Hay veces que incluso para mí las cosas se ponen feas: anoche
salí de fiesta, puse celoso al cromañón novio de una rubia y me busqué
una pelea. Pero no estáis leyendo el blog de un borrachín pendenciero, no. Por
eso os voy a contar de qué manera evité la pelea, quedé como un señor, y logré
que el maromo se disculpara conmigo delante de sus amigos y su novia. ¿Queréis
saber cómo?
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El maromo y yo antes de empezar a pelearnos |
Imaginaos la escena para entrar en situación, estoy seguro
de que todos habréis vivido algo parecido: un bar de moda (mentira, yo no voy a
esos sitios) en pleno centro de Madrid, abarrotado hasta los topes, una música
insufrible y una barra dónde 4 camareros tienen que lidiar con 500 personas
pidiendo a la vez.
Y en medio de todo ese caos nocturno estoy yo, es decir
Holden: el tipo que nunca pierde la sonrisa. Me encuentro intentando abrirme
paso a la primera fila de la barra para pedir un par de cervezas mientras la
turba me trabaja el lomo a base de codazos desinteresados y con poca intención.
Y total, que hay una rubia pagando y lista para irse. Esta es la mía, pensé. Así que me acerco
a ella por detrás con la mejor de las intenciones y una sonrisa amistosa y le
hablo muy cerca de la orejita para hacerme oír entre el ruido.
-Perdona, cuando hayas pagado y te vayas, ¿te imputaría
cederme tu sitio en la barra? Es que me toca a mí pagar las cerves, ya sabes.-
-Esa es mi novia.
No te pases ni un pelo.- me dice una montaña de carne embutida en una sudadera
granate.
Yo ni me molesto en
hablarle. Automáticamente me doy la vuelta y me dirijo de nuevo a su novia. SU: pronombre posesivo más que
nunca ya que ahora no son novios, sino que ella le pertenece. Son las reglas de
la prehistoria: él le dio primero con un garrote en la cabeza, no puedo robársela.
-¿Sabes? Al parecer me estoy buscando que me partan la cara.-
le digo con la sonrisa más burlona que soy capaz de poner.
-¿Cómo?- No lo dice intentando averiguar cuál es mi método
para lograr que me partan la cara, sino sorprendida. Ya os lo imaginabais,
supongo.
-Sí, mira. Resulta que tu novio acaba de venir a por mí
totalmente celoso para que no me acerque a ti.- y en sus ojos la vi: viva y
removiéndose inquieta, allí estaba la vergüenza ajena. Hay pocas cosas que le
molesten más a una mujer adulta que el hecho de que alguien crea que no es capaz de cuidarse sola.
No me dijo nada, recogió sus bebidas y se fue directamente a
por su novio. SU: pronombre posesivo
que implica problemas inmediatos. Y mientras una novia avergonzada se le
acercaba para pedirle explicaciones me vio a mí de fondo: me estaba partiendo
de risa soltando tal carcajada de bruja, que hizo que mis amigos vinieran a
comprobar si me había terminado de volver loco de remate.
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Escena que ilustra a la perfección la situación que evité con diligencia y don de gentes. |
-¿Qué pasa?- me preguntan mi novia y un amigo casi al
unísono. Todo el que me conoce sabe que
cuando el zorro se ríe, algo trama.
Total, que les cuento la escenita y les saco una risa. Y además les cuento la
maldad que se me acababa de ocurrir ahí mismo.
-¿Sabes lo que vas a hacer?- le digo a mi chica. -Vas a ir
ahora mismo a por él y le dices delante de su novia y sus amigos que tu novio
quiere invitarle a una copa.-
-¿En serio?- me pregunta riendo.
-Claro. Venga, díselo tal cual. A ver que te dice.- Soy un
puto genio del mal. Hay que hace un inciso aquí: mi chica anoche iba
despampanante, y conste que no lo digo porque vaya a leer esto, sino porque es
la verdad pura y dura. El mensajito se lo iba a dar la chica más sexy de todo
el puto bar con diferencia.
En ese momento me giré, porque a todo esto
yo estaba
intentando pedir unas cervezas y por fin había logrado que una camarera que
llevaba una
camiseta con la cara de David Bowie estampada me hiciera caso. Pero
perdí la oportunidad de pedir cuando una mano amistosa se posó en mi hombro.
Y allí estaba el novio, un poco abochornado pero dispuesto a
quedar lo mejor posible delante de su hembra. Hay que reconocerle el mérito de que
vino él en persona en vez de darle el recado a mi chica. esta vez no hubo nada de tapeteo en mi hombro.
-Oye tío, que lo siento. Creo que me he pasado antes. ¿Me
perdonas?- me dijo mientras me ofrecía la mano en señal de disculpa. Ya no era
una montaña de carne imponente sino un tierno cachorrito intentando que le diera
un trozo de comida por debajo de la mesa.
-No pasa nada, hombre. Venga, te invito a una copa. ¿Qué
quieres?- le dije dándole un amistoso apretón de manos.
-Nada tío. Creo que ya ha quedado claro que ya he bebido
suficiente por hoy. Por eso he
reaccionado así antes, lo siento.- ¡JA! La culpa es de la bebida, ¿eh?
-Va, que no pasa nada. ¿Seguro que no quieres una copichuela?-le
dije mientras el tipo se escurría hacía su grupito que le miraba con expectación.
A modo de despedida, negó con la cabeza y se marchó.
Y todo esto mientras mis amigos se divertían con la
escenita, claro. Que a fin de cuentas eran mi público en ese momento, y no hay
que defraudarles. En fin, ¿qué os parece mi reacción? ¿Qué habríais hecho
vosotros en mi lugar? ¡Me muero de ganas por saber cómo habéis reaccionado
vosotros en este tipo de situaciones!
Más: anteriormente en Lafabulosagallinadegoma, Soy un buen tipo