¡Hoy os traigo el capítulo 13!
Debo una entrada especial a todos los seguidores,
debido a que gracias a ellos hemos llegado al MILLÓN de
visitas. Para algunos no será mucho, para mí significa que seguís leyendo a
pesar de que publique cada mucho tiempo y os tenga un poco desatendidos, y eso
es muy importante.
Tengo ganas de contaros cómo sigue la historia, y sobre
todo como acaba. Tengo ganas de hacer el PDF de ambos y colgarlos para que podáis
tenerlos. Y sobre todo, tengo ganas de que sigáis disfrutando del blog como
hasta ahora.
Así que pronto me “curraré” una bonita entrada agradeciendo
que se haya logrado esto. Sin vosotros no habríamos llegado hasta aquí.
Deciros que en los próximos capítulos habrá más
dialogo, que se que ansiáis ese intercambio de conversaciones entre nuestros
personajes y pretendo pasar un poquito más a la acción. ¿Qué creéis que
ocurrirá ahora?
No os olvidéis que os leo en comentarios, twitter,
blog, Gmail, Facebook… si no has recibido respuesta a alguna de estas redes, escríbeme
de nuevo. Puede que contestando al resto de seguidores pasase por alto tu
comentario en facebook, correo o tuit.
Los comentarios del blog los leo y me encantan, aunque
no conteste los tengo en cuenta (por ejemplo, el tema de añadir más diálogos).
Así que continuad escribiendo.
No os entretengo más. Gracias, un saludo y disfrutad de
este capítulo de reencuentros y emociones. Justo lo que necesitábamos para
acabar con la calma, ¿vendrá ahora la tormenta?
De nuevo, os copio lo que digo en todos los capitulos. Os sigo invitando a participar enviando vuestra portada para el PDF de LJDH continúan, y como siempre, daros las gracias por vuestros 'likes' en facebook, los seguidores de twitter, y los votos en wattpad. Y recordad que os encontraré si tuiteais con #LJDHcontinuan y otras muchas. ¡Ayúdanos a dar a conocer el blog! Toda ayuda es bienvenida.
Él se separa y Finnick me mira. Puedo decir que echaba
de menos esa mirada. Sus ojos azules penetrantes se fijan en los míos. Sus ojos
parecen ser dominados por una profunda nostalgia mezclada con un atisbo de alegría.
Cuando me mira tan fijamente siento que
no existe nadie más, tan solo es él. Tiene exactamente la misma mirada que hace
que, cuando me irrita, o estoy cabreada por su forma de actuar o su
comportamiento, me olvide de todo lo que ha podido ocurrir entre nosotros. No
tarda en venir hasta donde estoy, con paso lento y prestando detalle a mi
cuerpo. Me examina de lejos con una mirada pausada, al detenerse en mi herida imagino que debe estar
buscando rasgos que le hagan creer que me encuentro lo suficientemente bien
como para estar de pie en uno de los amplios pasillos del aerodeslizador.
Haymitch asiente y él con su dulce sonrisa se acerca lentamente. Cuando llega
hasta mí me abraza, dándome un sutil beso en la cabeza que me hace sentir
seguridad. Noto el calor de su aliento, acercando sus labios a mi frente. Estoy
completamente emocionada en este momento, estoy junto a él de nuevo, fuera de
la Arena, preparada para superar lo que hasta ahora había sido miserable
sufrimiento a manos de personas que tan solo querían la desgracia de nuestra
población. Una oleada de esperanza recorre mi cuerpo, haciendo que se me erice
el vello de mi piel. Veo a Colin mientras abrazo a Finnick y le susurro un
gracias, él me sonríe y me da a entender
que todo está bien, sin resentimientos. Finn y yo nos separamos, quiero ver a
tanta gente. Quiero saborear cada instante, sentir que todo ha acabado, al
menos por ahora, y que todo va bien. Puede que estemos ante una guerra, pero
mayor guerra hay ahora mismo en mi interior con tantas emociones. Mis padres,
mis amigos, todas aquellas personas a las que me convencí de no volver a ver
están a un paso de mí. A un vuelo, a unas horas, a unos días, me da igual.
Están aquí, y tengo la oportunidad de verles y decirles lo mucho que me hacen
falta, lo mucho que agradezco tenerles en mi vida.
Noto un fuerte pinchazo que hace que caiga de rodillas
y grite de dolor. La herida me arde y siento intensamente como si me
atravesasen de nuevo con el cuchillo. Es una mezcla de desagradables
sensaciones que terminan en un mismo punto. Pinchazo, ardor, hormigueo, no se
describir lo que ocurre en mí. Un conjunto de pensamientos negativos inundan mi
cabeza. Algo va mal, muy mal.
El dolor no cesa, soy capaz de levantar un segundo la
mirada y compruebo como todos corren a ayudarme. Haymitch da un aviso para que
traigan una camilla, Finnick me agarra la mano diciéndome que todo va a salir
bien. Las voces que oigo comienzan a distorsionarse y algunas se pierden sin
poder llegar a entender lo que dicen. Gale manda a Colin a buscar a los médicos
y él sale corriendo,. Veo como su cabeza desaparece entre la multitud de gente
que se amontona a mi lado, con paso ligero y caras que no me aportan seguridad
debido a las expresiones de preocupación que tienen. El amigo de mi madre
avanza hasta mí y me coge en brazos, con una mano sobre mi espalda para
sujetarme de forma que quede completamente recta. La otra en mis piernas, como
método de apoyo, me pega a su pecho y comienza a andar.
-Tranquila, todo va a estar bien. Te lo prometo – la
voz de Gale es tan dulce como recordaba.
Siento que me voy a morir, el dolor es tan fuerte que
no puedo soportarlo. Miro la herida con la vista borrosa a causa del mareo que
el dolor me provoca. Esa tal y como antes, solo que… sangra. Una mancha empieza
a teñir mi camisón. Quiero tocarla para ver si es real pero alguien agarra mi
mano y me lo impide. Oigo un grito que avisa de que viene la camilla. Suena
lejano, aunque ahora mismo cualquier voz me suena lejana. Es como si el dolor
me hubiese atrapado en una zona concreta y todo lo de alrededor estuviese a kilómetros
de distancia, pasando cada vez más y más desapercibido por mi cabeza. Aunque inútilmente
intente focalizar mi atención en algo en concreto, soy incapaz de hacerlo. Automáticamente
mi cabeza me centra en ese desagradable dolor procedente de mi herida. Puedo
notar la piel húmeda, bañada por ese líquido rojo que no suele ser buena señal
y un olor a sangre que se me mete por mi nariz haciendo que quiera dejar de
respirar. No quiero que me enchufen de nuevo, no puedo volver a dormir. Quiero
ver a tanta gente, quiero disfrutar de su compañía ahora que estoy libre. A mis
padres, a mi hermano… No puedo volver a la habitación sin verles, les echo
tanto de menos.
Presa de la inquietud, durante las últimas horas había
estado analizando cada uno de los pasos dados y por dar, sin caer en la cuenta
de que de momento no había tenido noticias de mi hermano. Asumiendo que estaba
bien en un principio, y confirmado por la alegría de todos al tenerme de nuevo
con ellos. El problema aparece cuando me planteo con incertidumbre si aquello
que había pensado es o no cierto. Si mi hermano estuviese bien no dudo que
hubiese sido el primero en venir a verme. Una parte de mi quiere creer que lo
mantienen en un lugar seguro, junto a mis padres, esperando mi regreso. La otra
piensa que si estamos todos aquí, es porque no hemos recorrido la distancia suficiente
para llegar a nuestro Capitolio. Por tanto, mi hermano debe estar entre las
paredes de este aerodeslizador, o de otro, en caso de que hubiese. De no ser
así, temo que algo le haya ocurrido a Gale.
-¿Dónde está mi hermano? –saco todas las fuerzas que me
quedan, quiero decir más pero me veo incapaz de hacerlo. Tan solo quiero verle
antes de ir a esa habitación de nuevo. No hago preguntas complicadas ni estoy
exigiendo saber nada que conlleve mucho tiempo para ser explicado. Solo quiero
saber dónde está Gale. Sólo quiero saber si mi hermano se encuentra bien.
-Amy, debemos curarte eso, hay que llevarte de nuevo a la
sala, si no te conectamos de nuevo perderás mucha sangre y si pierdes tanta
sangre, tal vez no haya retorno.
-Me da igual lo que pase, no me iré- mi voz se corta, apenas
es un hilo pero puedo intentar terminar la frase. No responden a mi pregunta,
ni directa ni indirectamente, y pese a que no tengo fuerzas, no me cuesta
deducir que eso no es buena señal. Me esfuerzo por terminar lo que quiero
decir. Noto mis músculos tensos, intentando mantener el dolor a raya y darme
una pequeña ventaja para poder decir lo que quiero- sin ver a mi hermano.
Decidme donde está, no me miréis como si os diese pena, quiero saber la verdad.
Mi voz
se corta, muevo los labios pero no tengo fuerza para hablar. El dolor que
siento es tan fuerte que entrecorta mi respiración pero es más fuerte aún el
dolor que siento por no poder ver a mi hermano. Es esa incertidumbre, esa
necesidad, ese dolor el que me atrae a la realidad, luchando contra el otro que
pretende alejarme de ella. Merezco verle, después de lo que hemos pasado. Miro
a Finn en busca de una explicación, de su mirada de comprensión. Pero lo único
que encuentro son miradas que bajan, caras de decepción. Las cabezas de las
personas que tengo delante se giran para encontrar el apoyo en otra persona.
Ellos buscan donde apoyarse, yo busco una respuesta. Veo que Finn se arrodilla
y se pone a la altura de la camilla.
-Amy, lo siento –dejo de oír su voz, le veo mover los labios
pero no le oigo. ¿Qué siente? Quiero decirle que no le oigo, quiero que me
explique qué está pasando. No puedo mover mi cuerpo por más que lo intento, es
una situación que me consume poco a poco. Me sumerjo en un agobio sin control
alguno. Pongo todo el empeño en mover mi mano pero esta no reacciona, me
esfuerzo en hablar pero mis labios no se mueven. Unas sombras aparecen en mi
visión hasta taparla por completo y teñirla de negro. Quiero saber que pasa
pero mis ojos se cierran y mi fuerza me abandona sin esperar a que mi pregunta sea
contestada. Simplemente me alejo de ese lugar. Al final he cedido al dolor, se
ha ido, y yo me he ido con él.