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domingo, noviembre 26, 2006

Explicación de la Primera Fatalidad




Hemos visto anteriormente que Aquiles, símbolo del fuego del mercurio, era el principal agente en la obra filosófica; hemos seguido su vida hasta el nacimiento de Pirro en casa de Licomedes. Homero ha pasado todo esto y empieza por suponerlo enamorado de Briseida, es decir, en reposo, o en el estado que se encuentra el mercurio después de que su volatilidad ha sido detenida en su carrera por Deidamia. Esto es lo que le hace decir a Aquiles en la queja que lleva ante su madre Tetis. Después de haber arruinado Tebas, dice él, Agamenón tuvo a Criseida en reparto y los griegos me dieron a Briseida. Se sabe que Tebas fue el término de las carreras de Cadmo, también es allí donde Aquiles encuentra a Briseida, que, como hemos dicho significa dormir, reposar. Se trata de hacer la segunda obra, parecida a la primera; Homero supone, pues, a las materias en el vaso y empieza la operación, es decir, la fermentación de la materia. Esta fermentación ocasiona un movimiento en la materia, que amenaza al mercurio, o Aquiles, con quitarle su reposo, o Briseida. A esta fermentación sucede la disolución y la putrefacción causada por el oro filosófico, o Apolo, es la peste que Apolo envía al campo de los griegos. A esta peste sucede la muerte de los griegos, o la negrura llamada muerte por los filósofos. En este estado el volátil domina sobre el fijo y esta peste sólo cesará cuando Criseida sea devuelta a su padre, es decir, cuando la materia haya pasado del color negro al blanco, que es el oro blanco de los filósofos. ¿Qué es lo que pueden significar el viaje de Júpiter y los otros dioses a Etiopía y su retorno al Olimpo lleno de nieve, sino
la negrura de la materia y su paso del color negro al blanco? Las lágrimas de Tetis y de Aquiles ¿no expresan la materia que se disuelve en agua? Todo esto está indicado por el viaje de Ulises, y aún está mejor indicado por lo que sucede en el campo de los griegos hasta su retorno.
Homero dice que a penas partió Criseida bajo el mando de Ulises, es decir, que fue puesta en el vaso filosófico por el artista, Agamenón envió a coger a Briseida de la tienda de Aquiles; he aquí la fermentación que empieza. Llegan a su barco negro y lo encuentran en su tienda sentado, pero extremadamente irritado; es la putrefacción y la negrura, indicada también por los mirmidones, a los que mandaba Aquiles, como así lo figura Homero. La fábula misma nos da a entender lo que se ha de pensar de los mirmidones, diciéndonos que nacieron de las hormigas, y esto a causa de que las hormigas son negras y cuando están todas juntas en su hormiguero su aspecto representa muy bien a la materia en su estado de negrura. La misma razón ha hecho decir que Peleo, padre
de Aquiles, reinaba en Phtía sobre los mirmidones, porque Peleo quiere decir barro negro, porquería, y Phtía, corrupción, de φθέω, corromper. Los otros jefes que comandaban a los mirmidones bajo las órdenes de Aquiles,
sólo por la etimología de sus nombres, indican todo lo que sucede en la obra. Menestio señala el reposo en el que está primeramente la materia, puesto que viene de μένω, esperar en reposo, y de σίαθ, pequeña piedra, o de δέω, estar fijo, inmóvil. El segundo se llamaba Eudoro de είδω, dormir. En consecuencia Homero dice que era hijo de Mercurio el pacífico, pero añade también que cuando tuvo una cierta edad se volvió célebre por su ligereza en la
carrera, a fin de indicarnos la volatilización de la materia fija. El tercero era Pisandro, o que echa de beber, que riega, de πίω, riego, de donde se ha hecho πεοσίς, prado, lugar regado, y σώδηρεν, techo, cima, porque al volatilizarse la materia sube a la cima del vaso en forma de vapor y recae después sobre la materia en forma de lluvia o de rocío. Homero dice que era el más bravo de los mirmidones después de Aquiles, y lo dice con razón ya que sin este rocío la tierra filosófica no produce nada, así como un terreno árido no sería apropiado para hacer germinar el grano; la tierra es el receptáculo de las simientes y la lluvia es el alimento. El cuarto es Fénix, es decir, la piedra misma de los
filósofos llegada al rojo. Los filósofos también le dan el nombre de Fénix, no solamente porque en el elixir renace de sus cenizas, sino también a causa de su color púrpura, pues Fénix viene de φοϊνιξ, de color rojo púrpura, color sangre. Es el pájaro fabuloso de este mismo nombre, se le dice rojo por esta razón y nadie puede jactarse de haber visto otro; los egipcios también hacían correr el rumor de que este pájaro venía a la ciudad del Sol para hacer allí su nido y renacer de sus cenizas. Finalmente el quinto es Alcimedón, o quien manda a la fuerza misma, es decir, la piedra perfecta. Hermes[1] le da el mismo nombre y dice que es la fuerza que sobrepasa a toda fuerza, desde que está fijada en tierra. Pero volvamos a Ulises.
Uno de los hechos más señalados de su vida es el haber sabido descubrir a Aquiles disfrazado con ropajes de mujer
y haberlo obligado a reunirse con los griegos, para ir a destruir la ciudad de Troya.
Y se preguntará ¿qué relación tiene este disfraz con la gran obra? ¿este hecho no es muy simple y natural? Un hombre joven quiere ocultarse para no ir a una guerra en la que se le ha predicho que moriría ¿no sería una manera de
conseguir su deseo? Pero ¿ya se piensa que por todos lados se nos da una idea de Aquiles bien diferente que la de un cobarde? Sólo este rasgo habría hecho que los griegos lo despreciaran, y desde luego no lo considerarían superior a los otros. En efecto ¿qué idea tendríamos de un hombre joven, hijo de un rey, de un príncipe o de un gran señor, que en el momento en que sus tropas se reúnen y se ponen en movimiento para ir a una batalla, o a un asedio peligroso, procurara disfrazarse con ropas de mujer y fuera a confundirse con las acompañantes de una princesa, para evitar el peligro que le amenaza? Por muy buena que haya sido la idea que haya podido dar hasta entonces de su coraje y de su bravura, ¿no haría
tal acción que se le despreciara para siempre? Sin embargo no se ve nada de todo esto, al contrario, Aquiles es estimado, apreciado y considerado como el más valiente de todos los griegos. ¿De dónde puede venir tal contraste? Recuérdense las explicaciones que hemos dado hasta aquí y se verá claramente el desenlace.
Hemos probado en más de un lugar que los filósofos toman al sexo femenino como símbolo del
agua mercurial volátil, la fábula nos habla de ella bajo los nombre de musas, bacantes, ninfas, náyades, nereidas. He aquí precisamente la razón por la que se dice que Aquiles se ocultó bajo ropa de mujer, pues el mercurio de los filósofos sólo es propiamente mercurio cuando es agua, y Aquiles lejos de sentir debilitarse su coraje bajo este disfraz se vuelve más activo, así mismo es preciso que pase por este estado para volverse apropiado para la obra, sin éste no podría penetrar los cuerpos duros y volatilizarlos. Se tiene razón al considerar este descubrimiento de Ulises como una de sus más bellas acciones, puesto que según todos los filósofos herméticos la disolución de la materia en agua mercurial es la clave de la obra. El Cosmopolita dice: buscad una materia de la que podáis hacer un agua, pero un agua penetrante, activa y que sin embargo pueda disolver el oro sin ruido, sin corrosión y en una disolución natural; si tenéis este agua tenéis un tesoro mil veces más precioso que todo el oro del mundo, con ella lo haréis todo y sin ella no haréis nada. Es por lo que los griegos, con Aquiles, lo pueden todo contra la ciudad de Troya y sin él no pueden hacer nada. Se dice que debe morir allí, y en efecto muere porque para completar la obra se ha de fijar el mercurio filosófico y hacer de manera que la parte volátil sea una misma cosa con la fija. Esta última está representada por los troyanos, que por esto siempre son llamados domadores de caballos, o son calificados con epítetos que significan algo pesado, fijo y apropiado para detener lo que está en movimiento. El mismo Héctor[2] es comparado por Homero a una
roca. Al contrario de los griegos y todo lo que les pertenece, que siempre son representados como activos, siempre en movimiento. Homero dice de casi todos sus jefes que no tenían igual por su ligereza en la carrera, su destreza en el tiro al arco y en el lanzamiento de jabalinas; sus caballos s
on ligeros como el viento, las yeguas de Feretiades[3] son más rápidas que los pájaros, el mismo Apolo las había enseñado en la morada de las musas. En fin, todo lo que puede designar al volátil es atribuido a los griegos y todo lo que es apropiado para denotar al fijo es atribuido a los troyanos.
Por lo que hemos dicho se ve claramente el por qué la presencia de Aquiles era necesaria para la toma de Troya y el por qué su abuelo Éaco había ayudado a Apolo y a Neptuno a construir esta ciudad. Pues Éaco significa propiamente la tierra, de αϊα, tierra, o la materia de la que se hace la obra; esta materia puesta
en el vaso se corrompe, he aquí el reino d Phtía donde reina Peleo, es decir, la negrura, que es en efecto la corrupción. Esta disolución o putrefacción produce el mercurio filosófico, en consecuencia es
Aquiles que nace de Peleo. Cuando el azufre de los filósofos es perfecto Troya es construida, ¿por quién? Por Éaco, Neptuno y Apolo, porque el azufre ha sido hecho de agua y de tierra. Siendo esta tierra el principio del oro filosófico, o Apolo, no es sorprendente que él haya concurrido allí, puesto que es la propiedad fijativa de esta tierra la que hace la fijeza de este azufre. Pero para finalizar la obra no es suficiente tener este azufre, o la ciudad de Troya edificada, es preciso destruir esta ciudad, y es lo que hace el motivo de la Ilída, donde se ve que tras la muerte de Aquiles se va a buscar a su hijo Pirro aún joven y fuerte, porque, según la fatalidad, era necesario que hubiera alguien de la raza de Éaco. ¿Por qué? Porque a la fijación del mercurio, significada por la muerte de Aquiles, le sucede Pirro, o la piedra ígnea, como hemos visto anteriormente. Esta fijación está indicada por el nombre de aquel que mató a Aquiles, es decir, Paris, pues Paris viene de παρά y de ίζω, yo fijo, hago sentar, o si se quiere de παριημι, quito el vigor, vuelvo lánguido.
La segunda razón de Ulises para justificar su derecho sobre las armas de Aquiles es el hecho de que ha tomado y arruinado las ciudades de Apolo, es decir, que ha hecho la obra y la piedra, por lo tanto el resultado debe permanecer con él, pues sin las armas de Aquiles, es decir, sin la acción penetrante, disolvente y volatilizante del mercurio, no habría conseguido llevar el elixir a su perfección. Podremos discutir sus otras razones a continuación, explicando las siguientes fatalidades y la continuación del asedio.


[1] . Hermes, La Tabla de Esmeralda.
[2] . Homero, Ilíada, lib. 13, vers. 137.
[3] . Homero, ibid. lib. 2, vers. 763.

sábado, noviembre 25, 2006

Aquiles y Deidamia




Cuando Aquiles nació, Tetis lo alimentó como Ceres había hecho con Triptolemo, lo ocultaba por la noche bajo el fuego y de día lo untaba de ambrosía. No repetiré aquí lo que ya he dicho en el artículo de Ceres; el lector puede encontrar allí la explicación.
Aquiles se hizo mayor, se retiró a casa de Licomedes donde se enamoró de Deidamia y tuvo un hijo llamado Pirro. El
mercurio, cuando llega el momento en que empieza a fijarse, deja, por así decirlo, la casa paterna y materna, pasando del color negro al blanco. En este estado se retira con Licomedes, porque se transforma en una especie de tierra, que los filósofos llaman oro blanco, sol blanco, piedra que manda y que reina; lo que está expresado por Licomedes, que viene de Λύκος, Sol, y de μίδω, mando, tomo cuidado. Es por esto que Licomedes es llamado padre de Deidamia, pues la parte fija en este estado tiene una virtud apropiada para fijar la parte volátil; los filósofos dicen que tiene una virtud magnética que atrae hacia ella a la parte volátil para fijarla y formar un sólo cuerpo de los dos. Todo el mundo sabe que el mercurio es volátil. El amor que Aquiles, símbolo de este mercurio, tiene por Deidamia, es esta virtud magnética y atractiva recíproca que hace que el uno y la otra se reúnan y que finalmente el volátil se vuelva fijo. No se puede expresar más acertadamente que mediante el nombre de Deidamia, puesto que significa una cosa que fija
a otra, o que la detiene en su carrera, de θέω, corro, y de δαμάω, domo, detengo.
Deidamia da un hijo a Aquiles, que fue llamado Pirro a justo título; puesto que de la unión del fijo y del volátil se form
a el azufre filosófico, que es un verdadero fuego o una piedra ígnea, a la que Espagnet llama minera del fuego celeste; Filaleteo la llama fuego de natura. Alfidio dice que cuando aquel que huye es detenido en su carrera por el que le persigue, la carrera de los dos termina, se reúnen y no son más que uno, que se vuelve rojo y fuego. Homero designa esta volatilidad del fuego mercurial, diciendo
siempre de Aquiles, que tiene el pie ligero y que es extremadamente rápido en la carrera; πόδας ώκυς ποδαρκη.
Este poeta lo insinúa aún mejor,[1] cuando dice que Aquiles le dice a Automedonte que enganche su carro para su amigo Patroclo y que ponga sus dos caballos Janto y Balio, cuya velocidad igualaba a la del viento; la arpía Podarge los había engendrado de Céfiro, cuando paseaba por la orilla del Océano, estos caballos eran inmortales.[2] Ulises convenció a Aquiles de que se uniera a los griegos y éste reunió a los mirmidones, sus súbditos, se puso a su cabeza con Menestio, hijo del río Esperquio, dios e hijo de Júpiter y de la bella Polidora,[3] con Eudoro, hijo de Mercurio, llamado en esta circunstancia άκάκήα, o el pacífico,[4] pero Eudoro al hacerse grande, fue célebre por su ligereza en la carrera. Pisandro fue el tercer jefe de los mirmidones; Homero dice[5] de él que era el más valiente de esta tropa, según Aquiles. Fénix, ya viejo, fue el cuarto y Alcimedón, hijo de Laerce, el quinto.
Una vez nacido Pirro, o el azufre filosófico perfecto, es preciso que el artista proceda a la segunda operación, a la que los filósofos llaman segunda obra, o elixir. Este elixir, o el procedimiento que se ha de usar para hacerlo, es lo que Homero ha tenido a la vista en su Ilíada. La primera fatalidad de Troya era que Aquiles, y tras él su hijo Pirro, debían encontrarse necesariamente en el campo de los griegos, para que esta ciudad fuera tomada. La razón es que el elixir no puede hacerse sin el mercurio filosófico, que es el principal agente.

[1] . Homero, Ilíada, lib. 16, vers. 145.
[2] . Homero, ibid. lib. 17, vers. 444.
[3] . Homero, ibid. lib. 16, vers. 173.
[4] . Homero, ibid. vers. 185.
[5] . Homero, ibid. vers, 194.