sábado, 6 de abril de 2013

Sudor (físico y mental)

 La primavera es una de las épocas de más trabajo en el campo. Ahí es donde  pretendo sembrar las patatas este año. Hay que darle la vuelta a la tierra, con mi fresita.
 Anteayer sembré  ahí unas pocas.
 Así quedó la tierra después de ese primer fresado. Pero las patatas, aunque la luna es adecuada, tendrán que esperar porque hay demasiada agua. Veinte días como mínimo, para tener de nuevo buena luna.
Si fuese cierto que la ley de Murphy se cumple, esa correa se me hubiese roto en pleno trabajo y hubiera tenido que ingeniármelas para traer la fresa empujando.
Pero, no: se portó como una valiente y aguantó hasta llegar a casa...
Como he hablado poco, mi cabeza no ha parado.
Ayer noche leí no sé cuantos correos y mensajes en el face sobre un desahucio que se ha parado al grito de "si se puede". Seguramente seré la oveja negra, pero no estoy de acuerdo: una cosa es parar un dasahucio de un banco, con cláusulas abusivas,  el piso tasado con sobrevaloración  y con  más que sobradas razones y otra cosa es impedir que el legítimo dueño de un piso, amparado por la ley, lo recupere.
Si la señora tiene Alzehimer (que aparentemente, no), si su hijo está en el paro y si todo está a su favor, que sea la sociedad la que se haga cargo de su caso. Lo que no me parece justo es beneficiar a una persona en detrimento de otra persona. Lucharé a favor de la justicia, no me interesa demostrar quién tiene más poder. Y eso es lo que trataban de demostrar ayer ¿si se puede ser injusto? sí, claro que se puede, pero no cuentes conmigo. Están empezando a manipular y mover a una masa irracional y eso no me gusta nada. Las cosas hay que estudiarlas seriamente.
Habrá quien piense que era justo parar el desahucio y quien crea que la injusta soy yo, pero si yo tuviese un piso alquilado y alguien de mi familia lo necesitase, me gustaría pensar que puedo ofrecérselo.
Y también estuve pensando con qué facilidad nos acostumbramos a las cosas buenas, a tal punto que dejamos de pensar en ellas y solamente las utilizamos:
¿Os dais cuenta de que hay un artilugio que cada día (si estais sanos) quita de vuestra vista la mierda y os la cambia por agua limpia?
Se llama Roca: sanitarios Roca.

martes, 2 de abril de 2013

Conversaciones

Sabeis que soy una mujer solitaria, pero eso no me impide ser una charlatana impenitente.
Hablo con todo. Con los animales es bastante normal: no conozco a nadie que los tenga que no mantenga con ellos largas conversaciones; también es habitual hablar con las plantas y cantarles , decirles piropos y animarlas a crecer y ponerse hermosas; lo mismo con los árboles, a los que acaricio el tronco y les pido que sigan floreciendo, engordando y regalándome sus frutos.

Hasta ahí, lugar común, cualquiera de vosotros, en mi lugar, lo haría.
Pero es que yo hablo también con las máquinas: con los coches que van delante (pero hombre, corre un poco, que quiero llegar pronto), que van detrás (ten paciencia, que hace unos días que pusieron detrás de un cartelón , una limitación de 60, para recaudar)...

También con el tractor...no, no le hablo de la herencia de Juanito, ni de las amistades peligrosas de Rajoy y de Feijóo (de la de Rajoy, ni se me ocurre, que por publicarla en el periódico obligaron a "dimitir" a uno), ni del desmantelamiento de la sanidad y la educación.
No. Les hablo de nuestras pequeñas cosas cotidianas: "qué bien te portas, cuánto me ayudas""qué haría yo sin ti", "cuánta falta me haces".

Todas mis máquinas escuchan como quien oye llover, aunque yo no me rindo y sigo hablando, que seguro que, en el fondo, les encanta.

Pero, no me creeríais si no lo vieseis: cuando me voy a la cama, el ordenador lo sabe y me pregunta ¿cerrar pestañas? yo le digo que sí
Y, en diez minutos, estoy dormida.

lunes, 1 de abril de 2013

Se acabaron

 las vacaciones. Uxía vino de Bristol y tuvo pizza especial con su nombre;
y "pulpo á feira" que por allá no hay;
 Picantones con guisantes y patatas
 y mi hermanita y yo alegrando la pestaña,
que los "pequeños" beben agua.
Y tarta de queso.
La semana, más que santa, fue mojada. Absolutamente pasada por agua.
Y aunque tanta lluvia acaba aburriendo a las mismísimas ovejas, yo me consuelo pensando lo feliz que va a ser Cuco con la cantidad de hierba que tendremos este año...
(A mal tiempo, buena cara)