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17.11.10

las chicas tristes que se ponen lindas

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El Planeta del Globo Esmeralda tiene las chicas tristes más lindas de la Galaxia. Mujeres de lágrimas en flor, pimpollos que explotan en las vigilias del desengaño y la traición. Nunca brillan con tanto esplendor como cuando son abandonadas por un amor. Desdeñadas, mutan en exquisitas muñecas de piel de duraznos al sol. Refulgen en su evolución hacia el cenit de su sensualidad. En ese brillo de gloria, raramente prestan atención a quien se ponga a tiro de su encanto. Ensimismadas en su dolor, esperan melancólicas hasta que otro amor fallido las impulse a su próximo ciclo de ascensión. Pulsares enceguecedores que alumbran la noche de la galaxia, menguan su luz sólo cuando han repuesto su corazón.

Hay que admitir que algunos malvados del Globo Esmeralda seducen, adrede, a las chicas de su planeta, con el solo fin de abandonarlas tras enamorarlas, buscando promover su incomparable encanto.

Fatigadas de tanto maltrato, de tanta repetición de engaños sistemáticos, las chicas tristes terminan estancadas en un continuo transcurrir opaco. Abjuran de amar, para evitar la eventual agonía del esplendor. Chicas magulladas emocionalmente, dejan de brillar por siempre, como estrellas oscuras que orbitan en la noche eterna.

En el Planeta del Globo Esmeralda corren leyendas (jamás confirmadas) que admiten la posibilidad de que algunos pocos elegidos logren, a fuerza de perseverantes besos y abrazos pacientes, revertir la turbia neblina de las chicas tristes. Seres capaces de entregar su corazón por completo, en un supremo sacrificio para que alumbren su existencia, con un resplandor tenue, sensible, nebuloso, mucho más discreto y modesto, pero, indudablemente, eterno.

http://parkhomohlo.blogspot.com/

10.11.10

parásito convencedor

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Mucha atención con el parásito cerebral de las selvas del Meridiano de Obsidiana conocido por su infinita capacidad de convencimiento. El parásito suele aferrarse sobre la cabeza de su huésped, con sus patas adherentes, creciendo hasta alcanzar una considerable altura.

Aunque es visible a simple vista, el parásito consigue mantenerse sin llamar la atención de su huésped, por su notable capacidad de convencimiento. Cuando alguien señala al huésped: “¡Uy, mirá! ¡Tenés un parásito cerebral en la cabeza!”, el mencionado disuade a su huésped con incontables recursos de elocuencia. “¿Y ése de que se la da?” le susurra a su víctima “No le hagás caso, está celoso”. O el más común: “¿Parásito? ¿Qué parásito? ¡Yo no veo ninguno!” o chicanas similares como “Está tomado… decile que sí y seguile la corriente, a ver si todavía te hace un escándalo”.

Con esas ingeniosas salidas, silbando bajito y mirando para arriba, el parásito cerebral crece durante años sobre los marotes influenciables de sus huéspedes.

fuente: http://parkhomohlo.blogspot.com

25.10.10

ostentadores de sombreros

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Posiblemente no exista pueblo más vanidoso que los Fanfetti de las Arenas Brumosas del Planeta 3158. Se han hecho célebres por su ostentación en su vestimenta, en especial, en el uso de los sombreros, utilizados como símbolo de riqueza personal.

Ningún Fanfetti sale a la calle sin llevar su sombrero. Cuanto más complejo sea el diseño del sombrero, mayor será su precio y, por tanto, reflejará un mayor prestigio social. Pero, los Fanfetti no se han quedado sólo con eso: al sombrero inicial suelen agregar por lo menos una media docena adicional de sombreros que apilan, uno sobre otro, en delicado equilibrio. Suele vérselos caminando por la calle muy derechitos, sosteniendo la torre de sombreros que, como es de esperar, cuánto más alta, más prestigio acarrea.

El número de sombreros (y por consiguiente su altura) se ha prodigado de modo tal que pronto hubo que cambiar las alturas de las puertas, que eran demasiado bajas para que un Fantetti pudiera atravesarlas sin quitarse los sombreros. De este modo, la arquitectura sufrió un cambio trascendental: las chozas de los Fanfetti fueron modificadas para agregarle puertas desproporcionadas, mucho más altas que los techos de las viviendas correspondientes.

La pasión de los Fanfettis por los sombreros es doblemente admirable, no tanta por su pasión (característica de cualquier moda) sino porque los Fanfettis carecen completamente de cabezas.


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15.10.10

respuestas del Oráculo Celestial del Gorro Grande



¡Oh! ¡Tú Oráculo Celestial del Gorro Grande que todo los sabés! ¡Tú, Profundo Conocedor de las Grandes Verdades del Universo! ¿Podrás compartir tu sabiduría con este simple mortal? ¿Podrás molestarte en mí, insignificante e ignorante viajero del espacio interior, y contestar estas dudas? ¿Podrás iluminarme? ¿Eh?
Sí. Dale. Pero apurate.

¿Cuál es el secreto de la vida?
Si te lo dijera, ya no sería un secreto.

¿El Universo es abierto o cerrado?
Depende la hora del día. Eso sí: domingos y feriados, te vas a cansar de golpear porque no te van a abrir.

¿Hay vida después de la vida?
No. Se llama muerte.

¿Si un árbol cae en el bosque y no hay nadie cerca para oírlo, hace ruido al caer?


¿Y?
Ya te contesté. Pero estabas lejos para oírlo, ¡otario!

fuente: http://parkhomohlo.blogspot.com