestros gobernantes (esos que dan las órdenes para que se paguen los avisos institucionales) deberían aprender que las metáforas sirven para abrir las mentes. Al revés de los avisos que ellos a menudo publican y que tienen una visión demasiado estrecha acerca de lo que quieren publicitar y carecen de vuelo poético. Sospecho que es muy difícil que entiendan esto que digo ya que, como lo expresó la directora de esta revista hace dos números, la secretaría de Cultura de la provincia paga por ediciones de dudosa calidad. Las obras y los autores, casi siempre, son incuestionables; lo dudoso, en este caso puntual, es la factura editorial.
Por el contrario, las empresas japonesas conocen bien el poder que tienen las palabras. La empresa Honda, por ejemplo, innovó en el mercado automovilístico cuando sus directivos dieron la orden de trabajar bajo una metáfora que sería críptica para muchos de nuestros funcionarios: “La teoría evolutiva del automóvil”. Ésa fue la metáfora que originó la creación del Honda City, el innovador coche urbano que desplazó a los aparatosos coches americanos que hasta entonces reinaban en el mercado.
Las metáforas, por lo tanto, son palabras que para más de un funcionario local sonaría a estupidez. Las metáforas son palabras que no contienen órdenes cerradas (recuerden las que citamos más arriba) y que contienen el germen del carácter imprevisible de la innovación.
Una última cuestión: ¿hace falta aclarar que las personas más capacitadas para hacer metáforas son los poetas? Hace falta: las personas más capacitadas para hacer metáforas son los poetas. No lo digo para que algún funcionario me contrate; lo digo para que mi suegra me siga invitando a comer tallarines los domingos.
Esta nota se publicará en La Revista, nº 34, San Salvador de Jujuy, julio de 2007.
1. No se presente sin dormir.
2. Si estudia hasta tarde consuma coca (la hoja, no la gaseosa) porque evita el sueño. Al otro día no se olvide de cepillarse bien los dientes.
3. Coloque un buen despertador o hable con alguien para que lo despierte (y que éste a su vez coloque un buen despertador o hable con alguien para que lo despierte y así sucesivamente).
4. No desayune un termo completo de mate cebado. Graves consecuencias no deseadas pueden sucederle.
5. Trate de llegar por lo menos diez minutos antes al aula. Considere el hecho de que vive en Jujuy. Que a menudo hay corte de calles. Que el colectivo urbano no siempre pasa. Que muchos de los que pasan no tienen freno. Mejor vaya en bici.
6. Antes de entrar al aula pase por el baño. En situaciones como éstas, las propiedades diuréticas juegan en contra.
7. Ya en el aula verifique que tiene lapicera. Por alguna razón inexplicable, los estudiantes cuando tienen hojas suficientes no tienen con qué escribir. Compruebe que la lapicera tenga tinta.
8. Si no tiene con qué escribir, coloque su mejor cara de idiota y diga en voz alta: “¿Quién tiene dos lapiceras?” o “¿A quién le sobra una lapicera?”.
9. Si, a pesar de lo ya expresado, usted llega tarde, no espera que su profesor corra presuroso hacia usted a dictarle las consignas de la evaluación. Por lo menos, ponga cara de desesperado.
10. Si no tiene idea nada, no ponga cara de examinar intensamente la manera en que se viste su profesor o, si es profesora, si ya se le han caído las gomas.
11. No se presente a un recuperatorio diciendo: “¿Me puede decir la nota de mi parcial porque yo no vine en toda la semana y no sé si me corresponde rendir?”.
12. No espere que el cielo le mande una señal sobre cómo contestar. Ni san Expedito lo va a ayudar.
13. Tampoco espere que descienda una musa inspiradora y le agarre la mano para que usted tenga buena letra. Lamento desilusionarlo: las únicas musas que existen son las de carne y hueso. Por lo general, sus nombres figuran en el baño de varones.
14. Si llegó una hora tarde al examen, y a pesar de eso lo dejan pasar, no solicite permiso para ir al baño. Aguántese que ya termina.
15. Si usted es mujer y está en edad de merecer, no se haga la seductora con el profesor. No muestre las piernas, ni se desabroche la blusa. No es el momento ni el lugar más adecuado.
16. No duerma en el parcial.
17. Si estuvo todo el tiempo analizando la geometría del capuchón de su lapicera, cuando el profesor solicite que presenten las hojas, no pida “cinco minutitos más”.
18. Si llegó hasta aquí, dedíquese a otra cosa y no simule estudiar. Siempre será mejor leer cualquier libro que esta pésima nota.