-Tipo de recorrido: Lineal
- Desnivel acumulado: 1100 m
- Distancia: 20 km
- Dificultad: moderada
Si, de nuevo el Almanzor. Ese oscuro objeto de deseo que nos ha traído de cabeza esta temporada, por fin ha decidido dejarnos hacer la foto junto a la cruz que lo corona, aunque no como hubiéramos querido: con nieve hasta la bandera y en invierno. Pero, como se dice por ahí, menos da una piedra, aunque un montón bien colocaditas una encima de otra dan, en este caso, toda una montaña que da gusto ascenderla en la época que sea.
Puestos a ser originales, esta vez decidimos abrir boca con un vivac por la zona de Hoyos que nos evitara el preceptivo madrugón para salir desde los madriles, así que, ni cortos ni perezosos, Maranta, Taber y un servidor, pusimos rumbo a Gredos a eso de las diez de la noche para plantar nuestras posaderas, y nuestros sacos de dormir, en las aun verdes praderas que bordean la carretera de subida a la plataforma.
A la mañana siguiente, un nutritivo desayuno en Hoyos y manos a la obra.
No es cuestión de repetir una ruta de ascenso que mil y una veces contada en foros, guías y conversaciones de montañeros. La cosa no ha variado mucho desde la última vez: la subida a los Barrerones siguen siendo igual de odiosa, tanto a la ida como a la vuelta; la laguna grande tan hermosa como siempre y el camino igual de trillado, incluso nos cruzamos con más gente de la que podríamos esperar en un día entre semana.
Esta vez por no haber, no hubo ni parada en el refugio a la ida. Directamente enfilamos hacia el camino de subida a la portilla del crampón con un sol que amenazaba con sacarnos hasta la última gota de sudor que nos quedara dentro. Por suerte, el impresionante invierno que hemos tenido este año y a no menos impresionante primavera, han hecho que los neveros de las partes altas sigan soltando agua a borbotones por cada hueco de la montaña, lo que nos permitió ir rellenando cantimploras sin mayor problema hasta casi la misma portilla.
La única dificultad de la subida la representó el gran nevero que aun quedaba desde la parte media de la canal y que, dado el pestoso estado de la nieve, nos obligó a calzarnos los crampones para evitar sustos. Una vez arriba, todo seco hasta la trepada a cumbre.
Pero como este año viene siendo costumbre, no hay ruta sin agua, así que nada más comenzar a trepar empezó un ligero chispeo con acompañamiento de unos poco tranquilizadores truenos. Sin pensarlo mucho, nos encaramamos a la cima encabezados por Taber con el tiempo justo para hacernos unas fotos mientras notábamos con auténtico canguelo como se nos erizaban los pelos de los brazos debido a la estática del ambiente.
Algo más tranquilos regresamos a la portilla para iniciar la delicada bajada del nevero mientras la lluvia hacía acto de presencia para refrescar el ambiente y, de paso a nosotros durante gran parte de la bajada al Elola, a donde llegamos deseando sacar el bocata que la tormenta nos impidió tomar en la cumbre.
Con la hora un poco justa, retomamos el camino con parada en la fuente de los Barrerones para echar un último vistazo a la Laguna grande mientras el sol, cada vez más bajo, se ocultaba pausadamente tras las cumbres del Circo de Gredos y nos invitaba a regresar para cumplir con otra cuenta pendiente: la integral del Circo.
¡¡¡Nos vemos en Gredos!!!
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miércoles, 17 de julio de 2013
viernes, 19 de abril de 2013
El Morezón por la Canal de las Hoyuelas
- Punto de partida: plataforma de Hoyos del Espino (Ávila)
- Desnivel acumulado: 896 m
- Distancia: 12,68 km
- Dificultad: PD, II
- Tipo de ruta: Circular
- Descargar track
Vuelve el calor, y la nieve poco a poco va retrocediendo de las montañas para dar paso a lo que promete ser una espectacular primavera.
Previendo precisamente que esto ocurra, Jesús, Eva y un servidor decidimos acercarnos de nuevo al circo de Gredos para aprovechar la que puede ser la última ruta invernal de la temporada. Curiosamente y pese a la cantidad de nieve que nos ha regalado este invierno, no ha habido prácticamente ninguna ruta en la que la meteorología nos haya ayudado demasiado y hemos tenido que esperar a esta tardía jornada para poder disfrutar de un espectacular dia de sol y nieve de principio a fin.
Como tampoco disponíamos de mucho tiempo, elegimos de nuevo el Morezón pasando por la Laguna Grande para ahorrarnos la tan odiada vuelta por los barrerones y estar de vuelta en la plataforma a una hora prudencial. Para no repetirnos demasiado, en esta ocasión decidimos añadir algo de recorrido al asunto y remontar por la canal de las Huyuelas para luego ladear estas por la cara sur y enlazar con la cresta del Morezón. Una ruta de los más variada y con estupendo ambiente alpino.
Una vez superado el trámite de la aglomeración de la plataforma y la romería hasta los barrerones, enfilamos por el lado izquierdo de la laguna hasta alcanzar la amplia entrada a la canal de las Hoyuelas, mientras la fila de puntitos que nos seguían se desviaban hacia la cada vez más aglomerada subida al Almanzor.
Aunque las guías indican que esta canal no supera los 40º, su orientación norte hace que la nieve esté bastante dura incluso bien entrada la máñana. Esto, junto con la caida continua de pequeños trozos de hielo de las paredes que la flanquéan, nos obligó a estar más atentos de lo que esperábamos en principio. Aun así, la progresión no se hace demasiado complicada, a excepción de un par de repechos en el último tercio, en los que se agradece llevar un par de piolets para mejorar el apoyo.
Una vez alcanzado el Collado entre las hoyuelas y la Campana, se pueden contemplar unas estupendas panorámicas de la garaganta Blanca, Candeleda, el embalse de Rosarito y la meseta sur hasta donde alcanza la vista. A lo que hay que sumar las espectaculares aristas nevadas del risco del Fraile hacie el este y el risco del Frances hacia el oeste.
En el lado sur todo cambia. La nieve dura se transforma en una espesa capa de nieve primavera que en pendientes tan inclinadas, uno no sabe si es una bendición o una tortura en comparación con la resbaladiza pista de patinaje de la subida. Por suerte, alguien se nos había adelantado y solo tuvimos que seguir la profunda huella que remontaba por la ladera sur de la primera Hoyuela. Una vez llegamos a la altura de esta, aun tuvimos que andar con más cuidado debido a dos escalones de roca que, con menos nieve, pueden ser algo delicados para hacer con los crampones.
Superados estos, la huella nos condujo hacia la segunda Hoyuela, esta vez por terreno más horizontal, lo que nos permitió relajarnos algo y dedicarnos a contemplar las preciosas cornisas que desde las dos cumbres recien superadas, caían a plomo sobre el circo.
Desde aquí, ya se puede ver claramente la cumbre del Morezón a la que se puede acceder remontando toda la arista o ladeando hasta alcanzar la canal central por la que se accede de forma directa. Aunque en un principio decidimos ladear siguiendo la huella del principio. A mitad del recorrido, ante la perspectiva de tener que continuar por una zona empinada y por nieve cada vez más dura, decidimos cortar por lo sano y calentar de nuevo los gemelos remontando por la canal que corta la arista para alcanzar el pequeño portillo de la antecima del Morezón.
Pero ahorrarse la nieve dura tiene la desventaja de trepar un último escalón que, anunque corto y sencillo, presentaba algo de hielo en la mitad, lo que nos obligó a tirar de piolet, manos, pies y hasta los dientes, en caso de que hubiera sido necesario. Como suele ser habitual en este grupo, la cuerda de paseo y en la mochila, ¡¡no vaya a ser que se ensucie!! :-)
Una vez arriba, con la adrenalina aun dando saltitos por el cuerpo y con una sonrisa de satisfacción que no nos cabía en la cara, nos liamos a darnos abrazos y hacernos fotos para quitarnos un poco la tensión de encima y celebrar un día de montaña de esos que hacen afición.
Después de recuperar fuerzas y picar algo, bajamos a la plataforma por la famosa loma de la cagarruta y en busca de una terraza y las ansiadas cervezas que nos esperaban en Hoyos del Espino.
- Desnivel acumulado: 896 m
- Distancia: 12,68 km
- Dificultad: PD, II
- Tipo de ruta: Circular
- Descargar track
Vuelve el calor, y la nieve poco a poco va retrocediendo de las montañas para dar paso a lo que promete ser una espectacular primavera.
Previendo precisamente que esto ocurra, Jesús, Eva y un servidor decidimos acercarnos de nuevo al circo de Gredos para aprovechar la que puede ser la última ruta invernal de la temporada. Curiosamente y pese a la cantidad de nieve que nos ha regalado este invierno, no ha habido prácticamente ninguna ruta en la que la meteorología nos haya ayudado demasiado y hemos tenido que esperar a esta tardía jornada para poder disfrutar de un espectacular dia de sol y nieve de principio a fin.
Como tampoco disponíamos de mucho tiempo, elegimos de nuevo el Morezón pasando por la Laguna Grande para ahorrarnos la tan odiada vuelta por los barrerones y estar de vuelta en la plataforma a una hora prudencial. Para no repetirnos demasiado, en esta ocasión decidimos añadir algo de recorrido al asunto y remontar por la canal de las Huyuelas para luego ladear estas por la cara sur y enlazar con la cresta del Morezón. Una ruta de los más variada y con estupendo ambiente alpino.
Una vez superado el trámite de la aglomeración de la plataforma y la romería hasta los barrerones, enfilamos por el lado izquierdo de la laguna hasta alcanzar la amplia entrada a la canal de las Hoyuelas, mientras la fila de puntitos que nos seguían se desviaban hacia la cada vez más aglomerada subida al Almanzor.
Aunque las guías indican que esta canal no supera los 40º, su orientación norte hace que la nieve esté bastante dura incluso bien entrada la máñana. Esto, junto con la caida continua de pequeños trozos de hielo de las paredes que la flanquéan, nos obligó a estar más atentos de lo que esperábamos en principio. Aun así, la progresión no se hace demasiado complicada, a excepción de un par de repechos en el último tercio, en los que se agradece llevar un par de piolets para mejorar el apoyo.
Una vez alcanzado el Collado entre las hoyuelas y la Campana, se pueden contemplar unas estupendas panorámicas de la garaganta Blanca, Candeleda, el embalse de Rosarito y la meseta sur hasta donde alcanza la vista. A lo que hay que sumar las espectaculares aristas nevadas del risco del Fraile hacie el este y el risco del Frances hacia el oeste.
En el lado sur todo cambia. La nieve dura se transforma en una espesa capa de nieve primavera que en pendientes tan inclinadas, uno no sabe si es una bendición o una tortura en comparación con la resbaladiza pista de patinaje de la subida. Por suerte, alguien se nos había adelantado y solo tuvimos que seguir la profunda huella que remontaba por la ladera sur de la primera Hoyuela. Una vez llegamos a la altura de esta, aun tuvimos que andar con más cuidado debido a dos escalones de roca que, con menos nieve, pueden ser algo delicados para hacer con los crampones.
Superados estos, la huella nos condujo hacia la segunda Hoyuela, esta vez por terreno más horizontal, lo que nos permitió relajarnos algo y dedicarnos a contemplar las preciosas cornisas que desde las dos cumbres recien superadas, caían a plomo sobre el circo.
Desde aquí, ya se puede ver claramente la cumbre del Morezón a la que se puede acceder remontando toda la arista o ladeando hasta alcanzar la canal central por la que se accede de forma directa. Aunque en un principio decidimos ladear siguiendo la huella del principio. A mitad del recorrido, ante la perspectiva de tener que continuar por una zona empinada y por nieve cada vez más dura, decidimos cortar por lo sano y calentar de nuevo los gemelos remontando por la canal que corta la arista para alcanzar el pequeño portillo de la antecima del Morezón.
Pero ahorrarse la nieve dura tiene la desventaja de trepar un último escalón que, anunque corto y sencillo, presentaba algo de hielo en la mitad, lo que nos obligó a tirar de piolet, manos, pies y hasta los dientes, en caso de que hubiera sido necesario. Como suele ser habitual en este grupo, la cuerda de paseo y en la mochila, ¡¡no vaya a ser que se ensucie!! :-)
Una vez arriba, con la adrenalina aun dando saltitos por el cuerpo y con una sonrisa de satisfacción que no nos cabía en la cara, nos liamos a darnos abrazos y hacernos fotos para quitarnos un poco la tensión de encima y celebrar un día de montaña de esos que hacen afición.
Después de recuperar fuerzas y picar algo, bajamos a la plataforma por la famosa loma de la cagarruta y en busca de una terraza y las ansiadas cervezas que nos esperaban en Hoyos del Espino.
Hasta la próxima!!!
jueves, 4 de abril de 2013
Nuevo intento invernal al Almanzor
Últimamente no hago más que repetirme a mi mismo y a todo el que se me cruza por delante la misma cantinela de que al monte hay que salir sin hacer mucho caso al parte meteorológico (dentro de unos límites, claro) y, si suena la flauta, puede que te encuentres con uno de esos días de montaña para recordar. Pero es que este año no hay alternativa: o sales con mal tiempo o no sales.
Nuestra visita a Gredos no fue una excepción, así que, aprovechando el día festivo de San José en Madrid, partimos entre chaparrones, Almudena, Jesús y un servidor para la plataforma de Hoyos. Como si de un perfecto ejemplo de la Ley de Murphy se tratara, nada más bajar del coche comenzó a lloviznar aun con el sol en todo lo alto, aunque esto duró poco pues, antes de comenzar las primeras rampas de los barrerones, la lluvia era tan intensa que ya estábamos calados hasta los huesos. Entre caras de resignación y algún que otro juramento en arameo, solo nos quedaba apretar los dientes y subir del tirón sin quitar la mirada de la puntera de las botas. Menos mal que las vistas desde lo alto de los barrerones te hace pensar que estas cosas merecen la pena....
Ya en el Elola, solo nos quedaba colgar la ropa mojada en los pocos huecos que quedaban libres, disfrutar de un precioso atardecer antes de la cena y a dormir, si no hubiera sido por el búfalo que nos pusieron en la litera de al lado y que más que roncar bufaba, en un ansia inhumana por absorber todo el aire de la pequeña habitación (no exagero ni un ápice).
A la mañana siguiente, la compensación a tantas fatigas: un día espectacular con el sol en todo lo alto que nos hizo pensar que esta vez si, era "la refinitiva". Con el ansia de disfrutar todo lo posible de tan estupenda jornada, fuimos poco a poco adelantando a los pequeños grupos que habían salido delante nuestro hasta meternos en el estrechaminento que enfila hacia portilla bermeja donde hicimos una pequeña parada para acabar de equiparnos.
Aunque el día continuaba estupendo, poco a poco empezaba a levantarse el viento, que a rachas no muy tranquilizadoras bajaba desde la portilla recorriendo toda la canal hasta el fondo de la laguna. Más solos que la una, continuamos remontando hacia la portilla del crampón donde, a pesar del imponente espesor, la nieve estaba incluso decente, a no ser por el último tramo en el que, a cada paso, se formaban unas trincheras que nos llegaban a la altura de la cintura.
Con la ilusión de hacer cumbre los primeros de esa mañana, paramos un instante a contemplar las preciosas vistas del cuchillar de Cerradillos y las Navajas hacia el este, y las estribaciones de la sierra de Bejar hacia el oeste. Pero todo nuestro gozo no hizo sino tornarse en decepción al comprobar que el lado sur no era sino una enorme placa de hielo barrida a cada minuto por rachas de viento poco tranquilizadoras. Tras echar un primer tiento por las empinadas placas de nieve congelada, decidimos que con la cuerda de rando que habíamos subido para el rapel de cumbre y las dos estacas que llevábamos con nosotros, lo más prudente era no jugársela y dejar de nuevo el Almanzor para otra ocasión.
Así, con la decepción de haberlo tenido tan cerca y la tranquilidad de haber hecho lo correcto, decidimos disfrutar de tan estupendo día y emprendimos la bajada por las empinadas palas de nieve que, a estas alturas de la mañana, comenzaba a pegarse a las botas formando auténticos ladrillos bajo los crampones haciéndonos caer de culo cada dos por tres. Con todo el tiempo para regresar al coche, nos dedicamos a futuros planes, fotos y charlar de lo divino y de lo humano mientras nos concienciábamos para la tan querida subida a los barrerones que, bajo un sol de justicia, amenazaba con hacernos sudar todo el agua que nos calló el día anterior.
Excusas para volver a Gredos nunca nos faltan pero ahora tenemos otra más o, mejor dicho, continuamos teniendo la principal de ellas: el Almanzor en invierno. La próxima, por la canal este, para variar un poco.
Nuestra visita a Gredos no fue una excepción, así que, aprovechando el día festivo de San José en Madrid, partimos entre chaparrones, Almudena, Jesús y un servidor para la plataforma de Hoyos. Como si de un perfecto ejemplo de la Ley de Murphy se tratara, nada más bajar del coche comenzó a lloviznar aun con el sol en todo lo alto, aunque esto duró poco pues, antes de comenzar las primeras rampas de los barrerones, la lluvia era tan intensa que ya estábamos calados hasta los huesos. Entre caras de resignación y algún que otro juramento en arameo, solo nos quedaba apretar los dientes y subir del tirón sin quitar la mirada de la puntera de las botas. Menos mal que las vistas desde lo alto de los barrerones te hace pensar que estas cosas merecen la pena....
Ya en el Elola, solo nos quedaba colgar la ropa mojada en los pocos huecos que quedaban libres, disfrutar de un precioso atardecer antes de la cena y a dormir, si no hubiera sido por el búfalo que nos pusieron en la litera de al lado y que más que roncar bufaba, en un ansia inhumana por absorber todo el aire de la pequeña habitación (no exagero ni un ápice).
A la mañana siguiente, la compensación a tantas fatigas: un día espectacular con el sol en todo lo alto que nos hizo pensar que esta vez si, era "la refinitiva". Con el ansia de disfrutar todo lo posible de tan estupenda jornada, fuimos poco a poco adelantando a los pequeños grupos que habían salido delante nuestro hasta meternos en el estrechaminento que enfila hacia portilla bermeja donde hicimos una pequeña parada para acabar de equiparnos.
Aunque el día continuaba estupendo, poco a poco empezaba a levantarse el viento, que a rachas no muy tranquilizadoras bajaba desde la portilla recorriendo toda la canal hasta el fondo de la laguna. Más solos que la una, continuamos remontando hacia la portilla del crampón donde, a pesar del imponente espesor, la nieve estaba incluso decente, a no ser por el último tramo en el que, a cada paso, se formaban unas trincheras que nos llegaban a la altura de la cintura.
Con la ilusión de hacer cumbre los primeros de esa mañana, paramos un instante a contemplar las preciosas vistas del cuchillar de Cerradillos y las Navajas hacia el este, y las estribaciones de la sierra de Bejar hacia el oeste. Pero todo nuestro gozo no hizo sino tornarse en decepción al comprobar que el lado sur no era sino una enorme placa de hielo barrida a cada minuto por rachas de viento poco tranquilizadoras. Tras echar un primer tiento por las empinadas placas de nieve congelada, decidimos que con la cuerda de rando que habíamos subido para el rapel de cumbre y las dos estacas que llevábamos con nosotros, lo más prudente era no jugársela y dejar de nuevo el Almanzor para otra ocasión.
Así, con la decepción de haberlo tenido tan cerca y la tranquilidad de haber hecho lo correcto, decidimos disfrutar de tan estupendo día y emprendimos la bajada por las empinadas palas de nieve que, a estas alturas de la mañana, comenzaba a pegarse a las botas formando auténticos ladrillos bajo los crampones haciéndonos caer de culo cada dos por tres. Con todo el tiempo para regresar al coche, nos dedicamos a futuros planes, fotos y charlar de lo divino y de lo humano mientras nos concienciábamos para la tan querida subida a los barrerones que, bajo un sol de justicia, amenazaba con hacernos sudar todo el agua que nos calló el día anterior.
Excusas para volver a Gredos nunca nos faltan pero ahora tenemos otra más o, mejor dicho, continuamos teniendo la principal de ellas: el Almanzor en invierno. La próxima, por la canal este, para variar un poco.
FIN
lunes, 27 de febrero de 2012
Cabeza Nevada desde La Plataforma
Después de no poder ir a Pirineos en el puente de diciembre, Almu y un servidor nos acercamos a Gredos a pasar unos cuantos días y pisar un poco de nieve.
Nos alojamos en una casa rural en el pueblo de Barajas, desde la cual llegábamos a la plataforma casi sin darnos cuenta.
El día 4, después de que el día anterior en la casa del parque nos dijeran que el Almanzor estaba peligroso por el hielo, decidimos subir al Cabeza Nevada desde la Plataforma.
Nos encontramos bastante nieve, y empezamos a andar con una buena temperatura, que nos hizo parar alguna que otra vez a quitarnos la ropa sobrante. En la parte inicial nos encontramos con algún que otro esquiador que ponían rumbo al Morezón.
Al llegar a los Barrerones, vimos que la parte final del Cabeza Nevada estaba bastante pelada de nieve, pero aún así, el circo nos pareció espectacular, como siempre que nos acercamos por estos lugares.
Iniciamos la bajada hacia el desagüe de la laguna para seguir la trocha real en dirección a la Portilla del Rey. Unas cuantas subidas y bajadas de por medio, llegamos hasta el inicio del Gargartón.
A partir de este punto, según subíamos, iba desapareciendo la nieve. A mitad de camino de la subida hacía la Portilla del Rey, nos desviamos a la derecha siguiendo unos hitos. Al mirar el reloj nos dimos cuenta de que íbamos justos de tiempo para volver al coche antes de que anocheciera. Así que decidimos comer y darnos la vuelta.
En resumen, una ruta muy disfrutona por el buen tiempo reinante y por las vistas. Todo lo contrario de lo que nos encontraríamos al día siguiente subiendo a La Mira.
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Nos alojamos en una casa rural en el pueblo de Barajas, desde la cual llegábamos a la plataforma casi sin darnos cuenta.
El día 4, después de que el día anterior en la casa del parque nos dijeran que el Almanzor estaba peligroso por el hielo, decidimos subir al Cabeza Nevada desde la Plataforma.
De Cabeza Nevada desde La Plataforma |
Nos encontramos bastante nieve, y empezamos a andar con una buena temperatura, que nos hizo parar alguna que otra vez a quitarnos la ropa sobrante. En la parte inicial nos encontramos con algún que otro esquiador que ponían rumbo al Morezón.
De Cabeza Nevada desde La Plataforma |
Al llegar a los Barrerones, vimos que la parte final del Cabeza Nevada estaba bastante pelada de nieve, pero aún así, el circo nos pareció espectacular, como siempre que nos acercamos por estos lugares.
De Cabeza Nevada desde La Plataforma |
Iniciamos la bajada hacia el desagüe de la laguna para seguir la trocha real en dirección a la Portilla del Rey. Unas cuantas subidas y bajadas de por medio, llegamos hasta el inicio del Gargartón.
De Cabeza Nevada desde La Plataforma |
A partir de este punto, según subíamos, iba desapareciendo la nieve. A mitad de camino de la subida hacía la Portilla del Rey, nos desviamos a la derecha siguiendo unos hitos. Al mirar el reloj nos dimos cuenta de que íbamos justos de tiempo para volver al coche antes de que anocheciera. Así que decidimos comer y darnos la vuelta.
De Cabeza Nevada desde La Plataforma |
En resumen, una ruta muy disfrutona por el buen tiempo reinante y por las vistas. Todo lo contrario de lo que nos encontraríamos al día siguiente subiendo a La Mira.
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martes, 7 de febrero de 2012
Gredos 4-5 de febrero: Los verdaderos objetivos y un arco iris
Entre tanta cima, tanto GPS y no sé cuántos desniveles, a veces llegamos a olvidar los verdaderos objetivos de las rutas. Este fin de semana en Gredos los recordamos.
Con unas previsiones de nubes y claros pero con un visitante siberiano de “no salgan de casa ni locos”, Maranta “la lianta” (que reservó el refugio la semana anterior), Táber, Pablo, Paco y un servidor nos plantamos en la plataforma de Gredos antes de las 10 am del sábado. La nieve circundante a la carretera era la justita pero al salir del coche nos quedó claro lo que nos esperaba: Frío, mucho frío.
En los primeros metros de suave subida sorteamos los placones de hielo de siempre – sin problemas, son como de la familia – pero, pasado el puente de cemento, se apuntó a la ruta un “acoplado coñazo que nunca ve la hora de marcharse”: El viento. Una guillotina de brutal corte seco.
El aliento y la mucosidad se nos congelaban en los cuellos polares y las bufandas (iba a poner que se nos helaron los fluidos en las bragas pero se podría malinterpretar).
A mitad de subida nos pusimos los crampones… para quitárnoslos al poco de superar Los Barrerones. Piedras con fina capa de nieve pateada.
Más viento helado.
Atravesamos la laguna con cuidado de no salirnos de la huella, para llegar al refugio Elola.
Ahí nos encontramos con uno de mis profesores de TodoVertical, Álvaro, que nos confirmó lo que ya intuíamos: Pese a la momentánea ventanita en el cielo, el Almanzor debía esperar… Esperar a Jesús, a Manu, a Marcos, a Eva, a Jose, a Almu y a tantos otros.
Liberamos peso en las taquillas y con un par de mochilas, cuerdas y estacas tiramos hacia el collado del Casquerazo por la canal más directa. Nuestros límites eran el tiempo y el medio metro de nieve sin consolidar de la primera mitad de la ascensión.
Afortunadamente, a medida que aumentaba la pendiente también lo hacía la firmeza del piso. Eso nos permitió llegar arriba a las 4 y pico, no sin antes perder a Táber en los últimos riscos (“uy, el nuevo... ¿cómo se llamaba?, parecía buen chaval”).
El mismo viento bestial de la antecima que nos despejó el cielo de nubes para disfrutar de las vistas, nos echaba de su territorio a patadas. Tras unos cien metros en mixto por la cresta, alcanzamos la parte del collado más amplia para iniciar el regreso por una pendiente un poco menos dura.
Y ahí coincidimos todos en lo necesario que es practicar todas las técnicas – avance, encordado, aseguramiento, etc. – en condiciones ideales, para tenerlas absolutamente automatizadas en situaciones de viento, frío, cansancio y nervios.
Y así fue porque Maranta se acojonó (como yo lo hubiera hecho hace muy poco) ante una pendiente helada de las que había superado docenas de veces antes y Táber, con sobrada experiencia en escalada, tardó diez minutos eternos en asegurarla en ensamble y hacerse un burruño con la cuerda restante.
Ya en terreno más suave nos reímos, nos relajamos... y alguno que otro se metió en un nevero hasta la cadera.
En el refugio nos recordaron que los aseos estaban atorados por el hielo. En esas circunstancias el pudor personal deja paso la comprensión general.
Con esfuerzo, los guardas habilitaron una solución intermedia: unos cubos con agua.
También tuvieron la cortesía de permitir el acceso con botas. Algo excepcional por una climatología excepcional.
Y Paco, ¿qué pasó con las intenciones de Paco de pernoctar al raso? Pues que como estaba cubierto y no había Luna ni estrellas que contemplar, se le quitaron las ganas de dormir con máximas de -10 ºC (sensación térmica aparte).
Cena a las 8 pm. Sopa de pasta, lomo de cerdo con champiñón y ensalada, y espuma de chocolate con barquillo. Todo ello regado con la compañía de una pareja muy maja.
A las 10 catre. Literas superiores. Ronquidos al margen (no fue especialmente trágico), los que optaron por colocar la cabeza hacia la pared notaron humedad e incluso goteras.
Táber dijo (con sorna) sentirse aliviado por haber traído el saco de verano, pero yo dormí bastante bien con saco fino y ropa ligera.
Tras los cirios para cambiarnos, asearnos y ponernos las lentillas, a las 8 desayunamos y a las 9 y pico arrancamos rumbo a la plataforma con intención de pasar antes por el Morezón.
El cielo estaba cubierto, la temperatura era un pelín menos baja pero el viento seguía siendo canalla.
Pasada la laguna, iniciamos la subida. Pero a los pocos metros se juntaron varios condicionantes. Principalmente, la exigencia del terreno y la incertidumbre del porvenir en los tramos superiores a lo que se unió la rotura de un crampón de Paco (justo en el mismo lugar que la temporada pasada, por cierto).
Ante todo ello, Pablo y Táber, antepusieron el sentido común a sus ganas y propusieron volver por donde siempre.
Pablo se emocionó recordando su anterior subida a destajo con Jesús. Hasta se le escapó una lagrimilla... ¡ah, no, que era un moco!
Antes de llegar a los Barrerones, en plena niebla, un hombre que bajaba hacia la laguna me pidió seguirnos para volver a la plataforma. Venía con un grupo de cincuenta y la madre, de los que solo conocía (?) a tres o cuatro y en cuanto se paró un momento lo dejaron atrás. Sin comentarios.
Entre los últimos domingueros con playeras y katiuskas, todavía cubiertos por la ventisca, convenimos cuáles eran los verdaderos objetivos de esta ruta y de las demás: Ir, volver y, pase lo que pase, disfrutarlo.
Recuperación de nutrientes en “La Bodeguilla” de Hoyos del Espino. Cerveza fría y hamburguesa con huevo y patatas que se salían del plato que, gracias a las nuevas tecnologías, tuvimos el placer de compartir con Eva... (Pablo, que le envió una foto con mucho recochineo).
De vuelta a casa, la meteorología reconoció nuestro honor como valientes rivales en la noble batalla y nos despidió con un inmenso arco iris.
Prometemos seguir luchando. ¿Quién se anima? ¡Maldita sea, no os oigo!: ¡QUIÉN SE ANIMA!
Con unas previsiones de nubes y claros pero con un visitante siberiano de “no salgan de casa ni locos”, Maranta “la lianta” (que reservó el refugio la semana anterior), Táber, Pablo, Paco y un servidor nos plantamos en la plataforma de Gredos antes de las 10 am del sábado. La nieve circundante a la carretera era la justita pero al salir del coche nos quedó claro lo que nos esperaba: Frío, mucho frío.
En los primeros metros de suave subida sorteamos los placones de hielo de siempre – sin problemas, son como de la familia – pero, pasado el puente de cemento, se apuntó a la ruta un “acoplado coñazo que nunca ve la hora de marcharse”: El viento. Una guillotina de brutal corte seco.
De Ola de frío en Gredos |
El aliento y la mucosidad se nos congelaban en los cuellos polares y las bufandas (iba a poner que se nos helaron los fluidos en las bragas pero se podría malinterpretar).
A mitad de subida nos pusimos los crampones… para quitárnoslos al poco de superar Los Barrerones. Piedras con fina capa de nieve pateada.
Más viento helado.
Atravesamos la laguna con cuidado de no salirnos de la huella, para llegar al refugio Elola.
De Ola de frío en Gredos |
Ahí nos encontramos con uno de mis profesores de TodoVertical, Álvaro, que nos confirmó lo que ya intuíamos: Pese a la momentánea ventanita en el cielo, el Almanzor debía esperar… Esperar a Jesús, a Manu, a Marcos, a Eva, a Jose, a Almu y a tantos otros.
Liberamos peso en las taquillas y con un par de mochilas, cuerdas y estacas tiramos hacia el collado del Casquerazo por la canal más directa. Nuestros límites eran el tiempo y el medio metro de nieve sin consolidar de la primera mitad de la ascensión.
Afortunadamente, a medida que aumentaba la pendiente también lo hacía la firmeza del piso. Eso nos permitió llegar arriba a las 4 y pico, no sin antes perder a Táber en los últimos riscos (“uy, el nuevo... ¿cómo se llamaba?, parecía buen chaval”).
De Ola de frío en Gredos |
El mismo viento bestial de la antecima que nos despejó el cielo de nubes para disfrutar de las vistas, nos echaba de su territorio a patadas. Tras unos cien metros en mixto por la cresta, alcanzamos la parte del collado más amplia para iniciar el regreso por una pendiente un poco menos dura.
Y ahí coincidimos todos en lo necesario que es practicar todas las técnicas – avance, encordado, aseguramiento, etc. – en condiciones ideales, para tenerlas absolutamente automatizadas en situaciones de viento, frío, cansancio y nervios.
De Ola de frío en Gredos |
Y así fue porque Maranta se acojonó (como yo lo hubiera hecho hace muy poco) ante una pendiente helada de las que había superado docenas de veces antes y Táber, con sobrada experiencia en escalada, tardó diez minutos eternos en asegurarla en ensamble y hacerse un burruño con la cuerda restante.
Ya en terreno más suave nos reímos, nos relajamos... y alguno que otro se metió en un nevero hasta la cadera.
De Ola de frío en Gredos |
En el refugio nos recordaron que los aseos estaban atorados por el hielo. En esas circunstancias el pudor personal deja paso la comprensión general.
Con esfuerzo, los guardas habilitaron una solución intermedia: unos cubos con agua.
También tuvieron la cortesía de permitir el acceso con botas. Algo excepcional por una climatología excepcional.
Y Paco, ¿qué pasó con las intenciones de Paco de pernoctar al raso? Pues que como estaba cubierto y no había Luna ni estrellas que contemplar, se le quitaron las ganas de dormir con máximas de -10 ºC (sensación térmica aparte).
De Ola de frío en Gredos |
Cena a las 8 pm. Sopa de pasta, lomo de cerdo con champiñón y ensalada, y espuma de chocolate con barquillo. Todo ello regado con la compañía de una pareja muy maja.
A las 10 catre. Literas superiores. Ronquidos al margen (no fue especialmente trágico), los que optaron por colocar la cabeza hacia la pared notaron humedad e incluso goteras.
Táber dijo (con sorna) sentirse aliviado por haber traído el saco de verano, pero yo dormí bastante bien con saco fino y ropa ligera.
Tras los cirios para cambiarnos, asearnos y ponernos las lentillas, a las 8 desayunamos y a las 9 y pico arrancamos rumbo a la plataforma con intención de pasar antes por el Morezón.
El cielo estaba cubierto, la temperatura era un pelín menos baja pero el viento seguía siendo canalla.
De Ola de frío en Gredos |
Pasada la laguna, iniciamos la subida. Pero a los pocos metros se juntaron varios condicionantes. Principalmente, la exigencia del terreno y la incertidumbre del porvenir en los tramos superiores a lo que se unió la rotura de un crampón de Paco (justo en el mismo lugar que la temporada pasada, por cierto).
Ante todo ello, Pablo y Táber, antepusieron el sentido común a sus ganas y propusieron volver por donde siempre.
Pablo se emocionó recordando su anterior subida a destajo con Jesús. Hasta se le escapó una lagrimilla... ¡ah, no, que era un moco!
De Ola de frío en Gredos |
Antes de llegar a los Barrerones, en plena niebla, un hombre que bajaba hacia la laguna me pidió seguirnos para volver a la plataforma. Venía con un grupo de cincuenta y la madre, de los que solo conocía (?) a tres o cuatro y en cuanto se paró un momento lo dejaron atrás. Sin comentarios.
Entre los últimos domingueros con playeras y katiuskas, todavía cubiertos por la ventisca, convenimos cuáles eran los verdaderos objetivos de esta ruta y de las demás: Ir, volver y, pase lo que pase, disfrutarlo.
De Ola de frío en Gredos |
Recuperación de nutrientes en “La Bodeguilla” de Hoyos del Espino. Cerveza fría y hamburguesa con huevo y patatas que se salían del plato que, gracias a las nuevas tecnologías, tuvimos el placer de compartir con Eva... (Pablo, que le envió una foto con mucho recochineo).
De vuelta a casa, la meteorología reconoció nuestro honor como valientes rivales en la noble batalla y nos despidió con un inmenso arco iris.
Prometemos seguir luchando. ¿Quién se anima? ¡Maldita sea, no os oigo!: ¡QUIÉN SE ANIMA!
martes, 7 de junio de 2011
Portilla de los Tres Hermanitos por la Sur
Tras varios intentos fallidos de hacer una rutilla con pernocta, finalmente lo logramos este fin de semana (4-5 de junio de 2011).
El objetivo fijado esta vez fue el siguiente: desde el refugio de la Albarea (Candeleda), llegar al refugio de Reguero Llano por la Portilla de los Tres Hermanitos, para regresar el domingo por el puerto de Candeleda.
Y bien que lo conseguimos. Aunque he de decir que quizá la jornada del sábado debería formar parte de un segundo volumen de "Senderismo para masoquistas". Al menos fuimos afortunados, ya que estaba nublado y llovía de vez en cuando, con lo que no pasamos calor ninguno de los dos días.
Pues bien, la jornada comenzó a las 9:30 de la mañana en Alcorcón Central, donde nos juntamos Jose, Pablo, Manu, Gerar (un amigo de Manu) y una servidora para poner rumbo hacia Candeleda, en la cara Sur de Gredos. Una vez allí, tomamos una pista forestal (atravesando el pueblo, tras la gasolinera) que discurría en la ribera derecha de la Garganta de Sta Mª, hasta el refugio de la Albarea, donde dejamos el coche (940 msnm aprox), hacia las 13:00.
A partir de ahí, ganando cota respecto del barranco, comenzamos a subir y subir y subir hasta la Cuerda de Pie Enmedio, por la cual seguimos subiendo, a un ritmo bastante aceptable. El ritmo comenzó a bajar cuando alcanzamos la cota de los piornos, por donde seguimos subiendo, pero más despacio. El ritmo bajó aún más cuando los piornos comenzaron a ser más altos que nosotros. Y subimos y subimos hasta llegar a unos cortados de roca (no más piornos) por donde no pudimos pasar y nos tocó bajar un poco. Ello nos obligó a aban
donar la cuerda y perder cota para tomar la canal desde bastante abajo, para, de nuevo, subir y subir.
Por fin alcanzamos la portilla de los Tres Hermanitos (2.320 msnm), tras la cual nos dedicamos a bajar y bajar por la vertiente norte. Debido a que aún queda nieve en el Circo y a que estaba lloviendo, la opción de crestear se descartó solita para llegar al refugio así que nos pusimos rumbo a la laguna. En el descenso tuvimos un par de incidentes (en los que no pasó nada) en un pequeño nevero que tuvimos que atravesar (ay las últimas nieves...). Una vez alcanzada la senda que llega hasta el Elola, nos encaminamos hacia el refugio de Reguero Llano, al que llegamos ya de noche. Acabamos la jornada con unas frescas cervezas, antes de caer rendidos.
Al día siguiente, tras amanecer al ritmo de "El Hombre y la Tierra", nos pusimos a buena hora (9:00) rumbo al Puerto de Candeleda. Esta vez, al contrario que en esta ocasión, pudimos disfrutar de media hora de subida hasta el Puerto (2.009 msnm) y 4 horas de ininterrumpida bajada hasta el coche. Y cómo no, acabamos la ruta con las cervezas de rigor, acompañadas de unas cuantas raciones en Candeleda.
La ruta del sábado (Albarea-Tres Hermanitos) está muy poco transitada (no vimos a nadie en toda la jornada), y por ello, no está bien indicada (faltan hitos en toda la subida). Lo bueno de esa soledad es que pudimos disfrutar de un montón de naturaleza y animales.
La ruta del domingo no tiene mayor complicación, ya que una vez alcanzado el Puerto desde el Prado de las Pozas, todo va por camino (y el final por pista). No está tampoco muy transitada (tan sólo encontramos a un par de pastores con sus vacas).
Pues sin más, me despido dejando las fotos de Pablo.
sábado, 28 de mayo de 2011
Almanzor por el camino del Tío Domingo
¿Garganta Tejea o el camino señalizado recientemente de la Perdiz?
Decidimos dejar a un lado el plan inicial del vivac propuesto en el foro y así poder repetir en el futuro una ascensión a este famoso pico por un lugar desconocido para nosotros. Y yo creo que acertamos por lo que vimos al final. Más adelante os cuento. El caso es que un colega
también estaba ansioso por acudir a uno de estos vivacs y se animó. Al final eramos él, Jose y yo.
Pues cogimos el mapa y trazamos un itinerario que ascendía desde el Puente del Pinillo (El Raso) por la Cuerda de la Perdiz hasta el Sillao de la Peña y desde allí por el camino del Tío Domingo hasta Portilla Bermeja. Este camino habíamos visto en algunos foros que no presentaba excesivos problemas para ser localizado y , a falta de GPS, pues nos fuimos para allá. Y para allá nos fuimos.
Bonito madrugón el del jueves. Nos presentamos allí antes de las 8 de la mañana. Y empezamos a andar. La cuerda de la Perdiz es entretenida, aunque impide ver lo que se avecina. Poco a poco nos fuimos dando cuenta de que el día no iba a ser precisamente fresco y con las mochilas pesadas que llevábamos...
El caso es que mantuvimos un ritmo lento y pausado que nos permitió llegar en algo mas de 4 horas al Sillao de la Peña. Y ahí empezó lo bueno. Preciosas vistas de lo que se avecinaba y también importantes rampas. Aqui nos encontramos a las únicas dos personas que vimos en
todo el dia. Al final el calor acabó por pasarnos factura y tuvimos que descansar alrededor de una hora en las cercanias de la Portilla Bermeja. Allí, milagrosamente encontramos un nevero gracias al cual pudimos reponer agua. Y eso que empezamos todos con 3 litros de agua!!
El caso es que a eso de las 17:30 estábamos en la base del Almanzor. Absolutamente desierto todo y eso que nos habían dicho que había una procesión de subida. Se ve que llegamos a la hora en la que no se esperaban mas visitas y nos lo encontramos todo para nosotros solitos.
Y es entonces cuando llegó el gran momento, mi momento! Me refiero a una metedura de pata de las grandes y que no tuvo consecuencias mayores no se muy bien por qué. El caso es que, como no había nadie no pude localizar el camino de ascensión correcto y mis recuerdos de la
ocasión anterior no eran muy claros. Así que tras varios intentos fallidos nos metimos por un lugar que parecía fácil... de primeras. El caso es que nos encontramos con un par de pasos chungos de verdad, pero de esos que son igual de chungos para alante que para atras. Y ya
solo quedaba tirar para arriba. Y por fin, cuando parecia que ibamos a aparecer por cualquier lugar menos por el vertice del Almanzor localizamos el camino bueno al que pudimos unirnos justo en el paso final. Y allí disfrutamos de un merecido premio sin ninguna prisa, la cumbre fue nuestra toda la tarde-noche y encima con buen tiempo. Allí arriba nos acordamos de los que no pudisteis acompañarnos por no tener el viernes libre y nos conjuramos para volver una vez mas para disfrutar de la magia de Gredos.
Y nos faltaba el lugar del vivac. Adivinais donde? Bueno, pues elegimos la misma base del pico Almanzor. No es el mejor lugar, desde luego, pero hay varios vivacs individuales, separados entre sí, en un lugar de ensueño, justo al pie del cuerno del Almanzor. Peazo vivac!
Solo quedaba el regreso. Un autentico infierno. El dia amaneció fresco pero a eso de las 12 la temperatura era alta y mas adelante ya fue insoportable. El agua se convirtió en un caldo horrible y estar mas de una hora caminando parecia una quimera. Con mucho sudor y cansancio y
una temperatura cercana a los 35 grados llegamos al coche justo a las 16 horas. Y como habia rio allí al lado, nos acercamos a bñarnos, al pie de la Garganta Tejea. Madre mia que vistas!!! Desde aqui, a escasos 10 minutos del aparcamiento se ve todo el camino de ascension
al pico Almanzor. Es im-pre-sio-nan-te! Esta ruta hay que hacerla si o si, porque se ve todo desde el principio y el lugar es fantastico. La mejor vista de los dos dias sin lugar a dudas. Te puedes bañar, incluso por lo que me comentó Flek (me lo encontré allí) puede dormirse mas adelante. Eso si, recomendable elegir unos dias bastante menos calurosos que los que elegimos nosotros.
Esta ruta fue realizada los días 6-7 de Junio de 2009
Decidimos dejar a un lado el plan inicial del vivac propuesto en el foro y así poder repetir en el futuro una ascensión a este famoso pico por un lugar desconocido para nosotros. Y yo creo que acertamos por lo que vimos al final. Más adelante os cuento. El caso es que un colega
también estaba ansioso por acudir a uno de estos vivacs y se animó. Al final eramos él, Jose y yo.
Pues cogimos el mapa y trazamos un itinerario que ascendía desde el Puente del Pinillo (El Raso) por la Cuerda de la Perdiz hasta el Sillao de la Peña y desde allí por el camino del Tío Domingo hasta Portilla Bermeja. Este camino habíamos visto en algunos foros que no presentaba excesivos problemas para ser localizado y , a falta de GPS, pues nos fuimos para allá. Y para allá nos fuimos.
Bonito madrugón el del jueves. Nos presentamos allí antes de las 8 de la mañana. Y empezamos a andar. La cuerda de la Perdiz es entretenida, aunque impide ver lo que se avecina. Poco a poco nos fuimos dando cuenta de que el día no iba a ser precisamente fresco y con las mochilas pesadas que llevábamos...
El caso es que mantuvimos un ritmo lento y pausado que nos permitió llegar en algo mas de 4 horas al Sillao de la Peña. Y ahí empezó lo bueno. Preciosas vistas de lo que se avecinaba y también importantes rampas. Aqui nos encontramos a las únicas dos personas que vimos en
todo el dia. Al final el calor acabó por pasarnos factura y tuvimos que descansar alrededor de una hora en las cercanias de la Portilla Bermeja. Allí, milagrosamente encontramos un nevero gracias al cual pudimos reponer agua. Y eso que empezamos todos con 3 litros de agua!!
El caso es que a eso de las 17:30 estábamos en la base del Almanzor. Absolutamente desierto todo y eso que nos habían dicho que había una procesión de subida. Se ve que llegamos a la hora en la que no se esperaban mas visitas y nos lo encontramos todo para nosotros solitos.
Y es entonces cuando llegó el gran momento, mi momento! Me refiero a una metedura de pata de las grandes y que no tuvo consecuencias mayores no se muy bien por qué. El caso es que, como no había nadie no pude localizar el camino de ascensión correcto y mis recuerdos de la
ocasión anterior no eran muy claros. Así que tras varios intentos fallidos nos metimos por un lugar que parecía fácil... de primeras. El caso es que nos encontramos con un par de pasos chungos de verdad, pero de esos que son igual de chungos para alante que para atras. Y ya
solo quedaba tirar para arriba. Y por fin, cuando parecia que ibamos a aparecer por cualquier lugar menos por el vertice del Almanzor localizamos el camino bueno al que pudimos unirnos justo en el paso final. Y allí disfrutamos de un merecido premio sin ninguna prisa, la cumbre fue nuestra toda la tarde-noche y encima con buen tiempo. Allí arriba nos acordamos de los que no pudisteis acompañarnos por no tener el viernes libre y nos conjuramos para volver una vez mas para disfrutar de la magia de Gredos.
Y nos faltaba el lugar del vivac. Adivinais donde? Bueno, pues elegimos la misma base del pico Almanzor. No es el mejor lugar, desde luego, pero hay varios vivacs individuales, separados entre sí, en un lugar de ensueño, justo al pie del cuerno del Almanzor. Peazo vivac!
Solo quedaba el regreso. Un autentico infierno. El dia amaneció fresco pero a eso de las 12 la temperatura era alta y mas adelante ya fue insoportable. El agua se convirtió en un caldo horrible y estar mas de una hora caminando parecia una quimera. Con mucho sudor y cansancio y
una temperatura cercana a los 35 grados llegamos al coche justo a las 16 horas. Y como habia rio allí al lado, nos acercamos a bñarnos, al pie de la Garganta Tejea. Madre mia que vistas!!! Desde aqui, a escasos 10 minutos del aparcamiento se ve todo el camino de ascension
al pico Almanzor. Es im-pre-sio-nan-te! Esta ruta hay que hacerla si o si, porque se ve todo desde el principio y el lugar es fantastico. La mejor vista de los dos dias sin lugar a dudas. Te puedes bañar, incluso por lo que me comentó Flek (me lo encontré allí) puede dormirse mas adelante. Eso si, recomendable elegir unos dias bastante menos calurosos que los que elegimos nosotros.
Esta ruta fue realizada los días 6-7 de Junio de 2009
miércoles, 23 de marzo de 2011
Cerro de los Huertos por la Canal de la Pluma
De nuevo Gredos y de nuevo nieve, mucha nieve.
Si otros inviernos Gredos fue la asignatura pendiente del grupo, desde luego, en el presente nos estamos desquitando con creces, al menos en lo que se refiere a la zona del circo y la Laguna Grande.
Para este fin de semana de calores primaverales, elegimos otra clásica de la zona: el Cerro de los Huertos por la canal de la Pluma. Un hermoso pico fácilmente reconocible por su pequeño circo encaramado en la parte alta del cuchillar del mismo nombre y con fama de ser algo complicado en su tramo final.
Con este propósito nos juntamos Eva, Jesús, Dani, Paco y un servidor en la plataforma de Hoyos del Espino donde, ya a las 9:30, como es habitual, se congregaban nutridos grupos de aficionados al monte con parecidas intenciones a las nuestras.
Tras solventar el intento de robo de unode los bastones de Jesús a la altura de los Barrerones (eso si, de guante blanco y sin navajas de por medio) nos desviamos a la altura del desagüe de la laguna Grande para enfilar las primeras lomas que van a dar a un rellano previo a la entrada de la Canal de la Pluma. Una vez allí, aprovechamos unas grandes planchas de piedra calentadas por el sol para vestirnos de "alpinistas" y para solventar, gracias a Dani, la rotura de uno de los crampones de Paco.
Ya metidos en faena, pudimos comprobar que, tanto sol y tanto calorcito pueden ser estupendos para la playa pero que, combinados con toneladas de nieve y cuestas empinadas son perfectos para sacar de uno toda la mala baba acumulada durante la semana en forma de sudor y terribles juramentos. Por suerte, en el primer tramo pudimos aprovechar una huella hecha poco antes y que nos facilitó un poco la subida, al menos hasta que decidimos salirnos de la canal por una variante algo más vertical pero más entretenida.
Una vez en la salida de esta variante, Jesús y Paco decidieron continuar recto por las grandes palas de nieve que dan acceso al circo mientras el resto, ya un poco empachados de tanta nieve sopa, preferimos seguir la huella que volvía a aparecer algo más arriba procedente de la salida normal de la canal.
Al alcanzar la pequeña hondonada del Cerro de los Huertos es cuando uno se da cuenta de la verdadera dificultad de este pico, compuesto en su parte alta por grandes bloques de roca y pendientes de más de 60º que hacen complicado alcanzar su cima sin material de escalada. Así que, visto el panorama y las condiciones de la nieve, nos conformamos con alcanzar la zona del hombro anterior a la cima para contemplar las espectaculares vistas del Ameal de Pablo, Risco MOreno, la Galana y el Gargantón. Desde allí, a ratos rodando y a ratos andanto, bajamos hasta la cima norte del Cerro, bastante más amplia que el estrecho espacio que queda en el hombro y donde pudimos hacer un breve descanso para comer.
Recuperadas las fuerzas y el ánimo, decidimos que merecía la pena provechar el extra de luz que ya se viene notando en estas fechas para acercarnos a Risco Negro por la preciosa arista que lo une al Cerro de los Huertos, desde donde pudimos contemplar boquiabiertos las vertiginosas caidas que dan al Gargantón y soñar con futuras incursiones a la Galana por esa zona. Desde aquí ya solo nos quedaba bajar por una de las canales paralelas a la de la Pluma hundiéndonos hasta la cintura y contemplando con terror la siempre temida subida de vuelta a los Barrerones.
Como lo malo, si corto, la mitad de malo y, puesto que no quedaba más remedio que subirlo de nuevo, decidimos enfilarlo de un tirón y casi sin respirar practicamente hasta la plataforma a donde llegamos a eso de las 19:00.
Tras la correspondiente sesión de rehidratación en Hoyos del Espino, vuelta para Madrid cansados pero contentos y con la compañía de una maravillosa luna llena, enorme y blanca como las montañas de Gredos que acabábamos de disfrutar.
Si otros inviernos Gredos fue la asignatura pendiente del grupo, desde luego, en el presente nos estamos desquitando con creces, al menos en lo que se refiere a la zona del circo y la Laguna Grande.
Para este fin de semana de calores primaverales, elegimos otra clásica de la zona: el Cerro de los Huertos por la canal de la Pluma. Un hermoso pico fácilmente reconocible por su pequeño circo encaramado en la parte alta del cuchillar del mismo nombre y con fama de ser algo complicado en su tramo final.
Con este propósito nos juntamos Eva, Jesús, Dani, Paco y un servidor en la plataforma de Hoyos del Espino donde, ya a las 9:30, como es habitual, se congregaban nutridos grupos de aficionados al monte con parecidas intenciones a las nuestras.
De 11-03-19 - Cerro de los Huertos (Gredos) |
Tras solventar el intento de robo de unode los bastones de Jesús a la altura de los Barrerones (eso si, de guante blanco y sin navajas de por medio) nos desviamos a la altura del desagüe de la laguna Grande para enfilar las primeras lomas que van a dar a un rellano previo a la entrada de la Canal de la Pluma. Una vez allí, aprovechamos unas grandes planchas de piedra calentadas por el sol para vestirnos de "alpinistas" y para solventar, gracias a Dani, la rotura de uno de los crampones de Paco.
Ya metidos en faena, pudimos comprobar que, tanto sol y tanto calorcito pueden ser estupendos para la playa pero que, combinados con toneladas de nieve y cuestas empinadas son perfectos para sacar de uno toda la mala baba acumulada durante la semana en forma de sudor y terribles juramentos. Por suerte, en el primer tramo pudimos aprovechar una huella hecha poco antes y que nos facilitó un poco la subida, al menos hasta que decidimos salirnos de la canal por una variante algo más vertical pero más entretenida.
Una vez en la salida de esta variante, Jesús y Paco decidieron continuar recto por las grandes palas de nieve que dan acceso al circo mientras el resto, ya un poco empachados de tanta nieve sopa, preferimos seguir la huella que volvía a aparecer algo más arriba procedente de la salida normal de la canal.
De 11-03-19 - Cerro de los Huertos (Gredos) |
Al alcanzar la pequeña hondonada del Cerro de los Huertos es cuando uno se da cuenta de la verdadera dificultad de este pico, compuesto en su parte alta por grandes bloques de roca y pendientes de más de 60º que hacen complicado alcanzar su cima sin material de escalada. Así que, visto el panorama y las condiciones de la nieve, nos conformamos con alcanzar la zona del hombro anterior a la cima para contemplar las espectaculares vistas del Ameal de Pablo, Risco MOreno, la Galana y el Gargantón. Desde allí, a ratos rodando y a ratos andanto, bajamos hasta la cima norte del Cerro, bastante más amplia que el estrecho espacio que queda en el hombro y donde pudimos hacer un breve descanso para comer.
De 11-03-19 - Cerro de los Huertos (Gredos) |
Recuperadas las fuerzas y el ánimo, decidimos que merecía la pena provechar el extra de luz que ya se viene notando en estas fechas para acercarnos a Risco Negro por la preciosa arista que lo une al Cerro de los Huertos, desde donde pudimos contemplar boquiabiertos las vertiginosas caidas que dan al Gargantón y soñar con futuras incursiones a la Galana por esa zona. Desde aquí ya solo nos quedaba bajar por una de las canales paralelas a la de la Pluma hundiéndonos hasta la cintura y contemplando con terror la siempre temida subida de vuelta a los Barrerones.
Como lo malo, si corto, la mitad de malo y, puesto que no quedaba más remedio que subirlo de nuevo, decidimos enfilarlo de un tirón y casi sin respirar practicamente hasta la plataforma a donde llegamos a eso de las 19:00.
Tras la correspondiente sesión de rehidratación en Hoyos del Espino, vuelta para Madrid cansados pero contentos y con la compañía de una maravillosa luna llena, enorme y blanca como las montañas de Gredos que acabábamos de disfrutar.
martes, 15 de marzo de 2011
Peña de Chilla desde el Santuario de Nuestra Señora de Chilla
MIDE
- Desnivel acumulado: 1400m
- Distancia: 18.5 Km
- Tiempo empleado: 8:30 horas (+ o -)
- Fecha de realización: 28/03/2009
Rescatamos otra ruta de las que incluimos en nuestro ya presentado Archivo de Rutas. En este caso se trataba de la ascensión a la Peña de Chilla desde la vertiente sur de Gredos. Hasta ese momento esta zona del sistema central se mantenía inexplorada por el grupo. Más tarde le daríamos un buen repaso convirtiéndose en uno de nuestros lugares preferidos por lo salvaje de sus paisajes.
Aquel día nos juntamos cinco personas, Rincewind, Tarabas, TioPaco, Jose y yo. El tiempo acompañó durante toda la jornada, con un inicio soleado y un final algo mas nublado y fresco que el comienzo, pero en ningún momento pareció complicarse el día. Otra cosa hubiese sido por las altas cumbres, que estuvieron cubiertas buena parte de la jornada.
La ruta comenzó en el Santuario de Chilla y recorrió toda la garganta de Chilla hasta alcanzar el Sillao de la Peña. Desde aquí nos dirigimos a las cumbres de la Peña de Chilla, con unas vistas espectaculares hacia la Garganta Tejea. Es esta zona de grandes vías de clásica, algunas de las más largas que pueden encontrarse en la zona centro de la península. La bajada fue algo mas directa lo que nos permitió reducir el tiempo requerido para la ruta. Para celebrarlo decidimos tomarnos unas buenas tapas en el renombrado Picalagartos.
Saludos
descargar track
- Desnivel acumulado: 1400m
- Distancia: 18.5 Km
- Tiempo empleado: 8:30 horas (+ o -)
- Fecha de realización: 28/03/2009
Rescatamos otra ruta de las que incluimos en nuestro ya presentado Archivo de Rutas. En este caso se trataba de la ascensión a la Peña de Chilla desde la vertiente sur de Gredos. Hasta ese momento esta zona del sistema central se mantenía inexplorada por el grupo. Más tarde le daríamos un buen repaso convirtiéndose en uno de nuestros lugares preferidos por lo salvaje de sus paisajes.
De Santuario Peña Chilla - Vega Zarza - Collado Sillao Peña - Peña Chilla |
Aquel día nos juntamos cinco personas, Rincewind, Tarabas, TioPaco, Jose y yo. El tiempo acompañó durante toda la jornada, con un inicio soleado y un final algo mas nublado y fresco que el comienzo, pero en ningún momento pareció complicarse el día. Otra cosa hubiese sido por las altas cumbres, que estuvieron cubiertas buena parte de la jornada.
La ruta comenzó en el Santuario de Chilla y recorrió toda la garganta de Chilla hasta alcanzar el Sillao de la Peña. Desde aquí nos dirigimos a las cumbres de la Peña de Chilla, con unas vistas espectaculares hacia la Garganta Tejea. Es esta zona de grandes vías de clásica, algunas de las más largas que pueden encontrarse en la zona centro de la península. La bajada fue algo mas directa lo que nos permitió reducir el tiempo requerido para la ruta. Para celebrarlo decidimos tomarnos unas buenas tapas en el renombrado Picalagartos.
Saludos
De Santuario Peña Chilla - Vega Zarza - Collado Sillao Peña - Peña Chilla |
descargar track
martes, 8 de febrero de 2011
Ascensión invernal al Casquerazo desde el Elola
Después de varias semanas haciendo vida monástica, POR FIN pude escaparme el sábado pasado de mis exigentes ocupaciones para realizar una gran ruta invernal junto con Pablo, Eva, Jesús, Dani, Manu y Jose por el Circo de Gredos, que estaba a rebosar de nieve. Tras su anterior visita al Morezón un par de semanas atrás, Pablo y Jesús aseguraban haber oído unas misteriosas y seductoras voces procedentes del Casquerazo y era menester ir a averiguar si habían perdido el juicio o verdaderamente habla la montaña...
Los pronósticos habían dado un tiempo excepcionalmente bueno, de manera que cuando llegamos al párking de la plataforma de Hoyos del Espino comprobamos con pavor que no habíamos sido los únicos en querer disfrutarlo: eran apenas pasadas las 9:30 y ya no quedaban plazas libres, así que nos las vimos y deseamos para encontrar sitio para los coches.
Empezamos la ruta hacia los Barrerones pisando nieve desde el principio, acompañados de una multitudinaria procesión de gente entre montañeros, esquiadores y aficionados al trineo de toda índole (algunos incluso jugándose el tipo en vaqueros y zapatillas deportivas, los muy inconscientes), disfrutando de unos paisajes completamente blancos y un cálido sol de lo más agradable. Pero la montaña es muy grande y pronto fueron repartiendose por todas partes los distintos grupos, disipándose un tanto la sensación de agobio por la masificación humana.
La generosa capa de nieve recién caída apenas una semana atrás no se había endurecido y nos hundíamos en ella hasta casi las rodillas, con lo que fuimos hasta el refugio Elola por la huella abierta que cruzaba la Laguna Grande, ahora helada y cubierta de nieve. Una vez en el refugio nos equipamos con el resto del material e iniciamos la ascensión por la empinada canal que lleva hasta la Portilla de los Machos. Pudimos comprobar que la gran mayoría de montañeros tiraba hacia el Almanzor y la Galana, pero afortunadamente para nosotros alguien se nos adelantó y nos dejó una buena huella en la nieve blanda que nos iba a ahorrar cuantiosos esfuerzos.
Empezamos con ganas la subida y al poco nos topamos con un grupo haciendo un curso de escalada en hielo que nos dejó impresionados. Seguimos adelante entre resuellos, palpitaciones aceleradas y no malos sudores conforme iba aumentando la pendiente y el desnivel acumulado. Jesús encontró un ritmo cómodo y enfiló para arriba ganando cada vez más ventaja, mientras que los demás nos teníamos que ir conformando con ir progresando trabajosamente según nos iban permitiendo nuestras fatigadas piernas. Un poco antes de alcanzar la portilla nos encontramos con placas de nieve congelada y hielo y tuvimos que extremar las precauciones, pero continuamos sin problemas hasta alcanzar la Portilla de los Machos. Allí quedamos expuestos a un viento más que gélido y nos buscamos un lugar soleado al abrigo entre las rocas para comer.
La cima del Casquerazo se alzaba tentadora ahí mismo a apenas unos pocos metros de distancia, pero las placas de hielo y la fuerte pendiente hacían muy delicada y expuesta la corta subida hasta ella, de manera que la mayoría decidió no tentar a la suerte y se conformó con haber llegado (no sin dificultad) hasta la portilla. No obstante, Pablo atisbó una forma de atacar el tramo final y fué a darle un tiento con los piolets técnicos. Así, avanzando pasito a pasito con mucho cuidado pero con firme decisión, logró coronar la cima en solitario y regresar triunfante ante la atenta mirada del resto de compañeros que aplaudimos admirados la hazaña. Tras comentarnos que era factible yendo despacito y con cuidadín, decidí probar y darle buen uso a mis piolets nuevos, que hasta ese momento habían hecho entre poco y nada debido a la nieve blanda. Así pues, también logré hacer cima siguiendo las huellas de Pablo (si es que se le puede dar ese nombre a las marcas que dejan las puntas de los crampones y los piolets cuando tasamente se clavan en la nieve congelada y el hielo) y me quedé con muy buenas sensaciones (a pesar de que se me saliera un crampón justo cuando me quedaba un metro para de terminar). Felizmente pudimos constatar que la montaña efectivamente habla si se la sabe escuchar bien.
Después de comer un poco iniciamos el descenso que, tras dejar atrás las placas heladas, fue mucho más cómodo y tranquilo que la subida (eso sí, cuidándonos bien de evitar pisar las rocas ocultas entre la nieve blanda). No obstante, aún quedaba sofocarnos y sudar un poco más en la rampa que sube de vuelta hasta los Barrerones (breve pero intensa ahora que va toda directa y sin zetas, aunque a Jesús le dio exactamente igual que las hubiera o que no pues volvió a poner el turbo para "poner las piernas a tono para cuando vuelva a los Himalayas" y no hubo manera de seguir su ritmo infernal). A partir de ahí lo que quedaba era todo bajada y nos deleitamos con un bonito cielo crepuscular de tonos rosados. Llegamos a los coches con la última luz del día y nos entretuvimos lo justo para guardar las cosas pues estaba haciendo un frío cada vez más intenso. Finalmente nos dirigimos a Hoyos del Espino, en concreto al Bar Drakkar (desde hace ya unos años visitado de continuo en nuestras salidas por Gredos) a por unas merecidas cervezas (bien acompañadas de una suculenta ración de albóndigas en salsa para darles sustancia), concluyendo felizmente tan gloriosa jornada.
Un xaludote
De Casquerazo 5-02-2011 |
Los pronósticos habían dado un tiempo excepcionalmente bueno, de manera que cuando llegamos al párking de la plataforma de Hoyos del Espino comprobamos con pavor que no habíamos sido los únicos en querer disfrutarlo: eran apenas pasadas las 9:30 y ya no quedaban plazas libres, así que nos las vimos y deseamos para encontrar sitio para los coches.
Empezamos la ruta hacia los Barrerones pisando nieve desde el principio, acompañados de una multitudinaria procesión de gente entre montañeros, esquiadores y aficionados al trineo de toda índole (algunos incluso jugándose el tipo en vaqueros y zapatillas deportivas, los muy inconscientes), disfrutando de unos paisajes completamente blancos y un cálido sol de lo más agradable. Pero la montaña es muy grande y pronto fueron repartiendose por todas partes los distintos grupos, disipándose un tanto la sensación de agobio por la masificación humana.
La generosa capa de nieve recién caída apenas una semana atrás no se había endurecido y nos hundíamos en ella hasta casi las rodillas, con lo que fuimos hasta el refugio Elola por la huella abierta que cruzaba la Laguna Grande, ahora helada y cubierta de nieve. Una vez en el refugio nos equipamos con el resto del material e iniciamos la ascensión por la empinada canal que lleva hasta la Portilla de los Machos. Pudimos comprobar que la gran mayoría de montañeros tiraba hacia el Almanzor y la Galana, pero afortunadamente para nosotros alguien se nos adelantó y nos dejó una buena huella en la nieve blanda que nos iba a ahorrar cuantiosos esfuerzos.
De Casquerazo 5-02-2011 |
Empezamos con ganas la subida y al poco nos topamos con un grupo haciendo un curso de escalada en hielo que nos dejó impresionados. Seguimos adelante entre resuellos, palpitaciones aceleradas y no malos sudores conforme iba aumentando la pendiente y el desnivel acumulado. Jesús encontró un ritmo cómodo y enfiló para arriba ganando cada vez más ventaja, mientras que los demás nos teníamos que ir conformando con ir progresando trabajosamente según nos iban permitiendo nuestras fatigadas piernas. Un poco antes de alcanzar la portilla nos encontramos con placas de nieve congelada y hielo y tuvimos que extremar las precauciones, pero continuamos sin problemas hasta alcanzar la Portilla de los Machos. Allí quedamos expuestos a un viento más que gélido y nos buscamos un lugar soleado al abrigo entre las rocas para comer.
De Casquerazo 5-02-2011 |
La cima del Casquerazo se alzaba tentadora ahí mismo a apenas unos pocos metros de distancia, pero las placas de hielo y la fuerte pendiente hacían muy delicada y expuesta la corta subida hasta ella, de manera que la mayoría decidió no tentar a la suerte y se conformó con haber llegado (no sin dificultad) hasta la portilla. No obstante, Pablo atisbó una forma de atacar el tramo final y fué a darle un tiento con los piolets técnicos. Así, avanzando pasito a pasito con mucho cuidado pero con firme decisión, logró coronar la cima en solitario y regresar triunfante ante la atenta mirada del resto de compañeros que aplaudimos admirados la hazaña. Tras comentarnos que era factible yendo despacito y con cuidadín, decidí probar y darle buen uso a mis piolets nuevos, que hasta ese momento habían hecho entre poco y nada debido a la nieve blanda. Así pues, también logré hacer cima siguiendo las huellas de Pablo (si es que se le puede dar ese nombre a las marcas que dejan las puntas de los crampones y los piolets cuando tasamente se clavan en la nieve congelada y el hielo) y me quedé con muy buenas sensaciones (a pesar de que se me saliera un crampón justo cuando me quedaba un metro para de terminar). Felizmente pudimos constatar que la montaña efectivamente habla si se la sabe escuchar bien.
De Casquerazo 5-02-2011 |
Después de comer un poco iniciamos el descenso que, tras dejar atrás las placas heladas, fue mucho más cómodo y tranquilo que la subida (eso sí, cuidándonos bien de evitar pisar las rocas ocultas entre la nieve blanda). No obstante, aún quedaba sofocarnos y sudar un poco más en la rampa que sube de vuelta hasta los Barrerones (breve pero intensa ahora que va toda directa y sin zetas, aunque a Jesús le dio exactamente igual que las hubiera o que no pues volvió a poner el turbo para "poner las piernas a tono para cuando vuelva a los Himalayas" y no hubo manera de seguir su ritmo infernal). A partir de ahí lo que quedaba era todo bajada y nos deleitamos con un bonito cielo crepuscular de tonos rosados. Llegamos a los coches con la última luz del día y nos entretuvimos lo justo para guardar las cosas pues estaba haciendo un frío cada vez más intenso. Finalmente nos dirigimos a Hoyos del Espino, en concreto al Bar Drakkar (desde hace ya unos años visitado de continuo en nuestras salidas por Gredos) a por unas merecidas cervezas (bien acompañadas de una suculenta ración de albóndigas en salsa para darles sustancia), concluyendo felizmente tan gloriosa jornada.
Un xaludote
lunes, 24 de enero de 2011
El Morezón por la cara noroeste
Como recordaréis por el post inaugural de este Blog, la pasada Semana Santa disfrutamos de unos espectaculares días de nieve en el circo de Gredos. En aquella ocasión y, por ser la primera vez que visitábamos la zona en invierno, decidimos no complicarnos demasiado y elegimos dos ascensiones fáciles pero realmente entretenidas: Cabeza Nevada desde el gargantón y el Morezón por la loma del Cuento. Fue precisamente en la cima de el Morezón donde quedamos totalmente enamorados de la multitud de canales y corredores que, partiendo de la misma laguna, ascienden a las principales cimas del circo.
Con intención de empezar a disfrutar de todas esas maravillas lo antes posible, partimos Jesús y un servidor el sábado 22 sin tener muy claro como estaban las condiciones de nieve por la zona pero con un estupendo pronóstico de frío intenso y sol casi primaveral.
Nada más pasar el puerto de Menga ya nos dimos cuenta que por nieve no iba a quedar la cosa pues todo el cordal, desde la Mira hasta Cinco Lagunas, aparecía teñido de una estupenda capa de “blanco nuclear”. Sobre las 9:45 comenzamos caminar desde la plataforma por el “archiconocido” y no menos congelado camino de los barrerones a donde llegamos sin ninguna novedad pero acompañados por un viento gélido que cortaba como una cuchilla.
Al abrigo de las paredes del circo, llegamos al pie de la laguna Grande que en esta ocasión estaba tan congelada que se podía cruzar de cabo a rabo como si de un suelo de parquet se tratara.
En principio nuestra intención era no complicarnos demasiado así que elegimos subir las canales del lado Noroeste del Morezón, que previamente habíamos visto en el blog de “Bailando con Sarrios”. El problema surgió al percatarnos de que en esta ocasión no había tanta nieve y la entrada a las canales no era tan evidente como traíamos en mente. Tras descartar la canal de la Mina por estar totalmente impracticable, nos dirigimos hacia la izquierda de esta, hasta dar con una pala de nieve que parecía algo más evidente. Una vez superado un gran resalte de roca cubierta de nieve y hielo fuimos a parar a un rellano que cruzaba en diagonal con salida tanto por la derecha como por la izquierda.
Sin tener muy claro por donde iba la cosa, decidimos probar por la parte de la derecha que finalmente resulto que cortaba en diagonal la canal de la mina. Justo en la parte en que ambas coincidían comenzamos a girar hacia la izquierda para no pasarnos la vertical de la cima, creyendo que finalmente saldríamos al cordal que sube desde la loma del Cuento. A estas alturas de la mañana el sol ya comenzaba a pegar con fuerza lo que, unido a una zona de nieve más blanda, nos hizo sudar de lo lindo prácticamente hasta el final.
El último cuarto de subida nos obligó a poner algo más de atención a lo que hacíamos tanto por el aumento de la pendiente como por la dureza de la nieve, pero fue sin lugar a dudas la parte más espectacular y divertida de toda la subida.
Para sorpresa nuestra, al enfilar la última rampa nos percatamos de que habíamos salido prácticamente en línea recta hasta la cima, en lugar de hacia la zona izquierda como creíamos desde el principio.
De nuevo congelados por el frío viento que venía del norte pero contentos por el buen rato pasado, perdimos el tiempo justo en hacernos un par de fotos y decidir nuestro próximo objetivo en la zona: el Casquerazo por la portilla de los Machos.
Satisfechos y con la ansiedad del que se queda con ganas de más, encaminamos nuestros pasos hacia el cerro de la Cagarruta y el Refugio del Rey, donde finalmente pudimos parar a comer algo. Desde allí no quedaba más que seguir bajando en un agradable paseo hasta la plataforma, a donde llegamos sobre las 16:30. Para rematar, cervecitas y pinchos de tortilla en Hoyos del Espino.
Con intención de empezar a disfrutar de todas esas maravillas lo antes posible, partimos Jesús y un servidor el sábado 22 sin tener muy claro como estaban las condiciones de nieve por la zona pero con un estupendo pronóstico de frío intenso y sol casi primaveral.
Nada más pasar el puerto de Menga ya nos dimos cuenta que por nieve no iba a quedar la cosa pues todo el cordal, desde la Mira hasta Cinco Lagunas, aparecía teñido de una estupenda capa de “blanco nuclear”. Sobre las 9:45 comenzamos caminar desde la plataforma por el “archiconocido” y no menos congelado camino de los barrerones a donde llegamos sin ninguna novedad pero acompañados por un viento gélido que cortaba como una cuchilla.
Al abrigo de las paredes del circo, llegamos al pie de la laguna Grande que en esta ocasión estaba tan congelada que se podía cruzar de cabo a rabo como si de un suelo de parquet se tratara.
En principio nuestra intención era no complicarnos demasiado así que elegimos subir las canales del lado Noroeste del Morezón, que previamente habíamos visto en el blog de “Bailando con Sarrios”. El problema surgió al percatarnos de que en esta ocasión no había tanta nieve y la entrada a las canales no era tan evidente como traíamos en mente. Tras descartar la canal de la Mina por estar totalmente impracticable, nos dirigimos hacia la izquierda de esta, hasta dar con una pala de nieve que parecía algo más evidente. Una vez superado un gran resalte de roca cubierta de nieve y hielo fuimos a parar a un rellano que cruzaba en diagonal con salida tanto por la derecha como por la izquierda.
De Plataforma - Laguna Grande - Canales hasta el Morezón |
Sin tener muy claro por donde iba la cosa, decidimos probar por la parte de la derecha que finalmente resulto que cortaba en diagonal la canal de la mina. Justo en la parte en que ambas coincidían comenzamos a girar hacia la izquierda para no pasarnos la vertical de la cima, creyendo que finalmente saldríamos al cordal que sube desde la loma del Cuento. A estas alturas de la mañana el sol ya comenzaba a pegar con fuerza lo que, unido a una zona de nieve más blanda, nos hizo sudar de lo lindo prácticamente hasta el final.
El último cuarto de subida nos obligó a poner algo más de atención a lo que hacíamos tanto por el aumento de la pendiente como por la dureza de la nieve, pero fue sin lugar a dudas la parte más espectacular y divertida de toda la subida.
Para sorpresa nuestra, al enfilar la última rampa nos percatamos de que habíamos salido prácticamente en línea recta hasta la cima, en lugar de hacia la zona izquierda como creíamos desde el principio.
De nuevo congelados por el frío viento que venía del norte pero contentos por el buen rato pasado, perdimos el tiempo justo en hacernos un par de fotos y decidir nuestro próximo objetivo en la zona: el Casquerazo por la portilla de los Machos.
Satisfechos y con la ansiedad del que se queda con ganas de más, encaminamos nuestros pasos hacia el cerro de la Cagarruta y el Refugio del Rey, donde finalmente pudimos parar a comer algo. Desde allí no quedaba más que seguir bajando en un agradable paseo hasta la plataforma, a donde llegamos sobre las 16:30. Para rematar, cervecitas y pinchos de tortilla en Hoyos del Espino.
lunes, 10 de enero de 2011
Torozo por el Collado del Boquerón
Inauguramos con esta ruta una nueva sección del blog que denominaremos “Archivo de rutas” y que trata de recuperar rutas que hicimos hace tiempo en el grupo y que, anque no feron publicadas, por su interés, rareza, espectacularidad o cualquier otra razón nos parece que merecen la pena ser recuperadas.
- Desnivel acumulado: 1250m
- Distancia: 18 Km
- Tiempo empleado: 7 horas (+ o -)
Esta en concreto podríamos calificarla de ruta “rarita” y no demasiado agradable, por diversas circunstancias: entre ellas el hecho de que la ruta se ajustara bastante poco a lo que habíamos leído en la guía, el calor que nos pegó de plano durante todo el recorrido y los desagradables efectos de una reciente resaca, al menos en dos de los participantes, y una indigestión en el otro.
Con ese cuerpo serrano pero con el ánimo intacto, nos dirigimos Jesús, Marcos y un servidor, una buena mañana de principios de septiembre del 2008 a San Esteban del Valle, en la vertiente sur de Gredos, para tachar de nuestro debe otra ruta más del libro “Senderismo para Masoquistas”, que por aquel entonces nos venía ocupando más de un fin de semana. La ruta figuraba como la más sencilla del libro y consistía en la clásica ascensión al Torozo pero desde San Esteban y por el collado del Boquerón, en lugar de comenzar en Serranillos o en el Puerto del Pico como es más habitual.
Tras dejar el coche al lado de la iglesia, el primer tramo de la ruta transcurre tranquilamente por carretera y pista de tierra sin mayor dificultad. Es una vez alcanzado el final de la pista donde comienzan las complicaciones. El libro ya advertía de la ausencia de senda y de la necesidad de orientarse a “ojímetro” para enfilar correctamente la subida, por lo que a ese respecto íbamos más o menos concienciados. En lo que se equivocaba de plano la guía era en calificar como “matorral bajo” (o algo por el estilo) a lo que resultaron ser unos piornos del tamaño de un abedul y que, no solo no nos permitían orientarnos ni lo más mínimo si no que se tupían de tal modo que avanzar un par de metros se convertía en un auténtico calvario. Tras una hora de sudar la gota gorda, maldecir como carreteros y acordarnos de los parientes del autor del libro, decidimos no hacer ni puñetero caso a la guía y girar directamente hasta el arrollo que baja desde el collado del Boquerón, para lo que aún tuvimos que pegarnos otro buen rato con los mencionados piornos y curtirnos la piel con una buena ración de zarzas.
Una vez alcanzado el arrollo, fuimos bordeando el mismo como pudimos hasta alcanzar una traza de senda que al poco rato se juntaba con una tubería que, al menos en este tramo, supuso un auténtico alivio.
Un poco más arriba la traza de la senda se pierde y, aunque hay algún hito que otro, decidimos meternos directamente en el cauce del arroyo dejando a nuestra derecha unas espectaculares vistas de un par de cordadas que escalaban en el risco del Tío Pasito. Así, entre grandes bloques de piedra y un sol de justicia encaramos esta parte de la ruta que, aunque es la más empinada, tampoco presentó más dificultad que el ir sorteando rocas por donde mejor se pudiera. Una vez en el collado, se enlaza con el camino normal que viene desde el puerto de Serranillos y que te deja en la cumbre del Torozo sin mayor dificultad.
Para la bajada, más de lo mismo. Enfilamos en dirección a la Atalaya y Piedra Caballera por terreno más o menos cómodo pero sin camino visible. Un poco más abajo comienza a verse la carretera por la que se sube a la ida. Tomando esta como referencia, comenzamos a bajar saltando alguna que otra valla e intentando, sin éxito, evitar los nuevos piornales que salían a nuestro paso hasta alcanzar unos pinares en la parte baja que finalmente dan paso a la carretera.
En resumen, una ruta que termina por hacerse más dura de lo esperado, tanto física como mentalmente, debido a la falta de sendas, al calor y al montón de rectificaciones y marchas atrás que tuvimos que dar pero que merece la pena por la soledad de los parajes que se atraviesa y por las vistas espectaculares sobre el risco del Tío Pasito y la vertiente sur de Gredos. Pese a todo, con un poco de espíritu aventurero, es sin duda una opción mucho más interesante que las rutas habituales al Torozo.
descargar track
- Desnivel acumulado: 1250m
- Distancia: 18 Km
- Tiempo empleado: 7 horas (+ o -)
Esta en concreto podríamos calificarla de ruta “rarita” y no demasiado agradable, por diversas circunstancias: entre ellas el hecho de que la ruta se ajustara bastante poco a lo que habíamos leído en la guía, el calor que nos pegó de plano durante todo el recorrido y los desagradables efectos de una reciente resaca, al menos en dos de los participantes, y una indigestión en el otro.
De San Esteban del Valle - Collado Boqueron - Torozo |
De Torozo |
Tras dejar el coche al lado de la iglesia, el primer tramo de la ruta transcurre tranquilamente por carretera y pista de tierra sin mayor dificultad. Es una vez alcanzado el final de la pista donde comienzan las complicaciones. El libro ya advertía de la ausencia de senda y de la necesidad de orientarse a “ojímetro” para enfilar correctamente la subida, por lo que a ese respecto íbamos más o menos concienciados. En lo que se equivocaba de plano la guía era en calificar como “matorral bajo” (o algo por el estilo) a lo que resultaron ser unos piornos del tamaño de un abedul y que, no solo no nos permitían orientarnos ni lo más mínimo si no que se tupían de tal modo que avanzar un par de metros se convertía en un auténtico calvario. Tras una hora de sudar la gota gorda, maldecir como carreteros y acordarnos de los parientes del autor del libro, decidimos no hacer ni puñetero caso a la guía y girar directamente hasta el arrollo que baja desde el collado del Boquerón, para lo que aún tuvimos que pegarnos otro buen rato con los mencionados piornos y curtirnos la piel con una buena ración de zarzas.
De Torozo |
Una vez alcanzado el arrollo, fuimos bordeando el mismo como pudimos hasta alcanzar una traza de senda que al poco rato se juntaba con una tubería que, al menos en este tramo, supuso un auténtico alivio.
Un poco más arriba la traza de la senda se pierde y, aunque hay algún hito que otro, decidimos meternos directamente en el cauce del arroyo dejando a nuestra derecha unas espectaculares vistas de un par de cordadas que escalaban en el risco del Tío Pasito. Así, entre grandes bloques de piedra y un sol de justicia encaramos esta parte de la ruta que, aunque es la más empinada, tampoco presentó más dificultad que el ir sorteando rocas por donde mejor se pudiera. Una vez en el collado, se enlaza con el camino normal que viene desde el puerto de Serranillos y que te deja en la cumbre del Torozo sin mayor dificultad.
De Torozo |
Para la bajada, más de lo mismo. Enfilamos en dirección a la Atalaya y Piedra Caballera por terreno más o menos cómodo pero sin camino visible. Un poco más abajo comienza a verse la carretera por la que se sube a la ida. Tomando esta como referencia, comenzamos a bajar saltando alguna que otra valla e intentando, sin éxito, evitar los nuevos piornales que salían a nuestro paso hasta alcanzar unos pinares en la parte baja que finalmente dan paso a la carretera.
En resumen, una ruta que termina por hacerse más dura de lo esperado, tanto física como mentalmente, debido a la falta de sendas, al calor y al montón de rectificaciones y marchas atrás que tuvimos que dar pero que merece la pena por la soledad de los parajes que se atraviesa y por las vistas espectaculares sobre el risco del Tío Pasito y la vertiente sur de Gredos. Pese a todo, con un poco de espíritu aventurero, es sin duda una opción mucho más interesante que las rutas habituales al Torozo.
De San Esteban del Valle - Collado Boqueron - Torozo |
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