Inheriting Anne Frank, escrito por Jacqueline van Maarsen, la que fuera compañera de clase y -dicho por la misma Anne en su diario- su mejor amiga, no es, ni de largo, lo que pensaba.
Muchos han sido los que han escrito sobre Anne, personas incluso que pasaron de puntillas por su vida. Cualquier cosa con tal de ganar notoriedad y exprimir las tetas de una vaca que tiene principio y fin, porque la historia de Anne, desde su nacimiento hasta su temprana muerte, está del todo y completamente documentada y ya no se puede contar mucho más que no haya sido contado antes.
De modo que, auqnue nunca puedo resistirme a comprar un libro que hable sobre Anne aún a sabiendas de que va a ser la misma historia vista -o no- desde otro ángulo e incluyendo detalles de la persona que lo escribe y su paralelismo -o no- con la historia de los Frank, cuando vi esta publicación no pude dejarla atrás. Tenía que tenerla para mi biblioteca de Anne que componenen ya: el diario (en castellano), versión de 1947, edición de 1984. El diario, en inglés, en su versión revisada, critica y -al parecer- completa (el primer diario está falto de algunos pasajes que Otto, el padre de Anne, consideró demasiado personales). Un libro sobre lso últimos 7 meses de su vida, el libro escrito por Miep Gies, una biografia, un libro de relatos cortos, que escribió durante su encierro en el anexo, un libro sobre cartas y documentos encontrados en el atico de su abuela y llamado La Extraordinaria Historia de la Familia de Anne Frank y tengo también la biografía en novela gráfica. De todos ellos os hablé en
esta entrada.
Pensé que Inherinting Anne Frank sería el libro de otra "que se subió al carro" para contar lo mismo, pero este es un libro de sapos y culebras y de una historia que no tiene nada que ver con Anne -ni con lo que se cuenta en el libro- y que saca el lado más cotilla de uno. Además la historia a veces va de atrás a adelante y de adelante atrás, dejándote con momentos en los que no sabes qué estás leyendo.
Me explico: el libro comienza con Jacqueline practicamente excusandose por escribir un volumen para "dejar las cosas claras", y es que Jacquie (apodada Jopie por Anne en su diario), al principio de toda la "moda Anne Frank" en torno a la publicación de sus diarios, quería permanecer en el anonimato. Casi nadie sabía que ella era la "Jopie" del libro. Otto sí lo sabía, naturalmente, como otros allegados cercanos a ambas niñas. El caso es que, poco a poco, y tras colaborar con algunas publicaciones y documentales, el velo se va rasgando, dejando a Jacquie en la disyuntiva de decir que ella es quien es.
Pero, al poco de comenzar a contar todo esto, la historia salta a la muerte de su tío Albert en un pueblo de Francia -mas bien una pequeña aldea-, y nos pone en antecedentes: los abuelos de Jacqueline mueren y estos vivían en una casita de esa aldea que la madre de Jacqueline compró para ellos. Su hermano Albert se muda tras la muerte de éstos y no contribuye un centimillo a pagar las tasas correspondientes o cualquier reparación necesaria, dejando que el edifico se deteriore paulatinamente por falta de cuidado. Esta historia finalmente llegará a su conclusión cuando tras la muerte de Albert su viuda no hace amago de mudarse, la madre de Jacquie por no meterse en lios nunca exige nada y a la muerte de la viuda empiezan los problemas: al parecer la señora era muy particular en cuanto a sus asuntos y nunca usó un banco más que para una pequeña cartilla para gastos superfluos. Del mismo modo, a sabiendas de que en Francia un testamento hecho a mano y sin notario es válido y legal, decidió ahorrarse unos cuartos (aunque tenía dinero a espuertas), y nunca guardó una copia bajo notario, todos sus documentos importantes, así como unos buenos fajos de cash residían siempre en la oscuridad de su inseparable bolso. Su máximo deseo -dicho numerosas veces antes de su muerte- era ser enterrada en la aldea junto a su marido y con los pendientes de diamantes que éste le había regalado y que siempre llevaba puestos.
Sin embargo, cuando reciben la noticia de la muerte de la tita, que en esos momentos vivía con su hermana prácticamente inválida al cuidado de una enfermera, y viviendo Jacqueline en Amsterdam, para cuando llegan a la aldea se dan cuenta de que todo ha sido ya organizado y ni siquiera pueden comprobar si se la ha enterrado con los pendientes -junto a su marido no la entierran- y aquí comienza el más puro "problema de familia" del tipo "dónde está el testamento de la tita" con una enfermera chismosa que tiene todas las papeletas para haberse quedado con el contenido del bolso.
Una historia que nada -pero absolutamente nada- tiene que ver con el resto del libro, que no es otra cosa que una denuncia pública tanto a los tejemanejes de la Fundación Anne Frank tras la muerte de Otto y el modo en el que hacen las cosas como a la intervención y llegada a escena de Eva Schloss.
Eva era la hija de la segunda mujer de Otto, a quien conoció en Auschwitz y que tenía más o menos la edad de Anne y pasó por los campos, sobreviviendo.
Un buen día Eva decide escribir un libro, donde se autoproclama "la hermanastra de Anne Frank" y también su amiga, al parecer inventando una supuesta amistad que nadie recuerda -y que nadie se atreve a denunciar-. Jacqueline se da cuenta de esto y se lo comunica a Hannelis -apodada Lies, y otra amiga de la infancia de Anne-, pero esta tiene un caracter muy diferente al de Anne y encuentra la anecdota hasta "graciosa", restándole importancia.
Pronto Eva empieza a ser invitada a inaugurar exposiciones sobre Anne y a ser incluida en los planes de la Fundación -vale, su madre, a la muerte de Otto, forma parte de la misma, pero aún así... Y Jacqueline comienza a indignarse y a comenzar no solo una cruzada para demostrar que Eva jamás conoció a Anne sino a docuemntarse para demostrarlo. En su libro, Eva cuenta que su hermano Heinz había sido compañero de estudios y que hacía a menudo los deberes con Margot (la hermana de Anne) en su casa. Preguntando, preguntando, especialmente a las que fueron amigs de Margot, descubre que ninguna de ellas conocían a Heinz y desde luego encuentran, por lo tanto, dificil de creer que hicieran los deberes juntos, para nada, imposible.
Tengo el libro de Eva. Lo compré el año pasado y tras leerme el de Miep (Remembering Anne Frank), la biografia (Roses from the Earth), Los Ultimos Siete Meses de Anne Frank, el Diario (de nuevo) y la Novela Gráfica), comencé a leerlo, pero entonces murió mi abuela y mi mundo se resquebrajó de arriba a abajo. No podía leer un tema tan doloroso, porque mi alma ya estaba perturbada por mi propia tragedia personal. Decidí descansar del tema Auschwitz y dejarlo para cuando mis sentimientos se asentaran un poco.
Ahora, tras leer el tipo de persona arribista y mentirosa que es Eva, se me han quitado las ganas. ¿Para qué leer un libro que se supone es sobre su experiencia en los campos de concentración y extermino si no sé si la mitad de las cosas que me cuenta le sucedieron en realidad o las "robó" de las historias de otras personas?
De ahí, en parte, la publicación de este libro. Jacqueline ya había escrito su autobiografía, sin la ayuda de un escritor fantasma, por sí misma, y la había publicado. Gracias a ello, ha dado conferencias por todo el mundo, y lo suyo se nota que no es una rivalidad celosa de Eva: es que no hubo manera humana de que Eva y Anne se conocieran.
Todos estos tejemanejes, le traen problemas con la Fundación, que intenta boicotearla en varias ocasiones, desde la publicación de su autobiografía hasta la invitación a diversos actos. Eva y ella no se hablan y todo esto también le cuesta a Jacqueline la amistad con algunas personas.
En definitiva, un libro revelador y entretenido. Me lo he leido prácticamente en un día. Comencé a leerlo antes de anoche y lo acabé ayer, tras un par de horas de lectura en el trabajo cuando no tenía nada que hacer y luego por la noche en la cama.