Mi amiga Ileana Medina Hernández hace unas horas colocó en
andariveles (perdón por la metáfora natatoria) distintos al amor como expresión
del corazón y la conducta tangible que se manifiesta en acciones concretas
(dar, acompañar, acariciar, permanecer, comprender, perdonar, aceptar). Ella
sostiene que es un síntoma de una cultura neurótica. Quizás tenga razón. Como
sea, a mí me hace pensar en la importancia de las palabras, en el uso de
metáforas que sugieren, agrandan y emocionan (también existen aquellas que
están desgastadas porque se convirtieron en un lugar común). Palabras que
invitan a la acción. Palabras que hacen que el amor se manifieste en acciones.
Por lo tanto, quizás la problemática está mal planteada. Tal vez tengamos que
sacar un cable que separa y dejar que por el mismo andarivel fluyan las buenas
metáforas y las acciones que ellas desencadenan. Escribo esto y siento que
entiendo mejor a Ileana. Entiendo que la palabra "corazón" ha sido
desgastada por malos poetas, malos administradores de la fe y pésimos
funcionarios públicos. Por mi parte, yo ("que nunca tuve otra religión que el cuerpo de una mujer") prefiero creer que el amor -si hay que
pensar en que vive en alguna parte del cuerpo humano- existe entre las curvas
de los pechos de una mujer. El corazón queda mejor en una tabla de anatomía o
en el mostrador de una carnicería. Por suerte existen buenas canciones que nos
reconcilian. Como la que cantan Fito y Ana Belén.
Notas de Reynaldo Castro publicadas en diarios y revistas. La mayoría de estos textos abordan cuestiones relacionadas con la literatura, las memorias de la represión de la última dictadura y la ciudad de San Salvador de Jujuy (ubicada en el norte de Argentina, América del sur).
martes, 7 de agosto de 2012
miércoles, 1 de agosto de 2012
COMO POETA, HÉCTOR TIZÓN FUE UN GRAN NARRADOR.
El gobernador
Eduardo Fellner dijo, según El Tribuno de Jujuy de hoy, “despido no sólo a un
gran hombre de Jujuy, sino a un poeta, a un hombre de la cultura, buen juez, un
hombre que ha marcado la trayectoria en la política, en lo ideológico en lo
cultural sino también a un hombre apreciado". Es saludable que los
funcionarios públicos se interesen por sus escritores. Sería más saludable si
pueden precisar los géneros literarios que han practicado esos escritores.
Tizón, para decirlo claramente, nunca escribió poesía. Por otro lado, como
juez, el gran narrador (y nunca poeta) ordenó detener el avance de una empresa
minera en la Quebrada de Humahuaca; nunca estará de más recordarlo. Todo esto
nos obliga a pedirles a los funcionarios públicos que cumplan con un deber
primordial: quedarse callados cuando no tienen nada para decir.
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