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Rose, una poeta urbana donde las haya. |
'El amor no es lo que
sientes, es en lo que te conviertes. By: Rose 2014'.
Visto en Madrid, cerca de la estación de Metro de Colonia
Jardín.
Veréis, yo me lo imagino así: Rose, de 16 años, desesperada
por demostrar su tímido amor no correspondido se acerca un día a su papelería
más cerca y se compra un rotulador plateado. Para firmarle en una escayola a una amiga, le miente a la dependienta.
Y luego, temblorosa, camina hasta las cercanías de la casa de esa persona tan
especial que le hace temblar las rodillas.
No elige un sitio al azar, no: lleva días planificando
escribir su frase en algún lugar por dónde pase todos los días esa persona. Mira
furtivamente a derecha y a izquierda para comprobar que éste es su momento, que
no viene nadie. Y entonces, con un trazo nervioso pero seguro, toman forma las
palabras que tanto tiempo lleva imaginando.
Al día siguiente, como al descuido, le comenta a su amor
platónico que ella por amor haría lo que fuera. Por cierto, ¿te has fijado en que somos del mismo equipo de fútbol? Sí,
de ese del que eres tan fanático. No, mi padre es del archirrival, menudo
carca.
Y pasa los días, semanas quizá, lanzándole indirectas sobre
como el amor transforma a las personas. Sobre como por esos sentimientos tan
intensos y agridulces una persona sería capaz de cualquier cosa, ¡incluso de
cometer locuras! Y le recita su inspiradora frase, tratando de indagar si se ha
fijado en ella o no. Pero la suerte se le resiste.
Entonces regresa al lugar del crimen, temerosa de que
alguien la reconozca, a esa acometida de la luz por la que él todos los días
pasa, y retoca su obra añadiéndole unas deliciosas motitas para provocar un
sugerente 'efecto purpurina'. Si así no
lo ve, se dice, es que está más ciego
que un gato de escayola.
Rose, tenaz, prosigue lanzando indirectas cada vez más harta
de la aparente falta de agudeza visual de su enamorado o, por qué no,
enamorada. Hasta que al fin toma una decisión que, una vez pensada, le parece
la más obvia. Si él no es capaz de
transformarse, concluye, ya me
transformaré yo.
Si el sexo fue consentido o no, nadie lo sabe. Sólo Rose
podría relatarnos los acontecimientos de aquella extraña mañana en la que por
amor decidió convertirse en una
mantis religiosa. Y del coito no lo tiene
claro, pero
no recuerda jamás haber desayunado algo tan delicioso.
Supongo que la única moraleja extraíble es: estad atentos a las frases que os acechan desde las paredes. Nunca se sabe cuando podrían salvaros la vida. Claro que si alguien extrae una moraleja mejor me la puede dejar en un comentario y así comparamos si yo no valgo para extraer conclusiones, o qué.
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Lo siento Rose, tu historia se me ha ido de las manos |
Más: anteriormente en
La Fabulosa Gallina De Goma, Frases en las paredes (5)