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martes, 18 de noviembre de 2008

Canal Occidental al Gra de Fajol Petit

Nos despierta el ruido de un motor. Levantamos la cabeza, y vemos que ya están aquí. Bueno, son las siete de la mañana y ya estamos casi preparados para salir, sólo nos falta vestirnos y calzarnos las botas mientras nos comemos unas galletas, y comenzamos a caminar.


El día comienza espléndido. Nos comentan que en Setcases hacía -4ºC. Hay una fuerte inversión térmica, y en el refugio de Ulldeter no hará menos de 2ºC.

Las nevadas de noviembre han dejado una buena capa de nieve polvo, que se ha acumulado en las zonas llanas. La ladera inferior del Gra de Fajol Petit, en cambio, aparece más venteada, y se alternan las zonas de nieve helada con placas de viento. Es el momento de calzarse los crampones, y tomar altura en la ladera para alcanzar la base de la pared. Todas las canales presentan muy buen aspecto, aunque tal vez el hielo escasee un poco, como en la entrada de la Estreta. A cambio, la nieve está en inmejorables condiciones, alternandose los tramos de nieve dura y muy dura.


Nosotros nos dirigimos a la canal occidental, tal vez la más asequible de la pared. Y como nosotros, otro par de grupos, que han llegado antes y están negociando el resalte de entrada. Hacemos un poco de tiempo, hasta que nos toca el turno. Por el centro hay un paso con un poco de hielo. Piolet tracción, subir pies y ya, la rampa vuelve a ser de 40 o 45 grados, hasta la salida. Por la derecha se pasa algo más fácil, evitando el resalte de hielo. En todo caso, Joaquín monta una R, y asegura el paso a Mari.



Una vez entrados en la canal, se progresa sin mayores problemas, por un recorrido estético y mantenido. A la salida, otro tramo un poco más empinado, 50º, deja paso a la arista, en las inmediaciones del collado de los Isards. Nos vuelve a dar el sol, y el día sigue siendo increíble, apenas hay aire, y almorzamos con calma. Decidimos tirar hacia el Gra de Fajol Gran, para volver por el coll de la Marrana.




Sin problemas alcanzamos la cima del Gra de Fajol Gran. El panorama es espectacular, día extraordinariamente azul, mucha nieve, aunque ya se vea alguna calva en orientaciones sur, y mucha gente por todas partes, sobre todo en el Bastiments. Foto de cima y para abajo.

Arriba un esquiador se lanza por la empinada cara Norte. A David se el cruza el cable y dice de bajar por ahí. A Montse y a mí nos falta tiempo para seguirle. Resulta ser un acierto. Las condiciones son muy buenas, con nieve dura, que obligan a ejercitar la técnica de cramponaje. La pendiente alcanza los 40º, hay que clavar todas las puntas y flexionar los cuádriceps, que se cargan como los gemelos en las subidas. Apenas hay rocas, y habría márgen para autodetenerse en caso de caída, pero mejor ensayar con menos metros por debajo. El descenso resulta más técnico que la ascensión por la canal occidental, y vamos poco a poco, de manera que llegamos abajo a la par que el resto del grupo, que ha bajado por el coll de la Marrana.


Después, tiempo para relajarse, y disfrutar del resto del día, que sigue siendo espléndido. Foto de grupo con la canal de fondo, que desde abajo impresiona, y llegamos al coche. Comida pantagruélica en Sant Pau de Segúries, y atasco dominguero de vuelta a casa, que nos tomamos con calma, después de haber disfrutado de un excelente itinerario, en excelentes condiciones, en un día excelente y, lo más importante, en excelente compañía.

jueves, 30 de octubre de 2008

Wentchemna Pass

Lake Louise. Canadá. Agosto de 2007.

Después de un poco de mal tiempo, que no ayudaba a levantar nuestro maltrecho estado de ánimo, decidimos ponernos de nuevo en marcha. Esta vez el objetivo es alcanzar alguna de las cimas de los Ten Peaks. Vamos a la oficina del parque a solicitar los permisos. Uno de los requisitos es que se debe progresar en grupos de al menos cuatro personas, siempre juntos, siguiendo las precauciones habituales, manteniendo la comida lejos de las tiendas y comiendo también lejos de la tienda y del depósito de comida.

Buscamos un transporte hasta Lake Morraine, y comenzamos la aproximación. Es larga y vamos cargados, así que nos lo tomamos con calma. El recorrido invita, por el costado izquierdo del valle de los Ten Peaks, con espectaculares vistas a estos, destacando el Mount Fay y el Deltaform, con el Supercouloir en su cara norte. Por el camino, es difícil no observar ardillas, picas y marmotas en los alrededores del Lake Eiffel.

En cuatro horas llegamos a Wenkchemna Pass, collado donde acamparemos. Plantamos la tienda, y Tino y Xose se decantan por vivaquear. Cenamos algo, y decidimos la hora de salir. Ellos tienen en mente hacer el Deltaform (peak 8). Para ello hay que trepar al Neptuak (peak 9), bajar al collado y escalar algo de V para llegar a la cima del Deltafrom. A nosotros se nos hace duro, así que nos planteamos únicamente alcanzar la cima del Neptuak, 600 metros más arriba del collado donde estamos acampados. Por tanto, a ellos les tocará madrugar, y a nosotros no. Con esa idea nos acostamos.

Amanece. Y el viento sopla fuerte en el collado. Hace también un poco de frío, así que perreamos un poco. Bueno, perreo yo, y Montse se levanta a buscar el desayuno. De repente la oigo gritar algo. Antes de que me dé tiempo a reaccionar la veo entrar a la tienda, de cabeza, por el escaso palmo y medio que estaba abierta la cremallera, con las botas de montaña puestas.
-¡Hay un oso! ¡Muy grande! ¡Ahí! - está muy nerviosa.
-¿Dónde? - le pregunto, creyendo que el oso debe estar lejos, a media ladera.
-¡En la puerta! ¡Son tres! ¡Me han mirado! - sigue nerviosa.
Echo una ojeada por el agujero de ventilación de la tienda, y veo un oso, a unos diez o quince metros, caminando con calma. Un grizzly, sin ninguna duda. Es grande, nada que ver con los de la cordillera cantábrica. Y aún hay dos más, aunque no los veo. Qué mal rollo.

Esperamos un rato, confiando en la protección de una capa de nylon ripstop de una décima de milímetro de espesor. Es naranja fosforito, tal vez eso les espante. Cuando ya ha pasado un buen rato sacamos un brazo, con la cámara de fotos grabando vídeo a modo de periscopio. Parece que se han ido. Salimos fuera a ver. Ni rastro de los osos, que ya deben estar en otro valle. Han tocado el baggle del desayuno de Montse, pero no le han hecho mucho caso. También han pasado al lado del depósito de comida, pero no debían tener hambre. Es temporada de frutas del bosque, y no les debe faltar alimento. Menos mal.

Con todo, se nos acaban las ganas de estar ahí, y esperamos a que vuelvan los gallegos para abandonar el lugar. Con la tarea que tenían por delante, podía ser al anochecer, pero hacia el mediodía les vemos llegar. Cuentan que no han llegado ni al Neptuak, que se han embarcado en la trepada, y que para cuando han salido por arriba de un resalte se les había pasado el tiempo. Les contamos lo del oso, recogemos y nos marchamos.

Vamos a la casa del parque, en Lake Louise, a reportar el Grizzly encounter. Nos preguntan datos de los osos, si llevaba collar, cosas de esas. Les contamos que eran tres, madres y dos crías, todos de similar tamaño, pero que no les habíamos preguntado el nombre. Nos devuelven la pasta de la noche de más que habíamos pagado, y nos volvemos a Banff, a tomar chocolate caliente, que es lo único que se nos ha dado bien en este viaje.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Arista de los Murciélagos al Aspe


Ayer nos acercamos al Aspe, con la intención de subir por la Arista de los murciélagos. A primera hora no hay muchos ánimos, así que David y Xavi se decantan por fin, por la vía normal, mientras que Silvia, Montse y yo mantenemos el objetivo. Es mi tercer intento a la arista. En el primero entramos desde el collado, con demasiado frío y poca experiencia, y un poco antes de llegar al rápel me dio una buena pájara, y Jokin se tuvo que aplicar para montar tres rápeles y sacarme de allí. En el segundo intento, con algo más de experiencia y acompañado con Jose y Gaizka, descubrimos que la escalada en montaña y la escalada deportiva son cosas diferentes. En aquella ocasión sí salimos por arriba, pero batimos de largo el record de permanencia, montando la última reunión en el vertice geodésico de la cima a las diez de la noche. Al menos fue unos minutos antes de que entrara una tormenta con fuerte aparato eléctrico. Alguna lección hemos aprendido, aunque siempre se pueden aprender más cosas.

La aproximación es sencilla, remontando el Cubilar de Rigüelo para girar arriba hacia el collado de Aísa. Los prados están teñidos de colores otoñales. También vemos un trío de escaladores más madrugadores que nosotros se meten en la arista oeste del Rigüelo, que también tengo pendiente después de otro abandono. Antes de llegar al cuello de Aísa tomamos una pedrera a la izquierda para escaquearnos la parte inferior de la arista, que no es más fría que bonita. En dos horas y media llegamos al pie de vía, donde los edelweiss nos dan la bienvenida. Una pareja de escaladores vascos sí que suben desde abajo. Van bien, y le tiran por lo recto, mientras que nosotros buscamos el terreno más sencillo, con lo que al final vamos a hacer dos vías completamente diferentes.



L1(III): Una chimenea con un bloque empotrado nos permite ganar fácilmente la brecha después de la aguja Dondeestastú. Hay un clavo, y se protege bien el resto. La roca aún está muy fria, pero el canto es generoso. Un diedro situado en la vertical de la chimenea es el sitio natural para montar la R0, pero canaliza las piedras que pudieran caer, la experiencia nos lleva a montarla algo desplazada a la derecha. La opción directa es tirarle recto a la aguja, y luego destrepar a la brecha, sale IV+ y hay clavos.

L2(III): De la brecha caminamos en horizontal por la vertiente sur de la aguja. Un par de pasos aislados y nos colocamos en una marcada canal. Cuando remonto la última canal recuerdo que la primera vez que subí me parecio muy tieso, y todo muy roto, y que no había forma de proteger. Después bajamos rapelando la canal. La roca no es demasiado mala, y es bastante tumbada. Se llega sin problemas al filo de la arista, en una brecha poco marcada. Busco un sitio para montar R al sol, pero queda algo forzado, así que tocará aguantar a la sombra un poco más. Monto la R bajo la brecha, y los vascos me pasan literalmente por encima. Ellos le han dado recto por la placa, dicen que es un largo precioso, también de IV+, y también con clavos.

L3(II/I): Se remonta un resalte sencillo, y se sigue la arista por el filo, que no es demasiado estrecho. La tirada es bonita, con ambiente a ambos lados, pero sin gran dificultad, para disfrutar del entorno. Caminando y vigilando algún paso se llega a una instalación de rápel. Entre la multitud de cordinos reconozco uno de cinco metros, que abandonamos para hacer el primer rápel, y que alguien debió coger de la cresta y llevarlo hasta la instalación. Espero que alguno de los cordinos que hay sea mejor que ese.

L4(I+): Después del rápel de 18 metros, se supera un resalte y por terreno fácil se alcanza el filo de un marcado espolón. Lo hacemos desencordados, sin problemas.

Delante queda la gran pared triangular de la antecima este del Aspe. Tirándole todo recto, como los vascos, salen tres tiradas, con algún paso de V, y algún clavo en las zonas más delicadas. Nosotros vamos buscando el terreno más sencillo, y primero cruzaremos toda la pared hacia la derecha, para después volver a la izquierda a recuperar el filo del espolón.

L5(IV): Se entra tres metros a la derecha del espolón, buscando el terreno más sencillo. Cuanto más se empina el espolón, más a la derecha tiramos. Hay algún clavo, y algún paso delicado, y se protege más o menos bien. Cuando ya se está acabando la cuerda llego a un clavo brillante, que se veía desde el rápel. Al lado hay otro clavo óxidado, y una fisura perfecta para el Camalot #.5

L6(IV): Travesía a la derecha, por placas tumbadas con roca compacta y adherente. Hay dos o tres clavos. Al final de la travesía, ya en el borde de la pared, se ve otro clavo, aunque mejor no llegar hasta él, y remontar unos metros por resaltes empinados con buen canto, para montar R en un bloque en una gran repisa.

L7(III): Travesía a la izquierda por la marcada repisa herbosa. Sencillo con apenás un pasito. Una vez se vuelve a ganar el filo del espolón se suben unos metros por un sistema de chimeneas, hasta buscar un buen emplazamiento para la reunión.

L8(V): Una tirada corta para acabar bien. Veo un escape sencillo por la derecha, pero por primera vez no me escaqueo y le tiro directo, en busca de un desplome. Una vez bajo el, hago un paso de travesía a la derecha, para salir por un diedrillo. Desploma algo, y pese a haber buen canto, la roca no da demasiada confianza, y acaba saliendo más prieto de lo que esperaba. Un poco de placa, un último clavo y reunión en los bloques de la antecima.

Desde la antecima saludamos a David y Xavi, que llevan un buen rato esperando en la cima. Plegamos las cuerdas y seguimos el filo aéreo pero sencillo, en dirección a la cima principal. La brecha donde desemboca la Norte clásica del Aspe interrumpe el camino. Para ganarla retrocedemos un poco, y destrepamos unos metros por la cara Norte (II). Una pequeña travesía hasta la brecha y otra trepada sencilla (II) nos llevan a la cima principal, donde nos hacemos la foto del grupo al completo.

Bajando disfrutamos por la siempre sorprendente vía normal, atravesando el lapiaz. El recorrido se hace agradable, más aún comparándolo con la vez anterior, de noche, con dos frontales para tres, lloviendo a cántaros, y utilizando la luz de los rayos para escrutar el camino en busca de cairns. Antes de las cinco llegamos al coche, con lo que mejoramos en ocho horas el tiempo de la vez anterior. Hacemos la foto típica de los Lecherines, bajamos al coche y nos dedicamos con calma a buscar un sitio para echar un bocadillo, que no fue fácil.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Racó Gros y Fossa del Gegant desde Fontalba. Ida de olla por Nuria.

El sábado subimos hasta Fontalba, con la intención de hacer la Cresta del Racó Gros al Racó Petit. En la reseña la ponen de PD, así que echamos el material mínimo (casco), y un cordino por si acaso. Salimos a andar un poco tarde, el cielo está totalmente despejado, y hay una luz preciosa, circunstancia que aprovecho para perder la cámara de fotos a las primeras de cambio.

Sin más incidentes llegamos a Núria, donde tenemos que jugarnos el tipo para esquivar a un par de centenares de arqueros que se han juntado para disparar a especies protegidas talladas en madera. Fácil en conjunto pero expuesto. Pasado el peligro sólo nos queda remontar el Torrent de Noufonts hasta el collado homónimo, siguiendo el GR-11, por pendientes tendidas, en un entorno agradable.

Llegados al collado, y abandonamos el sendero para descender hacia el NE en busca del Pas del Porc. Primero se cruzan unos prados para bordear unas charcas. Después, la pendiente se hace mucho más fuerte. Encontramos un hito que nos marca un posible destrepe al Norte. Bajamos unos metros, y en cuanto podemos tomamos una curva de nivel hacia la derecha, para no perder demasiada altura. La reseña indica llegar al pie del Pas del Porc, que se ve muy empinado. Vamos algo más altos, y vemos la posibilidad de alcanzar la arista Norte del Noucreus. Terreno de sarrios, bastante expuesto pero sin complicaciones técnicas. Entramos a la arista unos metros por encima del collado. Un destrepe aéreo y sencillo nos permite salvar un escarpe de roca blanca característica. Después, un pequeño resalte, esta vez de gneis, y llegamos al Pas del Porc.

Del Pas del Porc afrontamos la subida al Pic del Racó Gros. Primero por pendientes herbosas, y después por el mismo filo de la arista, con algún paso de escalada suelto, pero nada obligado. Parece que no se acaba nunca la arista, pero al fin llegamos a la cima. Cinco horas de aproximación. El cielo sigue totalmente despejado. Bueno, no. Una vez en la cima podemos ver cómo está entrando boira por el Sur, tapando ya la cima del Puigmal. Por la reseña nos quedan tres horas de cresta, ida y vuelta. Es tiempo suficiente para que se meta la niebla en la divisoria, y no nos veamos ni los pies. Así que dejamos la cresta para otra vez en que hagamos un mejor planteamiento logístico.

Para volver, lo más cómodo parece ser el collado de Noucreus. Bajamos al Pas del Porc, y remontamos hacia el SSE el valle de Carança. Trazas de sendero nos llevan, por pendientes moderadas, hasta la cima de la Fossa del Gegant. Desde allí descendemos el valle del Noucreus para llegar a Núria. Ya nos creíamos a salvo, pero lo peor aún estaba por llegar. Una parte de los dos centenares de arqueros continuaba al acecho. De nuevo tenemos que aplicarnos para salir indemnes, y afrontar el regreso a Fontalba, que es doble de largo en esa dirección.

La cámara de fotos tampoco aparece a la vuelta.

Al final no nos ha entrado marrón, apenas un poco de niebla llegando al coche, pero hemos llegado bastante doblados, y de haber hecho la cresta hubiera sido aún peor. De todas formas, nos hemos dado un buen paseo, 22 kms según google.

Perdida cámara de fotos en Fontalba.

El sábado perdí la cámara de fotos en Fontalba, en el camino de Fontalba a Nuria.

En esta zona:

martes, 9 de septiembre de 2008

Poco nuboso

Con intervalos de nubes medias y altas. Vientos flojos de componente sur y este.

Con ese pronóstico del tiempo, la reseña de la cresta de Costerillou y toda la chatarra pertinente salimos del refugio de Respomuso, en dirección al glaciar de Latour, un poco antes del amanecer.

Una hora después nos juntamos en un vivac con un trío de escaladores que contemplan, todavía desde el saco, la cresta del Diablo. A ellos también les ha engañado el hombre del tiempo. Despotricamos un poco contra él y continuamos el camino hacia la brecha de Latour, más que nada para hacer un poco de piernas.

Tras dos horas de porteo desde el refugio, el panorama se confirma: una única nube, pero muy muy grande y anclada en al cota 2800, y vientos fuertes, que arriba en la cresta serán aún peores.

Otra vez será.

Refugio de Respomuso


Este domingo huimos de la Fiesta Mayor de Sabadell y nos subimos a dormir al refugio de Respumoso. Grande, tal vez demasiado, y cómodo. Regentado por el gran escalador aragonés Ursi Abajo y familia, que nos dieron alojamiento, comida y buen trato. Permanece cerrado durante la temporada de invierno, principalmente debido a la tristemente conocida exposición a los aludes del refugio y sus accesos.

El camino de acceso y el entorno es precioso, sólo por eso vale la pena acercarse, pero a parte hay un buen número de ascensiones.

El teléfono del refugio es el 974.33.75.56