Sara Paretsky, la escritora, es la señora guapetona de la foto. La conocí por intermediación de Petros Markaris, que la recomendó en una entrevista. No os digo nada de ella porque en su web está todo.
Victoria Warshawski es su personaje, investigadora privada que antes se licenció en Derecho y ejerció de abogada de oficio. Es una tía culta, melómana, simpática, un poco ácida, militante antirracista, progre y de familia de inmigrantes obreros. No nos dice exactamente cuántos años tiene, pero ya está en edad de tener un hijo adolescente.
Warshawski y Paretsky viven y trabajan en Chicago. Allí transcurre "Lista negra", en los primerísimos años del siglo XXI, poco después de los atentados del 11-S, en una sociedad, pues, "desconcertada y sobrecogida" y en un momento en el que "el miedo llevaba las riendas de América". No faltan en la novela acertadas pullas de la irónica Warshawski contra la ola de conservadurismo y recorte de libertades que los (¿nos?) invadió en septiembre de 2001.
La investigadora recibe un encargo que, en principio, parece no estar a la altura de su bagaje profesional: debe vigilar una mansión señorial deshabitada, pues la antigua propietaria cree ver intrusos por la noche y luces en el ático. Un quehacer tan simple la lleva a un conflicto que enfrenta a pobres y a ricos, negros y blancos, derechistas y liberales, empresas de comunicación que compiten entre sí y a viejas rencillas entre familias que se remontan a la época de la "caza de brujas" de McCarthy.
Entre tanto, se busca a un presunto colaborador de Al Qaeda y, por supuesto, suceden un par de muertes sospechosas.
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