Os confieso que
no las tenía todas conmigo cuando supe del argumento del flamante ganador del
Premio Planeta de este año y, aunque Luz Gabás es una autora que me ha gustado
en las dos novelas suyas que he leído, especialmente con El latido de la tierra,
lo cierto es que tenía dudas sobre leerlo o no hasta que una amiga me envió un
vídeo con el discurso de la autora en la recogida del premio y ¿qué queréis que
os diga? Sus palabras y, sobre todo, la emoción y el entusiasmo con el que
hablaba de la novela resultaron de lo más contagioso y acabaron todas mis
dudas. Hoy os hablo de Lejos de Luisiana.
Mi opinión
Comienza Lejos
de Luisiana con el relato del ritual de iniciación a la edad adulta de Ishcate,
un joven indio de la tribu kaskaskia, que deberá pasar la noche solo, en el
bosque, con los ojos vendados. Ya en esas páginas el lector puede hacerse una
idea del hombre en el que se convertirá Ishcate, uno de los protagonistas
principales de una novela que se desarrolla a lo largo de cuatro décadas
fundamentales en la historia de las tierras del Misisipi. Allí conoceremos también
a la familia Girard y en torno a sus integrantes, especialmente a una de las
hijas, Suzette, se armará esta historia.
Muchos y
variados son los géneros que se dan cita en Lejos de Luisiana. Imposible
ponerle una única etiqueta a un libro que tiene tanto de novela histórica
como de novela de aventuras, tanto de novela de amor como de novela coral.
Una novela compleja salpicada de reflexiones sobre el paso del tiempo y la
evolución de las personas habitada por muchos personajes y con numerosos
acontecimientos históricos que, de un modo u otro, condicionan la vida de esos
personajes. Primero los franceses y más tarde los españoles, gobernaron las
tierras del Misisipi y es que sí, hubo un tiempo, desconocido para muchos, en
el que en Luisiana se habló español, hasta que Carlos IV la vendió de nuevo a
los franceses a cambio de un territorio en Italia.
De la mano de
Luz Gabás y gracias al que ha debido ser un monumental trabajo de
documentación, el lector vive como un protagonista más esta historia
plagada de luchas comerciales y de relaciones y alianzas con los indios y en la
que nace una historia de amor prohibida entre una criolla francesa y un indio. Con
una magnífica ambientación la autora nos convierte en testigos privilegiados de
un período convulso lleno de cambios políticos y nos traslada a un crisol
de personajes de variada condición social y múltiples personalidades con
criollos franceses perplejos ante la decisión de Francia de ceder sus tierras a
España, pioneros, colonos, tribus indias que ven cómo sus tierras se van
ocupando y se van perdiendo sus costumbres, ingleses, esclavos africanos,
militares españoles…
No es Luisiana
el único escenario de esta novela, pero sin duda son esos escenarios, quizá por
ser los más lejanos, los que no dejan de sorprender de tan vívidos como nos los
presenta la autora. Entre otras muchas cosas, leer Lejos de Luisiana, es
pasear por el Nueva Orleans de finales del siglo XVIII y principios del XIX,
es vivir las rebeliones de los franceses contra los españoles, es luchar en la
guerra de los norteamericanos por conquistar cada vez más territorio, es ver
cómo las tribus indias van perdiendo cada vez más aquellas tierras que solo
ellos conocían y cómo intentan rebelarse unos y adaptarse otros. Leer Lejos de
Luisiana es entregarse sin condiciones a un amor prohibido que nace, crece y
permanece a pesar los impedimentos, de la distancia y del tiempo.
Creo que no
puede haber duda de lo muchísimo que me ha gustado Lejos de Luisiana así que no
puedo dejar de recomendaros esta apasionante novela en la que se dan cita el
amor, los sueños, las luchas de poder, las relaciones familiares… En la que se
da cita, al fin y al cabo, la vida. No os la perdáis.