Me considero naturalista de amplio abanico. Me apunto a todo. Salgo a ver anfibios, reptiles, insectos, plantas, etc. No conozco habitante de nuestros campos por el cual no sienta curiosidad. Pero, debo reconocer que siento un especial interés por las aves y sobre todo los carnívoros. Me apasionan los grandes carnívoros!
Me gusta lo complicado que es observarles, los encuentros fortuitos, y a veces, hasta las esperas fallidas. Suelo hacerle muchas esperas al lobo, bastantes son fallidas. Recorro toda su área de campeo, sigo sus rastros, soy capaz de dar con las carcasas que abandona y a veces logro verlo. Pero siempre son pocas...es un animal del que nunca me hartaré de ver, seguir, oir y hablar.
Suelo dedicarle varias horas a la semana a leer sobre el, a escribir, a intentar contribuir con su conservación. Y el que hace? Pues sigue ahi, sobrevive a las batidas invernales, al veneno, al sensacionalismo mediático, a la persecución sin tregua que le declara el hombre desde hace milenios. Lo cierto es que corresponde con creces a mi apoyo y pasión e incluso le robo unas cuantas horas de observación al año.
En la primavera del año pasado coincidí con un grupete de compañeros de trabajo tan bicheros como yo. Despues de varias salidas ornitológicas con éxito, todos queríamos ponerle la guinda al pastel viendo al sabio mudo. Yo soy un poco receloso de mis rincones gallegos en los cuales la presencia del amigo de orejas picudas no siempre está asegurada. Decidimos entonces visitar una sierra de la provincia de Zamora conocida por las gratificantes observaciones de lobo, desgraciadamente algo "prostituida" por el turismo y la caza. Pero en la cual tambien podríamos observar un buen listado de aves mediterráneas.
Despues de varias esperas nulas bajo aguaceros de sentencia, los lobos ganaban 2 a 0.
A la mañana siguiente, aparece delante del telescopio un ejemplar que deambulaba sólo, como perdido. Se sienta y se echa casi una hora quieto sin hacer nada. Una piara de 9 jabalies desfila a escasos 50 metros de el y nada, inmóvil, los ve pasar girando la cabeza, tal un partido de tenis. Saco la cámara e intento sacarle alguna foto manteniendo como puedo el pulso.
Es casi otra media hora despues, cuando el lobo parece recobrar vida. Al pasar un joven ciervo se levanta y se dirige hacia el.
El hervíboro se detiene y se gira. Ambos quedan a escasos 10 metros de separación intercambiando miradas.
Entonces, dejé de sacar fotos y obté por el modo vídeo. Lo que sucedió lo cuelgo a continuación en un vídeo retocado por una amiga.
Ya observé alguna vez lobos tomandole un poco el pelo al ganado equino en Galicia, incluso uno a tres mastines en Asturias, pero nunca de forma tan descarada. Desde luego, nunca dejarán de sorprenderme.
Las dos primeras fotos de lobos son de Francisco Lema, un amigo de Corcubión (A Coruña) que es todo un fenómeno filmando fauna.
Espero que os haya gustado.