jueves, 5 de marzo de 2009

ADULT(ERI)O: EXABRUPTO II

(Viene de aquí)-

APENDICE DESPUÉS DE VER WALTZ CON BASHIR Y FELIDAE: si hay algo que me ha irritado y decepcionado a partes iguales es la resolución de Waltz con Bashir. Lo que empieza como un prometedor estudio de los mecanismos de la memoria ilustrado con secuencias de una belleza lírica desbordante –tres soldados flotando en la noche de la playa del Líbano -, un sabio equilibrio entre lo intelectual y lo emocional, termina en un chantaje emocional en toda regla que echa por tierra en unos segundos todos los méritos acumulados hasta ese momento. ¿Qué significa el metraje de imagen real al final de la película? ¿No es acaso el cine de animación un medio lo suficientemente maduro y eficaz como para conseguir ese mismo efecto sin necesidad de recurrir a la imagen “real”? El recurso es espúreo por un doble motivo: porque traiciona al mismo medio del que se ha hecho servir para plasmar su discurso hasta el momento, el cine de animación, y porque además busca conmover apelando al lado más irracional del espectador. Exigir neutralidad es un asunto tan delicado como éste es una bobada. Lo que ya no me parece tan válido es construir una obra de compromiso – porque, al final, un discurso de un prometedor calado intelectual queda reducido a un lamento con pretensiones pseudos intelectuales – dejando de lado la argumentación en beneficio de otros aspectos más impresionantes y viscerales que poca luz arrojan sobre un tema tan complejo. Al final, se antoja más como una terapia o como una pataleta rabiosa del autor o ambas cosas. La música es fascinante, la elección del color muy acertada, la animación torpe a veces pero muy efectiva, la historia bien contada; lo demás queda en manos del espectador.

Y poco después me encuentro con Felidae, una producción alemana del 94 con estética Don Bluth y tratamiento adulto; a saber: tacos, sexo y vísceras en una compleja historia enmarcada en el género negro. En cierto modo, el contrapunto a The plague Dogs. Los protagonistas son gatos, que poco o nada tienen ya que ver con aquellos parientes remotos de la tradición de los funny animals de Disney. Me la guardo para más adelante. Me parece una película adulta con una propuesta inusitada y original, no tanto por el tema – todo lo contrario que Watlz con Bashir, que se ampara básicamente en la guerra -, trama clásica de asesinato del whodunnit más sucio y callejero con ribetes cifi, sino por la forma de aproximarse, de desarrollar y de resolver el conflicto mismo; sencilla y sólida, sin necesidad de aspavientos ni cucamonas, cien por cien teutona.