Hola tributos!
Hoy os traigo el capitulo 45!
¡Que tarde se me ha hecho! Pero que
sepáis que el capítulo es un poquito más largo de lo normal y espero que eso os guste ;)
La cosa está muy interesante y
vosotros muy impacientes así que no me enrollaré mucho. Daros como siempre las
GRACIAS y recordaros un par de cositas:
- Los capítulos se acabaron hasta el día 17 de Febrero que publicaré uno más largo para compensar. A no ser que pueda publicar entre medias que lo dudo muchísimo.
- La Lista de Blogs sé que está pendiente pero no sabéis el lio que tengo encima, los resultados están guardados así que tranquilos, que la lista se hará cuanto antes.
- Os dejo esta dirección, hacer click antes de leer el capítulo, creo que os resultará familiar http://es.audiomicro.com/tracks/dialog/143370
Y eso es todo! No quiero entretenerme para que podáis disfrutar de este capítulo, el cuál ojala os guste mucho.
¡Espero vuestra
opinión!
Besitos de parte de vuestra escritora ♥
***
Salgo cuidadosamente y me
dirijo hacia las hojas donde relleno los botellines. Cuando he acabado miro
alrededor de la zona en busca de la chica que lanzó el cuchillo. No encuentro a
nadie, no me cruzo con nadie, por nuestro bien espero que se haya ido lejos, no
es bueno tenerla cerca. Por si acaso decido que mañana no deberíamos salir.
Empiezo mi camino de vuelta atenta a cualquier movimiento, señal o tributo.
Estoy nerviosa y si me siguen temblando así las manos de nada servirá lo buena
que sea o deje de ser con el arco.
Entro de nuevo en la cueva y
guardo los botellines junto a las provisiones. Miro a ver como se encuentra
Finnick su respiración es tranquila y su pulso no es tan débil como antes, se
recuperará de esta. Debe hacerlo.
Gale está sentado mirándome.
Le cojo en brazos y me siento con él. Cojo el chaleco de Finnick ya que se lo
tuve que quitar y hago lo mismo con el mío. Los coloco en el suelo, uno seguido
de otro y le digo a Gale que puede tumbarse. Curioso me pregunta si no voy a
tener frio y con una sonrisa le digo que no. Es raro que no haga preguntas
sobre que ha ocurrido, debe estar agotado, al igual que lo estoy yo. Se acuesta
y lo hago a su lado, espero que la noche sea más tranquila que el día hasta
ahora.
Mi sueño es intranquilo, despierto
varias veces en mitad de la noche. Siempre que lo hago desvío la mirada a
Finnick que respira con mucha dificultad. Le cambio una vez más la camiseta de
la frente y decido acostarme de nuevo a ver si consigo descansar un poco. No
quiero pensar en él porque me hace pensar en si no estuviera. Cierro los ojos
poco a poco hasta que el sueño me invade.
De repente me viene a la
cabeza un recuerdo, sé que estoy dormida, sé que estoy soñando, pero esto lo he
vivido antes. Yo era muy pequeña cuando lo viví. Estoy tumbada en mi cama, en
casa, en el distrito 12. Papa me acaba de contar una bonita historia y me ha
dado un beso de buenas noches, mama está esperando en la puerta y cuando papa
se va, ella entra. Esta preciosa, recuerdo que llevaba el pelo suelto y un
bonito camisón de encaje. Se apoya en mi cama y me da la buenas noches también,
entonces la agarro de la mano y le pido que me deje la luz encendida, que tengo
miedo. Y ella, con una sonrisa me dice que estoy a salvo, que no va a pasarme
nada. Me da un beso y me susurra algo al oído. “No dejes que el miedo te impida
vivir. Que las pesadillas no desvelen tus hermosos sueños y que nada de este
mundo te quite la esperanza mi niña”. Después de decirme eso se levanta y se
va, la luz quedó apagada y yo dormí tranquila esa noche, fue la primera vez que
me enfrente a mis miedos.
¿Por qué recuerdo eso ahora?
Me despierto empapada en sudor, qué querrá decir ese sueño, no he perdido las
esperanzas, o tal vez sí que lo haya hecho. Aunque no estés aquí tú me sigues
ayudando mama, sigues manteniéndome viva. Sigues encendiendo esa luz, pienso.
Como estoy despejada y dudo
que nadie nos encuentre, cojo el arco y me dirijo al bosque. Es de noche y la
mayoría de los tributos estarán durmiendo o de guardias así que es el mejor
momento para cazar, estoy segura de que llevar una buena caza les alegrara el
día. Le alegrará el día a Gale mejor dicho, y Finnick quizás, cuando despierte,
pueda comer bien para recuperar fuerzas.
Camino despacio, sin hacer
apenas ruido para no encontrarme con sorpresas. Llevo la cuerda del arco bien
tensada y la flecha colocada. Tiemblo con cada ruido. Tensando cada músculo de
mi cuerpo por miedo a que aparezca esa chica que intento matar a Finnick. Solo
soy capaz de relajarme cuando me doy cuenta de que tan solo es el viento. Tengo
el oído bien abierto para escuchar cualquier movimiento. Unas hojas se mueven a
mi derecha. Giro tan deprisa como me lo permite el cuerpo, no pienso, solo
reacciono. No dudo en soltar la flecha. Me acerco despacio para comprobar
a que he dado, puede que mañana nos demos un banquete. Retiro las hojas de los
matorrales y veo mi flecha clavada en algo que no distingo muy bien por la
oscuridad.
Me acerco con cuidado, ¿por qué
me ocurre siempre esto? Temo a que haya dado esta vez. Coloco mi arco en la
espalda. Me preparo para obtener una nueva presa. Me acerco al matorral
lentamente y lo aparto. Para mi sorpresa no es una presa, mi cara se llena de
horror y no reacciono. No sé qué hacer, no sé cómo ayudar a la tributo que
tengo delante. La reconozco, es Zoe, la chica que acompañaba a William a estos
Juegos. En su distrito deben odiarme, no puedo creer que haya ocurrido esto.
Qué pensará Panem de mi ahora, qué pensarán mis padres.
Veo mucha sangre, tanta que
apenas se que hacer. Mi madre casi nunca hablaba de mi abuela, lo único que sé
es que ella estaba en el Capitolio en un hospital. Sus enseñanzas me habrían
venido realmente bien esta vez. Solo se me ocurre una cosa, saco mi cuchillo,
veo su cara de horror pero la mía ahora solo muestra seguridad.
Veo como una lágrima cae por
su mejilla, acerco el cuchillo a Zoe y rasgo un trozo de su camiseta. Su cara
se transforma y pasa a un estado de alivio. Pensaría que iba a matarla, no la
culpo, acabo de lanzarle una flecha. La doy la mano y asiento. La digo que voy
a ayudarla, que siento lo ocurrido pero aún reconozco el miedo en sus ojos. Le
saco la flecha. Un grito se escapa de su boca y hace que me estremezca por
completo, unas lágrimas salen continuamente de sus ojos y recorren su hermosa
cara, la sangre empieza a salir. Necesito tener seguridad en mi misma, cojo la
camiseta y presiono la herida.
-Debes... debes irte –su
respiración es cortada y sus palabras salen con dificultad
-No, tranquila. Te pondrás
bien, te lo prometo.
-No… Amy yo venía a matarte,
ellos me obligaron-las palabras no le salen, son susurros que apenas oigo ero
que entiendo perfectamente. Me iba a matar. Ahora creo que es ella quien puede
ver el miedo en mi rostro- ellos me obligaron… yo no quería… me obligaron…
siento lo de Finnick…
-¿Quién Zoe? ¿Quién te
obligo? –mi voz es fría, más de lo que quería. No, no puedo ser egoísta. Es
igual, ahora no puedo preocuparme por eso, se está muriendo delante de mí.
Mantengo la seguridad en mi voz tanto como puedo- No voy a dejarte aquí, no voy
a alejarme, siento todo esto Zoe.
-Tienes que hacerlo… yo… Amy
déjame morir –no doy crédito a sus palabras, sus ojos me miran- huye, se que
Will te quería, si supiese lo que iba hacer… el no me hubiese perdonado.
Tienes… Amy tienes que dejarme morir… yo… no quiero seguir viviendo… para mi…
vivir aquí es estar muerta. Por favor… quiero…
-¡No! ¡No! ¡No! No te mueras…
por favor
Sus ojos se cierran poco a
poco, parece que el dolor ha desaparecido de su rostro. Su respiración cesa,
sus latidos se paran, su corazón ya no tiene sangre que seguir bombeando, ella
ya no tiene vida para seguir luchando. Un cañonazo suena. La he matado. No
puedo creer que la haya matado. Y no es la primera persona que mato. La Arena
te cambia, y ahora lo entiendo, lo entiendo todo.
Cierro sus ojos y me marcho,
decido coger el cuchillo que lleva. No tiene nada más que me pueda servir de
utilidad. Me alejo de ese lugar con mil preguntas sin respuesta y un temor
intenso ya que alguien quiere acabar con mi vida, aunque teniendo en cuenta que
estoy en la Arena tendría que tener asumido que quieren matarme.