MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Max Blecher recuperado

12.29.2009
carátula de la novela. Fuente: pre-textos

Y ya que hemos mencionado a Manuel Borrás y el orgullo que siente por su catálogo, es necesario dar una muestra de lo justificadísimo de ese orgullo. Pre-Textos acaba de publicar la novela Corazones cicatrizados del escritor rumano Max Blecher. Blecher, actualmente, es uno de los autores rumanos más celebrados en la Europa tras la cortina. Su historia es una desgracia: Murió muy joven, a los 29 años. A los 19 años enfermó de tuberculosis ósea y pasó el resto de su vida inmovilizado dentro de un corsé de yeso (o escayola, para que me entiendas allende los mares). Aunque podría haber pertenecido, por la calidad de su obra, a los grandes innovadores de la literatura europea contemporáneos suyos (nació en 1909), como Franz Kafka o algunos posteriores como Bruno Schulz o Robert Walser, el escribir en rumano impidió su difusión. Bueno, yo no sé por qué sigo escribiendo... si yo fuera uds. ya estaría corriendo rumbo a la librería más cercana. La nota en "El País" celebra el rescate:

Si la novela, como conjunto, es estructuralmente sencilla, muchas de sus escenas son extraordinarias, de una intensidad, de una claridad tal en la observación y descripción de los fenómenos sensoriales, que uno tarda en acabar el libro porque resulta imposible leer más de unas pocas páginas por sesión. "Uno se separa de cada página como quien despierta de un sueño", dijo acertadamente su amigo el poeta simbolista Sasa Paná, en 1947, en el texto que tenía que ser prefacio de las obras completas de Blecher, edición suspendida por las nuevas autoridades comunistas rumanas, más interesadas en la publicación de libros edificantes de autores con carné. Para encontrarle un hueco a Blecher en las ediciones estatales (otras no había) hubo que esperar hasta 1970, y nadie se enteró. Ahora la publicación de esta novela por Pre-Textos completa la edición en España, casi simultáneamente a las de Alemania y Reino Unido, de su breve y fascinante obra, tras las novelas Acontecimientos de la irrealidad inmediata y La guardia iluminada. Diario de sanatorio (Aletheia) y del poemario Cuerpo transparente (La rosa cúbica). Blecher nació en Rumanía en 1909, hijo de un próspero comerciante en porcelana. A los diecinueve años, recién llegado a París para cursar estudios de Medicina en la Sorbona, se le declaró la tuberculosis ósea y se internó en un hotel-sanatorio de Berck. Durante los siguientes diez años y hasta su muerte en 1938, o sea a los 29 años de edad, sufrió terribles crisis de dolor, vistió permanentemente un corsé de escayola, y guardó cama, con las piernas dobladas y paralizadas, en sanatorios de Francia, Suiza y su Rumanía natal, y en la casa familiar. Pero no se quejaba, y poco antes de entrar en el coma fatal le hizo a su madre este balance de su vida: "En 29 años he vivido más que otros en cien. He viajado, he visto, he escrito". Su recuperación se ha recibido en todas partes con la deferencia debida a un talento tan grande, tan original y tan inesperado. Es un acontecimiento literario, coinciden todos. Salvo alguna voz disidente que califica Corazones... de mal hilvanado plagio de La montaña mágica. Cierto es que tanto Emmanuel como Hans Castorp fatigan un parecido escenario de sanatorios y enfermos, pero ahí se acaban las semejanzas. Si hubiera que buscarle parientes a Blecher, sería un Robert Walser, que también cuenta la vida real como un ensueño desprovisto de causalidad. La enfermedad como catástrofe física, pero también como carta de libertad. Corazones cicatrizados es la segunda de las tres novelas de Blecher, las tres de carácter autobiográfico. La más apegada a los hechos y a la realidad física de su vida, y la única narrada en tercera persona, cuenta el periodo que transcurre desde que se declara la enfermedad, interrumpiendo la vida de estudiante que empezaba a llevar en París, y con el súbito fin de esa vida previsiblemente lógica, el comienzo de otra en la que el mundo se despliega como un catálogo riquísimo de fenómenos inverosímiles, quizá alucinatorios, empezando por el ingreso en el sanatorio de Berck, los diversos personajes que lo habitan, unos enfermos, y otros dados de alta pero que ya se consideran incapaces de vivir en otra parte; algunas muertes; la marcha de otros que dejan detrás una habitación vacía como una alucinación. En esas últimas palabras a su madre Blecher le pidió que sus hermanas no sufrieran por su muerte: "Que se paseen por donde haya flores. Que cojan flores. Y de mí, olvidaos. Y me olvidaréis. Vale más llorar junto a una tumba que compadecer a un enfermo". Pero olvidar a Blecher, después de leerle, es imposible.

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Zafer Senocak reseñado

7.07.2009
Zafer Senocak. Fuente: brandeis university

Zafer Senocak, el autor turco germano de Una herencia peligrosa (Pre-Textos), ha sido reseñado por Patricia Almarcegui para ABCD las letras. Según la reseña, Senocak se ubica en el llamado "tercer espacio", aquel "lugar donde se produce el intercambio recíproco entre culturas y alteridades". Dice la reseña:

El protagonista de la obra, Sascha Muhteschem, es nieto de víctimas y verdugos. Su abuelo materno era alemán y judío, y su abuelo paterno era turco y participó en el genocidio armenio durante el mandato de Kemal Atatürk. Sascha, que ha pasado largas estancias en Turquía, vive en Berlín, donde reflexiona sobre la caída del Muro, un hecho que condiciona su vida, pues con su desaparición se «desprende una capa que protege lo desconocido». Ese desconocimiento es uno de los temas claves de la novela. Darse cuenta de que existe le obliga a plantearse nuevas cuestiones y a desvelar lo ignoto, y la ignorancia siempre genera miedos y fundamentalismos. (...) La ficción le permite la crítica a Alemania. Senocak pertenece a lo que él mismo denomina Brückenliteratur o literatura puente, por la que se circula de una orilla a otra -en su caso, turca y alemana-, y en la que los pertenecientes a la segunda y tercera generaciones, como él, mantienen incontables visiones. De ahí, también, la escritura del libro en fragmentos. Una intensidad que hay que recorrer para reconstruir la trama de la historia, imagen de la dificultad de situarse desde un único lugar para narrarse. El escritor avanza también en una interesante reflexión sobre la lengua y el lenguaje. Senocak ha trabajado como traductor y sabe que con dicho ejercicio puede acceder a una lógica ajena a la de la propia lengua. Esta permite desplazarse por las palabras y añadirles diversos significados. La gran dificultad sigue siendo nombrar lo que no existe, como los lugares recién colonizados de los mapas del siglo XIX, pero también continuar usando los mismos nombres cuando ya están cargados de nuevos sentidos que, además, se transforman sin cesar. Como bien sabe Senocak, es la palabra extranjero la que sigue siendo más difícil de traducir: «Y les pusieron nombres: a los turcos, nombres turcos; a los curdos, nombres curdos; a los alauitas, nombres alauitas. Ninguno debía responder al nombre del otro. Una profunda grieta atravesó a las familias, los niños crecían como extranjeros. Así los turcos se convirtieron en griegos porque eran cristianos y los griegos en turcos porque eran musulmanes. Se consideraban extranjeros entre ellos. Al vecino que nunca había viajado lo llamaban extranjero».

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Watanabe reseñado en Argentina

5.26.2009
José Watanabe. Fuente: adn

José Watanabe, queridísimo y extrañado amigo, el mejor poeta peruano de las últimas décadas para este blogger repentinamente conmovido al recordar la ausencia de Wata, ha sido reseñado por Pedro B. Rey en el suplemento ADN Cultura. Es a raíz de la publicación de La piedra alada en la editorial Pre-Textos. Todos, todos los elogios se los merece Wata. "Una sabiduría que domina el humor" dice Rey. Como si lo hubiera conocido. Como si a él también lo llamara en la madrugada para preguntarle si estaba despierto. Como si cada vez que ocurría un accidente aéreo se hubiese comunicado con él porque compartir un pánico le divertía. Como si también se hubiera metido en el cubículo gélido de una isla de edición para hablar de cualquier cosa, de todo, porque Wata sabía todo sobre todo. Te extraño, amigo. Dice la reseña:

Watanabe, que murió demasiado temprano, hace dos años, es un caso singular dentro de la última poesía latinoamericana. Nació en Laredo, un misérrimo pueblo del noroeste peruano, de madre andina y un padre japonés que lo introdujo en el arte del haiku. La familia era pobrísima, pero un golpe de suerte (la justicia poética existe: los padres ganaron la lotería), le permitió el traslado a la cercana Trujillo y luego a Lima, donde el futuro poeta comenzó estudios de arquitectura. La poesía funda su mito en aquellos orígenes. Por un lado, está el pueblo y la naturaleza que lo circunda. Ese territorio de la infancia aparece y reaparece en la colección, no como nostalgia, sino como espacio que permite que proliferen la memoria y la imaginación. En el pueblo "la vida/ transcurre como una lenta ceremonia/ y el tiempo es más mesurado"; la hambruna puede ser "una especie de inocencia" y los problemas de próstata encontrar un arcaico tratamiento ad hoc . (...) Los poemas de La piedra alada no condescienden nunca al exotismo. Las estrategias sutiles del haiku repercuten en un terreno ajeno al de las formas (los textos son, en comparación con la brevedad oriental, extensos). Actúan, en realidad, sobre la conducta de los versos: la voz parece siempre a punto de capturar, en su red de mariposas, un instante luminoso e irrepetible. Esa armonía (en la que "se muere/ por la disonancia de un pie en falso") encuentra su mejor complemento en el humor. Como Kobayashi Issa, el más irreverente de los vagabundos del haiku, Watanabe conoce el liberador poder terrenal que se oculta en la ironía. Valga el ejemplo de "Fábula", una lacónica obrita maestra: el poeta observa una yegua espigada que orina sobre un sapo y piensa en la ley compensatoria de la magia ("más feo el sapo/ más bello y deslumbrante el príncipe"), pero cuando la yegua se va, moviendo las ancas como una muchacha, no se produce ninguno de nuestros milagros humanos: el sapo "se quedó solo/ y soportando su fealdad inmutable/ y ahora meada".

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El testimonio Sebastian

1.29.2009
Mihail Sebastian. Fuente: update,lives

Quizá la más grata revelación del año pasado la tuve al leer a Mihaíl Sebastian. Tanto su delicadísimo juguete literario Mujeres como la novela maravillosa La ciudad de las acacias (Pre-textos) fueron lecturas impactantes en el 2008. Lo que no tenía previsto, sin embargo, es que el cosmopolita narrador rumano podría escribir un testimonio tan tremendo del antisemitismo como el que, según me entero leyendo la reseña de Mercedes Monmany, se descubre leyendo Desde hace dos mil (Aletehia). Dice la reseña:

«Dos mil años de persecuciones contra nosotros, de talmudismo y melancolía», escribe el narrador, un joven intelectual de entreguerras, en esta estremecedora novela de formación (que cuenta, como en otras ocasiones, con una excelente traducción de Joaquín Garrigós). Atacado ya desde sus tiempos de estudiante en la Universidad de Bucarest, en 1923, por un feroz y salvaje antisemitismo que no permite a muchos como él el escapismo o las zonas intermedias en cuestiones de identidad, este mismo personaje inicia su relato con una premonitoria declaración de principios: «Creo que nunca he tenido miedo de personas ni de cosas, únicamente de señales y símbolos». Ambientada en una década, de 1923 a 1933, año de la llegada de Hitler al poder, en la que el antisemitismo era una gangrena que corría por toda Europa, asociada a un salvaje ultranacionalismo que en cada país había encontrado una víctima o enemigo común, los judíos, «agentes que descomponían» la ansiada pureza de raza, el protagonista de la novela de Sebastian tendrá que oírle decir a un amigo (que, como otros muchos a su alrededor, dice no ser antisemita) que «hay un problema judío y que es menester resolverlo», ya que el Estado Rumano, «un organismo miserable, venal y débil», ya no puede soportar «un millón ochocientos mil judíos». En la intrahistoria peculiar de esta obra brutal y profética, que anticiparía sobre el terreno de la ficción el tema central del Diario de Sebastian -la persecución contra los judíos-, se suceden las más escalofriantes paradojas. Obra plagada de atrocidades ideológicas y de delirantes chauvinismos, en ella el único que parece mantener la lucidez y la distancia fría de los acontecimientos, demostrando una ausencia de odio y una indestructible y ejemplar dignidad, en medio de la agresión y de la catástrofe anunciada, es el narrador. Un joven judío que, desesperado, ve caer, como sucedía en el Diario de Sebastian, con nombres propios (con Eliade, con Cioran), a todos sus amigos de antaño en la fascinación por los movimientos de extrema derecha de aquellos días y en la ola de odio desatada contra los suyos. Esa «rinocerización», o conversión contagiosa de los hombres en animales salidos de la selva, de la que habló su amigo Eugène Ionesco, el único que se mantuvo incólume ante un fanatismo inspirador de todos los crímenes posteriores.

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Watanabe elogiado en España

10.30.2008
El inolvidable José Watanabe. Fuente: elpaís

Hoy día todo me ha conducido a José Watanabe. Me encontré con su cariñosa hermana en un banco de San Isidro, luego de unas horas vi caminando, muy elegante, a su viuda Micaela Chirif desde un taxi y no le pude pasar la voz. Y luego, entro en "El Cultural" y leo la elogiosa -y justísima- reseña que Joaquín Marco le hace a la publicación en Pre-Textos de su Poesía Completa. A un amigo, compañero y maestro como Wata se le recuerda toda la vida, pero hay días en que su presencia es más fuerte que otros días. Este jueves en que todo ha sido una coincidencia en mi vida, esta es la mejor, la que más me alegra. Dice la reseña:
No cabe duda de que el conjunto de la producción de Watanabe constituye una de las experiencias más renovadoras no sólo de la poesía peruana de la promoción de los setenta o de quienes inician la publicación por aquellos años, sino de la poesía hispanoamericana –incluyendo la española– reciente. La observación del mundo natural, siempre referido a la experiencia humana, puede resultar de una tremenda crueldad, como en su poema “La Mantis Religiosa” (p. 66), donde se limita a relatar un coito y la succión del macho. El objetivismo y el lenguaje directo, casi oral, le permite poderosas fórmulas. Las fórmulas expresivas se mantienen con toda la intensidad de una poesía que se sirve de un estricto realismo simbólico. El tema del hambre, tan vallejiano, aparecerá tardíamente en “El pan” (p. 371) y en “El destete” (p. 375), cuya sensibilidad tanto recordará a Miguel Hernández, aunque la escena universal adquiera aquí el tinte campesino peruano: “Con que paciencia/ la madre envuelve su magro seno con lana de oveja/ negra. Y el seno ya no es más/ el sitio de la ternura” Pero Watanabe no desdeña tampoco la inspiración culta, como en el título de “El camisón (Magritte)”. Tampoco elude ciertas corrientes como el surrealismo o el expresionismo. En uno de sus poemas podemos advertir ecos del filme Simón del desierto, de Buñuel, así como el sentido del humor –en ocasiones próximo a lo trágico–. Pero con lo cotidiano consigue sus mejores logros, como “A la noche” (p. 152), donde describe una escena nocturna de su infancia. La sensibilidad del lector que se acerque a la poesía de este, en apariencia sencillo, aunque muy complejo poeta peruano no restará indemne. Watanabe consiguió alzar la palabra desnuda como arma poética. Sus temas fundamentales: la infancia campesina rescatada, el amor, el paso por los hospitales y el dolor, la muerte de los seres queridos, se tratan con un original e inolvidable mestizaje.

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Fin de Temporada y Watanabe

7.17.2008
Balance de temporada. Fuente: modern classic

El verano español en pleno, las vacaciones ad portas, y las ventas por las nubes. El 30% de ventas del año sucede en estos días de verano (y yo aportaré mi granito de arena a ese 30% en agosto comprando algunas novedades). Con eso cierra, tempranamente, la temporada de publicaciones en España por varios meses. Por eso, el suplemento "El Cultural" ha entrevistado a dos editores, Manolo Borrás (Pre-Textos) y Joaquín Palau (RBA), que tempranamente hablan de decepciones y triunfos durante su año literario 2008. ¿Qué opinan del año?
Manuel Borrás: Me parece que este año se ha publicado buena literatura, aunque quizá en una menor proporción a la literatura que a mi juicio no pasa la prueba del nueve. También se han seguido publicando buenas obras, entre ellas algún gran libro, aunque como lector, y no como editor, a mí me siguen sobrando muchos, demasiados. Las mesas de novedades me tienen muy aburrido.
Joaquín Palau: Mi impresión también es buena, aunque es cierto que en términos editoriales han dominado la temporada, al menos los últimos meses, lanzamientos estratosféricos de novelas como las de Ruiz Zafón o Ken Follet, que han frenado la venta de otras propuestas literarias. El mercado está sufriendo un poco la crisis, pero en cuanto a aportaciones literarias estamos como cualquier otro año.

También se les ha preguntado qué esperan publicar en la próxima temporada. Ahí, Manolo Borrás da una noticia significativa para el Perú:
Manolo Borrás: Yo también voy a mencionar varios títulos... Hay un libro que rinde homenaje al amigo que se fue, al espléndido poeta José Watanabe, y es su obra reunida. También lanzaremos la poesía reunida, para que la disfrute, de Muñoz Rojas, y después, insistiendo en otro de nuestros muertos recientes, Mario Rigoli Stern: aunque no he vendido nada de sus libros anteriores, voy a publicar un libro delicioso, no muy extenso, que se llama Estaciones

Finalmente, un dato interesante para el busquillas que soy yo (y siempre confiando en el gusto literario de Manolo Borrás, a quien conocí en Lima y tuve el insuperable honor de presentarle la obra de Luis Loayza, a quien luego publicó en PreTextos) el que ofrece Borrás cuando habla de decepciones:
Manolo Borrás: Para mí, en lo que a mi fondo atañe, la mayor decepción es que un escritor de la envergadura y la importancia del italiano Mario Rigoni Stern, que acaba de fallecer y del que yo he publicado dos libros, no sólo no haya vendido nada sino que no haya suscitado el más mínimo eco.

Mario Rigone Stern, apuntado para agosto.

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Felix Palma premiado

6.27.2008
Félix Palma y Rebeca Tabales. Fuente: adn.es

Hace años conocí en la bonita Cádiz a Félix Palma, el entonces joven narrador (también yo era un joven narrador en aquel encuentro) que era el orgullo de Manolo Borrás en Pre-textos. Me pareción un muchacho más tímido incluso que yo, si cabe. Leí su primer libro, super recomendado por Borrás, El vigilante de la salamandra y me gustó mucho. Pero le perdí la pista. Y hoy la vuelvo a encontrar -más robusto de lo que lo recordaba, me parece- en esta nota del ADN.es. Félix acaba de ganar el Premio de Novela Ateneo de Sevilla. Dice la nota:
El escritor gaditano Félix J. Palma (Sanlúcar de Barrameda, 1968) ha sido el ganador de la cuadragésima edición del Premio de Novela Ateneo de Sevilla, dotado con 42.000 euros, con El mapa del tiempo, una novela fantástica que, según su autor, pretende homenajear a los folletines decimonónicos. Mientras, la madrileña Rebeca Tabales, de 27 años, ha sido reconocida con el Ateneo Joven (dotado con 12.000 euros) para autores menores de 35 años por Eres bella y brutal. Como buen homenaje al folletín, Palma aseguró que la novela El mapa del tiempo es "algo extensa", ambientada en la Inglaterra victoriana, en la época en que el escritor H.G. Wells publicó La máquina del tiempo (...) Palma ha tratado de que su novela sea "un canto a la imaginación" y de que sea "una mezcla de aventura, amor y con un ritmo trepidante, como sucedía en los folletines", con muchos personajes. Según el autor sanluqueño, la acción está situada en un momento de fe en el progreso, a finales del XIX, en el que se cree que la ciencia podrá conseguir todo y que se podrá viajar en el tiempo, por lo que en la obra surge una empresa de turismo temporal, a la que acuden algunos personajes para viajar al futuro -al entonces mítico año 2000- y otros para trasladarse al pasado, con la idea de vengarse. El escritor admitió que la obra, que definió como "una fantasía histórica", es muy distinta a lo que ha escrito hasta ahora, relatos y las novelas La hormiga que quiso ser astronauta (juvenil) y Las corrientes oceánicas (que mereció el Premio Luis Berenguer).

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Un tándem perfecto

5.30.2008
Un tándem perfecto en el suplemento cultural del ABC. Fuente: ravello bikes


Un tándem ideal de reseñistas, que actúa en combinación perfecta (como si fuera la delantera de un 4-4-2 brasileño abstemio) es el que ha formado el suplemento ABCD las letras con Mercedes Monmany y Rodrigo Fresán. No me los pierdo nunca. Mercedes siempre atenta a los rescates literarios, los autores secretos y a la literatura de Europa del Este; Rodrigo atento a la literatura contemporánea extrema, super actualizado, siempre en lo último (en especial de literatura anglosajona), apasionado de la literatura de género y con una cantidad de referentes contemporáneos (que no abarcan solo la literatura) impresionante. Y ni hablemos de las diferencias de estilo entre los comentaristas, entre la seriedad reflexiva y el desenfado insspirador. Uno es el zorro, el otro el erizo. Ni quiero pensar cuánto gastaría en libros todas las semanas por culpa de estos dos si viviese en España.

En el último número, por ejemplo, Mercedes Monmany comenta la lectura de la novela La ciudad de las acacias de Mihail Sebastian (editado por Pre Textos), autor rumano de entreguerras célebre por sus Diarios. Dice:

Publicada en 1935, La ciudad de las acacias es una pequeña y delicada obra maestra sobre el traumático y melancólico fin de la adolescencia. Un novela que, desde la primera página, está impregnada de una envolvente y tórrida sensualidad, además de una audacia y libertad en su descripción de las escenas sexuales, que trae a la memoria maravillosas novelas como El trigo verde, de Colette (...) La descripción, en esta obra, atañe tanto a los altivos y claustrofóbicos «círculos divisorios» que establecen los grupos de adolescentes para defender su amistad del amenazante mundo exterior, como a los primeros y atormentados amores que se definen sobre todo por un caos indistinguible de violentos sentimientos encontrados. Una disparidad de sentimientos proveniente de movimientos sísmicos interiores, percibidos con «una intensidad desproporcionada», que oscilan entre fieros y orgullosos rechazos y ardientes entusiasmos. En torno a los adolescentes Adriana, Gelu, Cecilia, Buta, Lucretia o Elisabeta, que leen con pasión y con un gusto teatral por el patetismo a Anatole France y Las flores del mal, Sebastian narra de manera arrolladora y carnal el día a día de la entrada en la madurez, del fin de los sueños, de la rebeldía y de esas desasosegantes y bruscas transgresiones que se estrellan antes de haber emprendido el vuelo. Un fin marcado por un prosaico fatalismo que los entregará a todos ellos, casi sin excepción, a una sucesión elegida de «pequeñas miserias y pequeñas ambiciones», que sellarán definitivamente toda una época. Una época que «destruye la juventud y moldea los deseos hasta que la reduce, la mutila y la domestica».

Mientras tanto, Rodrigo Fresán se encarga de comentar la novela negra super famosa en su país, Out, de la japonesa Natsuo Kirino, editada recién por Emecé y que Fresán la imagina protagonizada por las Chicas Almodóvar. Dice Fresán:
Out -título con el que también fue publicada en japonés porque, según Kirino, evoca a la perfección la kakkiri dame o sensación de «no valer nada y de ya no tener nada que perder»- es una novela oscura y sin moral ni moralejas en la que las mujeres no son fatales sino fatalistas y donde, se intuye desde las primeras páginas, ninguna dispondrá de un extático acantilado en cinemascope desde el que arrojarse a la gloria y la leyenda o soñar con caer bien paradas. Es decir, están advertidos: los que busquen aquí la alegría delictiva de resueltas chicas sueltas estilo Thelma y Louise, mejor que pasen de largo y vayan a comer a otra parte. Los que se atrevan con un policial diferente que no por eso desatiende las necesidades y obligaciones de siempre, bienvenidos al lado más sombrío de los neones de una ciudad que nunca duerme porque se mantiene despierta haciendo pedacitos, masticando y tragándose crudos a muchos de sus habitantes. En una entrevista, Kirino -quien comenzó publicando historias de amor y admira a Flannery O´Connor- explicó que lo que a ella le interesa es escribir acerca de cómo reaccionan las personas normales enfrentadas a situaciones excepcionales: «Ese instante terrible en que alguien se descubre capaz de hacer algo impensable». Lo que lleva a Kirino y a Out -fenómeno de ventas, ganadora del más prestigioso premio de literatura policial y a la que algunos culpan del incremento de asesinatos made in Japan de maridos a cargo de cónyuges cansadas- a sentarse a la mesa de la autora que mejor narró todo eso: Patricia Highsmith.

Lo único malo, y es que no hay nada perfecto, es que en ese mismo suplemento del ABC la literatura escrita en castellano, ya sea española o latinoamericana, no esté en tan buenas manos. El desnivel es notable. ¿No podrán lograr sus editores un genial 4-3-3 de reseñistas aunque resulte una formación anticuada?

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