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Sunday, March 20, 2016

DON NIX, In God We Trust, Shelter, 1971 (Discos a recuperar 16)


Por aquí adoramos a Don Nix. Desde que hace unos años descubrimos "Portrait" (1969), el debut del gran Sid Selvidge, un disco compuesto, arreglado y producido por Nix, no hemos dejado de investigar con avidez el rastro de este gran hombre de música. Lo que sigue a continuación es el texto que se incluía en la edición española (Discos Mediterráneo, 1976) de "Confiamos en Dios", el disco que Nix grabó para Shelter Records (el sello de su amigo Leon Russell) y que resume parte de su increíble biografía. Volveremos sobre el personaje.

Si hubiera que buscar a un hombre que fuera el prototipo de un sureño, Don Nix podría ser perfectamente uno de los elegidos. Su pinta, su manera de vivir, su música, todo encaja. Siempre se le suele ver con e clásico uniforme confederado o con un atuendo muy vaquero recorriendo con su gente los estados de sur.

Don Nix es uno de los grandes amigos de Leon Russell y una de sus características es que siempre le gusta estar rodeado de mucha gente. Se la ha visto normalmente en todas las grandes concentraciones de músicos, en bandas impresionantes que recorren todo el país con su espectáculo.
Nix procede de Memphis y fue uno de los muchos músicos que se enrolaron en el círculo de Leon Russell. Formó parte de una multitudinaria banda llamada New Electronic Horn Band, en la que había más de veinte músicos (Russell, Nix, Delaney & Bonnie, Don Preston, Carl Radle, ...). Tras esta experiencia, que no duró demasiado, Nix se marchó al sur otra vez y allí empezó a conocer gentes y a formar troupes ambulantes. Su gente eran los músicos más importantes de su ciudad, Memphis, y otros amigos preferentemente de Alabama, otro de los estados en los que se desenvolvía normalmente.

Quizás la banda más importante que ha tenido o formado es la de los famosos Alabama State Troupers. Hicieron una gira alrededor del 71 por casi todo el país y como recuerdo de esa gira se grabó un doble álbum llamado "Roadshow", francamente increíble y que en la historia de las grabaciones de discos en directo tiene que ocupar por fuerza un puesto preferente. En aquella troupe estaban Don Nix, Jeanie Greene, Furry Lewis, Zion Band (Wayne Perkins, Clayton Ivey, Ken Woodly, Tippy Armstrong...) y The MT. Zion Choir (Brenda Patterson, Carolyn Watkins, Marlin Greene...) un total de quince personas haciendo buena música.


La afición de Nix por formar grandes grupos se refleja también a la hora de la grabación de sus discos, en los que pide la colaboración de todos sus amigos de Memphis y Alabama. A su lado podemos encontrar siempre a Barry Beckett, David Hood, Wayne Perkins, Jimmy Johnson, Roger Hawkins,... en fin, los mejores músicos de Muscle Shoals (Alabama) y Memphis (Tennessee).
En este disco, grabado en los famosos Muscle Shoals Sound Studios y producido y arreglado por él mismo, Nix canta algunos de sus clásicos, como "Amos Burke", "Iuka" o "Will The Circle Be Unbroken", un tema tradicional que todos los sureños cantan por lo que representa para ellos. Lógicamente, Nix cumple con su obligación y realiza su versión.


Nix es un hombre básicamente de gospel, lo cultiva muy a menudo, aunque tampoco puede olvidar el "rock", pero su base es ese tipo de cantos. Seguramente es éste su disco más gospel y no hay más que fijarse en el título del álbum, que ya nos lo indica claramente, al igual que en los títulos de las canciones. En ese aspecto los coros que forma, tanto para sus grabaciones como para sus actuaciones, son únicos y tienen un merecido prestigio.

Últimamente Nix lleva un cierto tiempo sin realizar una de esas espectaculares jiras (sic) con su troupe y también sin grabar nada. Seguro que algo está tramando para volver a sorprender a todo el mundo con otra de sus numerosas bandas.

Aunque tiene ya unos cinco o seis años, escúchate bien este disco, que no ha perdido ni un gramo de sus frescura desde entonces y que te va a dar a conocer a uno de los hombres más representativos y trabajadores de la música sureña. Después, en el 74 tuvo otra banda que también hizo un recorrido por el sur y que se llamó The Don Nix/Larry Raspberry and the Highsteppers. Era una banda de unas quince personas en la que la otra figura era Larry Raspberry, un guitarra rítmica que casi siempre había estado al lado de Nix en sus grabaciones y que posteriormente le dejó para formar su propio grupo, pero sin dejar nunca de colaborar con Nix cuando éste se lo pedía.

Nix es un hombre que únicamente canta, y ocasionalmente toca la armónica. Es también un excelente compositor y algunas de sus canciones han sido muy versioneadas. Su canción más famosos es sin ninguna duda "Goin' Down", un tema del que existen unas veinticinco versiones, entre las que podríamos destacar las de Freddie King, J.J. Cale, Jeff Beck, Hydra y Savoy Brown & The Rocketts. También Nix ha realizado una importante labor como productor y en este campo ha producido álbumes para gente como Freddie King, John Mayall, Albert King, Delaney & Bonnie, o Beck_Bogert-Appice. Ayudó también a Russell y Harrison en la organización del Festival de Bangla Desh y estuvo en él cantando y reuniendo músicos.


Nix ha grabado hasta el momento cuatro álbumes: ese "Roadshow" del que hemos hablado con los Alabama State Troupers, "Living by The Days" para la Elektra, "Hobos, Heroes and Street Corner Clowns" para Enterprise (una rama de la Stax que el mismo fundó y de la que era presidente también) y éste álbum "In God We Trust" para la Shelter de Leon Russell.

Más Don Nix aquí.

Monday, February 02, 2015

MICHAEL KONSTAN, Michael Konstan, RCA, 1973 (Discos a recuperar 15)


Muy reciente descubrimiento por aquí, pero lamentablemente muy escasa la información a la que se puede acceder (el fantástico blog 18 Rodas se acordaba de él hace algún tiempo ya). Mike Konstan, debutó con un sencillo en onda folk-pop para MGM en octubre de 1966, "This Time / My Lovely One", cara A que abre también el vol. 11 de la serie Fading Yellow. A la vez la división discográfica de Phillips publicaba el único single del grupo de Nueva York Quadrangle, "She's Too Familiar Now / No More Time". Su cara A era una composición de Konstan y en la interpretación del grupo es todo un nugget garajero. Sospechamos pues que Konstan era nativo o, al menos, residía en el área de NYC.


Pero desde entonces no hay más rastro de Konstan hasta este LP que reseñamos, editado por RCA en 1973. De los créditos del disco descubrimos que el álbum se registró en los estudios del sello en Nueva York, y que como arreglista contó con los servicios del gran John Abbott: basta citar a Chiffons, Reparata & The Delrons, Left Banke, Montage, Dion, para hacerse una idea de por dónde van los tiros. Y es que el disco suena a glorioso anacronismo circa 1968 de soft y sunshine pop de exquisita factura... preciosas y evanescentes melodías que se van sucediendo una tras otra, maravillosamente arregladas e interpretadas por la fantástica voz de Konstan. Cuesta creer que esto se editase en 1973... uno hasta diría que el LP fue grabado mucho antes y dejado en barbecho hasta que alguien en la discográfica dio luz verde a su edición. ¡Hasta la portada tiene un aire 1968! Cosas más raras se han visto.

Y hasta aquí podemos leer. Konstan parece ser que se esfumó de la misma manera en que hizo su aparición: sin que nadie se enterase. Una pena. Sería bonito que un sello como Now Sounds, por ejemplo, lo rescatara del olvido arrojando luz sobre Konstan y añadiendo, en lo posible, otras gemas perdidas en el tiempo. Hasta entonces, la buena noticia es que el LP original es de sencilla localización y mínima inversión. Y como poco más podemos añadir, copiamos las notas de contraportada.



"The songs you are about to hear are representatives of a better, more positive time in my life. They are stories of love long gone but never forgotten, of the beautiful possibilities of love to be. They are the fantasies and longings of a romantic's endless quest for true love, a continuous attempt to recreate the once possessed original love. It is frustrating, not futile.

The beginnings and endings. The reruns and fresh starts. The soul searching and coming to grips with need. The fighting to alter the pattern enough so that having is more gratifying than desiring and reality more fulfilling than fantasy. The waiting and self-restraint. The fruit is tempting but not fully ripened. Wait, oh wait for her sweetest moments. Then taste. It's worth it. It's life.

There's your pretty cottage on that country lane. Go to it. You hear weeping trom inside. Step forward, do not be afraid of sorrow. One room is not a home-you'll find joy and laughter in another. The house will not stand without them. Sleep on, dream your dreams Wake up to and live them."
MICHAEL KONSTAN



Friday, February 03, 2012

GENE and DEBBE, Hear And Now, 1968 TRX Records (Discos a recuperar 14)


La primera vez que compré "Shake Some Action" fue en CD, la edición autraliana de AIM Records. Recuerdo el gran impacto que el disco tuvo en mí, claro, pero sobre todo recuerdo cómo, obsesionado como estaba por los artistas y grupos que firmaban su propio material, había un buen puñado de canciones en el disco que no venían firmadas por el tándem "Jordan-Wilson". Entre ellas "Sometimes" (sic), acreditada a Thomasson. ¿Quién era el tal Thomasson, compositor de una canción tan alucinante como aquella? Autor y canción quedaron grabados de forma indeleble en mi memoria. Pasé tiempo buscando, sin resultados, algo de luz en todo aquello. No fue hasta muchos años después que una cassette, de entre las decenas que un buen amigo me hacía llegar con regularidad, que incluía toda una cara de grabaciones de un tal Gene Thomas y entre ellas una vesión de "Sometimes", desveló, por fín, el misterio.


Y hasta hoy, cuando por fin tengo en mis manos este precioso LP. Un disco, y un dúo, del que creo que nunca había leído nada u odio siquiera reivindicar o recomendar. Y sorprende, por la calidad musical y por el relativo-pequeño éxtio que tuvieron: uno en realidad, "Playboy", que alcanzó en la primavera de 1968 un muy decente puesto en el Top 20 de Billboard, en cuyas listas se pasó además unas cuantas semanas. Suficiente para al menos mantenerles en los playlist de las emisoras de oldies durante años. Afortunadamente Sundazed recuperó en 2006 todas las grabaciones (algunas inéditas) del dúo en un coqueto CD que hoy se puede adquirir a precio de saldo, a nada que uno se moleste.



La historia la podríamos resumir en algo parecido a esto: Gene Thomas había nacido en Palestine, Texas, y en 1961 tuvo un pequeño éxito en solitario con "Sometime", una balada de aires country. Editada originalmente en el sello Venus, la canción tuvo la repercusión suficiente a nivel regional como para que United Artist la volviese a editar, a nivel nacional esta vez, a finales de 1961. Se quedó a las puertas del Top 50 de Billboard, pero ahí ha quedado como un pequeño clásico. Thomas siguió editando singles a través de Venus y United Artists, consiguiendo volver a entrar en listas gracias a una composición de Bobby Goldsboro y Roy Orbison, "Baby's Gone", en 1963. Poco después dejó aparcada su carrera como intérprete para entrar en nómina de la poderosa editorial de Nashville Acuff-Rose como compositor.

Cuando Thomas conoció a Debbe Neville, una aspirante a cantante de country, decidió volver a la interpretación. Escribió un puñado de temas para el dúo y se los presentó a sus jefes. Éstos, entusiasmados, les ofrecieron un contrato con la recién creada discográfica TRX, una subsidiaria de Hickory Records, propiedad a su vez de Acuff-Rose.



El debut de Gene y Debbe, "Go With Me" (escrita por Thomas) apareció a finales de 1967, pero no fue hasta la edición del siguiente single "Playboy" que el éxito, como decíamos, les sonrió. Ello auspició la aparición a mediados de 1968 de este su único LP "Hear and Now". Los dos singles que le precedían marcaban el tono de un repertorio superior: puesta la vista en las listas de country, lo que en realidad ofrecían era un preciosista folk-pop de voces aterciopeladas, que podían recordar claramente a otros dúos como Sonny and Cher, Nino and April Stevens o incluso por momentos a Nancy and Lee, y que trataba de acomodar ese aliento country con la sensibilidad más pop de la época (un poco de soft y un poco de sunshine, pop, ¡por supuesto!), consiguiendo ese raro híbrido que a grupos como los Everly Brothers tan buenos resultados artísticos, si no comerciales, les dió. Y es que uno se derrite ante la calidad del cancionero y las interpretaciones, donde tan pronto se deja caer un órgano a lo Al Kooper circa "Highway 61", una slide que te atraviesa el corazón, y toques de suave soft-pop de la mejor escuela. No en vano el productor de todo el material (los dos singles se incluyen en el álbum) es, nada menos, que Don Gant, más conocido entre los aficionados al pop más elegante de los 60 por sus producciones para los fenomenales Neon Philharmonic. Pero además de los sensacionales temas originales de Thomas, el disco incluye un par canciones escritas específicamente para ellos por el gran Mickey Newbury (muy amigo de Thomas), "Truly, Truly True" y "Anyway You Want Me". Newbury firma además las habituales notas de contraportada. Otros covers realmente notables incluidos son de los clásicos "Give Me A Sweetheart" y "Let It Be Me", que Gene y Debbe consiguen llevar a su terreno con tanta naturalidad como unos Everly Brothers. ¡Ahí es nada!

TRX siguió apostando por el dúo, editándose tres singles posteriores al disco, pero no llegaron a tener gran repercusión, con lo que el destino del grupo quedó tristemente sellado. Como hemos dicho la forma más fácil y cómoda de acceder a todas estas grabaciones es gracias a "Playboy. The Best of Gene and Debbe" editado por Sundazed en 2006. No lo duden, haganse el favor, nos lo agradecerán. Para más info sobre Gene Thomas acudir aquí.

Thursday, March 17, 2011

MICKEY NEWBURY Looks Like Rain, 1969 Mercury (Discos a recuperar, 13)

No es, el de Mickey Newbury, uno de esos nombres instantáneamente reconocibles o familiares para el común de los aficionados. Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, algunas de sus creaciones sí que deberían, al menos, provocar una mueca de afirmación. Es el caso de "Just Dropped In" o "American Trilogy" que, en las versiones de Kenny Rogers y Elvis Presley respectivamente, dieron popularidad y un mínimo reconocimiento al señor Newbury. Y sin embargo, como también suele ocurrir en estos casos, entre sus colegas de profesión, Mickey era una inspiración constante, alguien admirado y capaz de provocar los más encendidos elogios de su persona y su obra. Así Kris Kristofferson, en las notas de contraportada de este LP que hoy traemos por aquí, decía de él: "Mickey Newbury es un artista en el sentido clásico del término, no confundir con la más extendida en el show-biz: cualquiera que se pone detrás de un micrófono o interpreta en un escenario". A lo que Johnny Cash apostilla: "Newbury es un poeta".

Descubrí la música de Newbury gracias a un amigo inglés que tenía a bien surtirme con innumerables cintas de los más diversos y a veces oscuros compositores y cantautores, sobre todo norteamericanos. Uno de sus envíos contenía el CD titulado "Nights When I Am Sane", un directo de 1994 que simplemente me dejó noqueado, ¿"qué" era aquello? Desde luego no había escuhado muchas cosas que se le parecieran. Voz y guitarra, y unas canciones que no se sabe muy bien de dónde vienen. Le siguieron un par de cintas con buena parte de su discografía clásica... y después he ido procurando hacerme con esos discos..."Frisco Mabel joy", "Sings His Own" y hace algún tiempo ya que conseguí una inmaculada copia de este "Looks Like Rain", una de las joyas de la corona.

Era su segundo disco, y Newbury quiso desquitarse de la decepcionante experiencia de la grabación de "Harlequin Melodies", su debut de 1968 para RCA . Aunque creo que se trata de un disco igualmente mágico, Newbury quedó muy descontento con la producción de Felton Jarvis, y cuando fichó por la discográfica Mercury exigió para sus discos ejercer él mismo las labores de producción o, al menos, poder elegir al productor. Aquí el tándem Jerry Kennedy/Bob Beckham consigue crear una atmósfera íntima y mágica que envuelve todo el álbum. Concebido como un disco conceptual, los sonidos de la lluvia se escuchan entre canción y canción, estamos ante un trabajo que desafía cualquier tipo de clasificación... delicado pero intenso, lleno de arreglos tremendamente imaginativos a la vez que sutiles y delicados, que le dan esa continuidad que te impide desconectar y que te arrastra de principio a fin, subyugado por una belleza única. Kristofferson comparaba la escucha del disco, con una sesión de canciones tocadas de noche en el silencio de la habitación de alguien... sonando a veces como los viejos ecos de un pasado olvidado y, otras, como el oscuro misterio del espacio. Y escuchando el disco uno puede imaginar perfectamente la escena: una cálida noche de tormenta en una destartalada habitación en Nashville, Newbury guitarra en mano desgranando una a una sus mágicas canciones... para sus amigos músicos (los Buttrey, Moss...) y escritores (Gantry, Kristofferson, Swan, Fritts...) de aquella irrepetible generación y escena que alumbró Nashville a finales de los sesenta. Y luego están las canciones, algunos de sus temas más recordados: "She Even Woke Me Up To Say Goodbye", "33rd Of August" o la mítica "San Francisco Mabel Joy"... todas magistrales, emocionantes, redefiniendo una y otra vez lo que un compositor y un cantante de country podía o no hacer.

La influencia de la música de Newbury, afirman, fue fundamental en el movimiento Outlaw de los 70 (sobre todo por ser uno de los primeros en plantarse ante el establishment de Nashville), y de hecho su patronazgo sirvió a gente como Townes Van Zandt (con quién escribió un buen puñado de temas, algunos de los cuales interpreta Newbury en su primer disco) o Guy Clark, a quienes por lo visto abrió más de una puerta en la industria. Sus canciones siguieron siendo versionadas y Newbury editó unos cuantos discos a lo largo de la década de los 70. Pero, a pesar de las buenas críticas que siempre recibieron ninguno tuvo gran repercusión comercial. Retirado del mundo de la música durante los ochenta, volvió a grabar y tocar en directo a finales de esa década. Falleció en 2002, a los 62 años después de una larga batalla contra la fibrosis pulmonar que padecía.


Hoy en día solo está disponible como parte de una caja de 8 CD's con otros tantos LP's de Newbury. Sin embargo, hace unos meses la revista inglesa Uncut, en un artículo retrospectivo, anunciaba la reedición de este disco para comienzos de este 2011. Esperemos que así sea.

Thursday, July 22, 2010

THE SIDEWINDERS, same, 1972 RCA (Discos a recuperar 12)

Ayer tuve la suerte de ver en concierto, una vez más a Patti Smith, y como siempre, el atractivo extra que presenta semejante oportunidad es poder ver también a su inseparable Lenny Kaye a la guitarra. Ya veis, Lenny es uno de esos personajes tan queridos por aquí. Lo que me ha traído a la memoria el álbum que hoy comentamos. Parece mentira que con la cantidad de discos y referencias obscuras e ignotas que mes a mes se recuperan en infinidad de reediciones, aún queden discos como éste languideciendo en los archivos de alguna discográfica, esperando una nueva oportunidad de ser apreciados y re-descubiertos. El nombre clave aquí, y el que nos llevó hasta el disco, es el de Andy Paley, otro gran favorito por aquí. A comienzos de los 70 un jovencísimo Andy se traslada a Boston con la idea de formar un grupo. The Sidewinders surgen de las cenizas de Catfish Black, y en su formación original están Andy como vocalista (también toca la harmónica en algunos temas), Eric Rosenfeld (guitarra), Mike Reed (guitarra), Leigh Foxx (bajo), y Henry Stern (batería). Sus primeros directos llaman más la atención de la escena neoyorkina centrada alrededor del mítico Max’s Kansas City (Warhol es un asiduo, y pone a Andy Paley en la portada del primer número de su revista Interview). Dennis Katz cazatalentos de RCA (había fichado a Bowie, los Kinks y a Lou Reed después de que éste abandonase la Velvet) no duda en ofrecerles un contrato. Entran en el estudio con la idea de ser producidos por Richard Robinson (productor de Reed), pero finalmente esta tarea recae en Lenny Kaye, entonces crítico y estudioso de la música pop y, más tarde, guitarrista de Patti Smith, claro. Precisamente en 1972 aparece el histórico doble LP “Nuggets”, producido y anotado por Lenny Kaye. Andy Paley y Eric Rosenfeld ejercen de faros guía del grupo, componiendo todo el material. El disco es una fenomenal muestra de canciones inspiradas tanto en el rock n’ roll de los 50, como en el pop/beat de los 60. Están a punto de convertirse en grupo de absoluto éxito, pero se quedan a las puertas. Andy, por su parte, entabla relación y contacto con numerosas personalidades de la “inteligencia” del momento, y se convierte en el favorito de críticos y demás, recibiendo parabienes y alabanzas incontenidas de gente como Lester Bangs o Andy Warhol. El propio Lester Bangs, en la crítica que realiza en la revista Creem, en agosto del ’72, con motivo de la edición del primer y único LP de los Sidewinders y hablando de su directo dice lo siguiente: “allí se liberaba toda aquella energía juvenil y vivaz, la misma que escuché en el disco “Five Live Yardbirds”, y en algunas actuaciones de MC5, y en pocas y preciosas experiencias de rock en directo más”. Un directo que le hace recuperar la fe al Sr. Bangs, y que a la vez le hace esperar el “éxtasis instantáneo” del primer disco del grupo. Los únicos peros que encuentra en el álbum hay que buscarlos en un sonido que, comparado con su directo, queda en parte empobrecido, castrado, “under-produced”. Pero las canciones ahí están “O Miss Mary”, “Got You Down”, “Reputation” o “Rendezvous”, y la actitud y sonido del grupo no eran sino un soplo de aire fresco en una época en la que la atmósfera comenzaba a enrarecerse. Lester Bangs de nuevo: “Los Sidewinders son el tipo de grupo que no necesita darse ningún aire. Ellos LO SON, así que simplemente van y lo HACEN”. Los Sidewinders vendieron una cantidad importante de copias de su disco, pero no la suficiente como para dar el gran salto, y optaron finalmente por seguir cada uno su camino, por separado. No están del todo claras, sin embargo, las razones de esta ruptura (Andy se mostraba reacio a hablar de ello en entrevistas de la época), pero el hecho es que Andy comenzará a ejercer por su cuenta, aplicándose como hábil multi-instrumentista en múltiples frentes. Su amiga Patti Smith se lo llevará de gira por Europa, en sustitución de su teclista habitual Richard Sohl, que se había puesto enfermo a última hora. Otra colaboración ilustre de este periodo es la que realiza para Elliott Murphy en su tercer disco, “Night Lights” (RCA, 1976). Después vendría la formación de The Paley Brothers, junto a su hermano Jonathan, con los que grabaría un único e irrepetible álbum para Sire Records en 1976, del que sin duda nos haremos eco en un futuro próximo. Mientras tanto procúrate una copia del álbum de los Sidewinders, nos lo agradecerás.

Saturday, February 20, 2010

DOGS, Legendary Lovers, Epic 1983 (Discos a recuperar 11)


Francia nos ha dado a Francoise Hardy, Michel Polnareff o Serge Gainsbourg. Grandes, grandísimos, todos ellos de la música popular. Pero en lo que a grupos de rock 'n roll se refiere, ¿cuántos nombres del calibre de los citados se te ocurren? ... A mí, sin duda alguna, sólo se me ocurre uno: los Dogs. Ah, los Dogs. Los Dogs de Dominique Laboubée. Los Dogs, ¿el mejor grupo francés de rock'n'roll? Tal vez. Me ocurre con ellos otra de esas "liaisons" especiales... En pleno proceso adolescente de descubrimiento de los icónos del pop (Dylan, Velvet, Who, Creedence, Stones, Bowie...) y entrando ya en el punk (Clash, Pistols, Jam, Heartbreakers...) creo que los Dogs fueron uno de los primeros grupos "underground", por así decirlo, que se cruzaron en mi camino. Un amigo en clase tenía la entonces reciente reedición en disco doble de sus dos primeros álbums "Different" y "Walking Shadows". Aquellas portadas prometían! Paralelamente cayó en mis manos un ejemplar del fanzine "La Herencia de los Munster". En su nº 10, entre otras lindezas, había un artículo en profundidad sobre ellos...

Originarios de Rouen, en la zona de Normandía, el grupo se formó en 1973. Hasta la publicaicón en 1978 de su debut discográfico (el mítico single "Charlie Was A Good Boy/19/No Way", que Robin Wills recuperaba hace nada en su magnífico blog), darán conciertos, interpretarán significativos covers (Stooges, Standells, Pretty Things, 13th Floor Elevators...), Dominique compondrá sus primeras canciones, y vivirán el cisma que dará lugar a la formación clásica del grupo: Dominique (voz y guitarra), Huges Urvoy (bajo) y Michel Gross (batería). Con esa fromación registran sus dos primeros LP's para la discográfica Phillips, que les colocarán en un lugar privilegiado dentro de la escena francesa. Para la grabación de su tercer LP, "Too Much Class for the Neighbourhood", incorporan a Antoine Masy Perier a la guitarra y fichan por Epic Records, consiguiendo así el respaldo que necesitaban tanto artístico como monetario para llevar su prometedora carrera más allá. Así se inicia la etapa más fructífera a todos los niveles del grupo. "Too Much Class..." editado a mediados de 1982, grabado en Londres y con producción a cargo de Tony Platt, supone para muchos de los fans del grupo su cima artística. Y ciertamente se trata de uno de los mejores ejemplos de rock 'n roll exultante y vitalista firmados en los ochenta.

Después de una gira por toda Francia y de hacer 15 fechas por el Reino Unido abriendo para Dr. Feelgood, los Dogs se convierten en la gran esperanza blanca del rock francés. Y es en este contexto donde se fragua el disco que hoy nos ocupa (grabado nuevamente en Inglaterra bajo la producción del gran Vic Maile -responsable del sonido de los primeros discos de los Jam, Inmates o los mismos Feelgood-). No sé si es el mejor disco de su carrera, pero a mí me gusta especialmente porque tiene todo lo que hacía al grupo tan especial: clase, estilo, actitud, y sobre todo un ramillete de canciones realmente invatible. Claro que los Dogs no eran un grupo surgido en la explosión punk que más tarde evolucinó hacia derroteros más melódicos y calmados. Lo suyo venía de antes, de mucho antes. De la mejor tradición del rock 'n roll. La que representaron en los 70 los Flamin' Groovies, trazando el arco que va desde "Flamingo" hasta "Jumpin' In the Night". Ya lo dejaban patente desde el título de su clásico debut, "Different". Ellos lo eran. Desde ese trallazo que abre el disco titulado "Little Johnny Jet" y hasta el final, "Legendary Lovers" es un compendio de lo mejor que el rock puede ofrecer: frescura, diversión, una forma de entender la vida y de vivirla. Al otro lado del Atlántico estaban los Plimsouls, y a éste los Dogs.

Viendo en Gazteszena a los Hi-Risers el otro día abriendo para Roy Loney y Señor No, me acordé de los Dogs, y me dí cuenta, una vez más, de lo difícil que resulta hacer lo que ellos hacen: que lo difícil parezca fácil, que el rock suene a rock. "Lo difícil podemos hacer ya mismo, lo imposible puede llevarnos algo más".

Friday, November 20, 2009

THE PALACE OF LIGHT “Beginning Here And Travelling Outward” Bam Caruso, 1987 & MABEL JOY “Wish I Was” Bam Caruso, 1993 (Discos a recuperar 9 y 10)

Ya habíamos traído al sello Bam Caruso por aquí con anterioridad (el disco de Nick Haeffner). Favorito entre favoritos, sin duda, de esos que intentas coleccionar todo. Aparte de su pionera labor, durante los primeros ochenta, en el descubrimiento de las joyas ocultas de la psicodelia inglesa de los sesenta, de acuñar el término freakbeat, y de marcar los pasos a seguir en Europa para todo sello de reediciones que ha venido después, conviene reivindicar también su labor editando alguno de los grandes discos ocultos de los ochenta. Como éste que hoy nos ocupa. Phil Smee (capo de Bam Caruso) los definía así: “The Palace Of Light eran uno de nuestros secretos mejor guardados. Un grupo de tipos afines que se postraban ante el altar de Cyrus Faryar, Fred Neil, Scott Walker y Mickey Newbury, y que tenían un cantante con una voz impresionante. Su disco de debut contenía temas de proporciones épicas y debería estar disponible de nuevo.” Bien cierto. Alejados de los excesos de producción de los ochenta (que lastraron tantos buenos discos), pero recogiendo a la vez lo poco bueno de esa época, “Beginning Here…” es un disco de pop-rock de difícil catalogación. Canciones enormes, de emoción a flor de piel, bordeando la épica como decíamos, que a nosotros por momentos nos traen a la cabeza lo mejor del pop-rock australiano de entonces, The Church, los Triffids o incluso los Go-Betweens, y también grupos americanos como American Music Club. El peso del grupo lo llevaban las personales canciones de Mark Brend (guitarra) y Geoff Smith (voz y guitarras), y se completaba con el multiinstrumentista Matthew Gale. Además de las influencias americanistas citadas encontramos en su sonido pocos rastros que los delaten como el grupo inglés que eran.

Únicamente editaron este LP, además de un EP de 12” que contenía 3 canciones (una de ellas no incluida en el álbum) y un single, todo ello también en Bam Caruso. Pasaron unos años, un pequeño cambio en la formación (sustituyeron al batería), y The Palace of Light reaparecieron como Mabel Joy en 1991 con un single autoeditado que contenía dos perlas del calibre de “Catherine” y “Books”, tal vez lo mejor que llegarían a grabar. Fue precisamente esta última canción la que nos introdujo en la música de Palace Of Light / Mabel Joy, pues aparece en el recomendabilísimo “Head Sounds from the Bam-Caruso Waxworks, Vol. One” editado por RPM hace ya casi diez años, y que hace un repaso a través de 22 temas de la historia del sello con notas a cargo del propio Phil Smee. Curiosamente el tema lo acredita Smee a The Palace of Light, cuando en realidad el grupo ya había cambiado de piel.

Mabel Joy sólo llegaron a editar un CD titulado “Wish I Was” (1993) que, curiosamente, fue la penúltima referencia que editó Bam Caruso. Pero, ¡qué disco! Doce canciones sin piedad, emocionantes hasta el tuétano. Abrazando referencias más americanistas (folkies como Tim Buckley –se incluye cover de su "Buzzin' Fly"-, Tom Rush o Tim Hardin) pero sin ceñirse a estilo alguno y siguiendo su propia visión. Supongo que hacían el tipo de música destinada a ser degustada y apreciada por una minoría. Nick Robbins, productor del disco (y en la actualidad eminencia gris detrás de multitud de lanzamientos de sellos como Rev-Ola o Ace), ya daba pistas cuando apuntaba en las notas del disco que la meta sería conseguir capturar el sentimiento de un grupo tocando en directo con un mínimo de artificio técnico. Aquí me recuerdan, por momentos, a los American Music Club de “California”, aunque los bonitos arreglos de cuerda y las voces femeninas que acompañaban muchas de las canciones, les sitúan una vez más en un terreno propio e intransferible. Es de suponer que el disco pasó totalmente desapercibido, ya que resulta harto difícil encontrar información sobre el mismo o siquiera localizar una copia del disco. En fin, yo les recomendaría que los buscasen sin descanso, tanto el CD como el single, y ya me dirán!


Finiquitados Mabel Joy, Brend y Gale formaron en 1995 Fariña (¿una nueva referencia a los folkies que tanto les gustaban?) y como tal han editado hasta la fecha un par de muy recomendables discos para Pickled Egg Records. Pero esa es ya otra historia que merece discusión aparte. Como curiosidad final apuntar que Mark Brend es el autor del apreciable “American Troubadours” (Backbeat Books), un repaso a las carreras de algunos de los más significativos cantautores americanos de los sesenta y primeros setenta (¡se acuerda de David Blue!). El círculo se cierra.

Sunday, June 21, 2009

VAL STÖECKLEIN “Grey Life”, Dot, 1968 (Discos a recuperar, 8)

Uno de los placeres que los buscadores de perlas escondidas más apreciamos es cuando, revisando las cubetas en una disquera cualquiera, nos topamos con una portada de un disco que nos llama la atención, que de alguna forma, por alguna razón, nos atrapa. Nada sabemos sobre él, sólo que con esa portada la cosa muy mal no nos puede ir. Entonces escudriñamos la contraportada en busca de algún dato que nos sitúe: productor, arreglista, músicos, fechas, estudios… Pero nada, o muy poco nos revelan estos datos (si los hay). Con suerte, podemos sacar el disco de su funda y nos afanamos, en un desesperado último intento por confirmar la ascendencia de nuestro hallazgo, por ver si de entre los créditos de las canciones algún nombre nos puede confirmar nuestra primera impresión. Aceptamos el riesgo y pasamos por caja…

Algo parecido me sucedió con este disco de Val Stoëcklein que encontré hace unos años en una curiosa tienda de Amsterdam (en su planta noble vendían ropa y complementos para skaters pero en el sótano disponían de una bien nutrida tienda de discos) por tan solo 7,50 euros. Sólo con ver la portada ya tenía decido comprar el disco. Además en los créditos figuraba como productor Ray Ruff y los estudios Gold Star de Los Angeles, y leyendo las notas se revelaba que este sujeto de curioso nombre había liderado a los Blue Things. El año de edición 1968. No había duda.

Entran los primeros acordes de una guitarra de doce cuerdas, los preciosos arreglos de cuerda y finalmente la voz, y uno intuye que entra en un terreno conocido: aquel que ocupan los Gene Clark, Ron Elliott, Bob Lind o Nilsson. Estos son los primeros referentes que me vienen a la cabeza, tal es la envergadura del talento de este hombre. Se trata de un repertorio de canciones tristes e introspectivas, agrandadas por los arreglos de Dick Hieronymus, un profesional alejado del mundo del pop. Sin embargo, el efecto de esta mezcla de canciones acústicas con arreglos “bombásticos” confiere al conjunto un poderoso atractivo. Once canciones de melodías portentosas, personales introspecciones narradas por la singular voz de Val. El disco deja un profundo poso de melancolía, pero resulta a la postre irresistible, y uno se encuentra retornando a él una y otra vez. Como sucede con el disco homónimo de Gene Clark.

Como supondréis el disco pasó totalmente desapercibido, pese a que Ray Ruff (entonces A&R de Dot Records) orquestó una ambiciosa campaña promocional. Pero Val se negó a tocar en directo y el imprescindible hit-single que necesitaba nunca llegó a materializarse. Pese a que grabó un nuevo single para Dot, la carrera de Val llegó a un punto muerto. Continuó trabajando para Ruff, escribiendo canciones para otros artistas, pero nunca más volvería a grabar bajo su propio nombre. Años después abandonó L.A. y retornó a su Kansas natal a mediados de los ochenta. Pese a que según parece grabó un buen puñado de maquetas a lo largo de varios años, ninguna ha visto la luz del día. Poco antes de su primer viaje a L.A. en 1967 había pasado tiempo en una clínica donde le diagnosticaron un trastorno bipolar: esto explicaría su errático comportamiento. Cuando fue hallado muerto en su casa a los 52 años en 1993 ni siquiera apareció un obituario en el periódico local de Hutchinson (una tranquila población en el Sur de Kansas, donde vivía). Su familia adujo un problema cardíaco como causa de la muerte. Sus amigos hablaban de un tipo tímido, sensible, y frágil.

Tal vez después de todo, esta portada fuera la perfecta descripción de este hombre y su vida. Fijaos bien ella. El disco se encuentra disponible hoy en día a través del sello Fallout con el añadido de los dos temas del single posterior al álbum.

Friday, April 03, 2009

BB SIN SED "Casa Doce" , DiscMedi/Blau, 1991 (Discos a recuperar, 7)

Si me lo permiten, y siempre desde nuestro particular punto de vista, uno de los mejores discos de pop-rock que se ha hecho en este país. Si las cuentas no me fallan éste era el tercer trabajo de estos catalanes (de Sabadell, para más señas), tras un primer mini-LP y su estreno en disco grande con "Sed de Sed". Yo les conocí con este último y me maravillaron sus melodías (una mezcla del mejor rock americano y, ¿se puede decir?, el cancionero polpular en lengua castellana), sus letras y esa actitud de "rockeros ilustrados". "Casa Doce" es una lección de cómo hacer canciones vibrantes, emocionantes y sin fecha de caducidad; historias impregnadas de un romanticismo hoy en día tristemente en desuso. Tenían la suerte de contar con uno de los mejores letristas en castellano que ha habido en este país, su cantante Xavier Vendrell (cuyo parecido con Nick Cave es sorprendente), y con un guitarrista exquisito, Remember, que podía pasar de la fina y sutil filigrana a la visceralidad de un Robert Quine, al servicio siempre de la canción y no al contrario. Parece que su formula es muy sencilla, pop-rock de toda la vida, pero la realidad nos demuestra que no lo es. El hacer que lo difícil parezca fácil sólo está al alcance de unos pocos, gente con talento sin duda. Sin hacer un gran esfuerzo de memoria, y para que el lector se sitúe, podíamos citar a La Rosa, Cosecha Roja/Burgas Beat o a José Ignacio Lapido (091) como referentes cercanos, aunque la propuesta de BB Sin Sed merece ser considerada única y personal, con un universo propio en temas como "Tesoro de Palabras", "Piedra de Aguilas", "Fenomenal", "Angel de Soledad" o "Huracán" por resaltar sólo algunas de estas doce joyas.

Después publicaron "Ahora" (1997), que suponía una propuesta sonora más arriesgada que ésta, pero sustenda por los mismos mimbres de siempre: canciones memorables. No muchos les recuerdan hoy en día, pero pocos grupos pueden presumir de un legado tan sólido. Desconozco si siguen vinculados a la música de alguna manera. Si alguién tiene alguna pista sobre ellos que nos lo haga saber, por favor. Grandes.

He encontrado este videoclip de "Ases de Pic", una canción de su mini-LP de debut para DRO.

Sunday, March 29, 2009

BLUE: "Blue" RSO, 1973 (Discos a recuperar, 6)

Descubrí este disco gracias al fanzine de mi buen amigo Manolo Martos, Mockba 80. En un número que me llegó en las navidades de 2003, celebraban la reedición en CD de este disco del que, contaba Manolo, tantas elogiosas críticas y alabanzas había leido. Inevitable, uno siempre sucumbe a estos discos que vienen precedidos de un aura casi mítica y que su difícil localización magnifica, de forma excesiva muchas veces. Y no se vió decepcionada esta expectación por lo que aseguraba era un clásico del mejor pop proveniente de las islas británicas de primeros de los setenta. Ah!, parecía sin duda un nuevo nombre que añadir a la lista de sagradas "B"s de esa época: Badfinger, Big Star, Blue Ash...


Poco tiempo después tuve la suerte de encontrarme una copia original del disco (edición americana) en una tienda de Berlin, ¡qué momento! Por sólo 9 euros me llevé un disco que de manera casi inmediata se conviritó en favorito. Blue eran un trío escocés formado por Ian McMillan (bajo, guitarra, voz), Timmy Donald (batería) y Hugh Nicholson (guitarra y voz), que provenía de The Poets y The Marmalade, nada menos. Llegaron a editar hasta cuatro discos en los setenta, algunos bajo el auspicio del sello de Elton John Rocket Records y del propio John produciendo, y tuvieron un éxito en las listas británicas con el tema "Gonna Capture Your Heart", antes de su separación en 1979. Sin embargo, y aún a riesgo de meter la pata (pues no hemos escuchado el resto de su discografía), diremos que éste es su mejor momento. El disco se abre con la invatible "Red light Song", temazo de inigualable aliento melódico que señala a las claras por donde van los tiros: a mí no se me ocurre mejor referencia que unos Badfinger pelín menos dramáticos. Le sigue "Look Around" una canción de tiempo más acelerado al estilo de los más rockeantes Badfinger. Por el contrario "Someone" nos remite sorprendentemente a los NRBQ, con ese ligero toque country-pop, que retoman más adelante en "Timi's Black Arrow" (único tema firmado por el batera) y "Let Me Know". Pero es en los medios tiempos donde estos escoceses sobresalen de manera excelsa: "Sunset Regret" (nuevamente la sombra de los Badfinger más melodramáticos), "I Wish I Could Fly" (aquí recuerdan un poco a Big Star) o la que cierra el disco, la grandiosa y breve (apenas minuto y medio) "Sunshine or Falling Rain".

MacMillan, Donald & Nicholson

Pese a que, como decíamos, el disco fue reeditado en CD en 2002 por el sello The Record Label, no resulta fácil hoy en día dar con él. Más sencillo parace localizar una copia original a buen precio. Curiosamente fue hace pocos días, en una feria de discos (aún existen, sí), cuando tuve la oportunidad de recomendar a mi amigo Edgar este disco. No lo conocía y le aseguré que no quedaría defraudado... En casa recuperé ávidamente el disco y creo que no exagero si apunto a que "Blue" no tiene nada que envidiar a los mejores Badfinger... este disco está a la altura de lo mejor que hicieran los galeses. Dicho queda.

Saturday, May 10, 2008

CHRIS GANTRY "Introspection", Monument, 1968 (Discos a recuperar, 5)

Volvemos a nuestra serie de discos que esperan una reedición en toda regla, con un álbum muy especial para nosotros. Cuando le pedimos a Kim Williams (The Summer Suns) que nos indicase sus 10 canciones preferidas, entre las joyas que seleccionó como primordiales en su educación musical había una que desconocíamos y nos dejó intrigados: “Dreams of the Everyday Housewife”. Nada sabíamos tampoco de su intérprete y autor, un tal Chris Gantry. Pero poco tiempo después un buen amigo, enamorado y obsesionado con toda una serie muy concreta de cantautores norteamericanos, de entre la multitud de k7's con las que nos ensanchaba los horizontes musicales, nos hizo llegar, por fin, el álbum que contenía este tema y que no es otro que el que hoy nos ocupa. Y quedamos prendados no sólo de la canción en sí, sino de las restantes 9 canciones que lo conformaban.

Pronto descubrimos que el tema es muy conocido gracias a la versión que Glen Campbell llevó al éxito en 1968, y pese a que un gran número de artistas han grabado las canciones de Gantry (Johnny Cash o Sonny Curtis, entre otros), lo cierto es que el personaje sigue siendo un desconocido. Chris Gantry nació en Queens, Nueva York, a finales de 1942, pero fue en Nashville, a donde se mudó con apenas 20 años, donde encontró una escena floreciente y unos jóvenes compañeros que pronto harían historia en la música popular americana. Como compositor fichó para la compañía editorial que dirigía Marijohn Wilkin, Buckhorn Music. Wilkin, una profesora que lo había dejado todo (familia, trabajo, posición social) por la música, además de ser una excelente compositora –ojo, suya es “Long Black Veil”- tenía un talento innato para reconocer el talento que en esos momentos estaba llegando al Music Row de Nashville a espuertas: Mickey Newbury, Tony Joe White, John Hartford, Billy Swann, Donnie Fritts, Billy Joe Shaver y, sobre todo, Kris Kristofferson. Es con este grupo de talentos con los que Gantry forma un clique dedicado a competir entre sí por ver quien aguantaba más de fiesta y, de paso, escribía una canción mejor que la anterior. El propio Newbury llegó a comparar Nashville entonces con Paris en los años veinte o Hollywood en los treinta. O por buscar un referente más cercano, la escena del Greenwich Village de primeros de los sesenta. Todos se influían entre sí, buscando esa frase, giro en la melodía, que hiciese que el resto envidiase su originalidad. Así era Nashville entonces. O mejor dicho, la escena que se mantenía al margen de su tradicional y siempre bien engrasada industria.

Otro personaje clave en nuestra pequeña historia es Fred Foster, dueño no sólo de la editorial Combine Music, sino de la discográfica Monument Records (Roy Orbison había sido su cliente más importante en la primera mitad de los 60). Cuando el contrato de Gantry finalizó con Buckhorn, Foster le ofreció fichar por su editora, prometiéndole mejor suerte para sus composiciones. La promesa se hace realidad cuando Glen Campbell alcanza un formidable éxito con “Dreams of the Everyday Housewife” (#3 en las listas de Country, y #32 en las de Pop) y el futuro inmediato de Gantry no puede ser más prometedor. Así graba en los propios estudios de Foster en Nashville “Introspection”, su disco debut. Diez canciones enormes, de melodías subyugantes, que mezclan las maneras excelsas de Mickey Newbury, la imaginación en los arreglos y melodías de Tupper Saussy (Neon Philharmonic) y la ilimitadas posibilidades que aquel momento único ofrecía. Sugerentes títulos como “Louisville-Nashville Southbound Train”, “Jamaica Avenue” o “Mexico Rain” forman parte de un repertorio sin fisuras, excelso como pocos aupado por una producción y arreglos (¿tal vez Bergen White?) que lo convierten en una joya difícil de imitar o comparar. Si se fían de nuestra humilde opinión, este disco merece el status de clásico, y nada tiene que envidiar a los legendarios primeros esfuerzos de los citados Newbury o Kristofferson. Grande.

La importancia e influencia de Gantry en estos años y entre sus colegas queda patente en las palabras con las que Kristofferson introduce “The Pilgrim-Chapter 33” en su segundo álbum –en el que Gantry toca la guitarra-: “I started writing this song about Chris Gantry and ended up writing it about Dennis Hopper and Johnny Cash ... Norman Norbert, “Funky” Donnie Fritts, and Billy Swann, Bobby Neuwirth, Jerry Jeff Walker…”, canción dedicada a estos gloriosos creadores que persiguiendo su inspiración “tomaron todas las direcciones equivocadas en su solitario camino de vuelta a casa”. Gantry, por su parte, editó un par de LP's más para Monument y ABC-Dot en los 70 ("Motor Mouth" y "Chris Gantry", respectivamente), para después seguir con una producción discográfica de mucho menos alcance. En la actualidad sigue componiendo y actuando en vivo, y existe una exigua página web a su nombre.


Thursday, January 31, 2008

THE ANDERS & PONCIA ALBUM, Warner Bros., 1969. (Discos a recuperar, 4)


Otro álbum aún no editado en formato CD, y que por tanto merece nuestra insistencia sobre el mismo (ver Otoño Cheyenne # 4). La historia de Pete Andreoli (más tarde se cambiaría el apellido por Anders) y de Vinnie Poncia, Jr., como la de tantos otros orfebres y artesanos de canciones Pop en los sesenta no deja de tener un cierto sabor agridulce. Su legado musical es ciertamente notable (principalmente como compositores, productores y arreglistas), sobresaliente en numerosas ocasiones, pero por desgracia, el reconocimiento que merecen les es bastante esquivo fuera de los círculos más eruditos. Seguramente su momento álgido junto a Phil Spector (junto con quién escribieron un buen puñado de gemas para las Ronettes, Crystals y Darlene Love) a buen seguro les reserva un lugar privilegiado en la discoteca del aficionado atento, pero el resto de su producción entre 1964 y 1969 (Videls, The Tradewinds, The Innocence, etc.), no solo no le va a la zaga, sino que acumula méritos para hacerles ingresar en el Panteón de Compositores Pop de los Sesenta.

Pasados esos años de mayor éxito comercial, a comienzos de 1969, Anders y Poncia consiguen firmar, como solistas, un contrato con Warner Brothers, el “sello de los artistas”, una situación a priori ideal desde la que encauzar una nueva trayectoria. Al de poco se trasladan hasta Los Angeles para grabar el disco por el que habían firmado. Como productor para el álbum entra en juego Richard Perry. Un viejo conocido de nuestros héroes, Richard contaba en su haber con ciertas ilustres producciones para Captain Beefheart (su clásico primer LP “Safe As Milk”, de 1967), y más tarde sería el productor de Harry Nilsson, o el fundador del sello Planet para el que los Plimsouls grabaron su primer álbum. Entre otras muchas cosas (algunas bastante menos interesantes, ciertamente). Además lo más selecto de los músicos de sesión de la Costa Oeste, viejos conocidos del dúo, se dan cita para la ocasión: Hal Blaine y Jim Gordon (batería), Larry Knechtel (bajo y teclados), Joe Osborn (bajo) y las guitarras de “Sweet” Lou Shelton y los propios Anders y Poncia.

El álbum contiene diez temas propios y una versión del clásico de Leiber y Stoller “Smokey Joe’s Café” (con Ry Cooder a la guitarra). Canciones enormes como las incluidas aquí no pueden sino recibir nuestras más enfervorizadas alabanzas. “I’m Beginning To Touch You”, “You Don’t Know What To Do”, “Take His Love” o “The Height Of My Life”, por citar algún título, son sorprendentes muestras de hasta donde se había desarrollado el arte de la composición por parte de Anders y Poncia: dos artistas profundamente originales en su manera de fundir unas maneras que iban desde el pop escuela Brill Building, al R&B, aderezado todo ello con un poco de country y unas gotitas de tardía psicodelia. Y por supuesto, aunque de eso no cabía ya duda alguna, su faceta de músicos y vocalistas queda corroborada por unas interpretaciones lustrosas y apasionadas. Un álbum tan personal como universal y es que aquí se dan cita los grandes temas del Pop: el amor, la amistad, las relaciones interpersonales, en definitiva, el complejo mundo de los sentimientos humanos. Pero el hecho de que no se casasen con nadie, y que resultase un disco tan difícil de encasillar en un momento de transición de la música pop -la escena de cantautores californianos comenzaba a despuntar-, y sin un sencillo claro con el que atraer al público potencial, fueron factores que propiciaron un ineludible fracaso comercial y el posterior y paulatino ostracismo creativo de sus autores.

Si hemos de hacer caso a las notas que acompañaban al excelente CD recopilatorio “Mynd Excursions” publicado por Sequel hace años y que exploraba los archivos de los sellos Buddah/Kama Sutra, aún restaría por rescatar un disco autobiográfico inédito de Anders y Poncia. Excelente ocasión pues para que un sello como Rhino Handmade, con licencia para bucear en los archivos del conglomerado WEA, se ponga tras la pista de este material inédito y, de paso, rescate esta joya para deleite de todos.

Tuesday, February 27, 2007

AMERICAN SPRING, United Artists, 1972. (Discos a recuperar, 3)

De entre el catálogo de gemas que jalona la biografía musical de Brian Wilson, tal vez una de las menos conocidas sea ésta que aquí os presentamos, un LP editado originalmente en el verano de 1972 y acreditado al dúo American Spring. La génesis de Spring (lo de American funcionaba para el mercado británico dada la coincidencia en la nomenclatura con los progresivos ingleses), habría que buscarla unos años antes sin embargo, mientras los Beach Boys disfrutaban sus apabullantes éxitos artísticos y comerciales en la primera mitad de los 60. Por entonces Brian Wilson se hizo cargo de la producción de The Honeys, un trío formado por la mujer de Brian, Marilyn, su hermana Diane Rovell y la prima de éstas, Ginger Blake. Tratando de emular a su idolatrado Phil Spector, Brian concatenó una serie de gloriosos sencillos entre 1963 y 1964 que pasaron totalmente desapercibidos comercialmente hablando, y el grupo quedó en estado de hibernación. Sin embargo un tardío y último sencillo aparecido en 1968, “Tonight You Belong To Me”, dio paso a un sustancial cambio de sonido y a lo que poco tiempo después sería Spring: ya sin Ginger Blake, las hermanas Rovell debutaban bajo ese nombre en 1971 con el sencillo “Now That Everything’s Been Said/Awake”, dos versiones (la primera original de Carole King y Toni Stern) que son de lo más maravilloso que uno pudiera desear: me quedo sin palabras con las que siquiera aproximarme a estas joyas. Aparece poco después un segundo sencillo, “Good Time/Sweet Mountain” y, finalmente, en el verano de 1972 el álbum homónimo (que incluía los cuatro temas anteriores). Decir, con todo lo que eso supone, que está a la altura de lo que los Beach Boys hacían por entonces (recordemos: “Sunflower”, “Surf’s Up”, “Holland”; cosas muy, muy serias), es quedarse corto. La selección de un material de primera que incluye escogidas versiones totalmente remozadas (“Everybody” de Tommy Roe, “Mama Said” de las Shirelles, o de nuevo el eterno catálogo de Goffin/King en “Down Home” que hacía Little Eva) y temas propios de los hermanos Wilson (de Brian son “Thinkin’ Bout You Baby”, “This Whole World”, “Sweet Mountain”, y de Dennis la inmensa “Forever”), y la aproximación musical bajo la atenta mirada de Brian (que ejerce de co-productor y arreglista), conforman un conjunto de belleza inigualable, de sutiles invocaciones, de luminosos hallazgos, de perfecta armonía, una obra maestra, en fin, que no puede menos que conmover al oyente que se acerque a ella. El propio Brian Wilson llegó a decir que era lo mejor que había hecho nunca.

Esta joya es sin duda alguna uno de mis discos preferidos de todos los tiempos. Nuestro amigo Carlos Rego escribió un estupendo artículo sobre la saga Honeys/Spring para “Ruta 66”, que también se puede encontrar en la web. Finalmente, sólo me resta remitiros al breve pero emocionante capítulo “The Beach Boys Love You and Spring” del libro “Brian Wilson & The Beach Boys – How Deep Is The Ocean?”, una colección de escritos de diferentes épocas a cargo del gran Paul Williams. Si no tenéis este libro y sentís algo más que mera curiosidad por los Beach Boys haceros un favor: comprarlo. Pocas veces leer sobre música resulta tan gratificante y revelador como escucharla. Actualmente descatalogado, se impone una reedición en regla de todo el material que American Spring registraron.

Monday, February 19, 2007

NICK HAEFFNER “The Great Indoors”, Bam Caruso, 1987 (Discos a recuperar, 2)



Alguien se levantó muy inspirado esa mañana, no cabe duda. “El mejor lanzamiento de psicodelia inspirada en los 60 de la semana no es el Sgt Pepper en CD, sino el debut de Nick Haeffner... un disco que es variado, sorprendente y maravillosamente refrescante”. Esto se podía leer en el prestigioso The Guardian una lejana mañana de 1987 –se daba la circunstancia que el sello Apple acababa de poner en circulación la primera reedición en CD del mítico álbum de los Beatles-. Pues no seré yo quién enmiende la plana a Mr. Denselow, crítico del Guardian, cuando buena parte de los mejores escribas ingleses del momento (suficiente con citar a Jon Savage y Jon Storey) eran igualmente unánimes en alabar, aunque de forma más moderada, las bondades de este ciertamente único disco.
Pese a que la mayor parte de los comentarios que sobre el disco se publicaron incluían la palabra “psychedelia”, lo cierto es que estamos ante un artefacto que desafía cualquier clasificación al uso. Diez temas autoproducidos y que comprenden tanto instrumentales de sabor surf, como deliciosas melodías de indudable raigambre sixtie, estamos ante un amalgama de influencias que van desde el jazz o la música clásica, hasta el punk o el folk, pero sin duda alguna la característica que le eleva por encima de la media es la misma virtud que identifica a Kevin Ayers, Syd Barrett, Ray Davies, Nick Drake, Robyn Hitchcock, Paul Roland o Martin Newell: esa quintaesencial y bendita excentricidad británica que les hace gloriosamente únicos. Pop y psicodelia unidos de la mano. Sí, pero en bolsita de té a las cinco, por favor.
El disco se retituló “The Great Outdoors” para su edición en CD que incluía una canción extra. Además, en un alarde de confianza el sello Bam-Caruso puso en circulación un par de maxis que contenían a su vez más temas no incluidos en el LP. Incluso se registraron sesiones para un inconcluso segundo disco que nunca llegó a ver la luz, y que fue a la postre la última referencia, aunque inédita, de Bam-Caruso. Y es que la historia de Nick Haeffner va irremediablemente unida a la del mítico sello que fundó Phil Smee. Pero dejemos esta otra historia para otro momento y lugar más apropiado, para poder contarla como merece.
Por lo demás, si cualquiera de los nombres que hemos citado son fruto de tu devoción, no deberías albergar más dudas al respecto y lanzarte a la caza y captura de este pequeño tesoro. A poco que te esfuerces obtendrás una segura recompensa.
P.S.- En la actualidad Nick Haeffner ejerce de profesor y es autor, entre otras cosa, de un libro sobre Alfred Hitchcok. Más información: http://homepage.mac.com/nickhaeffner/My%20Website/index.html

Tuesday, January 30, 2007

DENNY DOHERTY "Watcha Gonna Do", Dunhill Records, 1971 (Discos a recuperar, 1)

Como son las cosas. Acababa de recuperar el LP “Watcha Gonna Do” hacía solo unos días cuando me enteré de la muerte de Denny Doherty, la voz de The Mamas & The Papas. Un nuevo episodio de ese triste ritual que, sobre todo en los 3-4 últimos años, de forma inexorable nos va privando de nuestros héroes y amigos íntimos. Lo cierto es que recuerdo perfectamente cuando compré el disco. Hará cosa de un par de años, a un dealer americano que, en el último día de la feria de discos, liquidaba su stock para volverse más ligero a casa. ¡Y vaya material tenía! Originales USA en perfecto estado en su mayoría. Afortunadamente pude aprovechar la situación, y quien se fue a casa ligero fui yo, ¡pero de pasta! Entre ellos éste, el primero de los dos únicos discos que Denny Doherty editaría al margen de los Mamas. Probablemente un álbum pergeñado para cumplir obligaciones contractuales con Dunhill Records, pero no por ello un disco menos aprovechable. Ya la foto de la portada me tenía atrapado –también hay que ser muy fan de los Mamas, y yo lo soy-, y luego la espectacular foto de estudio con todos los músicos en el interior del gatefold. En fin, el cartón duro, el grueso lomo, el vinilo prístino… por favor, que a nadie se le ocurra mentar las puñeteras descargas digitales en mi presencia. En fin, que me voy por las ramas. La música, sí. La verdad es que, aunque con cuentagotas, Denny ya había dado muestras de sobrada habilidad compositiva firmando junto con John Phillips alguno de las más memorables canciones de The Mamas & The Papas como “Got A Feelin”, “I Saw Her Again” o “For the Love of Ivy”, pero fue su preciosa voz la que le ganó fama y reconocimiento. Para este disco se hizo ayudar de Linda Woodward a la hora de componer un repertorio de amables melodías entre la herencia gloriosa de su grupo anterior y los introspectivos y amables aires de la emergente escena de cantautores californianos. “Watcha Gonna Do”, que abre el disco, es tal vez su momento más comercial con una infecciosa melodía, de esas que se te quedan grabadas al instante, pero al margen de las versiones incluidas (“Honky Tonkin” de Hank Williams y el medley “Here Comes The Sun / The Two Of Us” que cierra el disco), el álbum contiene momentos tan inspirados como la preciosa “Gathering The Words” –mi favorita- o “Tuesday Morning” (coescrita con su viejo amigo Barry McGuire, que también toca la guitarra y hace voces en el disco, y que sorprendentemente me remite al tema de mismo título escrito por Joey Molland para Badfinger, y que se puede encontrar en su LP de 1971 “Straight Up”), o “I Still Can’t Hear the Music”, otro gran momento . Con un plantel de músicos de órdago, destacando sobre todo la omnipresente steel guitar del gran Buddy Emmons, la producción a cargo de Bill Szymczyk (que se haría de oro produciendo más tarde a los Eagles), y arreglos a cargo del gran Jimmie Haskell, el acabado es ciertamente notable. Country pop, en definitiva, sin grandes complicaciones ni pretensiones. Nada del otro mundo, sin duda, pero sí una excusa ideal para pasar un rato más que agradable y para rendir tributo a una de las más bonitas voces del pop.