Mostrando entradas con la etiqueta Cabezas de Hierro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cabezas de Hierro. Mostrar todas las entradas
lunes, 8 de abril de 2013
Subida relámpago a Cabezas por Valhondillo
A diferencia de la pachorra que definió nuestras salidas del otoño, parece que este invierno como pago a la tan deseada nieve, nos está dejando el tiempo justo para hacer las rutas a uña de caballo y para no tragarnos, al menos, un par de chaparrones por jornada. A cambio, si la cosa sale bien, se disfruta de unas luces inolvidables, entre jirones de niebla que hacen que merezca la pena intentarlo y, de vez en cuando, salir chorreando.
Pese a que esta es una ruta que ya hemos repetido en varias ocasiones, aun nos faltaba hacerla en condiciones plenamente invernales, así que hace un par de fines de semana Jesús y un servidor decidimos probar suerte con el pronóstico y volver a visitar creo que uno de los más hermosos y poco frecuentado parajes de la ladera norte de Cuerda Larga.
Partiendo del aparcamiento del restaurante La Isla, enlazamos enseguida con el RV1 que recorre la Angostura bajando desde el puerto de Cotos. Tras una primera parada en la presa de Pradillo, donde hicimos una sesión de fotos a la cuerda larga reflejada en el propio embalse, nos dedicamos a disfrutar de una estupenda mañana en la que los efectos del deshielo no hacían sino intensificar los verdes y marrones del bosque de pino silvestre que tapiza toda esta zona. Al alcanzar el arroyo del Cancho del Mayo decidimos hacer un pequeño desvío siguiendo su curso, creyendo que se trataba del arroyo del Valhondillo, confusión que, a parte de ahorrarnos algo de camino, nos permitió disfrutar de la relajante estampa del agua bajando a borbotones desde las cumbres nevadas de cuerda larga, como hace mucho que no veíamos.
Ya retomada la pista normal de subida, alcanzamos entre la llovizna y la nieve empapada, la curva desde la que sale el sendero que da paso a valhondillo, donde apenas paramos para echarle la funda a las mochilas y lamentarnos por dejar pasar de nuevo la oportunidad de ver los famosos tejos que crecen junto al arroyo. A partir de aquí, la nieve ya no nos abandonaría durante toda la subida. Viendo lo profunda y blanda que estaba la nieve en este primer tramo, decidimos subir directamente por la loma de Valhondillo, en lugar de hacerlo por el arroyo de las zorras como en otras ocasiones, lo que nos permitió disfrutas de unas interesantes palas de nieve y de las estupendas vistas que a ratos podíamos adivinar entre nubarrón y nubarrón.
La loma es una suave pero interminable pendiente que asciende directamente hasta la Cabeza de Hierro Mayor, siendo un poco más empinada en el tramo que enlaza con la loma del Pandasco, aunque sin ninguna complicación y mucho más cómoda que la parte baja debido a lo venteada que esta la nieve.
Tras cruzarnos ya entre la niebla cerrada con un grupo de esquiadores, alcanzamos casi a ciegas y de pura chiripa, el vértice de cabezas, del que solo asomaban unos centímetros por encima de la espesa capa de nieve.
Como a estas alturas la ventisca ya pegaba de lo lindo y no tenía pinta de mejorar ni un poco, decidimos hacer un par de fotos testimoniales y volver por donde habíamos subido para evitar meternos con niebla y nieve hasta las rodillas en el hueco del arroyo de las zorras. Así, con el gps en la mano (bendita tecnología) y sin ver a más de cinco metros delante nuestro, hicimos toda la bajada práctiamente hasta el sendero, donde pudimos parar unos instantes al abrigo del viento para echar algo al buche. Visto que la cosa no mejoraba mucho, emprendimos nuestra maratoniana marcha por la pista de subida que ya no abandonaríamos hasta conectar de nuevo con el RV1 y el aparcamiento, donde nos tomamos la cervecita de costumbre y vuelta a Madrid.
lunes, 13 de febrero de 2012
Una de raquetas, sin raquetas
Dicen por ahí que nunca te acostarás sin saber una cosa más. Bien, pues en esta ocasión, nuestra última ruta nos ha servido para aprender unas cuantas cosas:
Primera lección del día: las raquetas, pese a sus bonitas formas y colores, sirven para algo más que para decorar el maletero del coche, cosa que estaría muy bien si no fuera porque, creo recordar, que no es la primera vez que nos pasa.
A este respecto, aquí os dejo un interesante tutorial inspirado en aquellas inestimables enseñanzas de nuestro amigo Coco, de Barrio Sésamo. A ver si así nos aclaramos...
Segunda lección: siempre hay alguien que madruga más que tú.
Continuando con lo que nos ocupa, el caso es que nuestra primera intención era hacer una especie de remix de raquetas y corredores por la zona de Peñalara pero, entre que algunos nos dejamos las raquetas en el armario, y que un leve fallo de coordinación nos hizo llegar tarde a Cotos, no hubo más remedio que improvisar sobre la marcha.
Superado el sofocón de encontrarnos con medio Madrid intentando aparcar en un palmo de de terreno, nos encaminamos al parquin de Valdesquí, desde donde partimos Eva, Taber, Dani y un servidor hacia nuestro nuevo objetivo: el tubo central de Cabezas de Hierro.
Tras un primer tramo de camino bien pateado y cómodo, decidimos hacer nuestro tradicional campo a través para evitar la bajada hasta el arroyo de Peña Mala. Efectivamente nos ahorramos bajar al arroyo pero, a cambio, nos metimos en el primer berenjenal del día, que superamos al borde del soponcio mientras nos turnábamos abriendo huella.
Tercera lección del día: aunque parezca imposible, en Madrid se puede pasar más frio que en Gredos en plena ola siberiana.
Una vez alcanzamos la parte alta del arroyo, nos cruzamos con lo que de lejos nos pareció una procesión de Semana Santa, y que resulto ser una multitud a la que, por lo visto, se les había ocurrido lo mismo que a noostros. Así, mezclados entre el tumulto y tiritando de frío, conseguimos calzarnos los crampones y salir disparados para arriba a fin de evitar un más que probable embotellamiento en la entrada del tubo.
Cuarta lección del día: cuando Dani hace cosas raras con los brazos mientras grita a pleno pulmón, no es por vicio, es que algo pasa.
De aquí en adelante, más hielo que nieve y mucho, mucho frío que apenas nos dejó parar a contemplar las vistas. Hasta que un zurullo, - Sí, habéis leído bien: un "ZURULLO" - nos obligo a parar en seco por razones de fuerza mayor.
A punto de salir del tubo, vemos a Dani agitando los brazos como un poseso, actitud que interpretamos como muestras de desaforada alegría por haber alcanzado el solecito o por lo superlativo del paisaje. Nada más lejos de la realidad. Al llegar a su altura, descubrimos el verdadero motivo: allí, a escasos dos metros del camino pudimos observar la heroica actitud de un individuo que, acuclillado y con los pantalones bajados, hacía denodados esfuerzos por plantar un pino sin morir en el intento.
Con este panorama, no nos quedó más remedio que hacer caso a Dani y girar en redondo a contemplar el paisaje como si nada. Lo que no sabía aquel valiente es que detrás nuestro iban a desfilar ante sus narices los veinte procesionarios que nos pisaban los talones.
Intentando borrar tan peculiar imagen de nuestras mentes, alcanzamos el vértice de Cabezas, donde pasamos el tiempo justo para deleitarnos con el caldito que nos trajo Dani (Dios te bendiga, compañero) y continuar la jornada.
Última lección: no se te ocurra presentarte en una estación de esquí con los crampones puestos, a no ser que quieras parecer el tonto del pueblo.
De aquí en adelante ya solo quedaba continuar aguantando el viento gélido hasta Valdemartín. Por último enfilamos la bajada a Valdesquí entre el cachondeillo por los morrazos que nos íbamos pegando y ante el asombro de los usuarios del telesilla, que no terminaban de entender que hacían cuatro extraños personajes rodando ladera abajo pudiendo disfrutar de tan moderno artilugio.
Con respecto a las cervezas del final no hay nada nuevo que aprender. Siguen sentando de maravilla, más aun con tan buena compañía.
Primera lección del día: las raquetas, pese a sus bonitas formas y colores, sirven para algo más que para decorar el maletero del coche, cosa que estaría muy bien si no fuera porque, creo recordar, que no es la primera vez que nos pasa.
A este respecto, aquí os dejo un interesante tutorial inspirado en aquellas inestimables enseñanzas de nuestro amigo Coco, de Barrio Sésamo. A ver si así nos aclaramos...
De Tubo central Cabezas |
De Tubo central Cabezas |
Segunda lección: siempre hay alguien que madruga más que tú.
Continuando con lo que nos ocupa, el caso es que nuestra primera intención era hacer una especie de remix de raquetas y corredores por la zona de Peñalara pero, entre que algunos nos dejamos las raquetas en el armario, y que un leve fallo de coordinación nos hizo llegar tarde a Cotos, no hubo más remedio que improvisar sobre la marcha.
Superado el sofocón de encontrarnos con medio Madrid intentando aparcar en un palmo de de terreno, nos encaminamos al parquin de Valdesquí, desde donde partimos Eva, Taber, Dani y un servidor hacia nuestro nuevo objetivo: el tubo central de Cabezas de Hierro.
Tras un primer tramo de camino bien pateado y cómodo, decidimos hacer nuestro tradicional campo a través para evitar la bajada hasta el arroyo de Peña Mala. Efectivamente nos ahorramos bajar al arroyo pero, a cambio, nos metimos en el primer berenjenal del día, que superamos al borde del soponcio mientras nos turnábamos abriendo huella.
De Tubo central Cabezas |
Tercera lección del día: aunque parezca imposible, en Madrid se puede pasar más frio que en Gredos en plena ola siberiana.
Una vez alcanzamos la parte alta del arroyo, nos cruzamos con lo que de lejos nos pareció una procesión de Semana Santa, y que resulto ser una multitud a la que, por lo visto, se les había ocurrido lo mismo que a noostros. Así, mezclados entre el tumulto y tiritando de frío, conseguimos calzarnos los crampones y salir disparados para arriba a fin de evitar un más que probable embotellamiento en la entrada del tubo.
De Tubo central Cabezas |
Cuarta lección del día: cuando Dani hace cosas raras con los brazos mientras grita a pleno pulmón, no es por vicio, es que algo pasa.
De aquí en adelante, más hielo que nieve y mucho, mucho frío que apenas nos dejó parar a contemplar las vistas. Hasta que un zurullo, - Sí, habéis leído bien: un "ZURULLO" - nos obligo a parar en seco por razones de fuerza mayor.
A punto de salir del tubo, vemos a Dani agitando los brazos como un poseso, actitud que interpretamos como muestras de desaforada alegría por haber alcanzado el solecito o por lo superlativo del paisaje. Nada más lejos de la realidad. Al llegar a su altura, descubrimos el verdadero motivo: allí, a escasos dos metros del camino pudimos observar la heroica actitud de un individuo que, acuclillado y con los pantalones bajados, hacía denodados esfuerzos por plantar un pino sin morir en el intento.
Con este panorama, no nos quedó más remedio que hacer caso a Dani y girar en redondo a contemplar el paisaje como si nada. Lo que no sabía aquel valiente es que detrás nuestro iban a desfilar ante sus narices los veinte procesionarios que nos pisaban los talones.
Intentando borrar tan peculiar imagen de nuestras mentes, alcanzamos el vértice de Cabezas, donde pasamos el tiempo justo para deleitarnos con el caldito que nos trajo Dani (Dios te bendiga, compañero) y continuar la jornada.
De Tubo central Cabezas |
Última lección: no se te ocurra presentarte en una estación de esquí con los crampones puestos, a no ser que quieras parecer el tonto del pueblo.
De aquí en adelante ya solo quedaba continuar aguantando el viento gélido hasta Valdemartín. Por último enfilamos la bajada a Valdesquí entre el cachondeillo por los morrazos que nos íbamos pegando y ante el asombro de los usuarios del telesilla, que no terminaban de entender que hacían cuatro extraños personajes rodando ladera abajo pudiendo disfrutar de tan moderno artilugio.
Con respecto a las cervezas del final no hay nada nuevo que aprender. Siguen sentando de maravilla, más aun con tan buena compañía.
lunes, 23 de enero de 2012
Tubo izquierdo de Cabezas de Hierro
Por lo que parece, este invierno va a ser complicado hacer rutas con nieve por la sierra de Madrid y, precisamente por este motivo, andábamos todos un poco revolucionados con las estimulantes imágenes de postal navideña que nos mostraban las televisiones a principio de semana.
Con la esperanza de que los apenas dos días de nevada hubieran sido suficientes para tapizar de blanco las partes altas de la sierra, nos pusimos en camino, con madrugón de por medio, Maranta, Paco, Dani, Corz y un servidor hacia el puerto de Cotos. Una vez allí y visto que en las laderas de Peñalara predominaba de forma abrumadora el marrón sobre el blanco, decidimos encaminarnos hacia la siempre sombreada y congelada ladera norte de Cabezas de Hierro.
Para no repetir por enésima vez el tubo central, en esta ocasión optamos por variar un poco y probar la subida por el tubo que se encuentra al otro lado del pulmón izquierdo y que, según las guías, presenta una inclinación y longitud similares al central. Después de un pequeño despiste en la aproximación normal a los tubos que nos obligó a practicar un poco de “matorraling”, por fin alcanzamos la parte alta del arroyo que cae desde las laderas de Cabezas, donde pudimos comprobar que los escasos 20 cm de nieve polvo no nos iban a poner las cosas precisamente cómodas. Más aun si a eso le sumamos una hermosa pedrera con sus respectivos huecos ocultos y un rosario de placas de hielo que ya no nos abandonarían hasta la cumbre.
Tras un echar un breve vistazo a los amantes del hielo congregados en las cascadas del tubo central, alcanzamos la estrecha entrada de nuestro tubo, cuya mayor inclinación la encontramos en el primer tramo y hacia la parte media.
Con una buena capa de nieve dura spongo que debe ser al menos tan entretenido como el central aunque, el hecho de ser más abierto, le resta algo de espectacularidad. En nuestro caso, nos dio más o menos lo mismo porque, como ya he comentado, las pésimas condiciones de la nieve lo convirtieron en un auténtico incordio que no mejoró mucho hasta la misma salida. A partir de aquí, la acción del viento y el sol habían dejado unas hermosas placas de nieve dura que nos hicieron algo más llevaderas las últimas rampas hasta el cambio de vertiente.
Una vez en la cima, dimos cuenta de un tranquilo tentempié al solecito y emprendimos la bajada por el Pr27 hacia el arroyo de las Cerradillas y vuelta a Cotos, donde nos encontramos con la acostumbrada concentración de aficionados del trineo, las bolas de nieve y el domingueo en general.
Por suerte la pequeña decepción que supuso sacar de paseo los piolets para que disfrutaran del paisaje, se vio de sobra compensada con las reincorporaciones de Paco y Corz a la actividad del grupo y, como no podía ser de otra manera, con una sustanciosa merienda a base de cerveza, torreznos y boquerones en el pueblo de Navacerrada.
Con la esperanza de que los apenas dos días de nevada hubieran sido suficientes para tapizar de blanco las partes altas de la sierra, nos pusimos en camino, con madrugón de por medio, Maranta, Paco, Dani, Corz y un servidor hacia el puerto de Cotos. Una vez allí y visto que en las laderas de Peñalara predominaba de forma abrumadora el marrón sobre el blanco, decidimos encaminarnos hacia la siempre sombreada y congelada ladera norte de Cabezas de Hierro.
De Cabezas de Hierro |
Para no repetir por enésima vez el tubo central, en esta ocasión optamos por variar un poco y probar la subida por el tubo que se encuentra al otro lado del pulmón izquierdo y que, según las guías, presenta una inclinación y longitud similares al central. Después de un pequeño despiste en la aproximación normal a los tubos que nos obligó a practicar un poco de “matorraling”, por fin alcanzamos la parte alta del arroyo que cae desde las laderas de Cabezas, donde pudimos comprobar que los escasos 20 cm de nieve polvo no nos iban a poner las cosas precisamente cómodas. Más aun si a eso le sumamos una hermosa pedrera con sus respectivos huecos ocultos y un rosario de placas de hielo que ya no nos abandonarían hasta la cumbre.
De Cabezas de Hierro |
Tras un echar un breve vistazo a los amantes del hielo congregados en las cascadas del tubo central, alcanzamos la estrecha entrada de nuestro tubo, cuya mayor inclinación la encontramos en el primer tramo y hacia la parte media.
Con una buena capa de nieve dura spongo que debe ser al menos tan entretenido como el central aunque, el hecho de ser más abierto, le resta algo de espectacularidad. En nuestro caso, nos dio más o menos lo mismo porque, como ya he comentado, las pésimas condiciones de la nieve lo convirtieron en un auténtico incordio que no mejoró mucho hasta la misma salida. A partir de aquí, la acción del viento y el sol habían dejado unas hermosas placas de nieve dura que nos hicieron algo más llevaderas las últimas rampas hasta el cambio de vertiente.
De Cabezas de Hierro |
Una vez en la cima, dimos cuenta de un tranquilo tentempié al solecito y emprendimos la bajada por el Pr27 hacia el arroyo de las Cerradillas y vuelta a Cotos, donde nos encontramos con la acostumbrada concentración de aficionados del trineo, las bolas de nieve y el domingueo en general.
Por suerte la pequeña decepción que supuso sacar de paseo los piolets para que disfrutaran del paisaje, se vio de sobra compensada con las reincorporaciones de Paco y Corz a la actividad del grupo y, como no podía ser de otra manera, con una sustanciosa merienda a base de cerveza, torreznos y boquerones en el pueblo de Navacerrada.
lunes, 27 de diciembre de 2010
Tubos de Cabezas de Hierro
Aprovechando las últimas nevadas y con la sana intención de expulsar de nuestros cuerpos el exceso de cochinillos, corderos, pavos, mariscos y turrones varios; Maranta, David, Marcos Jesús y un servidor decidimos acercarnos por la zona del puerto de Cotos para ver que se podía hacer. Aunque en un principio nuestra intención era intentar alguna canal por Peñalara, a la vista de que esa misma idea se le había ocurrido a unos cuantos miles de madrileños más, decidimos cambiar de planes y acercarnos a los tubos de Cabezas de Hierro que, aunque para algunos ya era la enésima ocasión que los subíamos, de nuevo nos dejaron un estupendo sabor de boca.
Con nieve blanda hasta las rodillas en el largo tramo de aproximación, por fin conseguimos llegar hasta la entrada a los tubos donde ya andaban trajinando unos cuantos fanáticos de la escalda en hielo y otros cuantos del mixto y que, por los arreones que le metían al hielo, hacían que la zona pareciera más una cantera de granito que un tranquilo paraje montañero.
Ambientados con tan alegre soniquete nosotros seguimos a lo nuestro y continuamos tubo arriba disfrutando como enanos con tramos de nieve blanda, otros de nieve compacta en la que no entraba más que la punta del crampón y otros tramos de hielo, duros como la roca, en los que Jesús y yo pudimos, por fin, mellar un poco las puntas de nuestros relucientes piolets nuevos.
Con los gemelos bien trabajados y, por fin con un poco de solecillo que nos calentara las carnes, llegamos a la cima de Cabezas donde el espectacular tiempo que nos acompañó durante todo el día permitió que hiciéramos una paradita para comer algo y reponer fuerzas. Después de las fotos de rigor, decidimos continuar por la cuerda larga hasta Bola del Mundo para regresar de nuevo a Cotos por la Loma del Noruego.
Como no podía ser de otra manera, había que rematar la ruta con el correspondiente piscolabis así que, invitados por Eva que celebraba cumpleaños con los amigos, nos acercamos hasta Navacerrada para felicitarla y rematar la jornada con unas insuperables cervecillas al calor de la chimenea.
De Tubos de Cabezas de Hierro 26-12-2010 |
Con nieve blanda hasta las rodillas en el largo tramo de aproximación, por fin conseguimos llegar hasta la entrada a los tubos donde ya andaban trajinando unos cuantos fanáticos de la escalda en hielo y otros cuantos del mixto y que, por los arreones que le metían al hielo, hacían que la zona pareciera más una cantera de granito que un tranquilo paraje montañero.
De Tubos de Cabezas de Hierro 26-12-2010 |
Ambientados con tan alegre soniquete nosotros seguimos a lo nuestro y continuamos tubo arriba disfrutando como enanos con tramos de nieve blanda, otros de nieve compacta en la que no entraba más que la punta del crampón y otros tramos de hielo, duros como la roca, en los que Jesús y yo pudimos, por fin, mellar un poco las puntas de nuestros relucientes piolets nuevos.
De Tubos de Cabezas de Hierro 26-12-2010 |
Con los gemelos bien trabajados y, por fin con un poco de solecillo que nos calentara las carnes, llegamos a la cima de Cabezas donde el espectacular tiempo que nos acompañó durante todo el día permitió que hiciéramos una paradita para comer algo y reponer fuerzas. Después de las fotos de rigor, decidimos continuar por la cuerda larga hasta Bola del Mundo para regresar de nuevo a Cotos por la Loma del Noruego.
De Tubos de Cabezas de Hierro 26-12-2010 |
Como no podía ser de otra manera, había que rematar la ruta con el correspondiente piscolabis así que, invitados por Eva que celebraba cumpleaños con los amigos, nos acercamos hasta Navacerrada para felicitarla y rematar la jornada con unas insuperables cervecillas al calor de la chimenea.
lunes, 5 de julio de 2010
Recordando el invierno en Guadarrama
Ahora que el calor nos pega de manera fulminante os dejo unas fotos refrescantes de algunas rutillas que realizamos Perezako y yo este invierno de 2010 por la sierra de Guadarrama. En algunas de ellas distinguireis Cabezas de Hierro y la laguna de Peñalara completamente helada. Ah! que fresquito!
Y para completar, ahí van unas fotos de una de las primeras salidas de este invierno. En esta ocasión se trata de una vuelta por la Fuenfría con la participación de Manu, David, Perezako, Jesús, José y Pablo.
Y para completar, ahí van unas fotos de una de las primeras salidas de este invierno. En esta ocasión se trata de una vuelta por la Fuenfría con la participación de Manu, David, Perezako, Jesús, José y Pablo.
domingo, 18 de abril de 2010
Cabezas de Hierro por Valhondillo
El día 11 de abril nos juntamos Almudena, Pablo, Paco, Eva (una nueva incorporación) y yo con intención de subir a Hoyo Cerrado desde Alameda del Valle, pero viendo la poca nieve que había decidimos cambiar de idea y subir a Cabezas de Hierro por Valhondillo.
La ruta comienza en el área recreativa La Isla, cerca de El Paular. El primer tramo va por la ruta verde que une El Paular con El Puerto de Cotos. Al cruzarnos con una pista la cogemos hacia la izquierda y la seguimos por un bonito pinar hasta el final de la misma.
Inicio de la ruta

Río de La Angostura

Arroyo y pinar

Final de la pista

Comenzamos a subir por el valle de Valhondillo. Por la parte de abajo no queda nieva. Una vez subimos un poco cambiamos de ladera y empezamos a subir por las primeras rampas de nieve en dirección a La Cuerda Larga.
Subiendo sin camino

Pablo usando su vista de halcón para encontrar a Paco que ha desaparecido

Ya se ve Cabezas de Hierro

Por fin llegamos al collado de Peña Vaqueros y comenzamos la subida final a Cabeza de Hierro Mayor.
Todavía queda algo de nieve

Vamos, que llegamos

Y ya en la cima comemos y descansamos un poco.
Cima!!!!

Descansando

Comenzamos el descenso por la Loma de Valhondillo hasta que nos juntamos con el camino de subida y volvemos hasta La Isla para terminar la ruta.
El gran Paquito

Bajando por la loma

Saliendo del atajo final por el pinar

La ruta comienza en el área recreativa La Isla, cerca de El Paular. El primer tramo va por la ruta verde que une El Paular con El Puerto de Cotos. Al cruzarnos con una pista la cogemos hacia la izquierda y la seguimos por un bonito pinar hasta el final de la misma.
Comenzamos a subir por el valle de Valhondillo. Por la parte de abajo no queda nieva. Una vez subimos un poco cambiamos de ladera y empezamos a subir por las primeras rampas de nieve en dirección a La Cuerda Larga.
Por fin llegamos al collado de Peña Vaqueros y comenzamos la subida final a Cabeza de Hierro Mayor.
Y ya en la cima comemos y descansamos un poco.
Comenzamos el descenso por la Loma de Valhondillo hasta que nos juntamos con el camino de subida y volvemos hasta La Isla para terminar la ruta.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)