Hace mucho que no escribo. Hace mucho que no leo otros blogs incluso. Estoy con poco tiempo, me mudé y estoy con mucho trabajo. Ya no puedo prometer escribir seguido, ya ni sería justo conmigo mismo.
Hoy, falleció Adolfo. "El Pelado", por su calva cabellera. Fue pareja de mi vieja durante casi quince años. Viví con él durante casi diez años. Era un cabrón, se enojaba con facilidad por cualquier cosa. Era de Boca y muy fanático. Tenía un hermano que por una enfermedad (asumo que un ACV pero nunca supe bien qué fue) prácticamente se le paralizó todo un lado. Tenía varios sobrinos. Tenía dos hijos y ya era abuelo. Tenía sesenta y cuatro años. Su padre, que se llama como él, aun va a pescar cada vez que puede. Le encantaba pescar. Le encantaba ir al club de Pescadores en Aeroparque y quedarse todo el día allí.
Era encargado de edificio (mal llamados "porteros"). De esos que no te dejaba de garpe, que podían ser las tres de la mañana y le podías tocar el timbre que te iba a tratar de solucionar el problema. Era un "padre" para todos los chicos que vivíamos en ese edificio. Nos cagaba a pedos, aunque a mi no, siempre se la aguantaba pero conmigo se enojaba porque era muy "mamero" con mi vieja. Con el tiempo, la relación con mi madre se volvió algo tensa por varias razones y ella lo dejó. Nos fuimos y lo devastó. Entendió sus errores y tuvo charlas con todos. Incluso, conmigo. Me comentó cara a cara sus errores como debe hacer un hombre y prometió cambiar. Lo hizo. Se convirtió en un abuelo para mis sobrinos y en un gran amigo para toda la familia. Se convirtió en familia. En los últimos años, ya pasaba las fiestas con nosotros. Al final del día, tengo que decir que me enseñó.
La salud nunca lo acompañó. Siempre tuvo problemas de salud. Presión, vesícula, nervios. Hace algunas semanas, terminó internado. Después de un tiempo, seguía internado. Después, en coma farmacológico. Con mi vieja, prometimos ir a verlo. No fuimos.
Siento que no pudimos despedirnos. Siento que mi vieja está sufriendo mucho, porque si bien él nunca dejó de amarla y a aguantar no poder volver con ella nunca más, ella aprendió a perdonarle muchas cosas y a quererlo como un gran amigo, como una persona con la que sabía que podía contar sea cuando sea. Se fue demasiado rápido, no era el momento, es repentino, pero su cuerpo parece que le dijo basta.
Y hoy, que se fue, lo estoy llorando. Estoy llorando por un gran tipo con el que viví y aprendí, de a poco, a querer.
Hasta siempre Pelado. Fuiste un gran tipo. Espero volver a verte.