Hola tributos!
Hoy os traigo el capitulo 40!
Estaba mirando el calendario del móvil y
he pensado cuando podría daros mi sorpresa de navidad. El caso es mientras
miraba los días me ha dado cuenta de que los tengo todos ocupados! Y aún no me
han dado las vacaciones... Así que lo he pensado y me he dicho, antes de salir
esta tardo publico el capitulo. Desaparecida de nuevo, lo sé. Es lo que tiene
la navidad, las vacaciones más bien. Pero aquí os traigo mi regalo, un regalo
adelantado de navidad. Es un capitulo algo más extenso que los anteriores y
espero que os guste mucho. Ni siquiera pensaba publicarlo hoy pero bueno, aquí
lo tenéis, que mañana no tendréis noticias de mí. ¿Os lo esperabais?
Por cierto, llevamos 40 capítulos. Nada
más y nada menos que 40. Decidme, ¿se os está haciendo pesado? Quiero saberlo
sinceramente porque tal vez me esté extendiendo demasiado. Sé que algunos
queréis que haga una novela en vez de una historia, otros queréis que al
acabarla la cuelgue en PDF pero realmente quiero saber si os gusta que sea tan
larga :)
¿Qué me queda deciros? Ah sí, casi se me
olvida. ¡Felices Navidades a todos! Que disfrutéis de estas vacaciones, que
paséis una noche buena inolvidable, una navidad increíble y una noche vieja aún
mejor (no os atragantéis con las uvas). Que empecéis el año genial por supuesto.
Y, hasta que nos veamos de nuevo.
P.D: He puesto los ojos en blanco cuando
he pensado en cuando publicaría el sábado lo de la Lista (suerte a los que
participan) porque también lo tengo ocupado así que madrugaré y prepararé la
entrada para publicarla a las 10:00 Y no volveréis a saber de mí hasta el la
segunda semana de Enero L
Bueno, eso es todo por hoy. Os dejo
disfrutar del capítulo, el cuál espero que os guste y que no os quedéis con
mucha intriga. Nos vemos de nuevo en enero. Por cierto, una vez más, muchas
gracias a todos. Me animáis muchísimo siempre. Y que sois unos fantásticos
lectores de verdad, aunque eso vosotros ya lo sabéis. ¡MUCHAS GRACIAS A TODOS!
¡Felices navidades, y que la suerte este siempre de
vuestra parte!
Besitos
de parte de vuestra escritora.
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Veo
que una figura aparece por detrás, Finnick me hace una señal para salir de la
cueva, no sin antes comprobar que la zona está despejada. Un beso de despedida
a mi hermano en la frente y estoy preparada para irnos. Salimos uno detrás de
otro y colocamos los matorrales. Salir de la zona es complicado porque hay que
tener cuidado con las ramas que sobresalen de los pequeños matorrales que
rodean la cueva para que no te rasguen la piel. Al salir de los matorrales le
hago una seña para que elija por donde quiere ir. Nos rodea el bosque por lo
que cazar, podré cazar en cualquier parte. No me importa que hoy decida
Finnick.
Él
decide ir por la derecha y no le pongo ninguna pega. Tampoco nos alejaremos mucho
por lo que no me preocupa. No creo que tardemos, mi plan es cazar un
par de presas, ardillas, aves, cualquier animal que se pueda comer. Volver
cuanto antes a la cueva y correr el menos riesgo posible. Jugarme la vida no
está en mis planes, pero seguro que sí en los del capitolio por lo que tengo
prisa. Eso sí, nada de acercarse a la orilla, la situación allí no nos
conviene. Caminamos un poco uno al lado del otro para cubrirnos entre nosotros
en caso de que ocurra algo. Cuando nos adentramos un poco en el bosque le hago
una señal con la mano para que pare. Se me ha ocurrido una idea. Sonriente
busco el objeto que necesito, al encontrarlo miro a Finnick y le señalo una
piedra que se encuentra en el suelo aunque por la mueca que ha hehco, él no
parece entender lo que le digo.
-Lánzala
Un
débil ‘¿qué?’ sale de él sin entender nada de lo que le estoy diciendo. Pienso
que es tan solo una palabra, una simple y clara palabra. “Lánzala” le había
dicho. ¿Qué le parece tan complicado? Me mira y después mira a su alrededor, intentando averiguar que pienso.
Verle tan descentrado hace que me entren ganas de reír. Él siempre lo tiene todo
controlado, pero ahora no es capaz de controlar esta situación y creo que eso
le resulta frustrante. Se pasa un poco la mano por la cabeza tocando su pelo y vuelve a mirarme. Sigue observando a su alrededor como si
buscase una pista. Mira los árboles y yo intento meterme en sus pensamientos.
Tal vez piense que nos van a atacar, o que creo que hay alguien escondido y por
eso quiero que tire la piedra. Parece descartar esa idea y sigue analizando la
situación en silencio mientras yo observo cómo se complica intentando descubrir
lo que pretendo. Pienso en lo que dije esta mañana y dejo que unas pequeñas
carcajadas salgan de mí.
-Amy,
¿estás bien? No logro entender nada-veo como me mira y yo intento aguantarme la
risa. Su mirada preocupada y ese arqueamiento de cejas… no tiene ni idea de lo
que pretendo y está totalmente confundido. Mira la piedra y me mira a mí. Al
final con una mirada divertida se rinde. Sus ojos brillan llenos de curiosidad y acaba riendo conmigo- está bien, me rindo. ¿Qué quieres?
-Es
sencillo, coge la piedra. –Me mira dudoso, al final acaba cediendo y se agacha
a por ella. La lanza al aire y la coge de nuevo. Le da vueltas para analizarla
y no puedo evitar pensar en cómo se está complicando, me dan ganas de decirle
que es tan solo una piedra normal. Veo que necesita una explicación y decido
contarle mi idea- cuando iba al bosque con mi madre, cuando era más pequeña,
jugábamos a un juego. Para medir mi puntería ella tiraba una piedra y yo con el
arco debía dar a los pájaros que saliesen asustados. En realidad era divertido
intentar darles, aunque no me daba cuenta que en realidad lo que estaba
haciendo era aprender a apuntar.
-¿De
verdad quieres que tire la piedra?
-Finnick,
estamos aquí encerrados, no vamos a salir. Sé que suena raro viniendo de mí,
que tal vez me haya vuelto loca o que debería estar calculando nuestras
probabilidades para sobrevivir en vez de hacer esto, pero creo que después de
todo lo que hemos pasado… creo que podríamos intentar divertirnos un poco
-Nunca
pensé que te oiría decir eso. Está bien Amy, te tiraré la piedra.
-No,
esto es lo divertido. Yo tiro la piedra y tú coges el arco y das a la presa. –
Después de mis palabras me mira y dice ‘pretendes reírte de mí’ pero no es así,
creo que puede conseguirlo, bueno, tal vez con un par de intentos- Venga, coge el arco. Ahora coloca la mano derecha
aquí, coge la flecha. –Sigue mis indicaciones atentos, cojo su mano y la coloco
en posición- ahora con esta mano tienes que tensar la cuerda. Cuando tu mano
llegue a la altura de tu pómulo espera a que lance la piedra. Solo tendrás que
ver tu objetivo y lanzar la flecha un poco más avanzada que este. ¿Listo?
-Sabes
que no voy a conseguirlo ¿no es cierto?
-No
eres tan malo, no es tu punto fuerte, pero puedes hacerlo. Sube un poco el
codo. Voy a lanzar la piedra.
Con
toda la fuerza que tengo en el brazo lanzo la piedra que logra golpear a las
ramas de un árbol no muy lejos de nosotros. Las hojas se mueven y sin más
empiezan a salir un montón de pájaros. Veo que Finnick se mueve con el arco por
lo que ha localizado su objetivo. Puede que la primera vez no lo consiga pero
sería bueno que aprendiese a utilizar el arco. Veo que se para decidido y
suelta la flecha. Rápidamente la sigo con la vista. No puede ser. Veo que la
flecha se clava en el ave y esta cae sin más. No me lo creo, le ha dado.
Asombrada abro la boca involuntariamente y él se gira para ver mi aprobación.
Parpadeo un par de veces y asiento impresionada. En sus ojos se refleja su orgullo, pero también la ilusión. Parece un niño pequeño cuando se pone así. Realmente no pensé que fuese a
conseguirlo. Le sonrío, feliz porque lo haya hecho. Creo que es hora de ir a
por su recompensa. Le hago una señal y salimos corriendo a por ella. La verdad
es que correr hace que me sienta más libre. Me recuerda a cuando corría con
Gale en la Pradera años atrás. A unos veinte metros vemos como un ave en el
suelo está atravesada por una de las flechas de acero de mi arco. Finnick se
acerca y lo coge, retira la flecha y me la da. Yo la guardo y él hace lo mismo
con la presa, solo que en la mochila de caza.
Nos
quedamos allí parados sonriendo, respirando cansados. Apoyo mis manos en las rodillas para descansar. De repente me paro a
pensar. Trago saliva e intento ordenar los recientes acontecimientos en mi
cabeza. Algo no va bien, puedo notarlo. No he sido sensata, no he sido nada sensata. Dónde ha quedado todo lo que aprendí de
supervivencia. Pienso en lo que acabamos de hacer. Es peor que encender una
hoguera con ramas verdes, el humo asciende y deja vez la posición del tributo.
Nosotros lo hemos hecho con una bandada de pájaros, en mitad del bosque. He
sido una ingenua. Acabo de descubrir nuestra posición. Me imagino a unos tributos viniendo hacia nosotros, con cuchillos u otras armas que nos hiciesen daño. Veo como nos tiran al suelo y nuestra vida depende de su decisión de matarnos, de su deseo de volver a casa. Cierro los ojos y las imágenes se vuelven más fuertes, me atraviesan hasta que al final una aparece. Somos Finnick y yo. Nuestros cuerpos descansan inertes en el suelo y reconozco el sonido del cañonazo. Y mi hermano solo, esperando en la cueva. Cuando lo pienso mis ojos se abren llenos de terror. Le grito a Finnick que
corra porque no sé cuantos tributos estarán en camino ahora. Tal vez no haya
ninguno o tal vez haya muchos. El no entiende por qué le grito así que sin
perder tiempo le agarro del brazo y tiro de él en dirección a la cueva. Solo
pienso en salir de allí. Aún quedan muchos tributos en la Arena, y ninguno de
ellos se lo pensaría dos veces antes de acabar con nosotros. Al fin y al cabo
esto es la Arena, nadie vendrá a rescatarnos y todos queremos volver a casa.