De Vellón-Quebrantaherraduras |
Para la primera parte de esta doble sesión, nos acercamos con un sol de justicia pero con un airecillo que lo hacía soportable, al sector de los bloques del Vellón. Más solos que la una y con todas las vías para nosotros, le dimos un buen repaso a un V+ y un 6a que ya habíamos catado en una anterior visita y nos metimos en un 6b que, al abajo firmante lo "escupió" antes de la primera chapa y me hizo entender la descomunal distancia que hay entre las dos primeras letras del abecedario, al menos cuando van detrás del número 6.
De Vellón-Quebrantaherraduras |
Ya un poco sofocados por la solana, decidimos subir al sector de la buhardilla donde los techitos prometían ponernos las cosas incluso más complicadas. Después de tomar un tentempié a la sombra de la vía elegida (un 6a+ de cuyo nombre no logro acordarme) cometí la osadía de intentarla de primero, con el resultado de un sofocón de mucho cuidado y dejar los brazos fuera de servicio para un buen rato. Menos mal que Taber estaba allí para recordarme aquello de que más vale maña que fuerza y pudimos retirarnos con la vía casi finiquitada.
Con las fuerzas ya un poco justas, decidimos que la sesión de músculo ya había durado suficiente, así que pusimos rumbo a Manzanares, donde habíamos quedado con Eva y su "cachorrito" Greta para continuar la jornada a la agradable sombrita de Quebrantaherraduras, no sin antes recuperar fuerzas con una merendola a base de un buen jarro de horchata y bollería variada. Para nuestra sorpresa, no éramos los únicos a los que se les había ocurrido la idea, así que nos tocó esperar un rato a que quedaran libres las primeras vías, mientras Greta hacía de las suyas revolucionando al personal e intentando arrancar el pino al que la habíamos atado (a fe mía que en un par de meses lo conseguirá sin mucho esfuerzo).
Así, de lo más relajados y entre los lametones y las carreras de Greta, logramos hacer un Vº y un V+ en los que Eva nos demostró que, a poco que nos descuidemos, terminará por darnos sopas con onda en esto de andar colgado por las alturas. Tan a gusto se estaba por allí, que solo la falta de luz y los dos kilos de polvo acumulado que llevábamos encima lograron que decidiéramos bajar a Manzanares en busca de nuestra bien ganada jarra de cerveza.
Saludos
Tarabas