Reflexionaba hoy sobre como casi siempre nos tienta el hacer una foto dificil, complicada, de las que someten a prueba a nuestras cámaras, a sus sistemas de medición.
Y concluia que no es así. Lo que se pone a prueba es la capacidad de salir mas o menos airoso de la situación, a sabiendas de que luego en casa, con el Potochó, limaremos las asperezas y puliremos las posibles irregularidades en tiempo real, viendo en tiempo real como se van produciendo esas correcciones hasta dejar el producto finalmente terminado a nuestro gusto.
Como dice un amigo: "... lo que mas me gusta de la fotografía digital es como se parece a la Fotografía"
Pero en Fotografía no valen trucos y mucho menos si utilizas una cámara manual, sin apoyos electrónicos que te echen una manilla a la hora de medir la exposición. Un fotometro, eso si... y a intentarlo como mejor creas.
Por eso luego, cuando a solas y con luz roja ves como va subiendo la imagen en el papel sumergido en el revelador la sonrisa que a uno se le pinta en la cara es la comprobación de que mereció la pena aquella pequeña complicación de vida que supuso en su momento el encapricharse con aquella foto.
A ver que os parece: