Fin de semana multicultural en el Somontano de Barbastro. Después de haber salvado los muebles escalando un poquito en Alquézar, vemos un cartel que anuncia cuentos de miedo japoneses en el cementerio de Radiquero. Llamativo, cuando menos. Así que, después de comer y alargar bastante la sobremesa nos dirigimos hacia allí.
Llegamos al pueblo, donde nos indican que el cuentacuentos es en la iglesia, que está abarrotada. Nos buscamos un hueco, y escuchamos entretenidos las historias, narradas con arte, de cómo es en Japón el tránsito hacia el más allá, y de que hay que cruzar el río, y si no llevas seis monedas te quitan la ropa para pasar.
De vuelta a Pozán, donde amablemente Joan nos acoge en su casa, asamos boniatos, castañas y butifarra, y tomamos panellets y mistela


El domingo toca un paseo bajo la lluvia, para intentar bajar los excesos del día anterior. Desde Pozán de Vero, tomamos el camino de la Costera que, a transcurre entre viñas, almendros y olivos, hasta los pies del Puntón.
Bajamos del Puntón y volvemos a atravesar las tierras de cultivo, esta vez en busca de San Macario. Con poca fortuna, ya que pillamos bastante barro, y además, antes encontramos a San Fabián, de Castillazuelo. Por fin nos orientamos, y acabamos encontrando a San Macario, enchironado, pero al menos tiene los pies más secos que nosotros.
En un rato más estamos de vuelta a casa, después de haber completado un recorrido agradable, totalmente llano salvo el tramo de la subida al puntón, en unas tres horas, muy relajados.