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lunes, 14 de diciembre de 2009

FRANCISCA

¿De qué lado estás?

La represión de Tlatelolco no pudo empañar la lucha revolucionaria. La juventud, los obreros y campesinos mexicanos no callaron ante la ignominia.; la consigna  se extendió de los muros de la UNAM a todos los rincones de América: " hay que odiar con amor revolucionario". Este film narra la forja,  las desventuras, símbolos y contradicciones  de un grupo de jóvenes revolucionarios y su amor hacia la humanidad, perseguido implacablemente por las huestes del "orden" , con sus espías -tiras- , con su control asfixiante,con su diario bombardeo de miedos, con su guerra sucia contra el libre pensamiento...corre el año de 1971.

"Francisca" está dividida en dos planos escénicos y narrativos muy bien delimitados: la ciudad, en la primera parte, y el campo en la  segunda. Las calles y muros, el smog y los debates políticos vivían un febril momento citadino; la entusiasta vitalidad  de los rebeldes universitarios, arropaba con sus símbolos libertarios la gran urbe. La aparente inminencia de una transformación revolucionaria de la sociedad parecía imprimirse en los códigos de interrelación dentro de un grupo de estudiantes rebeldes, cuyas arengas no dejaban lugar a dudas  acerca de su compromiso, consecuencia y entrega  con y por la liberación de su Pueblo. Sin embargo, los lazos de fraternidad que pugnaban por una mejor sociedad  eran amenazados por una respuesta institucional  que se valía del terror  y  el juego sucio para desintegrar  la agrupación; una guerra sucia,donde el miedo como munición se estrellaba contra las utopías de los jóvenes. La tortura y la muerte se erigían como "reprimenda" contra los malintencionadamente etiquetados como " antisociales". Al grupo revolucionario  llegaría un extranjero portador de una arma psicológica para sembrar la desconfianza, el temor y lo que pareciera una paranoia colectiva; los jóvenes hallarán pruebas para verificar que sus temores no son infundados...

Para la brutal inteligencia del Estado es menester eliminar  a los estudiantes; para Helmuth, el infiltrado en su organización, empero, sería apropiado persuadirlos para que abandonen la lucha , a fin de solucionar su conflicto ético. Él, proveniente de Alemania del Este, ha sido reclutado a la fuerza por el organismo de inteligencia  mexicano y constreñido  a convertirse en " tira" ( espía) muy a pesar de su historia, marcada por procesos  políticos similares a la de los jóvenes universitarios. Cuando el amor  entre  como viento huracanado en los espacios de debate político, Bruno( identidad falsa de Helmuth),se hallará  de pronto en una encrucijada, que sólo la valentía y arrojo de su amada podrán  esclarecer...aunque no de forma definitiva.

En el filme hay un límite preciso que  da cuenta de un escenario de lucha  envuelto en similares consignas pero contrastado  notablemente por su crudeza telúrica; la muerte da cuerpo a esta frontera. Al huir de la ciudad después del homicidio  de uno de los integrantes del grupo, Bruno y compañera se adentran en la vorágine de una represión atroz, gobernada  en  la vasta región rural por los Terratenientes y sus  matones; por la miseria  y la esclavitud; por las condiciones de vida campesina, agrestes, infrahumanas. En el campo, la creatividad revolucionaria se desvanece  en medio de  la ausencia de garantías legales, en el imperio del más fuerte. La ley es la voluntad de los ilegítimos propietarios; no hay posibilidad alguna de denunciar los atropellos. El colorido de los murales y el sonoro voceo de los cánticos irreverentes, quedan  fulminados en estos escenarios rurales; en la desesperanza tostada de la piel de los niños hambrientos, aunque otro pintoresco colorido, se aplauda en una que otra feria popular.

El hastío del  miedo  constante se trunca en la verdad de un momento trágico; el espía que optó por perseguir  sus ideales y abrazar los motivos de los perseguidos, de pronto se ve sorprendido por un cruento ataque de la inocencia... aquella contenida dentro de una máscara de lucha libre mexicana...

"Francisca", es un filme  que lejos de tener un tratamiento panfletario, se convierte en un obra que oxigena, sin vanas nostalgias, el cine político latinoamericano. Destacable dentro del metraje, la correcta recreación histórica, el atinado tratamiento ideológico, y la responsable investigación socio-cultural; hechos que permiten  otorgarle credibilidad a sus escenas. La mirada de Gabriel, un niño que ve sofocados sus sueños en la albores de la adolescencia, pareciera simbolizar  el ahogo de un proceso liberador que apenas comenzaba a cristalizarse. Se trata de la muerte violenta de la inocencia.... del estupro de la ternura.

País: México.
Año: 2002
Directora: Eva López Sánchez.
Guión: Jorge Goldemberg -Eva López Sánchez
Fotografía: Javier Morón
Música: Leonardo Heiblum- Jacobo Lieberman.
Interpretaciones:
Ulrich Noethen
Fabiola Campomanes
Julio Bracho
Arcelia Ramírez
Juan Ríos
Gustavo Sánchez Parra
Juan Carlos Colombo
Héctor Ortega
Eligio Meléndez.

lunes, 16 de noviembre de 2009

CORONACIÓN



LA LOCURA DE NO ENAMORARSE
Don Andrés tiene miedo de existir; siempre lo tuvo; nunca se atrevió a afrontarlo; prefirió deambular  en paseos diarios mientras cavilaba  sobre tal o cual personaje de la historia  apoyado en su  bastón de prístino  burgués para recordar su grandeza hereditaria, rindiendo homenaje a su vida disipada, la que, como sus millones, dilapidó, no por falta de cuidado, sino por exceso del mismo.  Sin síntomas aparentes , excepto su extraña preocupación por su "gordura", -creciente en su imaginación-, el neurótico Don Andrés es un hombre maduro en edad mas no en experiencias; no tiene historias ni anécdotas para contar, y de tenerlas no tendría a quien contárselas, es un hombre solo. Tan sólo frecuenta al vendedor de finos bastones y a un compañero de clase  que le recrimina el hecho de no haberse apasionado con nada en su vida: con una mujer, con una labor, con un vicio...
Te ha hecho falta  enamorarte de verdad...
Nada explica su vida fuera de los libros que lo obsesionan, los que,  constituyen su más sobrada jactancia, después de su  infaltable báculo, signo de poder burgués y artilugio depositario del legado aristócrata. Este bastón expresa una extensión de su virilidad, la que se empeña en mostrar socialmente, empuñándolo, a falta de obras que hablen de sus deseos, de sus diezmadas fuerzas, de al menos, un ápice de vida útil; es su único punto de apoyo en la vida. Andrés es un niño anciano.
"La única experiencia tal a la que puedo aspirar es a la muerte"

Desde luego, la personalidad aciaga de don Andrés, no responde necesariamente a su voluntad: Envolviéndolo como tornado de humo asfixiante está su abuela, una anciana corroída por sus prejuicios de clase y que pasa sus últimos días  aferrada la opulencia de tiempos pasados, donde según ella todo era ordenado y puro: no habían revoluciones. El desprecio evidente a su nieto solterón, cruzado con un amor agobiante hacia el mismo, hace inferir una educación castradora en el niño Andrés, niño que insiste en frenar  el  bienestar psíquico del viejo Andrés; de hecho siempre se reclaman mutuamente por sus complejos; Andrés vive inmerso en su infancia, preso en las culpas que con refinada represión instaló la matrona burguesa en su imaginario y que ahora le enrostra la foto de su niñez:
"Tú tienes la culpa Andrés, estás acabado".
Son vínculos familiares herrumbrados por la culpa; es una cadena de culpabilidades que no cesa:
Andrés: "...tú tienes la culpa de lo que me pasa, vieja inmunda ¿por qué no te mueres abuela?
Pero de las tinieblas de la mansión burguesa emerge una cándida figura que si no cambiará  las disociaciones que  abordan los talantes de la abuela y el solterón, si le pondrá punto final; se trata de un elemento que no encuadra en la bajeza de las formas y rituales aristocráticos, que se sustrae a la ruindad de lo opulento; es la inocencia, que hace su entrada en los afectos de los personajes centrales, para avivarlos, aunque no de la mejor manera. La pureza de  Estela, una humilde campesina  que engrosa la lista del servicio doméstico gracias a su tía - quien ya ha tenido paciencia suficiente para cuidar a la abuela- , no logra sublimar las pulsiones de abuela y nieto; en cambio,  los deseos se desbocan en planos de la moralidad cultural de cuestionable validez, tocando tangencialmente como objeto a  la noble muchacha, pero desviados ahí, justo en el punto de tangente. Las clases minoritarias siempre se han considerado superiores a cualquier ordenamiento normativo social o cultural; no en vano son ellos quienes elaboran las leyes jurídicas en tiempos contemporáneos; así que la virginal Estela corre el riesgo de ser "pervertida" por los patrones de la vieja casona.
La cosa es así: la abuela se obsesiona con la idea de  convertir a Estela en una ladrona; para tal efecto cuenta y deja dinero suyo al alcance de las delicadas manos de la joven criada. Induciéndola al robo, esta  abuela encuentra profundo gozo en la degradación de los débiles. El placer, que según ella "es una cochinada, una inmundicia", anega su interior al poner trampas -tentaciones- a  la muchacha; rodeada de íconos religiosos, la vieja actúa como aquel demonio tentador tan vituperado en sus oraciones. Puede llamare hipocresía esta práctica, pero lo que en realidad delata este comportamiento es una mentalidad esquizoide que como todas, se esconde a sí misma, tras el velo de una supuesta " moral perfecta", habida cuenta su " superioridad" de clase.
Para  Andrés, la transparente belleza de Estela significa la oportunidad de enamorarse, pero no de alguien, sino de algo; por eso la exigua presencia de un amor que podría redimirlo y devolverle la vitalidad  que nunca tuvo para luchar contra sus miedos, lo confunde aún más. ¿Qué siente por ella? ¿Compasión?, ¿pasión?, ¿desprecio?; es muy difícil precisarlo porque Andrés todavía está atado a los sentimientos infantiles por su abuela; no ha podido liberarse de su sombra, sus emociones  no son claras. Sin embargo, puede entreverse ese no reconocimiento del amor hacia la joven, dada la disociación de su carácter; por un lado experimenta una fuerte ternura y por el otro una sensualidad desbordante; la podría tener como Mujer, pero también como hija, aunque  entiende que no la puede desdoblar; optará entonces por hundirse en sus fantasías. Llegará el momento en que no las pueda distinguir de la realidad.
 Andrés: "...ayudarla a ser feliz como en las novelas ¿ después qué? no me extrañaría que sintiera ganas de asesinarla."

Pareciera que la neurosis de Andrés, se presentara como la neurosis social de la historia mexicana, mientras que sus temores se agigantan....

Como se ha podido observar  " Coronación" está articulada en torno a tópicos psicoanalíticos que delimitan la historia, eso sí, enmarcada en un contexto socio-político de lucha de clases. La Escuela de Frankfurt y el Freudomarxismo parecen nutrir el imaginario de la novela de José Donoso- hecho que quien escribe considera más que meritorio-.Así pues, paralelo al lujo barroco de la mansión, tenemos las penurias de la clase subordinada. Mario es un joven trabajador de una tienda quien de la noche a la mañana se ve despedido sin justificación alguna; muchacho noble y esperanzado en un mejor futuro, será el primer hombre en la vida de Estela y el motivo de los celos de Andrés, quien más allá de detestarlo por ser el novio de su ingenua criada, envidia su juventud, su vigor, su valor, en suma, su equilibrio. Mario  por su parte debe soportar toda la pesadumbre moral de su familia, constituida por su hermano- vago y ladrón- , su cuñada- una mujer desdentada que sufre los maltratos de su marido- y sus sobrinos, por los cuales deberá velar.

Este trabajo cinematográfico nos muestra  a través de su peculiar ritmo narrativo- que hace recordar las películas mexicanas de Luis Buñuel- perversiones a granel, resultando empero, una sucesión de encuadres serenos como parte de una cuidada propuesta estética, lejos del efectismo que se esperaría de una historia así. No obstante, hay un par de escenas convulsas, exageradas en sus decorados y agrestes en el histrionismo de su actores; esto es comprensible porque son escenas cumbre, que vuelcan en la fotografía y en la dirección artística toda la histeria de la burguesía en decadencia. Las secuencias de la fiesta aristocrática de la abuela, donde ella y sus invitadas lucen excéntricos atuendos, sueltan carcajadas demenciales y son  protagonistas de un delirio monárquico, hablan de esa desesperación de la burguesía por aferrarse a su poder, a su gloria, temerosa de las revoluciones populares.
Así que, se muestra la perversión aristocrática/burguesa (para ellos es su refinado derecho) y la perversión del lumpemproletariado, personificada en el hermano de Mario. Hay miseria humana por todos lados; es un sistema social que se resiste a la renovación histórica.
Abuela: "¡Revolucionarios de pacotilla"( lo repite varias veces a lo largo de la película)
Las ínfulas de alteza y santidad de la abuela son al fin coronados por Andrés (viejo y niño) en imagen disociada. Después le lanzan avioncitos de papel...

 País: México
Año: 1975
Director: Sergio Olhovich
Guión: Sergio Olhovich, basado en la novela homónima de José Donoso.
Actuaciones:
Ernesto Alonso
Carmen Montejo
Segrio Jiménez
Leticia Perdigón
Aarón Hernán
Raquel Olmedo
Blanca Torres
Graciela Doring
Pilar souza.

León Plata

jueves, 26 de marzo de 2009

TEMPORADA DE PATOS

...a mí también ME VALE PITO

¿Qué se puede esperar de esta película? La acción transcurre en un pequeño apartamento de clase media baja, los personajes son tres adolescentes y un repartidor de pizza; el tiempo es un domingo aburridor y el presupuesto es bajísimo.
No se podría esperar mucho de esta película. Y para completar la desesperanza, buena parte de la inspiración temática se extrae de una pintura de escaso valor artístico: una ordinaria lámina de esas que penden de las paredes de miles de viviendas latinas. No resta mucho qué describir: el cuadro contiene uno de los tantos y repetitivos paisajes naturales que de original nada tienen: una lagunita, algunas plantas silvestres y unas cuantas aves surcando el cielo.
Nada que esperar, es aparentemente una película sobre nada, como si cualquier persona tomara sus cámara de video y grabara su aburrimiento y al repartidor de pizza cuando llega a entregar un pedido. Pero los mejores regalos son los que no se esperan y las sorpresas siempre avivan el ánimo, y TEMPORADA DE PATOS, es precisamente eso: una caja sorpresa, que apenas se empieza a desatar, sacude la mente, haciéndola volar hacia paraísos de armonía, paz y libertad, como los pintados en esos cuadros que penden de las paredes de miles de viviendas latinas...
La original propuesta se narra a través de dos adolescentes que rehúsan pagar a un humilde repartidor de pizza el precio del encargo, y de una chica que quiere inquietarlos. Es un domingo monótono, y el fluído eléctrico se va. La pugna entre el repartidor y los muchachos marca el inicio de una provechosa tertulia , que será aderezada por unos suculentos brownies hechos por la chica inquietante. Los brownies contienen un ingrediente "mágico" que a todos desinhibe; los muchachos comienzan a descubrir su sexualidad, y el repartidor, sus sueños reprimidos tras la mampara del sub- empleo.

El repartidor adulto, libre ya de miedos y libre de ropas, ingresa al cuadro con laguna y patos, y desde allí, con serena rebeldía manda "a la mierda" a su jefe. El mundo "vale pito" desde entonces. Para todos es la primera vez: primer beso, primer encuenro con la libertad, primer alucinógeno....Si pudiera poner un subtítulo diría: "una traba muy peculiar" pero el slogan es irrefutable: ¡VALE PITO!
En un reducido apartamento , de una popular unidad residencial, un día cuatros seres comunes y corrientes descubrieron un nuevo mundo. Uno de ellos hasta viajó a él dando unos cuantos pasos, no más. El tedio de un día vacío se convirtió en teatro de operaciones para transgredir algunas prohibiciones sociales: El día dejó de ser normal para dar paso a la Temporada de Patos.
¿Qué nos dio la película? una exquisita cinematografía en blanco y negro que supo retratar lo invisible, lo onírico, mostrando el tedio de manera hilarante en un mundo "adolescente" y que demostró una vez más que el mayor capital para hacer cine, es el ingenio.
Escena

Temporada de patos
Director:
País: México
Año: 2004
Intérpretes:
Enrique Arreola: Ulises
Diego Cataño: Moko
Daniel Miranda: Flama
Danny Perea: Rita

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