Mostrando entradas con la etiqueta LARGOMETRAJES. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta LARGOMETRAJES. Mostrar todas las entradas

viernes, 17 de enero de 2014

LE CHAT DU RABBIN (2011)




Si hace poco hablábamos de un estupendo largo de animación hecho en Francia, ahora seguimos a vueltas con nuestros vecinos. Esta vez se trata de Le chat du rabbin, un largometraje basado en el cómic del mismo título de Joann Sfar que el propio autor codirige. A pesar de los altibajos del guión los amantes de la animación disfrutarán de lo lindo con los elaborados escenarios, los paisajes, los interiores, cuidados hasta el más mínimo detalle. Mientras que en América se apuesta por el 3D y el Japón por la estética manga, en Francia lo hacen por la diversidad.

Larga vida a estos malditos gabachos.





 

viernes, 20 de diciembre de 2013

ERNEST ET CÉLESTINE (2012)




Francia siempre a la vanguardia. Sólo allí se produce una respetable cantidad de películas de animación que se salvan de la vena mercantilista, obras que se apartan de la clonación Pixar y siguen su propio camino hacia el éxito artístico y el más que probable fracaso comercial; y, a pesar de todo, las siguen haciendo. Pienso en títulos como Le chien, le général et les oiseaux (2003), Renaissance (2006) o Le tableau (2011) por citar los primeros títulos que acuden a mí. Ernest et Célestine es uno más en esta breve pero valiosísima lista de películas producidas en Francia a la que todo amante de la animación debería arrimarse un poco. Se trata de una de las películas más bellas que he visto en mucho tiempo. Tal vez el guión, como ocurre con las otras citadas, no sea su punto fuerte, pero tampoco desmerece en absoluto. Muy recomendable. 



jueves, 31 de octubre de 2013

UROTSUKIDOJI




Desde el principio, Urotsukidoji sufrió ciertos lastres en su comercialización en occidente: fue doblada, cortada, censurada y remontada. Lo que originalmente eran una serie de tres O.V.A.s («Original Video Animation»: surgidos a principio de los 80, son productos concebidos para el formato doméstico —VHS, LD, DVD, BD— que suelen oscilar entre los 45 y 60 minutos de duración) de una duración cercana a los 150 minutos, quedó reducida a un montaje en forma de largometraje de poco más de cien. No ha sido hasta la aparición de Urotsukidoji: the perfect collection que hemos podido disfrutar de la obra tal y como fue concebida originalmente: sin cortes, sin censuras y con las voces japonesas. Dicho esto, debo hacer hincapié en que nunca ha sido una obra fácil de catalogar; ahí radica, en mi modesta opinión, su punto débil y también el más fuerte: aquellos que busquen sólo hentai se llevaran un fiasco; los que busquen terror encontrarán de más no pocas escenas; y así con las distintas clases de público y de expectativas: Urotsukidoji es mucho más que la suma de sus partes. En términos de crudeza, ningún anime me ha impresionado tanto en los últimos veinte años (exceptuando, tal vez, la tercera entrega de la trilogía Berserk: la edad dorada). La película es un gigantesco tornado en cuyo corazón se revuelcan, copulan y despedazan el porno, el terror, la necrofilia, el gore, el bestialismo, el fetichismo, la fantasía, la cifi, el kaiju eiga, la mitología y la épica. Es difícil encontrar una obra que oscile de forma tan brutal entre la repugnancia y la belleza, entre la esperanza y la desesperación, la violencia extrema y la ternura; la más espectacular y apocalíptica de todas las películas apocalípticas, coronada con un apoteosis de proporciones bíblicas, una epifanía indeleble. 

 Este párrafo pertenece a una extensa reseña que he escrito para Almas Oscuras sobre Urotsukidoji, una de mis películas favortitas de todos los tiempos. Podéis leer la reseña completa aquí y ver la película aquí:

 




viernes, 11 de octubre de 2013

KAGUYA HIME NO MONOGATARI: TRAILER Y POSTER




Precioso el póster de la próxima peli de IsaoTakahata. Creo que va a ser una de las películas más bonitas de los últimos tiempos. Juzgad vosotros:






miércoles, 2 de octubre de 2013

WOLF CHILDREN (2012, MAMORU HOSODA): ALGUNOS PENSAMIENTOS




No es del todo fácil suscitar reflexiones profundas mediante historias aparentemente sencillas. Mamoru Hosoda lo ha conseguido. Esa es su gran baza. Su último largometraje es una hermosa fábula. Creo que, por su temática, alcanza a cualquier persona que alguna vez se haya detenido a cuestionar su lugar en la sociedad y la necesidad de los seres humanos de vivir entre iguales. La pregunta es sencilla: ¿queremos ser lobos o humanos?

El lobo ha sido empleado a menudo como emblema de la vida salvaje. Se ha encumbrado al cánido como animal solitario por antonomasia, amoldado a la vida en lugares remotos y a las inclemencias del temporal. En la ficción, representa lo contrario de lo que entendemos que debe ser el hombre: el primero es sociable, racional y civilizado; el segundo solitario, feroz, salvaje. La imagen ha estado teñida siempre de un romanticismo sospechoso. Dicen que en todo hombre hay un lobo y que el hombre es un lobo para el propio hombre.  El conflicto surge cuando nuestra parte animal intenta arrastrarnos más allá de los límites que permiten las leyes y las costumbres. La ficción está llena de ejemplos: recordemos la novela de Herman Hesse, El lobo estepario. Pensemos en El hombre lobo (1941), una de las mejores películas del periodo clásico de la Universal. Su protagonista es un indivuduo atormentado por su incapacidad para doblegar su naturaleza salvaje. Su tragedia es ejemplar, clásica, desgarradora a veces. Pocas veces el género ha ofrecido un retrato tan jugoso y emblemático. Nombremos a Hiroyuki Okiura, que antes de Hosoda ofreció una visión mucho más oscura y desoladora del hombre como lobo en la inolvidable Jin Roh. Una película compleja, hermética y cargada de lirismo; no en vano Mamoru Oshii escribió el guión.  Aunque tal vez sea la formidable Las aventuras de Jeremiah Johnson (1971) el gran canto al hombre solitario, aquel que se adentra en lo más inhóspito de la naturaleza y se camufla entre las bestias para rehuir del contacto humano. 

En cuanto a Wolf children, decir que Hosoda amplia su registro narrativo con ella. Summer wars me pareció una estupenda película para toda la familia pero, viendo Wolf children, creo que algo se perdió en el camino tras La chica que saltó en el tiempo, algo que el cineasta ha vuelto a recuperar: el sentido del drama, de la gravedad, que estaba prácticamente ausente en Summers wars que, vista ahora con cierta perspectiva, me parece una obra un tanto complaciente. Ese registro dramático que emparente La chica y Wolf children reside en una idea sencilla: la vida consiste en tomar decisiones, y esas mismas decisiones, acertadas o no, nos llevan por un camino en el que ganamos algo pero, a cambio, también perdemos algo importante. La idea ya se encontraba codificada en La chica en forma de triángulo amoroso; es una película desenfadada, llena de nostalgia y de una velada tristeza. También es mi anime favorito de los últimos años. Wolf childfren mantiene en parte el tono familiar de Summer wars, pero es una obra mucho menos complaciente en tanto que retoma la idea que subyace en La chica. Evita el final feliz y lo sustituye por otro agridulce. Decidir es aceptar una pérdida en favor de una ganancia. Wolf children admite muchas lecturas: puede ser una historia sobre la maternidad, sobre la dificultad de educar a los hijos, sobre la búsqueda de la identidad, sobre las relaciones familiares, sobre cómo la sociedad acepta a aquellos que mimetizan sus comportamientos y estigmatiza a los que siguen otros diferentes... Estos moldes dan para mucho.

Wolf children está lejos de ser una obra perfecta: la animación no es cautivadora. Hay momentos edulcorados y una sentido de la maravilla, de la exaltación bucólica, demasiado convencional como para resultar conmevedor y duradero (y aunque la aparición del zorro junto al árbol me cautivó, no dejo de pensar que se respira un sentimiento demasiado Ghibli en ella). La historia a veces se estanca. La primera parte, después del prólogo, resulta demasiado lineal. Hay un punto de inflexión aproximadamente a la mitad, cuando Ame ve por primera vez al viejo lobo enjaulado. A partir de ahí gana ritmo. Los conflictos se acentúan, las posturas se extreman y el verdadero drama se define ante el espectador tal y como es.  A ratos me recuerda un poco a Colorful. Son dos cintas completamente distintas, pero maduras en cuanto a su modo de plantear el conflicto. Sin duda la segunda es mucho más cruda y dura, entre otros motivos porque así es el tema que aborda: el suicidio infantil; asunto candente, de plena actualidad en en Japón. Se me ocurre que tal vez por esa dureza y por tocar un tema tan específico no haya ganado el reconocimiento que se merece fuera de su país.  

Como ya he dicho, Wolf children no es una obra perfecta, pero a quién le demonios importa. La perfección suele equivaler a lo finito, a lo concluso, a la muerte. Aquí hay una historia que puede llegar al fondo de aquellos que se sientan identificados con ella. Eso me parece más importante que cualquier otra consideración. Cuando una obra de arte consigue la comunión con aquellos que la experimentan, puede decirse que ha logrado su objetivo. Wolf children lo consigue, a pesar de sus imperfecciones, y por ello merece un visionado atento. El futuro de Hosoda es muy esperanzador. Es posible que su próximo trabajo se aparte de la línea marcada por Wolf children. Sería una pena. Solo el tiempo lo dirá. Mientras llega ese día, yo me instalaré una temporada en ese plano al principio de la película en el que la silueta de un lobo emerge en un campo de flores doradas.     

PD: quiero ser un lobo. 









 

domingo, 29 de septiembre de 2013

ANIME MOVIE GUIDE ANIME LIST




La web Anime Movie Guide ha confeccionado una estupenda lista con los mejores largometrajes de animación japonesa de la historia según su parecer. La lista es bastante completa, está ordenada cronológicamente por estudios y directores. Hecho en falta algunas títulos, pero aún así la lista es formidable: 

jueves, 22 de agosto de 2013

EL VIENTO DE AMNESIA (1993)



Un clásico de los 90 que ahora podéis ver en youtube subtitulada. Nunca me cansaré de recomendar esta película.






lunes, 15 de julio de 2013

KIDS ON THE SLOPE, THE GARDEN OF WORDS, BERSERK: THE GOLDEN ARC AGE



Kids on the slope
Ha sido bonito reencontrarme con Shinichiro Watanabe después de tanto tiempo (ha llovido bastante desde Samurai Champloo). La verdad es que no me lo esperaba dirigiendo una serie como Kids on the slope. Probablemente no sea el anime del año ni  esté a la altura de sus anteriores trabajos, pero tampoco creo que lo necesite para hacerse valer. Se trata de una serie breve -12 capítulos-; inteligente, bien contada y mejor dirigida. Bucea, como tantos otros animes y miles de mangas, en la adolescencia: su complejidad, sus contradicciones, su universo exaltado y magnificado... Lo que en principio comienza como un triángulo amoroso termina definiéndose como una historia sobre la amistad entre dos chicos sin ninguna pretensión homoerótica (tal vez ahí radique su originalidad). Con el jazz como telón de fondo, con la magnífica banda sonora de la habitual Yoko Kanno, asistimos al desarrollo de un drama juvenil, estudiantil, en toda regla. La historia peca de algunos excesos melodramáticos, cierta ñoñez para el que escribe, pero creo que cualquier seguidor de Watanabe o interesado en la animación japonesa encontrará motivos más que de sobra para darle una oportunidad. Yo lo he hecho y no me he arrepentido.




The garden of words
Makoto Shinkai vuelve por sus fueros... Afortunadamente. Después de la descafeinada, carente de personalidad, falta de aliento y de originalidad, The children who chase voices from deep below, ha vuelto a lo que mejor sabe hacer: el drama juvenil. Llama la atención por encima de todo tras los primeros minutos el fuerte empeño por retratar los detalles más insignificantes:  la punta de un lapiz escibiendo sobre una hoja de papel, una tiza desprediendo polvillo blanco mientras traza signos sobre una pizarra o un un simple zapato son solo algunos ejemplos. En este sentido la animación se revela minuciosa, hiperrealista, es como estar contemplando una de esas pinturas hiperrealista en movimiento. No recuerdo haber visto nunca en animación tal grado de detalle, de esfuerzo, centrado en captar un momento tan insignificante. Todo responde a la voluntad, al ojo del director, que se centra en estos pequeños destellos de realidad aumentada, se detiene en ellos, los recrea y los aumenta. Forma parte de su nueva forma de narrar. Shinkai se ha vuelto más lírico e intimista que nunca, da la impresión que te intentara compensarse a sí mismo por el estilo abierto y épico que tuvo que adoptar para The children. Hay un cambio evidente en su forma de narrar con respecto a anteriores trabajos. No sé qué es mejor, más maduro, más conveniente... En cualquier caso, es diferente. Hay directores que se despojan de sus manías y de sus filigranas a medida que ganan años. La sencillez de estilo suele ser un síntoma de madurez; sin embargo, siendo el estilo de Makai ya de por sí sencillo, clásico, casi predecible, desde sus primeros trabajos, con ese montaje centrífugo tan característico del anime...  

"Uno de los rasgos fundamentales del anime es el montaje de planos cortos, sin embargo, existe otra diferencia más que lo caracteriza, el hecho de tratarse de un montaje centrífugo. Es decir, si se muestra el diálogo entre dos personajes, no se limitará a un juego de plano contraplano, sino que, poco a poco, se apartará de los personajes, sus expresiones y sus reacciones, para dirigir la cámara a los objetos que les rodean. 

De esta manera, se llega a planos como el ilustrado, completamente inútiles, que no sirven a la historia, ni aportan nada nuevo. Planos de los que se puede prescindir sin que lo que estamos viendo se resienta, planos que sobran y que sólo sirven para entorpecer

¿O quizás estamos equivocados?

Este plano no es un plano tomado al azar. La casualidad no existe en el dibujo animado. Alguien ha tenido la sensibilidad de recordar el dibujo intrincado que la luz produce al filtrarse a través de una botella. Alguien más se ha preocupado de dibujarlo con todo cuidado para que sea perfecto, exactamente igual al natural.

No ha bastado con eso, las venas de la madera, los carriles de la puerta, la urdimbre de la alfombra también ha sido reproducidos. Así como la luz artificial que penetra en la sombra de una habitación a obscuras y el brillo que esa misma luz deja sobre un brazo desnudo.

Todo este cariño, todo este cuidado, volcados sobre un plano sobrante, sobre un plano completamente inútil.

¿Cuándo ha sido que hemos entrado en los dominios del arte?"
.     

Makoto, decía, vuelve sobre sus foros y profundiza en su propio estilo: explota ese montaje centrífugo, y añade planos con objetos desenfocados, personajes fuera de encuadre, perezosos barridos de cámara, imágenes superpuestas en un mismo plano... Todo en pos de un nuevo lenguaje que se acomode mejor a lo que quiere contar, más personal, más lírico, más íntimo... Viendo The garden of words tengo la impresión de que el director ha adoptado en buena medida las maneras del cine de imagen real, que ha sacado partido de las posibilidades de la animación para conseguir un efecto más realista, que es justo lo contrario de lo que busca el medio: ampliar los márgenes del medio haciendo aquellas cosas que sólo se pueden hacer en la animación. Algo me ha hecho pensar en Satoshi Kon.

La historia en sí es un romance condenado al fracaso, a la no consumación, como todas las historias de Shinkai. Los primeros veinte minutos están bastante bien llevados. No decaen y mantienen el interés, pero a medida que la historia pone sus cartas sobre la mesa nos hace temer por una resolución instisfactoria, prácticamente igual a la vista en anteriores trabajos. No obstante estamos ante una cinta muy disfrutable, una delicia animada. Aquellos que disfrutaron (como yo) con los primeros trabajos de Shinkai, lo harán de nuevo por descontado; pueden que incluso lleguen a reencontrarse con una parte de sí mismos que ya tenían olvidada.




Berserk: the golden age arc
Confieso que los primeros trailers de Bersek no me sedujeron demasiado. No soy un gran fan de la animación CGI, y en las pocas secuencias que vi daban bastante el cante. La técnica de combinar animación por ordenador con texturas planas para obtener la apariencia de animación tradicional (cell animation) lleva ya un tiempo entre nosotros. Si Appleseed no fue la pionera en estos temas poco le faltó. Sea como fuere, le di una oportunidad al bueno de Guts, y doy gracias por haberlo hecho.

Aunque sigo manteniendo mis reservas respecto al uso del GCI, reconozco que, en general, han sido lo suficientemente cuidadosos como para evitar la estridencia. Las animaciones generadas por ordenador se reducen en su mayoría a las escenas de lucha, generalmente planos abiertos, panorámicas, y a veces en otros poco iluminados, con la idea de camuflar un poco las carencia: movimientos acartonados y poco acompasados, expresiones faciales, las manos, el pelo... También se llega a combinar ambos estilos de animación: cuerpos generados por ordenador con rostros dibujados a mano. El resultado en conjunto es más que aceptable, incluso espectacular a veces.

Sobre las películas en sí, destaca la capacidad de síntesis de los guionistas para condensar los hechos más destacables y decisivos del manga (concretamente de los tomos 4 al 13), sin que la historia ni los personajes pierdan ni un ápice de su identidad. Es más, en ocasiones, la versión animada sale ganando, al ser más directa y dinámica, más entretenida. The egg of the king, es la primera entrega. Se deja ver bastante bien y es entretenida, sin más. La segunda, The battle of Doldrey, continúa la historia en tono ascendente, las batallas son más grandes, más épicas, más sangrientas. Amplia y enriquece la trama. Estudia con más detalle la relación entre los personajes, define con eficacia sus respectivas personalidades, motivaciones, miedos... Hasta lograr la empatía, que al fin y al cabo de eso se trata. Por último, sienta las bases para el capítulo final: Descent. Ha sido esta última película la responsable de que haya decidido atreverme con el manga -37 tomos y contando-. Me ha sorprendido e impactado como ningún anime lo hacía en años. Puede que Descent no sea el anime más violento que he visto, pero desde luego se queda cerca, en dura pugna con Violent Jack, Apocalypse Zero, Elfen Lied, Riki Oh o la mismísima Urotsukidoji.

Todo la parte del eclipse es memorable en muchos sentidos, un momento de terror y de mal rollo difícil de olvidar. Porque si hay algo que queda después de ver Descent, a diferencia del resto de los animes citados, es mal cuerpo. Mientras los primeros no dejan de ser (exceptuando tal vez Elfen lied) espectáculos guiñolescos que uno no puede tomarse demasiado en serio, la película que cierra la trilogía late con intensidad, sinceridad y toneladas de dolor. Nada de lo que vemos durante el eclipse parece gratuito ni destinado necesariamente a disgustar al espectador por el mero placer de hacerlo. Todo resulta lógico y coherente. Después de asistir a la trágica e impactante destrucción -física y espiritual- del personaje de Griffith y de todo lo que representa -para la historia, para Guts y el resto de mercenarios-, lo que sigue a continuación es una consecuencia casi lógica. Lo que espanta no es la violencia y el pasisaje de demonios caníbales que sigue, sino la sinceridad con que se ejecuta todo. La violencia ejercida y dolor causado es real, tremendamente humano, de una perversidad aterradora. Por momentos, uno imagina estar viendo una película de Haneke. La resurrección de Griffith y su ascenso y coronación es uno de los momentos más impactantes que recuerdo. Solo por llegar a Descent merece la pena pasar por el resto de la trilogía antes.

Difícil de olvidar.     



domingo, 3 de marzo de 2013

WINDARIA



 Windaria es uno de los grandes largometrajes japoneses de los 80. Ahora completa en HQ con subtítulos en Youtube.

PASEN Y VEAN: 







jueves, 6 de diciembre de 2012

REDLINE (2009)




He ido retrasando Redline, y ahora que por fin la he visto, me arrepiento de no haberlo hecho antes; me lo he pasado como un enano.

La trayectoria de Takeshi Koike como director, si bien breve hasta la fecha, es bastante coherente. Debuta con el corto World record en la memorable Animatrix. Le sigue Trava: fist planet, y desemboca en esta Redline

Ya desde su debut apreciamos la mayoría de sus constantes, su sello personal: por temas, la velocidad; como director, gusto por el encuadre extremo y los planos detalle; como animador, deformación extrema de los cuerpos y de los objetos; como diseñador, personajes que no responden a la clásica estética anime: desprecia los ojos grandes y los rostros redondeados, predominan los angulos duros y afilados. Y lo más llamativo a mi parecer: uso de una paleta de colores sin graduación, y brillos metálicos y sombreados un tanto retro; es como ver un anime de los 80 remasterizado en Bluray. Ese es el efecto. Los brillos de los objetos remiten directamente a los mechas ochenteros, también los hacen las franjas negras y curvas que conceden la sombra y el volumen. 

El título en cuestión es bastante particular. Redline es como una versión pasada de rosca á la japonesa de los Autos locos. Buena parte de las ideas de la cinta ya se presentían en Trava, cuyos personajes repiten aquí con cameo. Hay un poco de cifi, un poco de western, un poco de mecha, un poco de La patrulla galáctica y otro poco de cyberpunk. Pero Redline es, ante todo, un festín visual, un homenaje a la animación como no veía en años. Es una película que puede verse perfectamente sin mirar los subtítulos ni una sola vez. Hay poco que contar. La historia va de una carrera salvaje. Y ahí se acabó todo. Se trata más bien de una excusa para lucimiento de los animadores, los artesanos que han pergeñado esta joya. Velocidad, diseños espectaculares, brillos, rayos, subidones, deformaciones... Cada plano, cada encuadre ofrece algo con lo que recrear el ojo. Hay mucho cuidado y esmero en cada fotograma. El espectador que sepa apreciar la animación no dejará de sorprenderse ni un solo segundo. Esta devoción absoluta hacia la forma por encima incluso del contenido, esta capacidad de admirar, me ha hecho pensar en otro animador singular: Masaaki Yuasa y su Mind Game. Pero mientras este intentar insuflar un poco de trascendencia a sus trabajos, Koike opta simplemente por la diversión sin pretensiones, y eso es algo de agradecer; y mucho.     

Ya digo, uno puede pasarse los cien minutos que dura Redline recreándose en la belleza de las formas sin echar en falta nada más. Una trama elaborada, giros de guión, personajes profundos, un poco de metafísica... Pamplinas: animación en su estado más puro. 

No recuerdo haber visto nada parecido en el terreno del largo desde Fehérlófia, y eso son palabras mayores. El mérito de Koike y su equipo es haber camuflado unos medallones de buey con salsa Pedro Ximenez en el envoltorio de un kebab. Y a mí me pirran los kebab; mejor cuanto más grasientos.




martes, 23 de octubre de 2012

THE STAR OF COTTONLAND (1984)




Dejo aquí un breve apunte sobre un largo que vi hace unas semanas y que me gustó bastante. Se trata de un anime de los ochenta producido por Mushi Pro, basado en el shojo de igual nombre de Yumiko Oshima. Estéticamente me recordó un poco a otro anime de la época de Madhouse, sobre todo en el uso del color: Toki no tabibito (1986).

En cualquier caso, es una película, como mínimo, digna de ver; un tanto sensiblera y nostálgica, pero hermosa y bastante ingeniosa, incluso bizarra a ratos. Sorprende la "humanización" de los personajes gatunos, que resulta impagable (sacada del manga, imagino). 

Una rareza que animo a ver. Se puede encontrar sin muchos problemas con subs en español. 

THE BLACK CAULDRON (1985)




Muy curioso y poco conocido este largo de Disney. Aunque las imágenes se empeñen en desmentirlo, fue una superproducción de la época. Creo que a la animación, aunque con momentos brillantes, le pesan un poco los años; hay tramos bastante irregulares en este sentido. En cuaquier caso, destaca la iconografía de la película. La obra está imbuida de esa querencia ochentera por la fantasía épica; Tolkien, y todas esas cosas. 

Me parece ver que Disney sigue aquí la estela de títulos ya clásicos, algunos memorables, del cine de animación de la época: El señor de los anillos de Bakshi, la plétora de la productora Rankin/Bass, bajo la que floreció en parte el estudio japonés TopcraftEl vuelo de los dragones, El último unicornio, El hobbit, El retorno del rey... Incluso el entrañable Único de Sanrio y Tezuka Productions (y una incontable cantidad de anime de la época).

Lo más curioso es que se recortaron varios minutos del metraje original porque Disney los consideró inapropiados. Visto así, la peli acojona en determinados momentos. Tiene un ejército de esqueletos la mar de tétrico, y un malote que no se queda atrás. No es una gran película, pero tiene buenos momentos y una estupenda banda sonora. 

Pues a verla ya.

miércoles, 31 de agosto de 2011

miércoles, 8 de junio de 2011

THE TIBETAN DOG


Me gusta (pinchad en la imagen para ver el trailer):



sábado, 19 de febrero de 2011

WANPAKU OUJI NO OROCHI TAIJI (YUGO SERIKAWA, 1963)



Antes de Wanpaku ouji no taiji no había nada. No más que un puñado de largometrajes ejecutados con mayor o menor fortuna, salpicados de un número limitado de escenas memorables y cargados de buenas intenciones. Wanpaku fue la primera obra maestra incostestable de la Toei, y una de las que se elevan más alto entre las producciones del periodo clásico junto con Horus y Tatsu no ko Taro. Hablamos de una obra completamente redonda, nutrida por el espléndido trabajo de todo el equipo que, a la vista está, no ha dejado de ganar enteros con el paso de las décadas. Es una película memorable y absolutamente única en su género.

Ya de partida el diseño supuso una ruptura con lo que venía siendo lo habitual en los títulos de la Toei. Figuras cerradas de contornos redondeados, compactas y sintéticas, esquivas al detalle y endiabladamente dinámicas. Este esfuerzo cercano al milimalismo, próximo a lo icónico y enemigo del ribete y del adorno superficial, es lo primero que salta al ojo. Es imposible que pase inadvertido. Si la memoria no me falla, será la primera vez que presenciemos esta opción estética durante este periodo (exceptuando tal vez Gulliver). La sencillez del trazo y de la composición agiliza y facilita el proceso de animación y esto, a su vez, dispara las posibilidades de las escenas de acción, que son las más espectaculares que hasta entonces se habían visto por aquellos fueros. La filosofía de la austeridad expresiva se traslada también al diseño de los escenarios, tan sencillos y planos que recuerdan a veces a las estampas de Henri Rousseau, y al uso del color, de escasa gradación. Sea como fuere el resultado es una película con un aspecto verdaderamente "moderno", en el sentido menos despectivo del término, completamente adelantada a la industria que la engendró y al terreno del largo. Alguien señala que la sencillez que abandera tiene mucho de la estética UPA; razón no le falta.     

Si Horus y Takahata (que por cierto, participó aquí como Ayudante de Dirección) vinieron con un pan bajo el brazo, Serikawa y Wanpaku lo hiceron al menos con una hermosa rebanada de pan de pueblo. La secuencia que abre Horus tiene un anticipo en la que cierra Wanpaku. He creído ver mucha de la potencia cinética y del virtuoso montaje del combate con la manada de lobos en la agotadora batalla que Susanoo libra con el dragón. Hay dos escenas que inciden particularmente en este aspecto. La primera es la lucha entre Susanoo y el dios del fuego. Los movimientos de las llamas aquí están verdaderamente conseguidos. Dotan a la escena de ese dinamismo ligero y fluido del que vengo hablando. Toda la lucha es un estupendo ejericicio técnico en el que se nos muestra cómo animar con soltura uno de los elementos más difíciles de la naturaleza, el fuego (con permiso del agua y, por su puesto, del humo). Fantástico también el uso del color, que reproduce la textura y el relieve de las llamas y del entorno volcánico en el que transcurre la acción. Esta es sin duda una de las mejores escenas de toda la película.



La segunda de la que hablo es la más famosa, un verdadero pináculo de la animación clásica. Se trata de la lucha final entre Susanoo y el dragón de ocho cabezas que da título al largo. Dura aproximadamente veinte minutos y con ella culmina y se cierra la historia. Aquí hay mucho de lo que hablar. Para empezar la inolvidable aparición del monstruo, que asoma la silueta de su lomo erizado de escamas, recortada sobre el pico de una montaña en mitad de la noche. La imagen es inolvidable, pues sin haber mostrado gran cosa ya nos hace temer lo peor. Depués los ojos de sus múltiples cabezas brillando en la oscuridad, un par de ramas que se parten ante el empuje de una fuerza invisible, y por último la aparición, poco a poco, de una en una, maravillosamente reforzada por la banda sonora, de las formidables ocho cabezas. El diseño de las cabezas es un claro exponente de este estilo funcional al que me he referido. Su forma es prácticamente la de un prisma rectangular rematado con ojos y cuenos. Los ojos son ovoidales, completamente en blanco y carentes de pupila o similares. Este detalle le resta expresividad al rostro del monstruo, que a diferencia de otros muchos villanos, es simplemente una bestia desprovista del don de la palabra, del todo inhumana y ajena. Son pocos los colmillos que asoman; la lengua y el interior de las fauces aparecen  levemente insinuadas. En suma, las cabezas dan la impresión de ser un todo completamente macizo, no así los largos cuellos que las sostienen, que aportan una movilidad endiablada durante el combate. 

La principal dificultad de la escena consistía orquestar el movimiento de ocho cabezas de modo que cada una de ellas se moviera con vida propia y, además, de entrelazarlas entre sí y con los arreones del héroe, que aquí ataca a lomos de un caballo (¿poni?) volador. Hay un momento exraordinario en que una de las cabezas cae abatida por una lanza y, ya moribunda en el suelo, comienza a retorcerse y a escupir fuego completamente fuera de control. El otro punto fuerte a mi entender es el montaje, que aquí se torna ágil y eléctrico a medida que se acerca el final de la batalla y se acentúa el dramatismo. Probablemente no llegue a los niveles de Horus, pero se me antoja bastante potente y arrojadizo. Es la primera vez que el director hace uso de él, ni siquiera en el enfrentamiento con el dios del fuego vemos venir algo semejante. 






Hay más escenas: la pelea con el pez gigante, toda la parte que transcurre en el palacio submarino y también aquella en cielo (que se adelanta y se asemeja a la vista dos años más tarde en Uproar in heaven y, por ende, en aquellas producciones animadas del Shanghai Animation Film Studio que mostraban la morada de los dioses, estéticamente muy similares a la que nos ocupa hoy), el combate con el tigre... A propósito del cual me gustaría sacarme una feflexión de la manga. Recuerdo haber leído una discusión (precisamente a propósito de Horus) en la que contraponía el estilo Disney ("The illusion of life") con el japonés ("raw animation"); esto es, en términos muy mundanos, mientras el primero busca una aproximación realista al movimiento mediante la animación, es decir, intenta retratar la realidad lo más fielmente posible, con el propósito de capturarla, de imitarla, el segundo sólo busca la verosimilitud, que la impresión del movimiento sea totalmente creíble para el espectador, a pesar de que lo que se le presente no sea real, no se produzca de ese modo en la naturaleza. Ejemplo: en la lucha entre el tigre y Susanoo hay un breve encuadre frontal del felino corriendo hacia el chico. Lo que aquí vemos es la cabeza del bicho y parte de las patas delanteras enmarcadas en un plano medio, agitándose de manera mecánica, todo ello aderezado por las ya clásicas líneas cinéticas sobre un fondo completamente blanco. Se elimina el fondo y se añaden las líneas cinéticas, nada de esto es real, ni encontramos estas mismas líneas, ni las imágenes se disuelven en la vida real; sin embargo uno no piensa en eso cuando ve al tigre correr, porque entiende que es una forma de indicar que va a gran velocidad. Eso es el anime, la impresión sobre la descripción (aunque en honor a la verdad habría que decir que la animación de las cabezas del dragón en Wanpaku tiene una aproximación seudo-realista). 

Por contra Disney habría optado por un plano general en el que el espectador pudiera apreciar toda la musculatura del animal moviéndose en plena carrera, tal y como se produce en la realidad. Ni líneas cinéticas ni fondos en blanco, la realidad tal y como la percibe el ojo humano. No sé si tigres, pero si me consta que a veces ponía a sus animadores delante de animales de carne y hueso (caballos) y les hecía estudiar sus movimientos para reproducirlos posteriormente lo más fielmente posible; eso es Disney, la descripción de la realidad, la ilusión de la vida ("The illusion of life") que brota en la gran pantalla.


 Susano contra el dragón, por Tsukioka Yoshitoshi.


Hay otro aspecto nada desdeñable que casi todos coinciden en resaltar, y no es otro que la banda sonora. Fue compuesta por Akira Ifukube, compositor de prestigio, frecuente en las partituras de las Kaiju-eiga. Potente, épica, sinfónica... También están esos fantásticos coros absolutamente deliciosos... Y ya por último, centrándonos un poco en la historia en sí: al igual que la mayoría de los largos de la Toei de la época, el argumento se nutre de la mitología, en este caso nipona. Concretamente, de hechos relatados en el Nihon Shoki y el Kojiki. El espectador medianamente familiarizado con las leyendas japonesas reconocerá sin esfuerzo a Susanoo y a la serpiente de ocho cabezas, Yamata no Orochi, a Izanagi e Izanami,  y también los episodios del espejo en la cueva y el de la creación del archipielago japonés con el que comienza la historia.

Más allá de lo dicho y tal y como yo lo veo, Wanpaku es la historia de un niño que se niega a aceptar la muerte de su madre. Incluso podría afirmarse que es la historia de un niño que ni acepta ni entiende el ciclo de la vida, y que se ve abruptamente arrancado de su niñez por uno de esos episodios que marcan para siempre la vida de cualquier niño, sea mitológico o no, el fallecimiento de la madre. En contra de la voluntad del padre (el adulto, el que acepta y entiende), Susanoo emprende un viaje imposible, completamente descabellado, en busca de su madre (he aquí un proto-Marco) y, sin saberlo, intenta de este modo subvertir el orden natural (rescatándola de las garras de la muerte y devolviéndola a la vida). Ni que decir tiene que el viaje, iniciático, simbólico, interior, como casi todos los viajes, termina enfrentando a Susanoo con la verdad, que tiene dos caras, la terrible, la del dragón de ochos cabezas, y la amable, la del cuerpo de la misma bestia trocado en río, en valle y en flor; la vida que se genera a partir de la muerte. Tras exterminar al dragón, Susanoo ve a su madre por última vez. Hablan. Ella le dice que ahora está en un lugar maravilloso y que algun día estarán juntos de nuevo. Susanoo debe aceptar las cosas tal y como son, en otras palabras, aprende a ser feliz en este mundo hasta que te llegue la hora de irte al otro.        


Hasta hace poco encontrar Wanpaku costaba un huevo y parte del otro. Afortunadamente la situación ha cambiado bastante de un tiempo a esta parte. En www.bakabt.com hay una versión con subtítulos y audio en inglés a partir del DVD original que yo mismo subí hace algún tiempo. En www.asia-team.net podéis encontrarla doblada al español si no recuerdo mal. Está en Youtube y disponible en bastantes trackers. Usad San Google y la encontraréis sin demasiados problemas. Que nadie se quede sin verla, ya no hay excusa que valga.

sábado, 11 de diciembre de 2010

POPURRÍ DE LARGOMETRAJES


De todo un poco, para rematar el año con un buen puntapié:


Archon Defender (David T. Krupicz, 2009): como solemos decir por estos lares, David Krupicz se lo guisa y se lo come el solito. Un largometraje hecho por una sola persona (lo que está empezando a ser relativamente frecuente últimamente Hoshi no koe, Sita sing the blues..), todo un "one man orchestra". La historia no fue de mi agrado, me pareció un refrito algo confuso y falto de fuelle de Star Wars con estética Lego. Dicho esto, el resultado es más que loable teniendo en cuenta la escasez de medios. A veces el doblaje o la elección de determinados encuadres echan a perder el resultado, pero todo esto se ve ampliamente compensado con la escena de la batalla final, rodada en plan Soldado Ryan; muy espectacular. Ver (enterita): Archon defender.




City of Rott (Frank Sudol, 2006): otro one-man-orchestra. Bien daría para un corto, falta argumento para todo un largo. No deja de ser una peli de zombis para pasar el rato; a quien le gusten: trailer.  



Dj Qbert - Wave Twister (Syd Garon, Eric Henry, 2001): hay un calificativo que suelo usar cuando algo me entusiasma o me sorprende más de lo normal y no encuentro las pañabras exactas para expresarlo: "planetario". Pues eso, este Dj Qbert es absolutamente planetario. Mi favorito de todo le lote: ^o^  




Edison and Leo (Neil Burns, 2008): stop-motion canadiense. Engañoso biopic, demasiado heavy para los niños; cuando menos bizarro, curioso, y divertido a ratos. Un poco raro, raro, pero se deja ver bien: trailer.  




Egon & Donci (Ádám Magyar, 2008): largometraje 3D húngaro. Sin diálogos y con sólo dos personajes (tres al final). La animación es correcta, aunque creo que el diseño es demasiado deudor del stop-motion de centroeuropeo: cuerpo pequeño, manos y cabeza grandes... (estoy pensando en Pat i Mat), y que no funciona del todo bien en 3D. En cualquier caso, película de corte infantil que da un giro inesperado (hacia lo adulto) a partir de la hora de metraje. Este giro hace, en mi opinión, que merezca al pena llegar hasta el final, si se tiene tiempo y paciencia, claro (trailer). 




Flatland: The movie (Dano Johnson, Jeffrey Travis, 2007): y ahora me entero yo de que este mediometraje está basado en una novela satírica del siglo XIX. Que nadie se deje engañar por la estética ni por la animación, Flatland tiene uno de los guiones más inteligentes y pedagógicos que he visto en mucho tiempo. Sorprendente como hasta un lerdo como yo puede llegar a entender el espacio dimensional con tanta facilidad. Muy recomendable, lo prometo (trailer)




Freaknik The musical (Chris Prynoski, 2010): debo confesar que no tenía ni idea de lo que era eso del "Freaknik" antes de ver esta peli. Ahora ya lo sé, pero tanto da. Esto es un musical. Lo vi sin muchas esperanzas y me lo pasé bastante bien (y eso que a ratos me costó entender los diálogos y demás). Bueno, para pasar un buen rato y echar unas cuantas risas, diversión sin ínfulas: trailer.





 Idiots and angels (Bill Plympton, 2008): creo que esta es la menos plymptonesca de todas las pelis de Bill Plympton. Sin renunciar a sus muletillas y/o tendencias texaverianas, el autor nos presenta algo nuevo e inédito en su carrera: por primera vez busca la trascendencia. Idiots and angels es lo más parecido que Plympton ha hecho a una obra "con mensaje", incluso con una cierta moralina, aunque nunca llegue a estar demasiado claro. Viniendo de quien viene, se me antoja un poco rara. En cualquier caso, me parece evidente que aquí ha intentado hacer algo serio, con un cierto calado emocional/intelectual. Bellas, emotivas, de vigor simbólico, como nunca antes las habíamos visto, el autor nos deja algunas escenas para el recuerdo, como la de la motosierra en el baño, el primer vuelo del protagonista o esa en la que un pájaro gigante asoma la cabeza por un vaso. Gran banda sonora: trailer.   



 Imagination (Eric Leiser, 2008): ¿Qué hace aquí el tío de la barba? Imagination es un largo de imagen real con ínfulas experimentales/simbólicas que incluye algunas escenas de animación que fusilan sin pudor ni rubor el cine de Svankmajer (como The Fall, pongamos). Puede que alguien la encuentre interesante.  




Live freaky! Die freaky! (John Roecker, 2006): las fechorías de Charles Manson han sido llevadas a la pantalla al menos dos veces, en Manson family movies y en The Manson family. El título que nos ocupa es una especie de Team America (¡Dios mío, cuánto daño ha hecho esta película...!) pasadísimo de revoluciones: gore, porno, terror... Lo tiene todo. Mala y soez hasta decir basta. Inolvidable la escena del crucifijo que se convierte en un consolador con forma de esvástica... Y qué decir de la orgía final, que deja en ridículo a Martyrs y a todas las pelis juntas del malote de Gaspar Noé: trailer.   




Mecanix (Rémy M. Larochelle, 2003): en Canadá no saben quién es Jan Svankmajer ni tampoco los hermanos Quay, o al menos eso deben pensar estos canadienses francoparlantes escudados bajo el sospechoso nombre de Cinéma Abattoir. Está claro que esta gente, de la que ya vi, casualidades de la vida, hace algún tiempo, su  L´Erotisme, no conoce el pudor ni tampoco la vergüenza. Como si Martin Heidegger se levantara después de una borrachera y se pusiera, aliento fétido y babas colgando, a hacer tonterías con unos tubérculos y una caja llena de piezas de Lego; el resultado, este: Mecanix (trailer). 




Footrot Flats: The dog´s tale (Murray Ball, 1987): basada en la tira cómica del mismo nombre, primer largometraje animado de Nueva Zelanda. Simpática y correcta. Amena, se deja ver bien, que no es poco en estos tiempos (trailer).  




Night of the living dead reanimated (Mike Schneider, 2009): creo que el título habla por sí solo. Usando el metraje original, un puñado de incondicionales de la magna obra de Romero (¿o le corresponde este honor a Martin?), han hecho su propia versión del mito, respetando la duración y los diálogos de la original. Se trata de la misma historia contada a través de fragmentos animados con las más diversas técnicas: "puppetry, CGI, hand-drawn animation, illustration, acrylics, claymation, and even 'animated' tattoos, just to name a few". El resultado es bastante amateur aunque divertido a ratos, en cualquier caso, sólo para incondicionales: trailer




Technotise Edit i Ja (Aleksa Gajic et alii, 2009): segundo largometraje animado salido de Serbia tras Film noir (coproducción con USA). Toda una sopresa para el que escribe, que se esperaba un mal ripio de Appleseed y/o Vexille y, en su lugar, se encuentra un relato de cifi dura, como sólo los eslavos saben tejer, con una dosis de acción refrescante y medida, y ribetes filosóficos. Buena banda sonora, buen trabajo de dirección, y animación más que aceptable. En suma, una buena película y la única alternativa real a la cifi animada japonesa (muy al contrario que la lamentable Metropia): trailer.   




The Dream-Quest of Unknown Kadath (Edward Martin III, 2003):basado en el cuento homónimo de Lovecraft,  estrictamente, Kadath no es animación, sino más bien un cómic remontado y filmado (como ya hiciera cuatro décadas antes Nagisa Oshima en  Ninja bugei-cho). Aún así, resulta bastante entretenida, tanto para el seguidor de Lovecraft como para el que no lo sea. La historia está contada con pulso y el director sabe torear las limitaciones. Visualmente, puede resultar pobre, pero aún así cumple con creces: trailer


The haunted world of El Superbeasto (Rob Zombie, 2009): un refrito entre Hanna Barbera y el cine explotation con préstamos de la Universal, Charles Burns y Ralph Bakshi. La peor de sus películas hasta la fecha, que ya es decir (trailer). 




The nine lifes of Fritz the cat (Robert Taylor, 1974): completamente olvidable, completamente prescindible. Para perder el tiempo, ya está la primera parte, una de las primeras pelis de animación clasificada "X" en yanquilandia. Mejor nos leemos el tebeo y le hacemos un favor al tío Crumb y a nosotros mismos (trailer).



We are the strange (M. dot Strange, 2007): peli raruna con vocación de raruna y formas rarunas. No sólo no lo oculta sino que además se empeña en serlo, lo exhibe y lo enarbola, por lo que a menudo esta "rareza" resulta bastante forzada, especialmente cuando vira sospechosa/molestamente hacia lo nipón (videojuegos, lucha de robots gigantes, kaiju-eiga, apocalipsis...). Por momentos, We are the strange roza lo esquizofrénico. En su empeño suele rozar la belleza y lo estimulante. Otra virtud es su mezcla de estilos de animación: CGI, recortables, stop-motion... Sorprendente, rara, un poco aburrida... Sólo para frikis y curiosos: trailer


sábado, 13 de noviembre de 2010

EL PROYECTO TRUNCADO DE GAINAX: "ROUTE 20: GALACTIC AIRPORT"



Parece ser que este iba a ser el siguiente proyecto de Gainax tras Royal Space Force, un largometraje cifi titulado Route 20: Galactic Airport, que no vio finalmente la luz por falta de fondos (dicen que se los retiraron tras el fiasco en la taquilla de Royal). Una pena, porque la cosa tiene una pinta genial. El piloto se puede ver en este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=hPJhxco5QWQ.

viernes, 30 de abril de 2010

LA ESPADA DEL SOL (y IV)


Antecedentes

En 1963, Yugo Serikawa dirige Wanpaku ôji no orochi taiji, sexto largometraje de Toei Doga y para muchos la primera obra maestra de la productora. Viéndola, es innegable que hay mucho de Wanpaku en Horus. Aunque lo cierto es que la primera no deja de ser una historia de corte mitológico para pasar el rato, mientras que Horus es una obra de profundo calado con un claro mensaje ideológico y un puñado de personajes verdaderamente oscuros, trágicos y estupendamente caracterizados. Wanpaku es un divertimento y Horus una obra madura en cuanto a su planteamiento.

La maestría del largo de Serikawa reside en su magnífica ejecución técnica. Es una obra impecable, con unos diseños pasmosamente sencillos pero eficaces y un nivel de animación que ha resistido con nota el paso del tiempo. Especialmente memorable resulta la lucha final entre Susano y el dragón que da título a la obra; ver para creer. 


Hay un par de momentos durante la historia que tienen su eco en el largo de Takahata: la lucha con el pez gigante y la escena que se desarrolla en el interior del palacio submarino. Ésta última recuerda sospechosamente a Horus, no sólo por el escenario, muy similar al del castillo de Grunwald, sino por el individuo que allí aparece, que bien podría ser un primo lejano del villano.



Pueden rastrearse más semejanzas en el catálogo Toei: otra lucha marina con pez gigante la encontramos en Hakuja den, el primer largo de la productora y primero a color en el archipiélago nipón. Un palacio siniestro con suelos helados aparece ya un año antes en Shônen Jakku to Mahô-tsukai (Jack y la bruja, editada en España por Divisa). Allí mismo encontramos un espacio laberíntico no muy diferente (y bastante más divertido y surreal) del "bosque perdido" en el que Hols queda atrapado.  


Hakujaden


El "bosque perdido".


Fotograma de Jack y la bruja.

Y fuera del país: pues vagamente en The snow queen de Lev Atamanov y en el segmento final de Fantasia, en cuyo demonio gigantesco se puede anticipar la escena en que Grunwald asalta la aldea y se nos ofrece agigantado y magnificado.


Sobre esta línea, Grunwald. Debajo, fotograma de Fantasia.


De nuevo Grunwald. 



 Debajo, La reina de las nieves.




Arriba, The prince, the swan and the Czar Saltan, de I. Ivanov-Vano. Debajo, Horus




La unión hace la fuerza

He aquí el mensaje de la historia.

Hols vive con su anciano (¿...?) padre en una vieja embarcación varada en una playa desierta, en la soledad más absoluta, completamente aislado y alejado de cualquier núcleo humano. En su lecho de muerte, su padre se arrepiente de haber abanodano su pueblo natal y le pide como último deseo que busque a los hombres y se una a ellos, pues sólo "uniendo fuerzas" los seres humanos pueden alcanzar sus objetivos.

Los habitantes del pueblo viven de la pesca. Constituyen una pequeña comunidad que trabaja y vive en grupo. La segunda muerte de la historia se achaca a la individualidad de la víctima, un aldeano que intenta vencer por su cuenta y sin ayuda de nadie a un pez gigante, una de las mascotas de Grunwald, que está provocando la ruina del poblado. La lucha en grupo se recalca aquí como única posibilidad de victoria frentre al monstruo.

Esta idea se ve perfectamente reflejada durante dos momentos claves de la historia. Tras la muerte del pez a manos de Hols, que culmina con una celebración de todo el poblado al comprobar que los peces ha vuelto al cauce del río, y que ilustra perfectamente el trabajo comunitario, con tareas y responsabilidades definidas y distribuidas (más o menos) equitativamente, y durante la boda: ídem. Justo durante estos momentos de armonía y de felicidad colectiva (la unión), el poblado sufre dos funestos ataques de las hordas de Grunwald, primero una manada de lobos salvajes y después un ejército de ratas. El mal es débil ante la unidad y por eso la ataca; se vale de la dispersión. Hay un tercer momento donde la tornas se vuelven y no es otro que aquel en el que Grunwald decide, una vez cree haberse deshecho de Hols, su principal amenaza, atacar el poblado en persona (cuya reconstrucción -de nuevo un acto colectivo- cierra la historia). Sus habitantes deciden unirse y luchar juntos hasta las últimas consecuencias. Justo entonces aparece Hols con la espada del sol, el arma definitiva contra el villano, que podrá blandir gracias al esfuerzo conjunto de todos para templar su hoja. Sin duda, la espada es el símbolo triunfante de la unidad.


Incluso las canciones de la película son corales, tanto la de los créditos como las que podemos escuchar a lo largo de la película (que coinciden con las dos primeras escenas claves señaladas en el párrafo anterior; la música, el canto y la danza también funcionan como bellos símbolos de hermandad entre los hombres).

Sólo Hilda canta sola (pero aún no toca hablar de ella).



Dos escenas

La primera es la aparición de Hilda (pero aún no toca hablar de ella).

La segunda empieza con la llegada de Hols a la aldea. Uno de sus habitantes acaba de morir en su intento de matar al monstruo marino que está devorando los peces del río y a todo bicho viviente que ose asomar la nariz por sus orillas. La escena es un bello cuadro fúnebre bañado por la luz de la luna. Es un momento solemne, sereno y dramático y, de ahí, hermoso. De paso, sirve para darnos la información que necesitamos: que los habitantes del poblado tienen un problema gordo con el citado bicho y que será imposible superarlo si no se unen para combatirlo. A continuación, Hols se desliza inadvertido por todos hasta el lago en el que se encuentra la bestia para enfrentarse a ella.



Cinematográficamente hablando, es probablemente el momento más logrado de toda la cinta junto con la gloriosa escena que abre la película. La lucha es brava y espectacular. Bajo el agua, Hols y la bestia se mueven sujetos a las leyes subacuáticas. Sus cuerpos se agitan lentos, pesados, refrenados por el entorno. Resulta un efecto inusitado para la animación de la época. Sobre la superficie, el pez salta, se agita, levanta olas, lanza dentelladas, se eleva y vuelve a hundirse. Hondas, crestas, espuma y algún que otro encuadre frontal del monstruo a todo trapo hacia nosotros como un torpedo. Casi al final, revolviéndose en coletazos agónicos, embiste una formación rocosa que salta por los aires. El resultado es formidable.





Hilda (ahora sí)

Hilda es uno de los motivos de que Horus goce de tanto prestigio. A menudo ha sido señalada como uno de los personajes mejor escritos (incluso el mejor) de la historia del anime. Su aparición me parece inolvidable: en su deambular, Hols llega a un pueblo fantasma a orillas de un lago. Una melancólica canción flota en el aire. Pronto averiguamos de dónde viene. En un viejo barco encallado que nunca zarpará, encontramos a una chica en un claro atuendo acariciando un arpa. La imagen no puede ser más elocuente. El personaje queda perfectamente descrito con una sola imagen o, cuando menos, anticipado.


Hilda es ante todo contradicción. Es dulce y malvada a un tiempo. Maquiavélica y traicionera pero con un atisbo de nobleza. Un halo de misterio la envuelve continuamente. Se debate entre su deber hacia su hermano, el malvado Grunwald, y su afecto hacia los aldeanos, en especial hacia los niños; por no hablar de la ambigüedad de sus sentimientos hacia Hols.

Hilda es una niña solitaria (canta sola) que tiene dificultades para integrarse en la vida de la comunidad. Desconoce las labores más elementales (dar una puntada en el vestido nupcial de la novia) y los códigos de conducta del grupo (la risa, el humor). De  hecho, hay algo de aristocrático en su pose y en sus maneras que la distancia considerablemente del resto.

"El hombre está condenado a morir", dice con desprecio en una ocasión. En una de la escenas más memorables de la película, Hilda renoce al fin que su parentesco con Grunwald la decanta hacia el mal y acepta de este modo su condición agente maligno. A continuación, entona una triste canción mientras el director nos ofrece varias imágenes de un bosque de árboles deshojados seguido de un horizonte nublado. Esta breve secuencia termina con una Hilda hierática contemplando un lago al anochecer. A mi parecer, el momento más bello de todos, cargado de lirismo y de sabiduría cinematográfica.   

Sin embargo, Hilda no dudará  más adelante en ceder el amuleto que cuelga de su cuello y que le proporciona la misma inmortalidad para salvar la vida de un inocente (un niño). Justo en ese momento se posiciona del lado de Hols y de los aldeanos, aunque eso suponga su perdición. La escena, en la que sufre indefensa los ataques de los lobos de nieve, es probablemente el momentos más descorazonador y triste de todos.

Así es Hilda: la niña que canta en soledad sobre la proa de un barco fantasma y también la que se sube a la rama de un árbol para deleitar a los aldeanos con su bello canto.




 Conclusión

Horus es una obra que necesita paciencia y un poco de ojo clínico para ser disfrutada convenientemente; la recompensa bien lo merece. A primera vista puede paracer anticuada, pero situada en su justo contexto se revela como la joya que realmente es. Por si esto fuera poco, es un largo pre-Ghibli y, a la vez, plenamente Ghibli. Los fans de Miyazai y Takahata, así como los enamorados del anime clásico no deben perdérsela. 

Simplemente, hay que verla... ¡YA!