Hola tributos !
Hoy os traigo el capitulo 31!
¿Impresionados por esta entrada? Yo
también.
Respondiendo a vuestra pregunta… Llegué a
mi casa y estaba contestando comentarios cuando me di cuenta de que es puente.
¡ De que yo me voy de puente !
Lo sé, que torpe soy, no haberme dado
cuenta antes. Os prometo que no os he hecho sufrir a propósito ni quería que os
murieseis esperando. Ha sido cuando he leído un comentario diciendo que no
podría esperar hasta el viernes y me he quedado pensando y digo si el viernes
no estoy… Asique he dicho ¿y lo que tenía preparado para el jueves y el
viernes? Pues para vuestra suerte ¡ lo publico hoy ! Mejor ahora que no el
lunes ¿no? ¿
No tendréis que esperar hasta el viernes para
el capitulo 31, siento haber fallado a la encuesta. Los demás viernes será así,
esto tan solo es una excepción porque no voy a estar.
Y una última sorpresa…
¡La
nueva página de Katniss Everdeen y Petaa Mellark!
Nuestra
galería con gifs e imágenes de nuestros enamorados ¿queréis verla? Solo tenéis
que hacer click aquí. ¿Qué os parece?
Os
recuerdo que tengo FINNICK ODAIR EN ROPA INTERIOR....
sorry, quería decir TWITTER so follow me here please
Y
eso es todo por hoy, mañana, pasado y hasta que vuelva del puente. No me
enrrollo más que tengo muchísimas cosas por hacer.
Espero
que os guste mucho mucho el capitulo y que disfrutéis leyendo Muchas gracias a todos los lectores, anónimos y cuentas, me sacáis una sonrisa con cada comentario !
¡ Un saludo enorme y
muchos besitos a todos !
¡ Feliz
puente !
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Hasta
donde me llega la vista es Cristina, la hija de la presidenta. El Capitolio
debe estar disfrutando de este momento. Su madre no tanto. Y yo, sinceramente
tampoco estoy a gusto con esta situación. Las risas del día del ‘banquete’ me
vienen a la cabeza, esa chica tan risueña con la que tanto hablé tal vez no
dure mucho aquí. Cuando me fijo en el chico siento que me rompo a pedazos, mi
corazón se para, mi respiración se acelera. Mis manos sudan y mis ojos se
quedan fijados en él. Siento que me voy a caer, que voy a dejar de respirar de
repente, es Joel. Podría ser cualquier tributo, ¿pero por que ellos? Se trataba
de proteger a mi hermano, de no hacer amigos, de sacarle con vida. Ahora las
emociones me golpean, mi corazón me ruega una cosa, mi cabeza me ordena la
contraria. Evelyn se encuentra justo debajo de mi rama, vuelve a dar la vuelta
al árbol y se coloca enfrente de ellos apuntándoles con el arco. Lo hace con
delicadeza, regodeándose de que lleva la ventaja. Coloca tranquilamente la
flecha y tensa el arco lentamente. Cristina hace el ademan de salir corriendo
pero Evelyn la apunta y Joel se pone delante en un acto reflejo. Ella no ha
soltado la flecha todavía, como si esperase algo. Podría hacerlo, ahora que
está entretenida podría huir sin más. Pero no voy a hacerlo, es mi momento, no
de salir huyendo ni de correr, es el momento de actuar, de enseñarle al
Capitolio que no soy una pieza más en sus Juegos. De demostrarles que no me
conocen, que no saben cómo voy a actuar. Que ellos no mueven, muevo yo. Yo soy
la que decide y solo yo actuó. Seguramente estén esperando un baño de sangre y
la huida de Amy Mellark pero eso no va a pasar. No me he convertido en un peón,
esta vez yo decido cómo jugar. Empiezo a bajar con cuidado, ninguno de los tributos
me ha visto aún, bajo despacio para no hacer ruido y lentamente voy poniendo un
pie tras el otro. Intento no escurrirme, ignoro las punzadas en mi herida.
Olvido mí alrededor, me concentro solo en la bajada. Oigo como Evelyn ríe pero
desde donde estoy no puedo ver nada, el tronco me tapa todo. Cuando llego al
suelo bajo con un pequeño salto para no hacer ruido. Miro hacia donde se
encuentran los tributos esperando no encontrar un arco apuntándome. Joel me ha
visto pero le hago un gesto con la mano y pongo el dedo sobre mi labio como
muestra de silencio. El cambia completamente la mirada y vuelve a estar atento
a Evelyn. Sería capaz de dejarme escapar, me salvaría. Oigo la voz chocante de
Evelyn, el sarcasmo la invade, la confianza la lleva y el odio es la que habla.
-
Yo que vosotros no correría, con este arco podría alcanzaron en poco tiempo, mi
flecha os atravesaría y moriríais desangrados.
-Evelyn
no tienes por qué hacerlo, seguramente estén intentando rescatarnos, estarán
buscando…
-¿El
qué? ¿La manera de encontrarnos? ¿De verdad lo crees? Yo pienso que la única
manera de salir de aquí cuanto antes es matar a todos los tributos –oigo sus
palabras pero no la presto atención, se que está ahí, que yo estoy ahí también.
La oigo hablar. Cada palabra, cada frase, las guardo en mí pero no las asimilo.
Con la mano saco el cuchillo de mi bota y me acerco a ella, veo la expresión de
Cristina que abre los ojos porque no me había visto pero si dice algo estoy
muerta- Cristina ¿qué te pasa? A juzgar por tu expresión diría que esperabas
que mama viniese a buscarte ¿verdad? Os propongo un trato, a ti Cristina te
dejare correr y te perseguiré hasta que te mate y a ti Joel, si intentas
ayudarla disparare ahora mismo está flecha que te atravesará sin dudarlo por un
instante, y si no la ayudas, dejaré que te alíes conmigo.
-No
voy a dejar que la hagas daño Evelyn, puedes dispararme si quieres- Joel está
ganando tiempo para que pueda acercarme, su vista se desvía disimuladamente
hacia mí, asiento para que no se preocupe. Estoy a unos dos metros pero tengo
que ir despacio y con cuidado para que no me oiga, quiero pedirle a Joel siga
entreteniéndola pro no hace falta - ¿me oyes Evelyn? Dispara ya, no voy a dejar
que la mates sin más.
-Es
una pena chico, tenia buenos planes para ti
-Yo
tengo otros planes para ti Evelyn –no le da tiempo a reaccionar, es mi
oportunidad, nota mi voz en su espalda pero es demasiado tarde para que se
mueva o para intentar liberarse, rápidamente paso mi brazo por encima de ella y
con el cuchillo en la mano le hago una raja en el cuello haciendo que se
desangre. La sangre baja lentamente y cada vez es más abundante, se desliza por
su cuello y me empapa la mano. El terror ha debido aparecer en su cara al
escuchar mi voz, este se ve reflejado en la expresión de Cristina y poco
después cuando reacciono en la mía. No sé si me he convertido en una máquina de
matar, no sé si esta noche tendré pesadillas, intento no sentirme culpable
porque yo solo pretendía salvar a Joel y a Cristina pero lo que siento por dentro
es la peor sensación que he tenido hasta ahora. Es peor que morirse de hambre o
de sed, es peor que tener miedo porque un tributo o un muto te persiga, es peor
que todo eso porque me siento como el Capitolio, no puedo mirar mis manos
llenas de sangre, no puedo pensar en otra cosa. No soy tan diferente a ellos.
Noto como Evelyn cae de mis brazos hacia el suelo y oigo un cañonazo. Un
cañonazo que yo he provocado. El cuchillo se resbala de mi mano cae
al suelo lentamente. Mis manos tiemblan y no soy capaz de mirar a Joel o a
Cristina a la cara por miedo a lo que piensen de mi, veo la mochila de Evelyn y
el arco y quiero agacharme y cogerlos, quiero sacar de aquí a Joel y a Cristina
pero algo en mi interior me lo impide. Quiero mover una pierna y después otra,
empezar a caminar pero mi cuerpo no reacciona. Las ordenes no llegan, tan solo
estoy parada. Parada en el tiempo, en el momento que he matado, todo se repite
una y otra vez en mi cabeza sin descanso. Cada persona que mato, cada tributo
que muere por mi culpa es como si una parte de mi muriese con él, por dentro me
siento rota, me siento mal. Mis padres no pueden estar orgullosos de mí, ni yo
misma lo estoy. Un sentimiento de culpabilidad aparece en mi. Al final le he
dado un buen espectáculo al Capitolio, como ellos querían. Cuando quiero darme
cuenta, Joel esta en frente de mi. Tiene un trozo de la camiseta de Evelyn en
la mano que ha debido de rasgar y me está limpiando la sangre que tengo. No sé
a dónde miran mis ojos porque no siento que este allí con ellos. Me siento en
un lugar apartado lejano, solo hay una cosa que me trae de vuelta. Un sincero
gracias que sale de Cristina. Esa palabra golpea mi corazón y me rescata de la
pesadilla. Un gracias que lo que en realidad significa es ‘gracias por haberla
matado’ El infierno de los Juegos arde en mí, mi llama ahora no es de
esperanza, mis manos están machadas de sangre. Solo una cosa pasa por mi
cabeza, no soy tan diferente a ellos.