El primer líder de la Vuelta, el primer maillot rojo de la historia de la carrera, ya tiene su etapa en la carrera. Sus dos etapas en la carrera. Cavendish pasa a formar parte del selecto grupo de corredores en activo que tienen victorias parciales en las tres grandes (Lastras, Bennati, Hushvod, Menchov, Gerrans, Gárate, Petacchi y Zabriskie, sólo 77 corredores en toda la historia), un grupo bastante heterogéneo.
Ayer se llegó a Lleida por primera vez desde 1989, cuando ganó un compatriota como Malcom Elliot. Con muchos de los productos de su inmensa huerta a punto de recogerse, el campo lucía espléndido y hasta la ciudad, desde el aire, parecía un poco más acogedora. En teoría era una de esas etapas de transición, pero el señor que lleva el coche del Xacobeo se creyó por un día un Manolo Saiz al uso y confundió Lleida con Mende.
El equipo gallego mandó a tres corredores por delante, una tercera parte de la fuga de nueve. Uno de ellos, Da Pena, estaba a sólo 5´del liderato y, como confiesa muy galaicamente
en su blog (de Pena) "Ataqué con la intención de desmontar el trabajo de los más interesados, el Quick Step y el Garmin. Luego, quería animar a más gente a colaborar y a ganar tiempo. Nos dijimos “vamos a intentarlo, sin mirar atrás”. Incluso me planteé arañar algún tiempo en la general", su intención, aunque la deje para el final camuflada dentro de razonamientos a cada cual más pintoresco, era dar el asalto a la general.
Los equipos de los sprinters y el Footon, castigado por no meter a nadie en la fuga, no dejaron que la ventaja fuese nunca más allá de lo 3´30" y el sueño de otro Golpe de Estado gallego, tras el de Franco y el de Armada, quedó en agua de borrajas, pero ahí queda la intención. También las fuerzas. El año pasado venían de Perú, este año de su carácter indómito y de su calidad contrastada, además de la buena alimentación con productos de la tierra.
Nos queda por saber si esta vez Dapena firmó en el folio de salida.
¿Los equipos de los sprinters? No, el Columbia se libró porque en la fuga iba Bak, y así llegaron al sprint fresquísimos. Goss prácticamente despegó en la última curva -trazar bien y mucha potencia- y, con Cavendish a rueda y el resto empezando a levantarse de la bici, casi se les va todo al garete por querer dejar el británico la victoria a su lanzador. Victoria para Cavendish, segundo Farrar y tercero Goss, que pide galones allí donde va.
Una vez más, gran parte de la victoria de Cavendish la debe a su equipo: primero por colar a un hombre en la fuga y después por dejarle inmejorablemente colocado, ya que apenas dio diez pedaladas. La etapa de hoy, con final en Burgos, ha sido igual. A dos kms. de meta el británico andaba perdido en medio del pelotón, pero en un ¡zas! ya estaba delante y se ha impuesto con suficiencia ante Hushvod -qué miedo da para el Mundial- y Bennati. El ¡zas! es una vez más Goss, cómo no, pero en el trabajo de tirar y llevar a Cavendish a las primeras posiciones también se vio a Van Garderen y Peter Velits, que en teoría van a por la general. Ni en los tiempos del Domina Vacanze de Cipollini.
Dice que quiere ganar la clasificación de la regularidad, pero al mismo tiempo se queja de que en la Vuelta cuentan igual los sprints que las etapas de montaña (regularidad, ¿alguien se lo puede explicar?) y que es una clasificación que se suelen llevar los que luchan por la general: sin ir más lejos, el año pasado el vencedor fue Evans. De momento, el y Farrar ya están llevando su rivalidad y sus ganas de comerse el mundo aunque sea por un maillot de la regularidad hasta los sprints intermedios, esos que tanto gustan a J. Rodríguez. Y sea como sea, esta disputa encarnizada entre dos de los mejores sprinters del mundo da todavía más espesor a la Vuelta.
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Dos carreras muy interesantes el fin de semana en Bélgica.
El sábado la París-Bruselas, que también ha cambiado como la G-W e incluye diez subidas (cuatro de ellas en los últimos 20 kms.), y el domingo el GP de Fourmies. El miércoles, para casi rematar el calendario belga, el GP de Valonia, en lo que podría ser el circuito del Mundial de 2013. Como
también podría ser Florencia, que sin embargo teme a Ponferrada por su "poder económico".
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Brillante definición en la
Gazzetta a cargo de Ghisalberti: "Extraño este Mosquera: tiene 35 años, cinco victorias de tercera fila, no se le ve en todo el año y después llega a la Vuelta para hacer saltar la banca...ha hecho un ataque que parecía Petacchi en un sprint...es una rueda que no hay que seguir, porque primero funde a los rivales y luego se funde el. Un kamikaze".
Después de estas apreciaciones extremadamente subjetivas, que no casan con la brillante realidad del ciclista gallego, Ghisalberti vuelve a su virulenta aficción iniciada en el Giro: "Antón subió a Pal en 21´40" (9 kms., desnivel de 595 metros, pendiente de 6´5%), una velocidad media de 25 km/h, lo que da un VAM de 1647 m/h y una potencia de 6´35 w/h.
Più forte di così difficile che possa andare senza decollare (despegar)"
¡Qué insinuaciones más feas que hace este periodista de nuestros dos escaladores!
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Vaya, vaya, vaya...del paleolítico de Internet
sale este anuncio de EBay de 2002, con una maravillosa bici Trek subastada para fines de caridad....Supongo que el agente federal tomará buena nota y pedirá a la popular página de Internet los datos de quien ingresó el dinero, para después proceder al interrogatorio.
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No aprenden nunca. Tras la bonita victoria de Antón,
el taumaturgo de Gómez Peña construye su crónica en torno a Pantani, con lo que eso significa. Las supuestas gestas de Pantani no resisten el paso del tiempo, ni de los hechos, ni de su muerte. No puede ser un referente para nadie.
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Quizás no fue una buena idea construir
ese estadio. Ni aquel. Ni este otro.